Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO XXXVII

—¡Akira!— gritó Eric aturdido dentro de su coche, aquellos recuerdos habían vuelto en sus sueños.

El sudor en sus manos y su frente eran notorios, su respiración agitada lo hizo dejar su coche y correr hacia un lugar donde el aire llenara más pronto sus pulmones, giro a su alrededor tratando de entender dónde se encontraba y de dio cuenta que en ningún momento había dejado el aeropuerto. Aquel sueño con su madre y su hermana era tan real, las extrañaba demasiado, las necesitaba aún más, cayó rendido contra uno de los muros del estacionamiento mientras la brisa parecía refrescar un poco su mente y su cuerpo.

Miró al cielo intentando hallar respuestas, después de tantos años aún no entendía la muerte de su hermana y su madre, no se resignaba a haberlas perdido, sumergido en sus pensamientos veía pasar los aviones e hizo un gesto con las manos como si quisiera tocarlos, el vibrador de su teléfono lo sustrajo de su momento de soledad. Una llamada de Jonás.

—¡Eric! ¿Mía está contigo?— preguntó sin más preámbulos.

—No, estaba con papá que acaba de salir hacia Japón, ¿qué pasó?—

—No está en el hospital, debíamos hacerle unos estudios y tenía consultas con los especialistas pero no está—

Eric colgó la llamada y angustiado corrió hasta su coche y se dirigió con prisa al hospital donde estaba Jonás.

—¡Eric!— salió Jonás al encuentro.

—¿Alguna noticia?—

—Nada, la buscamos en la azotea en los otros departamentos y nada—

—Iré hasta casa, quizás y solo fue a buscar algo, no lo sé, no creía que fuera capaz de hacer algo así, ¿has sabido algo de Kaoru?—

—No, desde aquel día que discutió con Mía no la he vuelto a ver, ¿tú?—

—No, nada de ella, veré si la puedo contactar, quizás y allí estén nuestras respuestas, iré a casa, estaré en contacto si algo sucede— dijo Eric saliendo rápidamente del hospital. —Kaoru, contesta— decía mientras marcaba sin cesar el número para comunicarse con ella y la respuesta era siempre la misma, el contestador. —Demonios ¡Kaoru! Mía, ¿dónde estás?—

Enceguecido por la duda y el temor condujo lo más rápido que pudo hasta su casa, al llegar intentó abrir la puerta y su sorpresa fue grande al ver que todo dentro estaba revuelto, pero nada faltaba, al menos eso parecía, fue a las habitaciones, el baño y nada.

—¡Demonios Mía! ¿Dónde estás?— gritó desesperado golpeando su mano contra la pared.

—¿Se te perdió algo?—

—¡Kaoru!— gritó corriendo hasta ella y tomándola de sus brazos.

—Pero que efusivo eres, ¿me extrañaste?— dijo ella acariciando sus mejillas.

—No tengo tiempo para esto Kaoru, ¿sabes algo de Mía?— El rostro de Kaoru se desfiguró por completo.

—Por supuesto, para que te preocuparías por mí, siempre es alguien más, siempre, siempre, ¡te odio!— gritó dando una bofetada a Eric para luego salir corriendo de ese lugar.

—¡Kaoru! ¡Detente! ¡Espera!— dijo Eric tratando de seguirla pero su enfermedad no le permitía correr durante mucho tiempo y la perdió de vista.

Kaoru siguió su camino hasta la zona de fábricas de la ciudad, caminó como si fuera un fantasma que deambulaba sin rumbo entre las fábricas abandonadas.

—No me arrepiento, de nada, eran molestias, ya solo queda una, una más y serás solo mío— dijo sonriendo tétricamente.

Aquel rapto de locura había comenzado la noche anterior, la locura sin límites de Kaoru la había llevado a cometer otro endemoniado plan.

—Mía, Mía, Mía— susurró en los oídos.

Mía despertó sobresaltada por aquello y sin entender que pasaba vio a Kaoru sobre ella.

—Qué, ¿qué haces aquí?—

—¿Qué? ¿Por qué te asustas? ¿Qué no puedo visitar a una amiga que está en el hospital acaso? ¿Tanto miedo te da tenerme cerca? ¿Qué pasó con tu otro yo duro y maléfico?— rió Kaoru tirando del cabello de Mía amenazante y dura.

—Enfe...— intentó gritar Mía pero no pudo terminar ya que Kaoru había conseguido dormirla de un golpe en la nuca.

—Tan tonta como siempre, ¿quién te crees que soy? ¿Una novata?— dijo escupiendo en el rostro de Mía.

Lentamente se abrió camino por los pasillos del hospital con Mía dormida en una silla de ruedas, sigilosamente evitando guardias y enfermeras logró escapar del hospital con Mía.

—Ya, despierta que el papel de bella durmiente no te va maldita!— gritó moviendo a Mía para que reaccione. —¡Tú! ¡Despierta!— dijo pateando la silla donde la tenía maniatada haciéndola caer.

Sobresaltada y desorientada por el golpe Mía despierta intentando reponerse y entender que es lo que estaba pasando.

—¿Qué broma es esta Kaoru? ¿Qué demonios te pasa? ¿Estás loca?— Susurró Mía mientras Kaoru la levantaba del suelo.

—¿Cómo te explico? he decidido trabajar como exterminador, cualquier insecto que me moleste solo lo mato— soltó sin más presionando la garganta de Mía. —Creí que te lo había dejado claro con lo de Akira, pero veo que te han quedado dudas, si quieres te cuento otra historia. Quien dice y sea la última que oigas en tu vida. ¿Lista?— Dijo Kaoru acomodando el cabello de Mía irónicamente.

Se sentó frente a Mía y sin siquiera pestañear comenzó con su narración.

—Eric había vuelto con su madre tras enterarse que Akira había muerto, "accidentalmente"— dijo acentuando las comillas en la última palabra.

—Eric estaba totalmente devastado, pero me tenía para consolarlo, con mi amor estaba segura que olvidaría al insecto que fue su hermana. Pero no fue así. Tanto su padre como él se dedicaron por completo a ayudar a sobreponerse a su madre de aquella fatalidad, maldita vieja, era una molestia, llorando y culpándose todo el tiempo por la muerte de su hija. Llorando por los rincones como si fuera a devolverla a su lado. Maldita idiota—

—¡Basta! ¡No quiero! ¡Cállate!— Suplicó Mía desesperada.

—No te hagas la inocente que eres tan asesina como ¡yo!— Dijo abofeteando a Mía.

—¡Lo soy! Pero me duele, me mata día a día el arrepentimiento y remordimiento por lo que hice, pero tú, tú te alegras, te jactas de lo que hiciste como si fueras una heroína de cuento—

—Ay ¡por favor! ¡No me vengas con excusas baratas! ¡Mataste y punto! ¡Eres una asesina!— Repitió Kaoru.

—El punto es, dónde me quedé, ah sí, la maldita vieja— dijo apoyando su cabeza en sus manos. —Al tiempo de la muerte de Akira el padre de Eric contactó con Jonás y le pidió que viaje a Japón que lo necesitaba para que lo ayude con la recuperación de su esposa, le dieron una droga que hizo que olvidara lo sucedido con Akira, luego de eso volvió con su búsqueda de tratamiento para curar a Eric y el tonto seguía dando vueltas bajo la falda de su madre, cosa que me fastidiaba de un modo que me enfermó—

Mía no conseguía dar crédito a lo que oía, hasta recordar la locura de la que fue presa al matar a su madre. No podía más. Quería que pare pero la mordaza que Kaoru le había colocado se lo impedía.

—Pobre Mía. ¿No quiere oír? Lástima. Tendrás que hacerlo. Para que veas que tú y yo somos iguales. Nos escondemos tras una supuesta locura pero en realidad somos monstruos, seres oscurecidos por el maltrato e indiferencia de los que amamos—

Todo aquello era una locura, una pesadilla de la que Mía quería despertar. Estaba segura que moriría. Kaoru no tendría piedad como tampoco lo tuvo con Akira y su madre.

Quizásy en el fondo era lo mejor. Quizás y ella tenía razón y eran monstruos quemerecían lo peor para su vida

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro