𝟛𝟙. 𝔼𝕝 𝕔𝕠𝕞𝕠 𝕝𝕝𝕖𝕘𝕦é 𝕒 𝕤𝕖𝕣 𝕝𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕤𝕠𝕪
📅 PRINCIPIOS DE MAYO DE 2015
📅 A UNA SEMANA DEL GRAN PREMIO DE ESPAÑA
📅 OCHO AÑOS ANTES
📍 MADRID
Apenas faltaban tres meses para el receso de verano y Carlos tenía muchos planes para cuando éste llegara. Se iría con Rosana, su novia, de crucero por el Mediterráneo. Diez días de sol, playa, comida en exceso y sin nada que hacer. Los dos solos. Sin padres de por medio. Sonrió al ver la última foto que ella le mandara. Estaba de compras y el sugerente bikini rosa con el que posaba disparaba su imaginación.
Su móvil recibió una llamada entrante de su padre. Su progenitor estaba en Honduras o en algún país latinoamericano en una exhibición. No lo veía desde hacía más de dos semanas, siendo la comunicación entre ellos era algo escasa, pues el señor Carlos Sainz estaba muy ocupado con sus negocios.
- Papá, ¿por dónde andas? –le preguntó Carlos contestando el teléfono con voz alegre. Lo que él no sabía, es que esa sería la última vez que se reiría tan abiertamente, pues este fue el momento en el que la vida de Carlos cambió para siempre.
- Hijo, necesito que vengas...yo...estoy en un lío y necesito tu ayuda -le rogó Carlos padre al otro lado de la línea.
- Papá, ¿Qué pasa? –su voz adquirió ahora un tono de preocupación a la vez que sentía su boca secarse imposibilitándole articular palabra con claridad.
- Carlos, no le cuentes nada a tu madre, necesito que vengas ahora...y date prisa -le pidió sin querer ahondar más en la situación en la que se encontraba. Y menos por teléfono.
- Pero...¡joder papá! ¿Qué está pasando? ¿Dónde quieres que vaya? ¿y porqué tanta prisa? -las preguntas se agolpaban en la garganta de Carlos, unidas a la desesperación por el ruego de su padre.
- Porque me van a matar.
Y aquí fue donde el mundo que hasta ahora Carlos había conocido, dejó de existir.
📅 MÁS TARDE
📍 YADRIN, a 599 Kms de Moscú
Casi era de madrugada cuando Carlos llegó a su destino. Estaba deseando ver a su padre y que le contara que estaba sucediendo. Todo había ocurrido muy rápido. Las instrucciones eran claras, las cuales debía seguir al pie de la letra. Un avión privado le esperaba en el aeropuerto de Tres Cantos con rumbo desconocido, pues la tripulación no había abierto la boca informándole de su destino. A medida que pasaban las horas su desazón se multiplicaba y cuando el avión aterrizó y descubrió que estaba en Rusia, su nerviosismo creció.
Yadrin era una ciudad que estaba ubica en el extremo noroeste de Moscú, cerca del río Sura. Apenas tenía 10.000 habitantes y ahora mismo parecía estar desierta, pues al pasar por sus calles, Carlos no vio a casi nadie por ellas.
Lo hicieron bajar del coche casi veinte minutos de silenciosa conducción después. Estaba delante de un bloque de pisos normal y corriente que a simple vista no tenía nada de especial. Lo hicieron caminar hacia la puerta principal, siempre empujándolo un poquito de la espalda, hasta que entró en un ascensor. Sus cuatro acompañantes parecían armarios empotrados y lucían fieros, a la vez que sus ojos carecían de emoción alguna.
Las palabras sobraron durante todo el trayecto, y cuando las puertas se abrieron, lo hicieron salir con la misma suavidad que antes. Lo condujeron por un largo pasillo que después de atravesarlo, desembocaba en una puerta, la cual le abrieron dejándolo pasar en primer lugar. Era una estancia enorme. Toda la planta del edificio sin apenas paredes. Y allí, en medio de la sala, una silla, y en ella, su padre, maniatado de pies y manos con la cara chorreando de sangre.
- ¡Papá!¡Papá! ¿Qué ha pasado?
Carlos se acercó a él sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho. Se arrodilló delante de él, tocando su hinchada cara. En la vida había sentido tanto miedo como el que tenía ahora mismo. Intentó liberar a su padre pero las bridas estaban bien sujetas y le era imposible.
- Carlos Sainz, el hijo pródigo por fin aparece.
El joven piloto se dio la vuelta para encarar a la persona que acababa de aparecer. Ante sí, un hombre de una edad parecida a la de su padre con un porte elegante y una cuidada barba. Lo miraba con curiosidad y sin mover ni un solo músculo de su cara cuando Carlos se fue a por él.
- ¡Soltad a mi padre ahora mismo!
Ni le dio tiempo a llegar al hombre, cuando unos brazos le sujetaron de los hombros impidiéndole avanzar. Se revolvió intentando zafarse consiguiendo darle un puñetazo en la mejilla a uno de ellos.
El recién llegado observaba al joven como se movía con algo de destreza. Le faltaba tener más paciencia y atino en los golpes, pero tenía potencial. Devolvía lo que recibía, pero hubo un momento que cayó al suelo siendo su espalda inmovilizada por la pierna de uno de sus contrincantes.
- ¿Tienes ya suficiente? Porque por ellos pueden estar así toda la noche. Entrenan cada día contra niñatos como tú, y siempre ganan –el hombre de pelo cano se agachó hasta casi estar a su altura. Les hizo un gesto a sus hombres y dejaron a Carlos respirar.
- ¿Quién eres? –le preguntó el piloto intentando levantarse del suelo con bastante dificultad pues le estaba costando recuperar el aliento.
- Mi nombre es Nikolai. Aunque supongo que eso a ti no te dice nada. Pero en el caso de tu padre, soy su peor puta pesadilla.
- Estás loco –le dijo Carlos al tal Nikolai una vez que se sentaron a charlar de la situación que les acontecía. El ruso había sido muy claro. Quería una cosa y era lo que iba a conseguir.
- Puede. Pero, o te dejas ganar en la carrera del domingo, o acabarás siendo el único Carlos Sainz de la familia.
Carlos apretó sus dientes con rabia. Le escocían sus ojos y tenía unas enormes ganas de llorar. Le estaban pidiendo que se dejara ganar. Que no corriera como él sabía, o, matarían a su padre.
- Tengo que hablar con mi padre antes –le dijo Carlos con determinación.
- No estás en posición de pedir nada, créeme –le contestó el ruso con ironía.
- Me traes aquí a la fuerza. Me cuentas que mi padre trabaja para la mafia rusa llevando droga de un país a otro. Resulta que mi padre os ha estafado haciéndoos creer que la droga se ha perdido y es porque él la ha vendido a espaldas vuestra. Y queréis recuperar ese dinero, usándome a mi. Y todo eso tengo que creerlo porque sale de tu boca.
Nikolai miró a Carlos. Era determinado. Astuto y perspicaz. Le faltaba quizás ese toque de malicia con la que desenvolverse y llegaría a lograr grandes cosas. Descruzó sus brazos y fijó su mirada en el chico. Sería un activo muy importante para la familia, idea que a cada minuto que pasaba, le resultaba cada vez más atractiva.
- Si no me crees, habla con tu padre. Pero te advierto, te vas a llevar la sorpresa de tu vida con él.
Algo en el rostro del mayor le hizo a Carlos dudar. Su padre era un hombre íntegro. Nunca había dado un escándalo y todo lo que tenía lo había ganado a base de su esfuerzo. O eso pensaba él. Nikolai le hizo un gesto a uno de sus hombres indicándoles que lo llevaran junto a su padre.
- Hasta tu propia sangre es capaz de venderte por un par de monedas –le dijo el ruso antes de que él abandonara la habitación.
Llevaron a Carlos por largos y oscuros pasillos hasta una puerta que había en el fondo de uno de ellos. Hacía frío allí abajo y éste, calaba todos los huesos. Lo dejaron a solas con su padre, el cual, yacía en un camastro en una de las esquinas.
- Papá –llamó Carlos a su progenitor acercándose a esa cama. Los quejidos de éste eran muy evidentes y a su hijo se le partía el alma de ver a su padre en ese estado
- Carlos, hijo, ¿Qué te han ofrecido?
Un ligero temblor recorrió todo el cuerpo del joven piloto. Su padre ni siquiera le había preguntado por como estaba, ni si alguien le había pegado. Al parecer eran otros sus intereses. Su cabeza pensó rápidamente la mejor respuesta. Un ligero suspiro salió de su garganta y se llevó la mano a la nuca rascándosela.
- Me ha ofrecido que sea yo quien ocupe tu lugar en el negocio –le contestó Carlos probando a su padre y rezando porque él de alguna manera, desmintiera las acusaciones que recaían sobre él
- ¿Todo el negocio? –su padre se incorporó en el camastro con mucha dificultad, pero, bastante enfadado- ¿y qué coño voy a hacer yo ahora? Se supone que llevo la parte del Sur de Europa...
Carlos sintió que su estómago se le revolvía y que tenía unas ganas enormes de vomitar. Miraba a su padre sin poder creerse lo que salía por su boca. Durante unos buenos minutos, el Señor Carlos Sainz se dedicó a contarle a su hijo como había acabado traficando para la mafia rusa. Él fue quien los buscó. Quien se ofreció a pasar droga de un país a otro usando su coche y su equipo. Llevaba años así. Y se quejaba de lo injusto que era que la Bratvá se lucrara más que él.
El piloto se levantó de esa cochambrosa cama sintiendo que todo le daba vueltas y que quería estar lo menos posible cerca de su padre.
- Luego vendré a verte, si me dejan –le dijo Carlos antes de salir por la puerta.
- Hijo, diles que o estoy yo contigo en el negocio o nada.
Carlos apretó sus puños a ambos lados de su costado. Solo asintió y salió por esa puerta decepcionado y si, muy triste por ver en lo que se había convertido su padre. De nuevo lo llevaron frente a Nikolai, el cual lo esperaba sin inmutarse.
- ¿Y bien? ¿Me crees ahora joven Sainz? –le preguntó el ruso con esa fría mirada que Carlos no olvidaría en la vida.
- ¿Y qué pasará si no lo hago? Si no me dejo chantajear por vosotros –le respondió intentando comprender de que iba todo esto.
- Tu padre morirá. Pero la deuda seguirá ahí. Hasta que yo esté satisfecho, tu familia irá cayendo. Tu madre. Tu preciosa novia y luego tú. Me encargaré personalmente de todos y cada uno de ellos. Y, te dejaré para el final, para que puedas enterrarlos a todos y luego, iré a por ti. ¿Me he explicado bien? ¿o quieres que te dé más detalles?
📅 GRAN PREMIO DE CATALUÑA
📅 UNA SEMANA DESPUÉS
Esta vez la reunión fue en mismísimo Hotel Arts de Barcelona. Hacía solo unas horas que la desastrosa carrera de Carlos había acabado. Podía haber ganado. Y por eso se odiaba aún más por lo que acababa de hacer. Estaba terminando de vestirse para ir a ese hotel cuando su madre se acercó a su hijo para abrazarlo con mucho cariño.
- Has hecho lo que debías mi vida –le dijo ella besando sus mejillas- pronto liberarán a tu padre y todo volverá a ser como antes.
- ¿Tú lo sabías, mamá? –le preguntó Carlos bastante desconcertado por las palabras de su progenitora.
- Cariño, no hay nada que tu padre no me cuente -le confesó ella.
- ¿Y a ti te parece bien que papá fuera un puto narcotraficante? Que le debe mucho dinero a la mafia rusa, mamá. Que casi lo matan –le decía él cada vez más enfadado. Por como era su padre, y por lo que acababa de hacer.
- Bueno, para eso estás tú mi vida.
Carlos apretó su mandíbula y se despidió de su madre deseando perderla a ella también de vista. Un coche lo esperaba en la puerta del circuito para llevarlo a esa reunión. Durante todo el camino, solo pensaba en como le había cambiado la vida en solo unos días. De planear unas vacaciones a no ser capaz ahora ni de mirar a la cara a su novia. Y todo por culpa de las malditas decisiones de su padre.
Minutos después, sus pasos le llevaron a la última planta del hotel, a una de las suites principales donde Nikolai lo esperaba. El ruso estaba en el centro de la habitación luciendo su poder por cara poro de su piel.
- Podías haber ganado –le dijo el ruso como saludo.
- Lo sé, por eso te odio aún más –le dijo el español sin tapujos, algo que le gustó al líder de la Bratva.
- Tienes agallas chico. Por menos he matado a hombres que me han desafiado. Ya hemos liberado a tu padre. Ahora mismo lo llevan al hotel donde le espera su amada esposa. Pero, ni mucho menos la deuda está saldada.
- Creí que con perder la carrera era suficiente –le dijo Carlos bastante desconcertado. Pensaba que con sólo una vez, bastaría y podría seguir con su vida.
- Tu padre nos debe mucho dinero, Carlos. Tenemos clientes a los que les gusta apostar. Y la Fórmula Uno es muy atractiva para ellos. Eres un buen piloto y la gente apuesta por ti. Estás empezando y hoy me has hecho ganar mucho dinero. Pero no lo suficiente para cubrir lo de tu padre.
Carlos pensó en todo lo que Nikolai le decía. Se mordió la cara interna de su mejilla pensando en todas sus posibilidades. Miró al ruso y decidió hacerle la propuesta que le cambiaría la vida.
- Y si en vez de apostar por perder, ¿apostáis por ganar?
*** Este capítulo es para anaaacs . Espero que te haya gustado. Sé que ésta historia te gusta mucho y por eso te merecías una dedicatoria. Gracias por el apoyo bonita. ***
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