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Capítulo 49

La fuerza en Lilian y Derek
8 de agosto

2:40 pm

Si algo amaba Lilian de su esposo era su sonrisa. Derek Osbone tenía la clase de sonrisa dulce y contagiosa que hacía del mundo algo más bonito; o al menos hacía del mundo de Lili algo hermoso. En fin, ese fue un detalle que ella adoró desde el primer instante en el que inició su relación y se sentía extraño no ver aquella curvatura tan linda en ese momento.

Los labios de él formaban una línea tensa al tiempo en el que tamborileaba con sus dedos la madera del escritorio. Miraba con nerviosismo la puerta del salón, esperando a que alguien en específico la atravesara. Todavía no había alumnos en el aula, solo ellos dos y un terrible silencio. Lilian no hizo mucho esfuerzo para adivinar la razón de la ausencia de ese gesto que tanto le gustaba y, para solucionarlo, se colocó entre la mirada de aquel hombre y la puerta para llamar su atención.

-¿Sabes, Osbone? El ver la puerta no hará que ella llegue más rápido -le dijo ella, con una sonrisa triste en sus labios. Él le devolvió el gesto de inmediato.

-Lo sé, bonita -le dijo él tras un suspiro -. Si soy sincero, no creo que venga. Capaz la espera es en vano...lamento haberte hecho venir por nada.

Lilian frunció el entrecejo y dirigió su mirada a Derek. Cruzó sus brazos sobre su pronunciado estómago y se acercó más al escritorio.

-¿Quién rayos eres y qué le hiciste a mi esposo? -cuestinó ella -. ¿Dónde está el Derek que no pierde las esperanzas? ¿Por qué no estoy viendo al hombre que amo en este momento?

-Supongo que estoy cansado -hizo una mueca tras ponerse de pie -. Demasiadas preocupaciones me agotaron hasta que me quedé con pocas esperanzas.

-Usa esas pocas esperanzas que te quedan para confiar en ella. Ya verás, Linda vendrá.

-Eso espero, bonita.

Ella frunció un poco sus labios, odiaba escuchar que se estaba dando por vencido por alguien en la que alguna vez depositó toda su fe. Verlo rendirse era extraño, hasta un poco triste, pero ella lo entendió. Después de todo, Derek había pasado por mucho los últimos meses. Por más doloroso que le resultara, ella sabía que era en parte responsable de esos ojos cansados y esas ganas de no querer confiar más. Fue un peso para los hombros de su esposo por mucho tiempo y ahora él estaba agotado.

Era entendible. Después de todo, el que seamos humanos nos limita a una fuerza que a menudo es insufuciente para aguantar con el peso de las preocupaciones que nos da la vida.

Lilian descruzó sus brazos, extendió sus manos y tomó las de él. Dejó un beso lleno de apoyo y cariño en su mejilla, para luego sonreírle con dulzura. Puede que nuestra fuerza sea limitada, pero si sumamos la fuerza de una persona con la otra, la vida se nos puede hacer más ligera.

Las preocupaciones se vuelven fáciles de cargar.

-Sé que estás agotado luego de tanto poner tu fe en personas que no son lo suficientemente fuertes. De hecho, lamento haber sido y seguir siendo una de las razones por las que estás así -ella suspiró -, pero no te desánimes, ¿sí? Confia en Linda. Le has enseñado mucho como para que ella no considere esta oportunidad.

-Voy a confiar -aseguró él, devolviéndole la sonrisa. Luego, llevó una mano hasta el vientre hinchado de Lilian -. Y tú no me has agotado; ni tú ni la bebé han hecho algo malo.

-Sé que no lo vas a aceptar pero es así -ella suspiró y colocó su mano sobre la de él -. Lo bueno es que eso se acabó, te lo prometo.

Su sonrisa aumentó, al menos las cosas estaban bien en esa parte de su vida. A modo de agradecimiento, dejó un beso en la mejilla de Lili y la abrazó con fuerza. Habrían podido seguir ahí, disfrutando de lo único lógico en sus vidas, pero la hora de clases comenzó.

Alguien aclaró su garganta tras ellos y eso los hizo voltear. Ambas miradas se encontraron con un espanto de ojos avellana, que cubría su rostro con la capucha de su enorme abrigo. Hacía tiempo que ellos no la veían usando su camuflaje, pero no les fue difícil reconocerla.

-Hola -dijo ella, con cierta timidez -. ¿Me siento en uno de los puestos del fondo?

Linda no estaba ahí por sí misma, ella no se tenía el suficiente aprecio como para tomar un riesgo tan grande por ella. Si decidió arriesgarse a mostrar su rostro frente a tanta gente fue por Derek. La amistad seguia significando todo en su vida. Amaba a sus amigos y sentía que si los desepcionaba, se quedaría sin ese amor.

Para ella, ese cariño era todo lo que tenía ¿Qué sería de ella si lo perdía? Se quedaría completamente sola...

Linda no podía aguantar demasiado tiempo a solas con alguien tan despreciable como ella misma.

No esperó a que alguno de los dos respondiera, tan solo caminó hacia los puestos del fondo con la mirada baja. Sus ojos se encontraron con el armario al final del salón, sintió un escalofrío al recordar que esa vez no se escondería...Esa vez, su fealdad estaría a la vista de todos.

Su corazón latió con demasiada fuerza en el instante en el que otros alumnos comenzaron a entrar al aula. Sus nervios empezaron a jugar con ella, con sus pulmones; pronto, olvidó como respirar con normalidad ¿Y si salía corriendo de ahí? Escapar era la mejor opción.

Pero fue muy tarde. Para cuando lo pensó, ya se había paralizado.

Varias miradas comenzaron a posarse sobre ella, ninguno de los alumnos habituales pudo reconocer a aquella encapuchada. No podían ver su cara, lo que volvía a esa figura aún más misteriosa. Los susurros iniciaron en ese instante, miles de oídos recibieron rumores sobre la desconocida. Ninguno imaginó que la pobre chica debajo de ese abrigo estaba entrando lentamente en un ataque de pánico gracias a tantos ojos sobre su figura.

Respira, Linda; captó lo que Lilian gesticuló a lo lejos. Le hizo caso, respiró...pero calmar sus aspiraciones no fue suficiente para apagar los nervios.

¿Por qué enfrentarse al mundo le era tan complicado?

Derek cerró la puerta una vez fue momento de iniciar con la clase. Todo se veía muy diferente desde fuera de aquel armario, más intimidante. Derek comenzó a hablar y a anotar cosas en la pizarra, pero ella no podía escuchar con claridad. Nervios, susurros, ecuaciones al azar...Todo eso se mezcló en un festín de horrores que no le permitió prestar atención.

Jamás se sintió incómoda en una de las clases de física, hasta ese momento.

-¿De verdad nadie sabe la respuesta? -cuestionó Derek, alzando sus dos cejas. Nadie habló en el salón.

Linda sacudió su cabeza, intentando concentrarse en lo que ocurría a su alrededor. Por un instante, su mirada se mezcló con la de su profesor ¿Qué debía hacer? ¿Correr? No, no podía moverse; sus piernas no respondían como debían. Intentó buscar la respuesta a su duda desesperada en el color café encerrado en los ojos de Derek, pero solo encontró una sonrisa amistosa que terminó por gesticular otra pregunta.

-Teoría de las cuerdas, la expliqué la clase pasada ¿Alguien podría recordarla, por favor? -muchos de los alumnos en el salón sabían la respuesta, muchos otros no, pero nadie la contestó. Él suspiró y miró a Linda, ahora en forma de ruego-. Señorita Riddle, ¿le importaría explicarle a la clase de qué va esa teoría?

Gracias al cielo a Linda la cubría su capucha. De lo contrario, todos habrían visto lo fea que se veía estando sonrojada. Bajó su mirada, intentando evitar las otras miles que se posaron sobre ella. Sabía la respuesta, pero dudaba si tendría las fuerzas para decirla en voz alta.

-¿Señorita Riddle? -cuestionó Derek, una vez más.

Como respuesta, obtuvo silencio. Esperó unos importantes segundos, nada ocurrió. Al final, Derek decidió darse por vencido en su tarea de insistir.

-Bueno, dado a que nadie recuerda ni un poco de lo que dije la clase pasada, mejor...

-¡Es un modelo de física teórica! -se apresuró a decir Linda, interrumpiendo a su profesor. Todas las miradas volvieron a ella -. Em...recuerdo que decía que el universo se rige por cuatro fuerzas.

-¿Y cuáles son esas fuerzas? -preguntó Derek con un atisbo de sonrisa en su boca. Sabía que ella repondería, solo que sus dudas estuvieron al borde de ganarle a la fe que tenia puesta en ella.

-Fuerza gravitatoria, fuerza electromagnética, interacción núclear débil y...-mordió su labio, no podía recordar la última -. Em...y...

-Interacción núclear fuerte -respondió el chico a su lado.

Ella volteó para verlo, lo reconocía como el fisgón que estuvo a punto de descubrir su escondite. Elliot volteó para encararla y entonces pasó: una persona presenció la fealdad de Linda.

Ese fue su primer enfrentamiento con el mundo al que tanto miedo le tenía. Esperó a que él gritase, o a que la mirara con horror, o a que todo a su al rededor se desmoronara, pero nada de eso pasó. Elliot se vió sorprendido al principio, pero luego le sonrió con amabilidad. Después, volvió su atención hacia la clase y ella lo imitó.

Vaya, creyó que el suelo bajo sus pies se rompería en mil pedazos el día en el que algún estudiante en el campús viera su rostro. Para su sorpresa, todo seguía intacto ¿Eso qué significaba?

-Todo lo que ocurre en el universo se debe a la interacción de esas cuatro fuerzas -Elliot siguió respondiendo la pregunta -. Lo que no recuerdo es, ¿qué tenía que ver eso con el modelo de las cuerdas?

-Oh, es porque, gracias a las cuatro fuerzas, se sabe que las partículas que están sometidas a ellas forman átomos y demás -le respondió Linda. Hablaba segura de que nadie más veria su rostro, estaba protegida por su capucha.

Era como su propio manto de invisibilidad, solo que no había forma en la que tanta fealdad fuese invisible...

-Lo que dice la teoría de las cuerdas es que esa materia, o partículas, está hecha de filamentos. Como hilos, solo que estos vibran -explicó Linda -. Los hilos forman subpartículas, que tienen una longitud tan pequeña que no podrían existir en el espacio.

-Pero si las partículas subátomicas forman átomos, y sabemos que los átomos existen -comenzó un chico de lentes que escuchaba a Linda sin saber qué tan fea era en realidad -, ¿cómo pueden no existir en el espacio?

-¡Esa es la duda que nadie logra responder! -exclamó Linda.

Al levantar la cabeza para decir aquello, su capucha cayó por sus hombros hasta descubrir cada horroroso centímetro de su feo rostro. Todos en el aula quedaron un poco asombrados ante el brusco físico de aquella alumna aparentemente brillante. Sin embargo, nadie dijo algo al respecto. Todos estaban demasiado concentrados en la respuesta que el espanto estaba elaborando.

En cuanto a Linda, ella ni cuenta se dió de que quedó al descubierto. Continuó hablando, explicando, hilando una teoría con otra para demostrar que si sabía de lo que estaba hablando. Derek buscó los ojos pálidos de su esposa, quien estaba en uno de los puestos como observadora de la clase. Ella le dedicó una amplia sonrisa que él le devolvió. Finalmente, Linda Riddle estaba mostrandole todo su potencial al mundo.

Y eso...eso si que fue hermoso.

-El hecho de que los hilos que conforman las partículas son tan pequeños, da pie a que muchos crean que existen otras dimensiones -continuó ella -. No solo cuatro, sino hasta seis. Si algo tan chico no cabe en nuestra dimensión, debe caber en otra diferente...

-O es lo que queremos creer -ahí, Derek la interrumpió y comenzó a cumplir su funsión como docente: enseñar -. Teorías como esta sirven para explicar lo que no tiene explicación. La teoría de las cuerdas podría ser real, así como también podría ser una forma de encontrarle sentido a todo lo que no entendemos con respecto a la interacción de las cuatro fuerzas fundamentales del universo [1]

-Si existiesen otras dimensiones, se podrían explicar muchos de los fallos de la física actual -razonó Elliot -. El problema es que no se puede demostrar.

-Todavía -Linda se encogió de hombros -. Hay demasiadas mentes en el mundo y mucho tiempo para que alguna le encuentre explicación a lo inexplicable.

Derek sonrió, satisfecho. Hay tantas cosas inexplicables en este mundo. Por ejemplo, su misma crueldad es algo que ningún humano había conseguido explicar. Nadie conoce la razón por la cual giramos en un planeta en donde vivir es sinónimo de alegría en ocasiones, y en otras es sinónimo de sufrir. Sin embargo, ese profesor tenía la misma esperanza que su alumna: Un día, lo inexplicable tendría explicación.

¿Y si no? Pues, nos tocará inventar una explicación lo suficientemente creíble.

- Bien, me alegra saber que al menos dos personas prestan atención a lo que digo. Elliot, Linda, gracias -Derek les sonrió a sus alumnos. Ellos le recordaban porque le gustaba tanto enseñar; podía contagiar pasión por un tema a otras personas -. Al resto, gracias por recordarme lo mucho que lamento haber recortado mi luna de miel a solo una semana para poder darle clase a un grupo tan grande de idiotas.

-¡Siempre a la orden, profesor Osbone! -exclamó una chica de cabello teñido al otro lado del salón.

Derek soltó una carcajada. Sabía que nadie en ese salón era idiota, todos eran brillantes a su manera y él se los recordaba, a pesar de que le gustaba bromear al decir lo contrario. El profesor decidió seguir con su clase, tenía demasiado que enseñar y nada de tiempo para seguir con esa clase de chistes. Comenzó a hablar de átomos, fuerzas, el universo, y eso hizo que Linda comprendiera la ventaja de ver una clase lejos de su escondite.

Fuera del armario vacío, se sentía parte de un todo. Mentiría si te dijera que no intentó seguir el consejo de Gabe. De hecho, la razón por la que habló en primer lugar fue mero egoísmo: quiso demostrar que ella sabía, que su conocimiento era el único válido y debía demostrarlo. Pero ahora que se había liberado de la presión de pensar en sí misma, podía gozar de formar parte de algo mucho más grande y menos patético que su solo ser.

Era una sensación increíble, tan nueva para ella que no se dió cuenta de que ya la había sentido antes ¡Claro! La sintió por primera vez cuando se volvió amiga de Derek y de Lilian, y la sentía a diario gracias a Gabe y sus otros amigos. Linda estaba saliendo al mundo, y lo estaba haciendo sin una capucha capaz de volverla invisible.

Sé que esa teoría loca de la que tanto les enseñó Derek a sus alumnos ese día hablaba de cuatro fuerzas fundamentales, pero yo quiero añadir una quinta: la fuerza de voluntad.

¿Y quien sabe? Quizá existen más. Si hay tantos tipos de belleza como flores en el mundo, quizá existen tantas fuerzas como cristales rotos en el universo.

La clase terminó y, solo entonces, Linda se dió cuenta de que su capucha se había caído. Mierda, mierda, mierda, soltaron sus demonios. Su primer instinto fue correr, huir, escapar y ahora que no debía escuchar a su profesor eso haría ¡Huye! ¡Escondete! Sus demonios no dejaban de gritar ¿Por qué la baja autoestima es tan jodida? ¿Por qué juega con personas tan buenas de esa forma? ¿Por qué, si tiene forma de demonio, no está encerrada en el infierno?

Le hizo caso a su problema para amarse a sí misma e intentó huir...pero alguien la detuvo.

-¡Eh!¿A dónde vas? -conocía de vista a la chica que la tomó por la muñeca. La rubia se llamaba Lindsay, y le sonrió con amabilidad al tiempo en que sus amigos se acercaban a ellas -. No te piensas ir tan rápido, ¿o sí?

Atrapada, así se sintió. Pronto, la rodearon otras dos chicas, un chico y Elliot ¡Escapa, escapa! ¡¿Pero cómo?! ¡No podía salir de ahí!

-Tú, amiga, eres brillante -dijo la chica de cabello teñido ¿Ya la llamaba amiga y le sonreía de esa manera? ¿Dónde estaba la repulsión que Linda esperó? -. ¿Cómo te llamas?

-Yo...em...este...

Ni tu propio nombre te sabes, ¿o no quieres decirselos para que no noten la ironía? Linda la que no es linda ¡Pero que gracioso! Mejor corre antes de que lo noten.

Pero que demonios tan ruidosos...

-Su nombre es Linda -diablos, Derek te delató -. Linda Riddle.

-Linda Riddle -la otra chica, identica a Lindsay, la observó con ojos entrecerrados al pronunciar su nombre. Luego, sonrió -. ¿Y dónde estuviste metida todo el semestre, Linda? De haberte conocido antes, ya te habriamos secuestrado por tu brillante cerebro.

-Creí que con Elliot ya teniamos suficientes cerebritos -soltó el chico de lentes antes de que Elliot le diera un golpe en el hombro que lo hizo reír.

-Saca la cuenta: un genio mas un genio es igual a otros cuatro amigos que salen muy beneficiados en sus tareas de física ¡Nos ganamos la loteria!

-Joder, ya cállense. Luego preguntan porque les digo que son un dolor de cabeza -soltó Elliot con diversión. Luego, se dirigió hacia Linda -. No dejes que te asusten, solo están bromeando. Son solo un grupo de dementes, nada que no se pueda aguantar.

-No me asustan -aseguró Linda, cuando se convenció a sí misma de ello.

Y no, no la asustaban ¿Acaso era posible? ¿Estába ganando la batalla en contra de sus demonios?

-Y bien -habló Lindsay -, ¿cómo es que no te notamos en todo el año?

-Este...bueno...

-¡Es que ella era una alumna privada del profesor Osbone! -al ver que se quedó sin excusas, Lilian salió a socorrer a su amiga. Estaba ahi para apoyarla, asi que caminó hacia los estudiantes con Derek siguiendola. Se colocó junto a Linda y la tomó por los hombros -. Lleva un tiempo recibiendo clases particulares. Nada distinto a lo que han visto ustedes aquí, pero en privado.

》Sin duda, es brillante, y Derek...perdón, el profesor Osbone, le sugirió comenzar clases en la universidad solo porque conoce y confía en el potencial de sus alumnos ¿No es así?

-Por supuesto, bonita -aseguró Derek, para luego sonreírle a Linda -. Y te aseguro que no me arrepiento de haber tomado esa decisión.

Linda le sonrió, sin recordar la fealdad que se acentuaba en su rostro cuando hacía ese gesto. Le estaba tan agradecida a Derek y a Lilian que no le importó verse fea en ese momento. Ellos no solo fueron sus primeros amigos, o quienes le hicieron creer en el amor. También, le dieron el primer acercamiento a una fuerza tan vital para el universo como la gravedad.

Una fuerza que se esconde detrás de una acción tan sencilla como confiar.

Derek confiaba en Lilian, en su capacidad de mejorar, por eso ella había puesto de su parte y ahora estaba mucho más entregada a su papel como esposa y futura madre. Lilian confiaba en Derek, por eso él no había perdido la cordura y podía mantenerse firme a pesar de que el mundo a veces era demasiado para él. Tener a alguien en el cual confiar te da fuerzas, y el que ese alguien confie en tí de vuelta un tipo de belleza que un espejo no logra capturar.

Es hermoso ver a un par de ojos que te miran con confianza, que te empujan a ser una mejor versión de ti, que te señalan un camino arduo solo porque sabes que podrás con él. Es lindo, bonito, precioso. Solo mirame a los ojos y verás de la clase de belleza de la que te estoy hablando...

- Un momento, un momento -Lindsay detuvo la conversación, como si algo importante hubiese sido mencionado -. Profesor, ¿acaba de llamar "bonita" a esta mujer?

-Pues, así suelo llamar a mi esposa, señorita Candeau -soltó Derek, con diversión -. Además, no me pueden decir que no es cierto. Solo mírenla.

-Cállate, Osbone -Lilian lo fulminó con la mirada e intentó reprimir el rubor en sus mejillas en vano. Terminó por sonreirle a los alumnos a su alrededor -. Soy Lilian, me alegra conocerlos al fin. Derek habla mucho de ustedes...bueno, él habla mucho en general.

Lindsay abrió sus ojos con sorpresa y soltó una sonrisa empapada con demasiada emoción. No conoces mucho a este personaje pero yo sí y te diré algo: estaba enamorada de las vidas a su al rededor. Le encantaba saber todo de todos, sin importar lo excentrica que se veía a veces. Sus amigos y novio suspiraron al notar que comenzaría a preguntar de más. Ellos si que la conocían muy bien.

-Oh, no -soltó el chico de lentes -. Ya va a empezar...

-¡Ay pero que linda! -soltó Lindsay tras aplaudir con emoción -. ¡Y si está embarazada! Que bonito...¡Y qué emocionante! ¡Tengo tantas preguntas!

-Elliot, controla a tu novia -le pidió la chica de cabello teñido -. Ya su modo "rarita" se salió de control.

-Linds no es rarita -la defendió -, solo es un real fastidio a veces.

-¡Oye! -ella lo golpeó, pero él rió dándole a entender que era broma. Ella le devolvió la sonrisa -. Idiota.

- Como sea, vámonos. Muero de hambre, quiero almorzar -Elliot tomó la mano de su novia pero, antes de marcharse, se dirigió a Linda -. ¿Vienes con nosotros?

-¿Yo? -cuestionó el espánto.

- ¡Claro! -exclamó Lindsay, entrelazando su brazo con el de ella de fotma amistosa -. A tí también te tengo muchas preguntas, Linda. Aprovecharé el almuerzo para conocer todo lo que no conocí de ti en el semestre.

-La idea es que se anime a venir, con eso la vas a espantar, Linds -soltó el chico de lentes.

-Yo...bueno...-Linda miró a sus dos amigos -. ¿Lili, Derek?

-Ve -le dijo Derek con una sonrisa -, más te vale divertirte todo lo que no te has divertido en un semestre entero.

Linda le sonrió y luego miró a Lilian, quien se colocó al lado de Derek. Le debía mucho a esos dos. No podía creer que iba a salir con un grupo de extraños a comer en el campus del que tanto escapó, ¡todo eso sin una capucha para cubrir sus cicatrices! Se despidió de ellos dos y se retiró del salón.

El mundo no se veía tan malo después de todo.

-No me explico cómo es que ella sigue sin confiar en sí misma cuando podría tener el mundo a sus pies si lo quisiera -soltó Derek, una vez estuvo a solas con Lilian en la habitación -. Hoy lo demostró, ¿por qué sigue sin creer lo que todos creemos? No me lo explico.

-Hay cosas inexplicables en este mundo, Osbone -Lilian fijó sus ojos pálidos en la mirada café de Derek. Sabía lo orgulloso que él estaba de su alumna, pero también entendía tanta preocupación -. Las personas somos las criaturas más inexplicables del universo, pero inventamos una sencilla explicación para convencernos de que nos entendemos y a nuestras acciones: miedo.

》El día en que Linda confíe en sí misma se dará cuenta de que sus miedos son solo ilusiones, explicaciones vacías que ella usa para combatir un comportamiento inexplicable. Mientras que ella no ponga fé en sí misma, no se sentirá capaz de nada. Aunque, de a poco, ella está confiando. Solo hay que darle tiempo.

-¿Explicaciones a lo inexplicable? -él alzó una ceja en dirección a su esposa y luego sonrió -. Le prestaste atención a la clase.

-No te emociones, eso fue lo único que entendí -ella rodó los ojos -. El resto fue como escuchar una lengua extrangera, y eso que tú y yo hablamos más idiomas de los que se considera normal...

-Al menos lo intentaste.

-Seh...¿Vamos a almorzar? Tengo hambre.

-Por supuesto, bonita.

Él tomó su mano y besó sus nudillos antes de salir del aula. Esa linda parejita le enseñó el primer tipo de fuerza que Linda recordaría en sus momentos más oscuros. Una fuerza que también es belleza. Confiar en el amor es hermoso, confiar en alguien más es bellisimo, que alguien más confie en tí es precioso...¿Pero confiar en ti mismo? Eso es tan bello que ni yo lo puedo describir.

Es un sentimiento tan fuerte e importante que Linda tendría sentirlo para poder explicarlo porque, de lo contrario, le parecería inexplicable...

[1]: les juro que no sé que seria de mi vida sin Google y sus miles de páginas que me explicaron más o menos qué rayos es la teoría de las cuerdas ¡Me costó muchísimo entender! Mis neuronas todavía duelen, pero espero haberselos hecho un poco más fácil. En fin, esta notita es para recordar que esta información no viene de mi cerebro, sino de páginas de internet que conseguirán en un glosario que pondré al final del libro :)

Otra cosita...Quiero que entiendan que en este libro hay una visión partícular de la belleza. No trata la hermosura como algo físico, sino como sentimientos. Por eso es que a veces se dicen cosas como la confianza es un tipo de belleza. Sé que es raro, pero tiene una explicación. Además, ya conocen a Jay, él no narra cosas normales 🤷‍♀️

Bueno, eso es todo. Chaito, se les quiere❤

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