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❥ Capítulo dedicado a taetaekae. 

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—Hermano mío, es hora de ir a donde no hay que sufrir por el pasado ni por el presente...

Lentamente, los cadáveres de la morgue comenzaban a levantarse, iban tomando a Sting por detrás, por las piernas y por los brazos.

—¡¿QUÉ PASA, LUCY!?

—Vamos a vernos en un lugar donde los ojos rojos quieren verte.

—Donde no hay un futuro pero sí hay algo oscuro que avanza sin dudar. —Las palabras de Lucy eran funestas pero ella las pronunciaba con una sonrisa, los cadáveres se llevaban a Sting hacia un pozo que parecía no tener fin...

Allí caía como si fuese la película de Alicia en el país de las maravillas.

Pero claramente aquí nada tenía pinta de poder ser llamado o caracterizado como ❝maravilloso❞.

Al menos por ahora...

La caída parecía no tener final, y sus párpados pesaban como si estuviera a punto de quedarse dormido o terminar desmayado.

Cuando por fin el caer terminó, y sus ojos decidieron abrirse tras haberse rendido al sueño o desmayo, se encontró con un cielo teñido de amarillo; era demasiado peculiar.

Se levanta poco a poco, observando como el sol luce como si fuese una caricatura. Tiene ojos de botón, su mueca en la boca muestra tristeza; mientras llora sangre y pronuncia lamentos. Las nubes tratan de acercarse para consolarlo, pero las niega y las aleja entristeciéndolas.

 Aquello parece una verdadera locura o película de Tim Burton.

Sting parpadea repetidas veces, se pellizca, abofetea y soba sus ojos; todo para saber si está soñando o no.

—Es un sueño, o estoy muerto. —Dice mientras jala sus propias mejillas con fuerza.

A su alrededor se van acercando criaturas pequeñas, todas de color amarillo. Las flores son negras, azules y amarillas en aquel lugar; y se mueven a su propia voluntad, mientras tararean melodías bastante incomprendidas.

No había explicación lógica para eso que estaba ocurriendo, pero a la vez si había una respuesta a la situación; las cartas de tarot y la advertencia de Cana Alberona.

Suspiró y notó que había un espejo de oro, con detalles en color rojo y negro. Se acercó y notó que está completamente desnudo. Se sonroja y divisa una silla donde hay ropas.

—Definitivamente esto debe ser un sueño, dudo que la muerte sea tan rara. —  Dijo entre suspiros, tomó las ropas y rápidamente se vistió.

Al mirarse de nuevo en el espejo se sorprendió, puesto que lucía como si se tratase de alguien de la realeza.

Poco a poco alrededor de su cuello unas cadenas blancas y doradas aparecieron, parecía ser una gargantilla. Se tocó con desesperación puesto que de la nada habían salido.

Revisa entre los cajones que hay en el mueble donde está el espejo, y se encuentra con las dichosas cartas de tarot. Nota que le falta una.

Se dispone a investigar en donde está, puesto que su teoría es que está en un ❝sueño lúcido❞, donde puede elegir que hacer y que ser.

Se queda estupefacto al ver que ese lugar posee un límite, una raya divisoria en color rojo que separa a ese recinto tan amarillo y vivo de uno completamente oscuro.

Lentamente se asoma, notando que en ese lugar todo es rojo y negro, las estrellas se mueven de lado a lado soltando risas muy incomodas para los oídos de Eucliffe.

De esa oscuridad, ojos rojos se hacen notar. Provenientes del rostro de un joven de cabello negro, que de a poco se acerca a ese límite. Sting lo imita sin que decir ni dando lugar a dudas.

—Por fin llegaste, Sting Eucliffe...

— ¿Quién eres? ¿Cómo sabes quién soy?

—Soy tu anfitrión. He venido a darte la bienvenida maldecida. —La sonrisa de él deja ver sus dientes blancos y labios muy finos, al final de los mismos se forman comillas, dichosos hoyuelos que vuelven esa sonrisa una muy seductora.

— ¿Bienvenida? Este lugar... ¿Qué es? —Pregunta Sting mientras mira hacia todos lados, el joven Cheney ríe y extiende su mano derecha traspasando el límite.

Sostiene aquel arcado número 13, la carta de la muerte...

—Bienvenido al mundo de Maut.

Sus miradas azules y rojas se unen en una sola, pero siento tan diferentes a su vez.

Una mirada azul que muestra preocupación, nerviosismo, curiosidad, y un poco de temor.

Una mirada roja que parece ser un infierno, muestra seguridad mediante una expresión bravía, interés y también curiosidad; pero en ellos no hay lugar para el temor.

— ¿Y qué es el mundo de Maut? —Pregunta Sting, mientras toma la carta que Rogue ofrece; sin soltarla sonríe.

—Un mundo diferente al mundo humano, donde no hay pasado, presente ni futuro. —Esa explicación no tiene mucho sentido para alguien que trabaja indagando sobre esas palabras con respecto a los asesinatos y cuerpos.

—Supongo que estás loco, o estoy soñando. —Quitó la carta de la mano de Rogue y trató de darse media vuelta, pero el pelinegro lo retuvo.

— Sé que no es una explicación muy convincente, pero no es un sueño...—Dijo mirándolo fijamente, por alguna razón el rubio eligió escucharlo.

—Si esto no es un sueño. ¿Qué? ¿Me secuestraron?

—En teoría, pero eso no importa —exclamó mientras lo tomó del brazo y tiró de él, haciéndolo pasar a esa gran oscuridad.

—Mi nombre es Rogue Cheney, y estoy aquí para guiarte en el camino y llevarte a la ceremonia de Maut. —Sting arqueó sus cejas.

—Yo no iré a ninguna ceremonia, me iré a casa. —Dicho aquello dio media vuelta, pero dos enormes demonios estaban parados justo allí, uno era rojo y el otro negro.

Rogue rió al ver que Sting rápidamente volteó, chasqueó sus dedos y una cadena más larga apareció, uniéndose a la que Eucliffe lleva en el cuello.

—No puedes huir, y si llegases a hacerlo, te volvería a traer. En mi mundo hay todo tipo de criaturas muy tenebrosas, no te conviene salir.

—Claro, ¿y lo que hay allá? —Cuestionó apuntando hacia atrás— Allí también hay cosas raras y no me hacían daño.

—Eso es porque ese es tú reino, Eucliffe. —Las cejas de Sting volvían a arquearse, Rogue tiró de la cadena y comenzó a darle la espalda.

Los demonios que iban detrás, le colocaron una capa de color marrón que ocultaba su rostro y atuendo. El rubio no comprendía nada pero se dejaba llevar porque ante la presión y esos ojos rojos no tenía otra opción.

Trataba de ver lo que había en aquel supuesto ❝mundo❞, al hacerlo se percató de que así como el sol era peculiar, la luna también...

No tenía ojos como aquel, pero tenía una gran sonrisa que derramaba sangre. Las estrellas, a diferencia de las nubes, atacaban a la luna lastimándola, pero ella seguía sonriente.

Dirige su mirada hacia delante y nota que las flores son rojas y bailan una melodía bastante movida, pero con solo chocar una vez se destruyen peleando.

—Definitivamente esto es una locura...—Susurra mientras suelta un gran suspiro, tiene en sus manos la carta de muerte. Achina sus ojos recordando algo.

— ¿El loco? —Preguntó mirando la espalda de Rogue, quien inclinó un poco su cabeza para mirarlo.

— No exactamente, pero algo similar. —Dijo mientras reía y volvía a mirar hacia delante. Tiró más fuerte de la cadena para así apresurar el paso de Sting.

Una gran pantera que carece de orejas y cola se acerca a Rogue, quien la acaricia y dice algo en lo que parece ser latín.

La pantera se convierte en un cetro que al final lleva su cráneo. 

La boca de Sting se abre mostrando sorpresa, pero el pelinegro rápidamente gira y acomoda su mentón, lo acaricia un poco. 

—Ni siquiera te tomes la molestia de preguntar o insultar. —Ante tanta intimidación no quedaba más que observar y callar.

— ¿Qué es eso de la ceremonia de Maut?

— Algo muy especial, que te hará comprender por qué no te puedes marchar.

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¡Lamento la demora en actualizar! 

Pero estaba acomodando algunas cosas de los capítulos.❤

Sting ya ha llegado al mundo de Maut, se encuentra con su supuesto reino, y con nada más y nada menos que el anfitrión; Rogue-sama. ♡ 7u7

ღ Ahora sí las publicaciones serán todos los domingos. ღ

❥ Atte ; la demonio hada.