Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO XIX

—Señorita, ¿señorita?— dijo una voz.

Sintió un leve movimiento sacándola de su adormecimiento.

—Sí, sí, oh, disculpe ¿qué?— respondió aún sonámbula Mía.

—Necesitamos hablar con usted por favor, sígame, por aquí— explicó la enfermera mientras la guiaba por el silencioso y blanco pasillo.

Se parecía a su mente, de qué iba todo eso que había soñado, por qué lo estaba recordando en ese momento, qué significado tenía en ese momento.

—Buen día, tome asiento por favor— dijo el doctor ofreciendo una silla. —Verá, necesitamos saber o al menos que nos dé un número de contacto con algún familiar directo del Señor White— preguntó con voz cortante.

—¿Familiar directo? a todo esto pues, la verdad y nunca había conocido a nadie de su familia, y pensando un poco mejor— dijo Mía mientras en su mente recorría la sala y las habitaciones de la casa de Eric. —No, nunca vi foto ni nada parecido a algún familiar y poco y nada habló de su vida en todo este tiempo, tampoco quise indagar mucho ya que creía que lo molestaba y por eso no hablaba de ellos— explicó al doctor quien además de asombrado ahora lucía preocupado.

—Lastimosamente mucha información de esta manera no podemos darle por la falta de parentesco, ¿ustedes son marido y mujer?— siguió indagando el doctor.

—No, la verdad, estamos en pareja hace unos años, las circunstancias en las que nos conocimos también nos obligaron a tratar de olvidar nuestro pasado, por eso quizás— contó Mía mientras quedaba en silencio.

—Señorita, lo que sucede con el Señor White no es de hace unos años atrás,  es muy raro y casi único su caso que ha sobrevivido sin tratamiento alguno hasta el día de hoy— continuó explicando el doctor mientras se paraba y  prendía la luz del visor de tomografías. —Aquí, mire, ¿puede ver esta mancha gris aquí?—

—Oh, sí, pero esa parte es— dijo sorprendida.

—Sí, es el cerebelo, es muy raro que esa parte del cerebro se vea afectada por alguna enfermedad, pero siempre existe la posibilidad, y al señor White no le ha dado muchos problemas, hasta ahora— explicó mientras volvía a su asiento.

—Lo que el señor White tiene es una enfermedad llamada Ataxia.— continuaba explicando sacando un libro de su escritorio —Mira, la Ataxia es una enfermedad que afecta directamente al cerebelo, el cual está encargado de coordinar cada diminuto movimiento del ser humano, hasta el respirar, algunos casos son de niños de al menos diez años y otros aparecen ya de adultos, en el caso del señor White parece ser que la enfermedad ha sido bastante bien sobrellevada por él durante los últimos años, ya que nunca se sometió a ningún tipo de tratamiento.— dijo invitando a Mía a seguirlo a través del largo pasillo camino hacia la habitación de Eric.

—El estado en el que se encuentra su amigo es delicado, es posible que despierte como también puede permanecer así por meses o años o en el peor de los casos es posible que nunca despierte— explicó sosteniendo de los hombros a Mía como dándole fuerzas —Lo que necesito es que contactes a alguien de su familia, algún responsable o alguien que pueda correr con los gastos del tratamiento o que tome alguna decisión acerca de qué camino seguir con él, sé que soy duro y cruel al decírtelo de esta manera pero, lo siento, esperamos siempre la mejor de las resoluciones, pero por mientras necesito que hagas eso, busca algún familiar del señor White por favor.— dijo tomando fuertemente las manos de Mía.

—Doctor— llamó una enfermera.

—Debo irme ahora, si averiguas algo sólo comunica a una enfermera y yo vendré de inmediato, ¿de acuerdo?— concluyó alejándose mientras Mía quedaba aún más perdida de lo que ya se encontraba.

—¿Un familiar? alguien, pero ¿quién? no conozco a nadie, nunca supe nada de ningún familiar o Eric, ¿por qué?— dijo mientras lo abrazaba como si no hubiera mañana para ellos.

—Está bien, no hay tiempo para llorar, volveré con noticias, por favor, cuando vuelva deja de hacerte el cansado y ya despierta ¿sí?— lo besó suavemente en los labios y se fue a buscar ese alguien que no sabía ni por donde iniciar su búsqueda.

Camino a la casa de Eric iba como perdida en sus pensamientos, buscando en sus recuerdos algo que la ayudara a entender que era lo que debía hacer para poder encontrar a alguien, esperaba poder hallar algo allí que la llevara hasta algún familiar cercano o lejano de Eric. Al entrar en la casa lo primero fue revisar aquel cajón que Eric tan celosamente cuidaba, nunca siquiera pensó en la posibilidad de revisar aquel lugar porque sentía que no era importante, si Eric nunca le había hablado de ello, era porque realmente no era importante para que ella lo supiera, pero en este momento cualquier pista ayudaba.

—Y esto, cartas, Estados Unidos, Japón ¿qué?— sorprendida comenzó a revisar y a leer una por una aquellas cartas.

Querido hijo: ¿cómo estás? hace ya mucho tiempo que no recibo carta de ti, ¿que ha sido de tu vida? ¿Te estás alimentando bien? ¿Duermes bien? por favor no me dejes sin noticias tuyas por favor. Bien sabes que me preocupo, es cierto que hace ya un tiempo que no has tenido episodios como aquellos que te entristecían y te hicieron alejarte de mí pero por favor, te lo repito, al menos una llamada, un mensaje, un correo electrónico, algo.
Necesito saber de tí.
Con amor eterno, tu padre.

—¿Padre?— dijo revisando el sobre. —Estados Unidos, California, que acaso Eric nació allá, dirección Mía, busca la dirección, algún tel...— Quedó en silencio. —Claro tonta, tonta, tonta, ¡el teléfono!— Salió corriendo de la casa con las cartas en su bolso y en la mente un sin fin de cosas y preguntas para las que no tenía respuestas.

Llegando al hospital subió rápidamente las escaleras que la llevaban a la habitación de Eric y fue grande su sorpresa al ver a esa persona abrazando y besando los labios de Eric llorando como si fuera alguien que lo conocía desde siempre, pero, quién?

—Yo estuve aquí los 3 últimos años, con él, riendo, llorando, amando, quién se...— pensaba Mía mientras estrujaba su bolso sin darse cuenta.

—Oh, tú.— dijo la chica mirando hacia Mía.

—Yo— contestó ella seriamente. —¿Quién eres?— preguntó.

—Mi nombre es Kaoru, soy una vieja amiga de Eric, lo conocí cuando vivió en Japón con su padre.— explicó la extraña.

—¿Padre? tú conoces a su padre, ¿sabes cómo puedo contactarlo?— preguntó nerviosa Mía.

—Sí, claro, él me envía porque ya lleva tiempo sin noticias de Eric y me pidió el favor, ya son más de dos años que no tenía noticias de él, no es nada raro, viniendo de este ingrato— decía refunfuñando.

Mía no entendía como aquella extraña parecía conocerlo incluso mejor que ella, pero tenía razón, ella era parte sólo de su presente, Eric supo de su pasado por Alejandra, y ella nunca había preguntado acerca de su pasado esperando que él confiara en ella y se lo contara alguna vez. Entre confundida y dolida, en ese momento se sintió inútil, impotente, aquella extraña tomando la mano de su amado Eric, y con las respuestas que ella no había podido encontrar por sí misma. ¿Qué era todo eso? ¿Cómo se supone va enfrentar esa nueva etapa en su vida?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro