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Santa Rosa, A Coruña

1 de Septiembre de 1939

" Mi nombre es Anaitat Riveiro, tengo 26 años. Me atrevo por fin a escribir y contar mi historia pues prometí que si mi amado esposo volvía de la guerra, lo haría. Este es el legado que dejo a mi hijo y futuros nietos. Para que nunca olviden de donde vienen y lo que son. Y lo más importante, lo que podrían haber sido.

Soy Tatiana Romanov, la última de los Romanov, heredera de la dinastía Holstein-Gottorp  y única superviviente de la matanza que los bolcheviques perpetraron contra mi familia en el verano de 1918.

Mi madre siempre supo que acabarían con nuestra vida, y antes de que esto sucediera decidió salvarnos a uno de nosotros. Supongo que la decisión no le fue muy difícil, pues yo apenas contaba con 5 años de edad y le fue más fácil esconderme a mi que al resto de mis hermanas. La noche antes de que nos trasladaran a Ekaterimburgo, mi amada madre urdió un plan por el cual, una de sus damas de compañía más afines a ella, logró sacarme de palacio intercambiándome por la hija de una de las campesinas que servía a mi familia. Al ser yo tan pequeña, les fue más sencillo encubrir mi huída pues casi nadie reparaba en un bebé como yo.

Aún recuerdo la triste despedida de mis padres y hermanos. Como la medalla de San Alejandro de mi madre, fue depositada en mi cuello a modo de insignia. Lloré al ser alejada de ellos, pues no comprendía el porqué de esta huída. Siempre recordaré las palabras de mi madre.

- Vive Tatiana. Vive por ti y por nosotros. Nunca dejes que tu pasado guíe tu vida. Sé una nueva persona. No intentes querer ser a lo que estabas destinada o morirás, y  todos mis esfuerzos para protegerte y que nuestro legado se mantenga vivo, habrán sido en vano.

Ana Karisa, la fiel sirvienta de mi madre, me alejó de esta vida y de un cruel destino escondiéndome durante años por el sur de Europa y haciéndome pasar por su hija, algo que no le fue nada difícil. Mi madre le había dado varias joyas de la familia, que al venderlas, le dio una posición más acomodada y le permitió criarme de forma más holgada.

Mi madre, la zarina Alix, o Alejandra para los rusos, nos prohibió contarle a nadie mi verdadera identidad. Ni siquiera podíamos ir a buscar auxilio al Reino Unido, pues mi madre era nieta de la reina Victoria y sabíamos que contaríamos con su apoyo. Años después, cuando le recriminé a Ana Karisa que no lo hubiéramos hecho, ella fue tajante en sus respuestas.

- Si el mundo se enterara que hay una Romanov viva, se desataría una nueva guerra. Hemos vivido una guerra civil española y otra mundial. Hemos perdido muchos seres queridos, ¿en verdad quieres ser tú la razón de tantas y tantas muertes?

Con el tiempo comprendí que ella tenía razón. Y más cuando el mito de los Romanov se alimentó con falsas Anastasias o Alexei, mi hermano. Para el mundo, la dinastía Romanov murió aquel mes de julio de 1918, y con ellos también murió Tatiana Romanov y nació Anaitat.

Nuestros pasos nos llevaron al sur de Italia. Ana Karisa tenía algunos conocidos allí que acogieron con cariño a una refugiada rusa y a su hija. Crecí en este país donde pasé los mejores años de mi vida. Conocí al que sería mi esposo. Un bravo marinero español con el que me desposé al cumplir 20 años de edad. Nos trasladamos a vivir a un pequeño pueblo costero en el noroeste de España y allí residí toda mi vida.

Mi esposo marchó a la guerra, dejándome embarazada de Adrián, mi primer y único hijo. Eran escasas las ocasiones en las que veía a mi esposo, pero mis rezos y mis promesas a San Alejandro tuvieron éxito y la guerra finalizó volviendo él al hogar.

Me juré que le contaría quien era si lo hacía. Si volvía sin un rasguño y vivo. Y él siempre me creyó palabra por palabra. Es más, este diario lo escribo ante su insistencia, pues me dice que tiene que quedar constancia de quien soy y de quien fui, no ya por mi, sino por mi familia.

Santa Rosa, A Coruña

14 de Mayo de 1965

" Hoy mi hijo Adrián se casa, con una buena mujer, del pueblo. Estoy tan orgullosa de él y de lo que ha conseguido. Terminó de estudiar una Ingeniería para ayudar a su padre en el puerto, dice él. En realidad, siempre le gustaron las cosas mecánicas desde que era un crío. Ana Karisa ha venido desde Italia para la boda. En cuanto me vio establecida y bien casada, como siempre me decía, volvió al pueblo donde nos establecimos y fundó una familia con un pescador, la misma profesión que mi esposo.

Me ha traído noticias de sus contactos en la madre patria. Al parecer hay una especie de movimiento, que aún espera la llegada del heredero de los Romanov, pues alguien que dice ser Alexei ha aparecido en una aldea al oeste de Moscú. Su fama está llegando hasta el sureste de Europa y Ana Karisa dice que hasta la Reina Isabel se ha interesado por su caso, aunque no de manera oficial. Mi nodriza me ha contado que piensa viajar y contemplar con sus propios ojos que ese chico que dice ser mi hermano lo sea en realidad. Y si lo fuera, entonces estaríamos en un lío, porque me gustaría poder abrazar a Alexei y decirle que no está solo"

Santa Rosa, A Coruña

2 De Enero de 1975

" Mis rezos a San Alejandro han sido escuchados y mi primera nieta Gabriela ha venido al mundo dos días después del nuevo año. Mi nuera ha estado bastantes años sin concebir y por fin el santo le ha honrado con una hija. Es preciosa. Toda una Romanov con sus mejillas sonrosadas y sus ojitos despiertos. Estoy tan feliz de que el legado de mi familia se siga perpetuando. Mis padres estarían tan felices de ser bisabuelos de una criatura tan hermosa.

Ana Karisa la sujeta justo encima de la pila bautismal. Me mira orgullosa y le sonrío igualmente. Mi nodriza está algo mayor pero sigue conservando el vigor de antaño.

En Rusia se viven momentos convulsos y hay personas que desean abolir el régimen y que vuelva de nuevo la monarquía. Pero, no encuentran ningún heredero al trono en el que poner todas sus energías para convertirlo en rey. Sé que una palabra mía y pondría el mundo patas arriba.

Miro a mi hijo tan orgulloso con su primera hija en los brazos y pienso, ¿cambiaría esto por ser reina? ¿expondría a mi familia a un futuro incierto por serlo? La respuesta a ambas preguntas es no. Le prometí a mi esposo en su lecho de muerte que seguiría siendo quien soy. La sencilla Anaitat, esposa, madre y abuela. Y así seguiré siendo hasta el fin de mis días"

Santa Rosa, A Coruña

5 de Mayo de 1998

" Gabriela nos tiene muy preocupados. Sobre todo a mi. Desde que su madre falta, está desorientada y no parece ser ella. Las cosas de la edad, dicen que es, pero a mi no me engaña. Estuvo de vacaciones en Ibiza, donde van ahora los jóvenes y desde entonces no ha vuelto a ser la misma. Hay un brillo especial en su mirada y mucho me temo que es a causa de un chico. He intentado hablar con ella y siempre me dice lo mismo, que son tonterías mías. Si mi amada Ana Karisa estuviera aquí, seguro que sabría que hacer. Nunca he tenido que lidiar con una adolescente rebelde, y su padre no puede tampoco con ella "

Madrid

15 de Junio de 1999

" Hoy se gradúa mi nieta. Acabó la carrera de Ingeniería, igual que su abuelo. Mi hijo mira orgullosa a la pequeña Gabriela que ya no es tan pequeña. Es toda una mujer. En cuanto acaba la ceremonia, ella se acerca a nosotros entrelazando sus manos con las de un chico. Su sonrisa es tan preciosa que estoy feliz de verla así.

- Papá, abuela, este es Oskar Belikov, mi novio.

Intentó disimular todo lo que puedo una sonrisa forzada. Belikov. Apellido ruso. Todo lo que siempre he querido evitar, está delante de mí y no voy a poder hacer nada para evitarlo. Solo abrazarlo y dejar que bese mi mejilla queriendo demostrarme que es un buen chico cuando algo en su cara me demuestra que no lo es "

Santa Rosa, A Coruña

3 de Marzo de 2000

" Gabriela se ha casado en Rosterkaya, una pequeña población cercana a Moscú. Ha sido en secreto, con el mal nacido de Oskar. En cuanto ese ser llegó a nuestras vidas, supe que nos la haría imposible. Todo el día pendiente de lo que hacemos, preguntando por aquí y por allá. Tiene a mi nieta como si fuera su sumisa. Ella hace todo lo que él le pide sin rechistar. Ardo de rabia. No he podido hacer nada por impedir esa boda y por apartarla de las garras de Oskar. No tiene donde caerse muerto y se han venido a vivir conmigo porque al fallecer su padre, no tienen a donde ir. Estoy harta de que ronde tocando mis cosas y preguntando cuanto dinero tenemos... gracias a dios las joyas de mi familia están a buen recaudo y ni él ni nadie las encontrarán en la vida"

Roteskaya

15 de Septiembre de 2001

" Mi querida abuela Anaitat, ¿o debería llamarte Tatiana? Supongo que a estas alturas ya te habrás dado cuenta de que tenemos tu diario. Debería pedirte perdón por habértelo quitado, pero estoy tan enfadada contigo que ni eso puedo hacer.

¿Cómo pudiste ocultarnos durante tanto tiempo quienes somos? ¿porqué decidiste escondernos la verdad? Somos Romanov. Los últimos de la dinastía. Ahora mismo tú eres la zarina en el exilio, y yo tu heredera. Bueno, y Karisa, tu pequeña bisnieta de la que te envío una foto para que veas lo guapa que es. La pequeña tiene ya 15 días y no puedo estar más contenta de tenerla en mi vida. Tenías razón, ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida. Y aunque me gustaría que estuvieras aquí con nosotros, aún no olvido todo el mal que nos has hecho.

Me has privado de la oportunidad de vivir la vida que me corresponde. De haber sido criada y educada según mi condición social. Gracias a dios, Oskar tiene contactos aquí en Rusia y varias asociaciones afines a la monarquía nos han acogido con los brazos abiertos y estamos empezando a mover los hilos para que se me reconozca como lo que soy, la heredera del zar Nicolás II.

Sé que no estás de acuerdo con esto. Tantos años ocultándonos la verdad. Siquiera mi pobre madre nunca supo quien era y de donde venía pero ya me encargaré yo de que mi pequeña Karisa sepa desde el primer momento quien es y de donde viene, y por supuesto, a lo que puede llegar a ser.

Solo espero que en el caso de que algún día, los Romanov volvamos a reinar en Rusia, tú estés a mi lado, apoyándome como lo que soy, la futura zarina de la Unión Soviética.

Te quiere, tu nieta, Gabriela "

Sayurarak

1 de Septiembre de 2011

" Querida abuela Anaitat. Quería darte las gracias porque Karisa me ha dicho que ha pasado el mejor verano de su vida contigo. Te agradezco que a pesar de las tiranteces que pudiera haber entre nosotras, aún quieras pasar tiempo con mi hija. Estoy pensando que seguramente, iré a visitarte en unos meses.

La situación aquí en Rusia es un poco convulsa. Sé que me vas a decir que tenías razón, pero como no puedo verte, te lo digo y ya está. Oskar está ganándose muchos enemigos dentro de las altas esferas de la nación. A llegados a oídos de gente muy poderosa lo que él va proclamando, que tanto yo como Karisa somos las descendientes de los Romanov. Yo hace tiempo que me cansé de todo este circo que se ha creado a causa de nosotros. Creo que he empezado a comprender las razones por las cuales siempre ocultaste quien era, y si, ahora te entiendo y te pido perdón mi querida abuela, debí haberte hecho caso y haberme alejado de Oskar y de toda ésta vorágine.

Pero no puedo dejar a mi hija sin su padre, pero mucho me temo que tendré que hacerlo tarde o temprano pues él la está empezando a usar para sus fines y me da miedo de que el día de mañana nos pase algo.

Tengo pensado viajar en Navidad a Santa Rosa y tal vez, no volver en un tiempo. Espero que tus brazos puedan acogerme.

Te quiere, tu nieta, Gabriela" 

EN LA ACTUALIDAD

Carlos miró el diario y vio que había unas cuantas cartas más, todas con el mismo remitente, Ana Karisa Piastri, la nodriza de la abuela Anaitat, o Tatiana, o vete tú a saber porque el español no sabía que pensar de todo esto. Su mirada se centró en Karisa, la cual lucía algo nerviosa esperando la reacción de su novio. 

- ¿Porqué están aquí las cartas que tu madre le envió a tu abuela? Y ¿Qué pasó después? No hay más cartas ni nada escrito –le preguntó Carlos dejando el diario a su lado en el sofá.

- En mi última visita a Santa Rosa, mi bisabuela me dio las cartas de mi madre. Me dijo que le preguntara a mi madre por el diario, y que después, cuando estuviera sola, las leyera. El que mi madre me contara toda nuestra historia, fue el detonante para que ella decidiera huir con la abuela Anaitat. Pero, mi padre pilló a mi madre planeando el viaje a España y se lo impidió. La encerró en casa y le puso dos matones vigilándonos para que no pudiéramos huir –contestó ella encogiéndose de hombros- como ves, llevo desde los 10 años siendo una prisionera, y te juro que es algo a lo que nunca te acostumbras.

El madrileño se echó hacia atrás en el sofá, poniendo sus manos justo detrás de su cuello. Por más que lo había leído, seguía sin dar crédito. Karisa era la heredera de la monarquía Romanov. Una zarina rusa.

- Ekaterina te llamó la Dama de Santa Catalina, ¿porqué? -le preguntó Carlos intentando poner luz a toda esta amalgama, y recordando las palabras de la mujer de Nikolai. 

- Era una orden civil que se otorgaba a las mujeres de la familia imperial. Mi abuela Anaitat la heredó de su madre, y la leyenda que se formó alrededor de la figura de los Romanov, siempre incidía en la vuelta de la Dama de Santa Catalina, pues ya mucha gente creía que Tatiana Romanov aún seguía viva. 

- ¿Y qué tiene que ver la Bratvá con todo esto? –le preguntó él echándose hacia delante mientras cruzaba sus manos justo encima de sus rodillas.

- Mi padre pidió mucho dinero para llevar a cabo sus planes de grandeza. Según él, se necesitaba sobornar y confraternizar con personas poderosas para que, llegado el caso, nos apoyaran en sus propósitos.

- ¿Y cuales eran estos?

- Fácil –respondió ella con total tranquilidad- restaurar la monarquía, costara lo que costara. 

*** Primero de todo, deciros que Tatiana Romanov, en la vida real no tenía la edad que muestro en la historia, ni fue la hija pequeña de los zares rusos, fue la segunda hija, pero, lo he querido contar de esta manera para poder cuadrar las fechas y no ceñirme a la leyenda de Anastasia Romanov, la cual me parece muy repetitiva. Todo lo que hay alrededor de esta dinastía siempre me ha fascinado, y cuando empecé a escribir ésta historia, tenía muy claro que Karisa sería la heredera de los Romanov. He pensado que de esta manera, ésta historia sería algo más original. Y si, la bisabuela murió siendo una mujer longeva, de más de 100 años. 

Espero que os hayan gustado estos capítulos y que disfrutéis el final de esta historia a la que ya le queda muy poquito ***

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