𝟛𝟘. 𝔼𝕝 𝕡𝕦𝕥𝕠 𝕒𝕟𝕚𝕧𝕖𝕣𝕤𝕒𝕣𝕚𝕠
📅 DOMINGO 28 DE MAYO DE 2022
📅 TRES DÍAS DESPUÉS
📍 CIRCUITO DE MONTMELÓ
El día de la carrera había amanecido claro y brillante. Desde que Carlos se levantó supo que hoy sería un gran día, y que apartaría de su mente todos los pensamientos negativos que esta fecha le producían. Desayunó tranquilamente con Karisa en su habitación, sin pensar en nada más. Solo disfrutando de la compañía de ella, la que tanta calma le daba. Después, ambos salieron del hotel para ir al circuito. Desde horas tempranas, muchos aficionados se habían congregado en Montmeló deseosos de ver a sus ídolos, y con suerte, poder hacerse una foto o que le firmaran cualquier recuerdo de ese día.
A Karisa no le gustaba exponerse ante la opinión pública ni en los medios de comunicación. Mucha gente sabía que Carlos y ellas estaban juntos, pero, casi nadie sabía de la vida de la chica, solo lo que el representante del piloto había querido que trascendiera. Algo que agradecía, pues no estaba preparada para enfrentarse a nadie sin saber que decirles.
Carlos y ella caminaban de la mano por el paddock. Bueno, más bien el castaño tiraba de Karisa pues ella se paraba constantemente para saludar a la gente con la que se iban encontrando.
- Dos putos días llevas aquí y ya conoces a más gente que yo –le gruñó Carlos enlazando de nuevo su brazo en la cintura de Karisa.
- Yo no tengo la culpa de caerle bien a la gente –le contestó encogiendo sus hombros para después darle una sonrisa burlona.
- No, desde luego que no la tienes, pero es a mi al que invitan a los sitios para que vayas tú.
- ¿A qué nos han invitado? –su pregunta iba acompañada de bastante curiosidad y si, de algo de emoción que no pudo reprimir.
- Habla con Max y Lando, yo es que no le presto atención a su vida social –Karisa le dio un pequeño puñetazo en el hombro que le hizo agudizar su mirada- ¿porqué me pegas?
- Porque eres un antisocial.
- Lo soy. Ya sabes porqué chiquita –Carlos la miró cambiando el gesto por algo más serio. Karisa tragó saliva y se mojó los labios el uno con el otro. Se paró en seco en mitad del paddock y se colocó delante de él. Casi de puntillas, rozó su boca mientras ponía sus manos en su cuello
- Menos mal que estoy aquí contigo, Carlos. O estarías muy aburrido.
- Eso es verdad. Y también no follaría en condiciones.
- ¡Carlos! –Karisa le dio un nuevo puñetazo en el hombro ésta vez algo más indignada.
El español la agarró de la cintura y la alzó del suelo mientras la besaba. Le encantaba provocarla y que ella se enfadara. Estaba tan bonita cuando lo hacía.
- Jefe, siento interrumpir, pero tenemos un problema.
Carlos se separó de Karisa la escuchar la voz de Karolo a su espalda. La dejó en el suelo y buscó la mano de la chica mientras el ruso le susurraba al oído. Su semblante cambió en ese momento y sintió como la furia y la rabia se abrían paso a través de cada vena de su cuerpo. Cerró su puño derecho clavándose las uñas en la palma de la mano intentando así reprimir la ira que sentía.
- ¿Dónde están? –le preguntó a su hombre sin poder aguantar su desagrado.
- En el box de Ferrari, esperándote –le contestó Karolo casi tan enfadado como él.
- ¿Qué pasa Carlos? –le preguntó Karisa preocupada al ver su expresión tan agitada.
- Mis putos padres, que están aquí.
Carlos tuvo que soportar y hacer acopio de valor para enfrentarse a la presencia de sus progenitores en el garaje de su escudería. Hacían alarde de su posición como familiares de Carlos e incluso demostraban una prepotencia que su hijo odiaba. A él no le gustó nunca alardear de quien era. Su sencillez era lo que llamaba su atención. Hasta este maldito día, hace 7 años.
Tuvo que aguantar el hacerse fotos con ellos, las absurdas bromas de su padre y el trato algo despectivo, que profesaba con algunos de los miembros de su equipo.
- Dile a esa chica con la que estás que venga a hacerse una foto con nosotros, hijo –le pidió su madre señalando a Karisa, la cual estaba junto a Charles.
- Esa chica, es mi prometida, mamá –le recordó Carlos hablándole entre dientes. Porque si su padre era culpable de muchos horribles actos, su madre también lo era, al ser conocedora e encubridora de lo que él hacía- y no le gusta hacerse fotos.
- Pues bien que sale en las revistas. Que te paseas con ella por el paddock sin importarte nada.
- Porque me importa una buena mierda, madre. Y ahora, si me disculpáis, tengo que prepararme –Carlos miró a su padre apretando sus dientes. El mayor fue consciente de la mirada de su hijo y lo ignoró
El piloto se dirigió hacia donde estaban Karisa y Charles. La castaña llevaba nerviosa desde que vio a los padres de Carlos. Los saludó con timidez y se quitó de en medio gracias a la rápida ayuda de Charles.
- ¿Qué hacen aquí? –le preguntó Charles girándose para que nadie pudiera escuchar lo que hablaba con su compañero y amigo.
- Dar por culo –fue lo único que contestó el madrileño. Se acercó a Karisa y la abrazó, pues ahora mismo necesitaba sentirla cerca más que a nada en el mundo- hazme un favor, no te separes de Karolo, ¿quieres?
- Lo haré, no te preocupes –le prometió ella a la vez que dejaba un pequeño beso en su mejilla- y tú por favor, gana esa carrera y restriégaselo en las narices a tu padre.
- Esta vez, voy a ganar esa carrera por ti, chiquita. Ya va siendo hora de que te dedique un triunfo en condiciones.
Quería darle un pequeño beso, pero no pudo. Probó sus labios deleitándose en ellos y hasta le buscó la lengua para acariciársela ardorosamente. Al separarse de Karisa, le guiñó un ojo para después girarse y dirigir sus pasos hacia su coche.
- Yo no voy a besarte, y menos con lengua –le dijo Charles burlándose de ella. Karisa lo abrazó y le deseó suerte viendo también como él se dirigía hacia su vehículo.
- Cruzemos los dedos para que podamos sobrevivir a esta carrera –la voz de Karolo la sorprendió cogiendo un par de auriculares, unos para ella y otros para él.
- ¿Lo dices por lo que pase en el circuito?
- No, lo digo por lo que pueda pasar aquí dentro.
📅 MÁS TARDE
Apenas faltaban diez vueltas para acabar la carrera. Carlos iba en segunda posición detrás de Max Verstappen. Su compañero Charles, iba quinto intentando sobrepasar a los clasificados delante suya. Por el rabillo del ojo, Karisa vio al padre de Carlos dirigirse hacia donde ella estaba. Durante la carrera no había parado de gritar jaleando a su hijo y hasta se permitió darle un par de órdenes a través de los auriculares causando el enojo de Carlos.
El Señor Sainz era una vieja gloria que aún creía que tenía poder en el mundo del motor, cuando la realidad es que si alguien requería de sus servicios, era a causa de otros menesteres.
- ¿Este tío habla ruso? –la aguda voz del padre de Carlos le provocó algo de enojo a Karisa, más si hablaba del hombre que estaba a su lado en esos términos.
- Si, solo entiende el ruso –le contestó ella haciéndole un gesto a Karolo para que se callara.
- Bien, así tú y yo podemos charlar tranquilamente.
El señor Sainz se sentó a su lado en el sofá de color rojo que había en el box de Ferrari cuya una de las esquinas ocupaba Karisa. Tuvo que moverse casi hasta el final, pues el expiloto parecía querer estar lo más cerca posible de ella.
- En Nusa te echan de menos –empezó a contarle él al tiempo que el estómago le daba un vuelco. Los dedos del padre de Carlos se posaron en su brazo con disimulo rozándolo lentamente- sobre todo en las fiestas de Libor. Todos preguntan por la muñequita Belikov.
Karisa tuvo que aguantarse las ganas de vomitar. Primero porque ese hombre la estaba tocando con no muy buenas intenciones, y segundo, por recordarle algo que quería olvidar con todas sus fuerzas.
- ¿Qué quiere? –le preguntó ella sin más preámbulos.
- Vaya. Sin rodeos. Al grano. ¿Tú que crees que quiero, putita? Tú y yo podríamos divertirnos mucho. No está bien que solo sea mi hijo el que te está follando –le contestó él bajando su mano hasta rozar su muslo.
Karisa sintió como un escalofrío recorría su cuerpo y como sus ojos le escocían, pues quería llorar de la impotencia. Volvió a sentir ese dolor cuando no podía hacer nada, y si hacía lo que los demás querían. Alzó sus ojos y miró a Karolo. Solo esa mirada bastó para que el ruso pusiera su mano justo encima de la del señor Sainz y se la apartara de Karisa con brusquedad.
- Vuelva a ponerle un solo dedo encima y tendrá que conducir con la polla –le advirtió Karolo en tono amenazante. Alzó su mano dirigida a Karisa para que la chica se sujetara a él. Algo que hizo con rapidez.
- No estaba haciendo nada –río el mayor de los Sainz con una grotesca carcajada.
- Ese es su problema, que usted nunca hace nada.
Karolo tiró de Karisa y la llevó al otro extremo del box para que terminaran de ver la carrera bien lejos de los Sainz. La chica temblaba ligeramente mientras se recriminaba por no haber sabido reaccionar.
-Tantas clases de defensa personal, y tanto entrenamiento con Carlos para que en cuanto tengo la oportunidad de ponerlas en práctica, no soy capaz –le dijo ella a Karolo aún con ese mal cuerpo.
- Es normal Karisa. Ni yo me esperaba que ese cerdo se acercara a ti de esas maneras. Hace tiempo que ese tío perdió todos los escrúpulos. No pienso dejar que se acerque a ti, no te preocupes
El ruso le dio una sonrisa tranquilizadora que sí, consiguió eso en ella. Durante los siguientes minutos vivieron la emoción del final de la carrera. Carlos mantuvo ese primer puesto en una carrera perfecta y sin ningún fallo. Se coronó campeón del Gran Premio de Barcelona ante el regocijo de todos los presentes.
No dejó que sus padres fueran los primeros en felicitarlo en cuanto se bajó el coche. Sabía que él odiaría que lo hicieran. Así que gracias a Karolo y un par de hombres más de Carlos que estaban por allí, camuflados entre el equipo de Ferrari, Karisa consiguió que fueran sus brazos los primeros en recibirlo cuando puso un pie en tierra.
La alzó en brazos y la besó con muchas ansías. Sus dedos recorrieron sus mejillas y la abrazó aún alterado por la emoción de la carrera.
- Te dije que ganaría por ti, y al final va a resultar que eres tú la que me estás ganando.
📅 MÁS TARDE
Carlos apenas había podido zafarse de la presencia de sus padres en la cena que se dio para el ganador de la carrera en el Club del Motor de Montmeló. Tuvo que hacerse fotos con ellos pero rehusó las entrevistas. Él tenía su límite.
Dejó a Karisa junto a Charles y Pierre mientras iba a la barra a por una copa. Pensaba estar unos minutos más y largarse a su hotel para descansar. Y si, a poder ser, pasar la noche con Karisa y perderse entre sus piernas.
- Ya no parece una putita. La ropa cara le sienta bien.
La desagradable voz de su padre consiguió que todo su cuerpo se tensara y que sus sentidos se pusieran alerta.
- Vuelve a insultarla, padre, y me dará igual donde estamos –le contestó Carlos apretando sus dientes con rabia.
- ¿Le pegarías a tu padre?
- Hace tiempo que te perdí el respeto...y si, lo haría.
- Increíble. Debe chupártela muy bien a juzgar por como la defiendes –siguió provocándolo el mayor de los Sainz.
Carlos agarró el brazo de su padre y tiró de él para sacarlo de las miradas curiosas de la gente. Esbozó una irónica sonrisa y lo llevó a un desierto pasillo.
- No quiero que te acerques a ella. No te quiero ni cerca de mí. Eres un mentiroso y te estás cavando tu propia tumba –le dijo Carlos bastante enfadado.
- Ese es mi problema, no es tuyo.
- Si me arrastras, si por tu culpa me salpica lo que hagas, no tendré piedad contigo. Y me dará igual que seas mi padre. Nikolai no será tan benevolente contigo.
Carlos se dio la vuelta para abandonar ese pasillo y dejar a su padre. Ya no tenía nada más que hablar con él. Entre ellos estaba todo dicho.
- Que me salvaras la vida hace años no te da derecho a tratarme así –le dijo su padre mirándolo asqueado.
- Te equivocas, una vez más, padre. Perdiste el derecho en el puto momento que me llamaste para salvar tu culo. Y eso es algo que no voy a olvidar en la vida.
📅 MEDIANOCHE
Apenas habían hablado desde que llegaron a esa habitación de hotel. Carlos argumentó que le dolía un poco la cabeza y se acostaron pronto en la cama. Karisa buscó sus manos y se abrazó a él quedándose dormida. Él apenas pudo hacerlo. No paraba de dar vueltas y repasaba en su cabeza una y otra vez como su vida dio un drástico giro hace tantos años.
Decidió levantarse para acabar sentado en el sofá que había a un extremo de la habitación. Desde ahí podía ver a Karisa dormir profundamente. Pocas personas le importaban en la vida. Y la chica era una de ellas. Ese sentimiento de protección. De querer que estuviera segura, estaba cada vez más arraigado en su corazón.
La escuchó moverse en la cama y encender la lamparilla que había a su lado. Miró a Carlos algo adormilada.
- Ei, ¿Qué haces ahí? ¿te pasa algo? –le preguntó ella incorporándose en la cama.
- No...bueno, si, si me pasa. Necesito que vengas Karisa –le pidió él haciéndole un gesto con su mano para que se sentara a su lado.
- Si, claro. ¿Qué te pasa?
- Tengo un ahogo en el pecho que no me deja ni respirar chiquita. Necesito contártelo todo.
- ¿El qué? –le preguntó ella cada vez más preocupada.
- Necesito que sepas porque soy quien soy. Y si después de eso, quieres salir corriendo, yo mismo te abriré la puerta para que lo hagas.
*** Este capítulo se lo quiero dedicar a bianpaggi05 porque siempre eres la primera y por la alegría tan grande que me he llevado al haberte conocido. Eres un solete hija de mi vida. Espero que lo hayas disfrutado ***
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