09 ; Asesina por amor
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Se encontraban reunidos nuevamente en el palacio; Juvia Loxar ya había completado su misión así que se encontraba gozando de su reino en compañía del amor que se ha traído. Es decir, el humano que ha traído al mundo de Maut luego de su ardua labor por quererla salvar.
Sting revisaba sus cartas, las cuales levitaban en frente suyo. Lanzó una al centro y la misma se dio vuelta, revelando que correspondía al arcano número 8, la justicia.
―Jellal Fernandes, es hora de ir a cumplir con tú deber. ―Dijo Sting mientras Rogue desenvolvía sus enredaderas, tomando al peliazul.
―Vayamos al mundo de vida para saber quién o qué no te suelta. ―Anunció Eucliffe mientras enviaba su magia de luz, la carta los absorbía enviándolos al mundo humano.
Llegados allí, aparecieron en el jardín de una gran mansión. Había muchas rosas rojas, azules y gardenias muy grandes.
Jellal olfateo, sintiendo voluptuosamente el aroma de las flores entremezclándose. Miró el objeto que le correspondía, dándose cuenta de algo.
―Es la espada del escudo de mi familia, hay dos; y esta era mí mansión. ―Con la espada apuntaba hacia esa dirección.
―¿Sabes qué debes hacer, Jellal?
―Debo encontrar a mí asesina enamorada, príncipes. Para así hacer justicia, como lo dicta mi carta. ―Sentenció con una ceja arqueada y una sonrisa de costado.
―Dejamos en tus manos la misión, Jellal Fernandes. ―El peliazul hizo una reverencia y lentamente fue acercándose a la casa.
Rogue, por su parte, tomó a Sting para llevarlo al mundo de Fernandes y hacerle un tour por allí.
Tocó el timbre y la puerta fue abierta por una bonita mujer de cabello escarlata, pero para ella no había nada más que aquella espada.
Se agachó y tragó saliva, recuerdos llovían en su mente llenándola de culpa.
―Han pasado tan solo 3 años...― Susurró mientras con su mano temblorosa tomaba la espada, al mirarla la misma reflejaba el rostro del joven Jellal.
Volteó rápidamente a mirar, pero ya no había nada. Giró nuevamente hacia adelante y se quedó estupefacta.
―A veces siento que pareces tenerme miedo, Erza... ―Musitó Jellal nada más que a centímetros del rostro de la pelirroja, que abría su boca y luego la cerraba tragando saliva.
―No hay una noche en la que no te deje de soñar, Jellal...
―Entonces eres tú la que no me puede soltar. ―Dijo acariciando el rostro de ella, quien comenzaba a derramar lágrimas con pena.
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El mundo de Jellal era un lugar teñido de un hermoso atardecer anaranjado y escarlata. Las criaturas que rondaban eran serpientes de todo tipo, había un mar sin fin pero teñido de negro.
―Jellal es el arcano de la justicia, porque ha venido aquí por creer que cayó en traición...
―¿Y es así? ¿Murió por traición?
―Eso dijo su corazón antes de llegar, por eso hay tantas serpientes. ―Explicó Rogue mientras acariciaba la cabeza de una cobra, Sting en cambio sentía incomodidad cuando las mismas se subían por su pierna.
―A veces el corazón miente bastante ―cuestionó Sting―, lo digo porque como médico forense había veces en las que nos decían que la causa de muerte fue un ''ataque al corazón''.
― ¿Y qué tiene que ver eso?
―Que el corazón miente, se detiene y nos hace creer que allí es cuando alguien muere. Pero en realidad puede haber otras causas, otra historia detrás de un simple paro. ¿Me entiendes?
―Ahora entiendo porqué Lucy dijo que recordaba que eras ''uno con tú trabajo'' ―Añadió Rogue riendo, el rubio avergonzado amusgó su mirada.
―Lo que quiero decir, es que a veces nos dejamos llevar por cosas que no son...
― ¡Y vaya que tienes razón! ―Aplaudió el pelinegro. ―Jellal está por descubrir eso, mira.
Sting siguió lo que Rogue apuntaba, y era ese mar negro que poco a poco iba reflejando el rojo del atardecer...
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La historia que a Jellal envolvía era la de haber sido asesinado por su esposa, quien lo atravesó con una espada en medio del corazón.
Para el aquello era traición y así murió, llevándose el gusto amargo del odio a su cajón y al mundo de Maut.
Juraba venganza en lugar de justicia, pero al saber la verdad que ocultaban esos ojos marrones de los que se había enamorado no tardó en entender que estaba equivocado...
La espada con la que Erza atravesó a Jellal era del escudo que en la mansión se encontraba, pero ella no lo mató por decisión propia y mucho menos por traición.
―Ese día, frente a mis ojos, no eras tú Jellal... Era ver a algo borroso avanzando hacia mí, mientras por detrás alguien me sostenía... Me sostenía mientras manejaba mi mano que la espada sostenía... ―Jellal llevaba ambas manos a su cabeza, sus ojos y expresión mostraban conmoción.
―Pensaba que tú eras quien me sostenía, y que enfrente simplemente un delincuente había. ¿Puedes comprender, qué jamás te traicionaría?
―Por eso es que pensé que me traicionaste... Porqué alguien te sostenía por detrás... ―Jellal meneaba su cabeza de lado a lado, mientras sus lágrimas caían.
―Cuando me interrogaron y tomaron muestras de mí, se dieron cuenta de que tenía en sangre una sustancia que afectaba a la vista y adormecía al cuerpo, volviéndolo vacilante, y que además, la acción de atravesarte fue porque la otra persona me impulsó.
Esas palabras llegaban a Jellal como bofetadas, abriéndole los ojos.
― Jamás pude perdonarme por haber tenido que ser instrumento de tanta maldad...―Erza estaba de rodillas en el suelo, acariciando el rostro de Jellal con ambas manos; el estaba sentado en el sofá.
―Nunca voy a olvidar la forma en que nos unimos, la forma en que llegamos a estar juntos. Literalmente, una paradoja nos unió, Erza. ―Él meneaba su cabeza y ella asentía.
― Fue tan difícil estar juntos, después de haber estado con las personas equivocadas...
El la besó sin dudar, pero su accionar no fue algo para conmemorar.
La atravesó con aquella dichosa espada con la que Erza lo había hecho antes. Ella lo miraba confundida mientras la sangre caía de su boca.
―Tú no me sueltas, y yo tampoco lo haré. ―Sentenció mientras sonreía y acariciaba el rostro de ella, lentamente moría.
No era una solución convencional, pero había optado por llevársela a donde él iba a reinar.
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Rogue y Sting observaban como todo iba cambiando, los matices ahora eran puro naranja, rojo y flores de todos los colores. Pero el mar estaba teñido en rojo sangre, literalmente.
El arcano número 8 comenzó a temblar, por lo que Sting tuvo que abrir el portal.
Del mismo salió victorioso Jellal, mientras en brazos cargaba a su amada que había traído de aquel mundo humano.
―¿Qué demonios has hecho, príncipe Fernandes? ―Preguntaba Rogue mientras Sting estaba estupefacto ante aquello.
Jellal miraba a su querida Erza, orgulloso de su decisión.
― ¡¿Estás loco!? ¡Debías lograr que ella te suelte, no traerla aquí! ―Gritó Sting con mucho enojo.
Pero Jellal simplemente reía.
―Nunca me dijeron que no podía robarme una vida.
―Has cometido un gran pecado, Fernandes... ―Sentenció Cheney mientras negaba con su cabeza.
―Si mí gran pecado es amarla con tanta fuerza, me declaro culpable por asesinato de amor.
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Oficialmente, Narración Muerta vuelve a estar en emisión.🙈
A ver si saben a que hacen referencia Jellal pecados locos & Erza con lo de 'paradoja'. 🔥🔥
¡Se viene el capítulo de la princesa Wendy! 💕
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