Capítulo 45 (parte 2)
Cuando dos caos se juntan...
20 de Junio
7:00 pm
Sé que ese beso te sorprendió. Lo sé porque también me sorprendió a mi. Y si nos sorprendió a ambos...¿te haces una idea del millón de reacciones que causó un simple contacto de labios?
— No puede ser...—los ojos miel de Linda Riddle no podían creer lo que estaban viendo ¿Acaso era posible? ¿Acaso estaba pasando, o solo lo estaba imaginando?
— ¿Que ocurre? —preguntó Aviv. Su ceño solo consigió fruncirse tras escuchar tanta impresión en la voz de su novia. Supo de inmediato que algo fuera de lo común estaba ocurriendo.
Lo que no podía era imaginar qué tan fuera de lo común estaba ese suceso.
—Se estan besando...—soltó Linda, cayendo en cuenta de que lo que veía era real y no un simple espejismo.
—¿Que? ¿Quienes?
—Gabe y Cloe —y una sonrisa involuntaria se apoderó del asqueroso rostro de la chica —, ¡Cloe y Gabe, se estan besando!
—¿En los labios? —preguntó Aviv, sorprendido.
—Joder, Aviv, ¡por supuesto que en los labios! ¡¿Crees que estaría así de emocionada por un estúpido beso en la mejilla?!
No hizo falta que Aviv dijera algo, él ya se sabía la respuesta. Entre la multitud de invitados que se movían al ritmo de la música en la pista de baile, estaba el motivo de la emoción de Linda. Cloe de puntillas para poder robarle el aliento a Gabe como quería, Gabe con sus manos sobre la cintura de Cloe para mantenerla tan cerca como podía. Mientras el resto de los presentes se movia al compás de una dulce melodía en el estéreo, ellos dos habían creado su propio ritmo, en el que las bailarinas principales eran sus bocas, desespetadas por no dejar morir el momento.
En definitiva, se estaban besando. Y, por lo que dedujo Linda, lo estaban disfrutando. Ahora bien, ¿no creerás que ella fue la única que los vio, o si? De entre la multitud, una pelirroja emocionada llegó hasta ellos, arrastrando a un rubio que no puso oposición alguna ante la euforia de su novia.
—¡¿Estan viendo lo que yo?! —preguntó Dalia, emocionada.
— No, no lo veo, Dali —acotó Aviv, recordando que "ver" no era un verbo útil para él. Aún así, le sonrió —. Pero ya Linda me contó que está pasando, así que comprendo tu emoción.
— ¿Emoción? Te quedas corto —Sanne apareció en la escena y no tardó en integrarse en la conversación. Las hermanas Stuwart estaban tras ella y todas observaban el mismo punto que el resto de ese grupo —. Hace tiempo que algo no me sorprendía tanto.
—Sé que dije que ellos dos eran como agua y aceite —soltó Samara —, pero en realidad no se ven mal juntos.
—Se ven absurdamente bien —concordó Sil —. Y jamás creí que diría esto para describir a Gabe, pero hasta lucen tiernos.
—No parece él, ¿verdad? —observó Don —. El Gabe que conocemos es más...tosco.
Pero sí se trataba de Gabe, era él siendo más él que nunca. Cloe lo sabía, conocía ese lado suyo que el narciso ignoraba que existía. Por eso, lo besó con aún más esmero luego de buscar una pequeña bocanada de aire. Le estaba gustando el sabor de ese chico tan cambiado.
—¡¿Se puede saber que hace ese troglodita con mi prima?! —Eve corrió hacia el resto, asegurandose de que solo ellos pudiesen escucharla. Calvin, Dann y Maggie la siguieron. Cristal estaba en los hombros de su padre, no muy clara de lo que estaba ocurriendo —. ¿Qué demonios está pasando? ¡¿Por qué parece que se la están comiendo ahi, en medio de la pista de baile?!
—¡Eve! —Calvin soltó un reproche hacia su esposa pues la pequeña Cris se tomó demasiado literal eso de que "se estaban comiendo a su tití". Eve notó su error cuando vió un puchero en el rostro de su hija y se le encogió el corazón al verla con sus ojos aguados.
—Ay, no, no, no llores, bebé —Eve la tomó en sus brazos con rapidez y la atrajo hasta su pecho —. Perdón, mami no quiso decir eso, ¿si? A tu tití Clo-clo no se la estan comiendo, ella esta bien.
—Pues, por el tiempo que llevan ahí, yo diría que está más que bien —acotó Dann.
Eve fulminó a su amigo con la mirada y volvió su vista hasta su prima ¿Acaso ese no era su narciso? ¡¿En que momento surgió algo tan íntimo entre ellos como para que naciera ese beso?! Cuando Calvin se le acercó y le susurró algo al oído, ella comprendió todo lo que estaba ocurriendo y retiró la palabra "troglodita" del vocabulario asociado a Gabe.
—Se suponia que solo iban a hablar —dijo Linda, aún con sorpresa.
—Bueno, de Lilian y Derek aprendimos que a veces "hablar" implica más saliva de la esperada —indicó Sanne, encogiendose de hombros.
—¡Hey! —la voz de Lilian se escuchó tras ella, se cruzó de brazos al escuchar eso último. Derek estaba junto a su esposa y esbozó una sonrisa divertida por el comentario de la morena —. A nosotros nunca nos pasó algo así.
—Deja de negarlo, bonita. Después de todo, tienen un video como prueba —se redimió Derek —. Y a mi me encantaría poder grabar un video de eso para vengarme de esa friki, pero ya tengo uno de ella completamente ebria; creo que me mataría si además documentara esto y bueno, valoro mi vida.
—Tranquilo, dudo que este momento en particular se les olvide a alguno de los dos —señaló Don.
Y quizá estaba en lo correcto, ¿cómo iban a olvidar un beso tan lleno de emoción? No necesitarían un video para revivir el momento, tenían un recuerdo bastante claro del sentimiento. Corazones acelerados, mentes vacias, latidos sin ritmo, pensamientos en blanco, estaban hechos un caos. Eran una tormenta que no tenía ganas de calmarse; un remolino que comenzaba a arrastrarlos más y más en el instante que estaban viviendo.
Sin embargo, como todo lo bueno en la vida, el instante se tuvo que acabar. Cloe despegó su boca de la de Gabe con lentitud para tomar todo ese aire que él le había robado, abrió sus ojos y se encontró con esos mosaicos verde oliva que brillaban más que nunca. Los latidos de su corazón comenzaron a estabilizarse, sus pensamientos regresaron a su fluides constante y, solo entonces, se percató de lo que había pasado.
Se soltó de su narciso y se alejó de él unos cuantos pasos ¿Lo miró con temor, o con arrepentimiento? No lo sé, sus ojos eran demasiado difíciles de descifrar. Solo sé que esa reacción estuvo al borde de romperle el corazón a Gabe.
—¿Cloe? —estaban a solo un paso de distancia, pero para Gabe eso era demasiado. Las respiraciones de la castaña comenzaban a convertirse en hiperventilaciones sin ritmo alguno, y sus ojos azules no podían dejar de mirarlo; estaban adheridos al tono verde de sus pupilas.
—Yo...Yo...—estaba tan confundida que había olvidado como hablar. Su mente quería responderle algo, su corazón otra cosa, pero sabía que su boca no tendría la fuerza para decirle a Gabe una simple palabra siquiera. No cuando aún sentía el trazo de su beso sobre ella.
Entonces, Cloe hizo la única cosa que se le ocurrió a su mente en ese momento: corrió. Se alejó de Gabe a una velocidad increíble y lo dejó solo en la pista de baile, sin acompañante para disfrutar de la próxima canción. El narciso, que se creía fuerte e indestructible, sintió un fuerte golpe en su pecho; un golpe del que creía que no se podría recuperar. No se movió, no fue tras ella, esa reacción le dolió tanto que lo paralizó.
Ahí entendió porque amaba tanto a su reflejo: su imágen solo se iba cuando él se marchaba; no era como Cloe, que tenía la habilidad de escapar siempre que quería.
—Oh, esto no está nada bien —soltó Linda, al ver lo triste que se veía su mejor amigo. Todos habían visto la carrera de Cloe; todos descubrieron que Gabe podía ser débil por alguien en ese momento.
—Amor, ¿qué ocurre? —le preguntó Aviv, la excepción en ese "todos".
—Cloe se fue y lo dejó ahí, solo —le informó —. Joder, creo que es la primera vez que lo veo así de triste.
— Digo lo mismo —concordó Don —, y eso que lo conozco desde que usaba pañal.
—Hay que hacer algo —habló Dalia —, no podemos dejar que esto se quede así.
—Chicas, nosotras tres vamos con Clo —soltó Lilian, tomando a Sanne y a Dalia por sus brazos —. Está demasiado confundida y nos necesita. El resto, vaya con Gabe e...intenten animar al pobre.
—Pf, será difícil —dijo Derek, pasando una mano por su barba —, pero hay que intentar. Suerte con la friki, margaritas.
— Y suerte a ustedes con ese narciso, chicos —Sanne les dedicó una sonrisa antes de marcharse con sus dos amigas en busca de Cloe.
¿Qué tanto podrían hacer por ellos? No mucho, pero un poco de apoyo hacia Cloe y Gabe no estaría de más después de todo el caos que habían formado.
Quien estaba hecho un verdadero caos por dentro era Gabe. Pero ya no era un caos hermoso como el que formó con Cloe, ahora era un caos triste y desastroso ¿Por qué sentía que su pecho se desinflaba de apoco? ¿Por qué le había dolido tanto verla huir? No era la primera vez que ocurría...pero era la primera vez que un beso le hacía tanto daño. Suspiró para luego esconder su rostro en sus manos. Quizá cometió un error y no debió besarla, pero le había gustado tanto...
Ella le gustaba demasiado.
Dejó de esconder su rostro y, al abrir los ojos, se encontró rodeado de un montón de rostros conocidos. Derek le dedicó una sonrisa amistosa y le ofreció una copa llena de lo que parecía ser champán.
—Creo que lo necesitas —el físico le entregó la bebida y luego se encogió de hombros —. Sé que no es de mucha ayuda, pero es todo lo que puedo ofrecer.
—Gracias —se limitó a decir Gabe. Derek y él no eran muy amigos, para ser sincero. Sin embargo, su relación había mejorado mucho desde hacía meses. Observó al resto de la gente y se quedó estancado en los ojos miel de Linda. Suspiró —. ¿Lo vieron todo?
— Cada pequeño instante, fenómeno —ella le dedicó una sonrisa triste.
Volvió a suspirar. Para Gabe, era extraño sentirse así. Había sido rechazado por miles de mujeres...¿Miles? ¡Diría millones! Sabía que todas ellas habían tenido problemas para ver la perfección en él, pero por un momento tuvo la esperanza de que Cloe no lo rechazaría. Por un momento creyó que alguien vería lo que él veía en su reflejo, pero su propia casamentera rompió la diminuta esperanza que le quedaba sobre el amor.
—Escucha, mi prima es un tanto...indecisa —Eve sintió la necesidad de animarlo. Se veía demasiado triste —. Ahora está confundida, pero deja que se calme y podrán aclarar esto.
— ¿Aclarar qué? Ella dejó muy clara su opinión sobre...lo que sea que pasó entre nosotros —suspiró Gabe y luego bebió de la copa, sin ánimos de absolutamente nada.
— Creo que jamás te había escuchado así...—le confesó Don.
— ¿Así, cómo? —preguntó él.
—Pues...así de destrozado.
—Puede que Cloe te gusta más de lo que nos dijiste, amigo —sugirió Aviv —. No vas a dejar esto así, ¿o sí?
Más suspiros. Comenzaba a creer que se quedaría sin aire y todo por culpa de Cloe. Durante años, había buscado a alguien que lo quisiera por ser él. Sin embargo, nunca consideró encontrar a alguien que le gustara de la forma en la que Clo le encantaba. Justo cuando tuvo la ilusión del amor frente a él, se la arrebataban ¿Acaso ese no era un sentimiento perfecto? ¿Por qué el amor causaba tanto daño?
—Como sea —soltó él, intentando olvidar la sensación de los labios de Cloe sobre los suyos—. Ella no pudo soportar lo que soy, será mejor que la olvide.
—¡¿Qué?! ¡¿Te vas a rendir así de fácil?! —exclamó Linda —. Ah, no. Nada de eso, fenómeno. Es la primera vez desde que te conozco que te veo sintiendo algo, aparte de odio o superioridad, por alguien ¡Ella te gusta! ¡Ve y lucha por ella!
— ¿Qué se supone que haga, Linda? Tu viste como corrió, ella no me quiere ¿Entiendes?
— No, el que no entiende eres tú. Tienes una idea estúpida sobre el amor, ¿sabes? Crees que la indicada va a caer a tus pies a penas te vea ¡Las cosas no son así!
— ¿Y cómo son?
—Pues, ¡son mil veces más díficiles de lo que piensas! El amor se trata de eso, de pelear por alguien que quieres ¿Cloe te gusta? ¡Entonces ve y convencela de que vale la pena enamorarse de un narciso como tú! ¡Ve y demuéstrale que la quieres! No te quedes aqui parado como un idiota, esperando a que alguien vea en tí lo que crees que es perfecto ¡Nadie lo verá a menos de que tú te animes a mostrarselo!Tu debes dar el paso. Tienes a alguien por quien luchar, ve y hazlo, fenómeno.
—Pero...
— ¡Nada de peros! Te toca ser más fuerte que nunca, Gabe ¿Y sabes qué me encanta?
—¿Qué?
—Que tu fortaleza ahora tiene un propósito —Linda le sonrió, con orgullo —. ¡Ahora mueve tu trasero y ve a buscarla!
Gabe parpadeó un par de veces, todo lo que salía de esa horrorosa boca siempre terminaba por ser verdad. Su amiga le estaba pidiendo actuar, dar algo de sí mismo y esperar a que funcionara. Nunca lo había hecho, no había considerado que el cariño viene de ambas partes...hasta ese momento.
— ¿Espanto, cómo haces para siempre decir lo correcto? —le preguntó Gabe, devolviendole la sonrisa.
— ¿No te lo he dicho? Los feos somos buenos escuchando, y dando consejos —sonrió ella —. ¿Vas a luchar por Cloe?
Gabe se acercó hasta su amiga y dejó un beso en su frente llena de cicatrices. Le entregó la copa y se fue con prisa por el mismo camino por el que se alejó Cloe. Linda sonrió con orgullo desbordando de su boca. Lo obsevó alejarse y, cuando lo perdió de vista, volteó hacia el resto de sus amigos.
— Si algo llega a pasar entre ellos dos, seré el espánto más orgulloso del mundo —aseguró, tomando un sorbo de la copa de champán.
El resto sonrió. Quizá el mundo necesitaba la clase de caos que ellos dos formaron al besarse. Necesitaba ese desastre tan hermoso, solo así los universos de una margarita y un narciso se sentirían como arte. El problema es que, a veces, tanto caos da miedo; y el miedo es el enemigo número uno de sentimientos tan bellos como ese.
Ese día, Linda descubrió una especie de belleza nueva gracias a ellos dos ¿Se extinguiría ese algo tan hermoso, o podría florecer cual flor en primavera?
🌼
7:20 pm
Cloe entró al baño con su corazón latiendo sin control. Sentía que su pecho se estaba desgarrando, que su mente no podía razonar como quería, que lo que acababa de pasar fue tan solo un sueño...pero un sueño tan real que le daba miedo.
Trataba de procesar la información, pero su desorden de ideas no la estaba ayudando para nada. La música, el juego, unos labios suaves sobre los de ella, un mosaico que finalmente comprendía, era un desastre de pensamientos pero, al final, todos apuntaban a un mismo lugar: a él.
Ella levantó su mirada para encontrarse con el largo espejo del baño, tan elegante como el resto del hotel. Olía a lavanda y a jabón, pero ella no podía notarlo. Sus fosas nasales seguian olfateando el perfume de Gabe, a pesar de que no lo tenía cerca ¿Qué le estaba pasando? Intentaba encontrarse a sí misma en sus propios ojos azules y no se encontraba. Estaba tan perdida, tan confundida, tan...ansiosa por otro beso...
—Acabas de besar a Gabe —le dijo a su reflejo, pues ninguna de las dos parecía creerlo —. ¡Besaste a tu narciso!
¿Y qué sentía al respecto? ¿Qué había provocado ese contacto de labios en ella? ¿Le había gustado? ¡Por supuesto! ¿Pero le gustaba Gabe?...Abrió el grifo y exparció agua por toda su cara, no sabía qué responder con esa pregunta. Las ideas comenzaban a ordenarse, su mente empezaba a hacer una imágen más clara de los hechos. Observó sus labios hinchados y sus mejillas sonrojadas, todo por culpa de su narciso.
¿Y ahora qué debía hacer?
Observó el reflejo de la puerta abrirse y sintió que sus tres ángeles de la guarda habían llegado del cielo para sacarla de ese enredo mental cuando vió a sus tres mejores amigas aparecer en el espejo. Por instantes, tan solo se observaron mediante ese cristal. Se detuvo en los ojos verdes de Dalia, pasó por los grises de Sanne y, cuando llegó al azul pálido de Lilian, sintió unas ganas inmensas de llorar. Dali la atrapó en sus brazos cuando sus labios empezaron a temblar ¿Por qué lloraba? ¡No estaba triste! Tan solo estaba aterrada...
Y el miedo también provoca lágrimas.
—Ya, calma —le dijo la pelirroja, acariciando su espalda en medio del abrazo —. Aquí estamos las tres para ti, ¿si?
—Ni siquiera sé porque estoy llorando —confesó—. Estoy tan asustada...
—¿De quién? ¿De Gabe? —preguntó Sanne, al tiempo en el que Lilian le acercaba un trozo de papel a Cloe para que limpiara sus lágrimas.
—No, nunca he sentido temor hacia ese narciso —ella se soltó del abrazo y tomó el papel. Limpió las pocas lágrimas que habían caído, todavía sentía que estaba temblando —. Él no me da miedo, lo que me aterra es...todo esto.
—A ver, debes ser más específica, Clo —habló Dalia —. ¿Besarlo te dio miedo?
Negó con la cabeza y cerró los ojos para evitar más lágrimas. Estaba agotada, se sentía sin aire, así que se apoyo en la pared y se dejó caer al suelo sin despegar su espalda de ella. Se hizo una pequeña bola al rodear sus rodillas con sus brazos. Su mente ya estaba lo suficientemente ordenada como para descubrir qué era lo que la estaba asustando...
—Me da miedo no saber lo que siento —levantó su mirada para ver a sus tres amigas —. Estoy aterrada porque mi corazón se acelera al pensar en Gabe pero mi mente no sabe si me gusta. Me asusta saber que no pensé en nada mientras lo besaba, pero ahora que nuestros labios se separaron me dejó tan confundida que...que...¡me asusta!
Nunca se había sentido así. Revovinó sus memorias hasta su relación con Aviv y recordó que esa confusión había sido inexistente en su relación. Siempre estuvo clara de lo que le gustaba y de lo que no, pero Gabe era otra historia. Él la volvía más loca de lo que ya estaba, mezclaba sus pensamientos hasta formar un caos de ideas y de sentimientos ¿Qué debía hacer para solucionar eso?
Dali se sentó a su lado y le ofreció su hombro como apoyo. Sanne le dedicó una mirada un tanto triste, pero ofreció su mano para que la tomara. Eso hizo, y se sintió afortunada de tenerlas. Lilian, por otro lado, soltó esa clase de sonrisas que solía esbozar cuando tenía una idea.
—Clo, ¿trajiste a Jace? —preguntó, logrando que Cloe frunciera el entrecejo.
—¿Para que quieres a Jace, descorazonada? —cuestionó, confundida ante tal petición.
—Han pasado meses desde que conociste a Gabe; meses que has escrito en Jace de la forma más sincera posible, ¿o me equivoco?
—No, no te equivocas. Le he contado todo.
—En este momento, Jace te conoce mejor que nadie. En él debe estar escrito lo que sientes, incluso si no estas muy clara de qué es. Al volverlo tu mejor confidente, lograste que esa bitácora tenga consigo lo que ahora te confunde.
—Asi que, si leemos las anotaciones que tienes en Jace —continuó Sanne, entendiendo la idea de Lilian —, sabremos qué sientes por Gabe.
—Lo que escribo en mi bitácora suele estar desórdenado —explicó Cloe —. Además, no sé si Gabe me gusta, ¿cómo podría saberlo Jace?
—Hagamos el intento —sugirió Dalia —. Dinos dónde está Jace, deja que leamos en voz alta lo que has escrito sobre Gabe, y así tú podrás decidir.
—Escucharás tus pensamientos, Clo — le aseguró Lilian —. Y así podrás aclarar tus sentimientos.
No estaba segura. Después de todo, nadie habia leído a su bitácora a parte de ella. Se fijó en la sonrisa ladeada de Lilian, esa que le pedía a gritos que confiara en ella. Terminó por aceptar, así que le contó donde había dejado a su bitácora y la observó marcharse del baño para buscarla. Quizá era una idea demasiado loca como para ponerla en práctica, pero sonaba tan fuera de lo común que podría funcionar con Cloe.
Jace seguía siendo un libro ligeramente gastado, con páginas llenas de letras y una que otra mancha de café que Cloe accidentalmente derramó sobre él. Sin embargo su contenido estaba formado por pensamientos desordenados y sentimientos sin clasificar...Pensamientos desordenados, sentimientos sin clasificar ¿Te digo algo? Siempre he creído que esos son dos ingredientes fundamentales para el alma. Lo que quiere decir que, en sentido metafórico, Jace tenía alma.
Y, como los humanos dependemos de un alma para vivir, esa bitácora era prácticamente una persona. Que cosa tan loca, ¿no lo crees?
Lilian apareció minutos después con Jace en sus manos ¿Funcionaría su idea? No lo sabía, pero nada perdían al intentar. Cloe sintió un poco de nervios al ver como ella abria el libro y comenzaba a buscar el nombre de Gabe en él. Lo que estaba en Jace era demasiado privado como para contarlo, pero recordó lo mucho que confiaba en sus tres amigas. Solo por eso, no le importó que ellas leyeran todo lo que le había confesado a esa "persona" que en realidad no lo era.
— Esta nota es de febrero —anunció Lilian, escogiendo una de las primeras veces que había le hablado sobre Gabe a Jace —: "Esto es importante, demasiado. Creo que es su personalidad tan asquerosamente soberbia lo que le impide sentir esa clase de afecto. Si es así, entonces él podría estar teniendo problemas para sentir otros tipos de cariño..."
—Esa fue nuestra primera sesión —Cloe sonrió de lado —. Estaba equivocada, ¿sabes? No es que no pueda sentir esa clase de cariño, es que intenta ignorar que lo hace. Es como si le tuviera miedo a sentir...
—¿Cómo el miedo que tú sientes ahora? —preguntó Sanne, Cloe no respondió —. Lili, yo leo la siguiente.
Lilian le pasó a Jace y la morena se encargó de buscar otra nota en la que mencionara a Gabe. La encontró, esta vez una escrita en el mes de mayo:
—"Si tan solo se pusiera menos a la defensiva, o si tan solo me mirara de la forma en la que mira a la nada...si tan solo viera en el espejo justo ahora, él no estaría tan obsesionado con ser fuerte" —leyó —. "Porque me agrada como se ve en este instante, siendo frágil. Este Gabe se ve mejor que el Gabe que solo es fuerza bruta."
Cloe se abrazó aún más fuerte a sus rodillas. No le había mentido a Jace, en serio adoraba como se veía Gabe en sus momentos de fragilidad. Le encantaba ver su sonrisa cuando estaba relajado, o sus ojos verdes cuando decidía derrumbar ese muro de contención que lo hacía ver intimidante. En esos instantes, él parecía ser una persona diferente. No tan narcisista, más amable y, por alguna razón, más atractivo.
Dalia fue la siguiente en leer, asi que continuó buscando el nombre de su amigo en Jace. Abrió sus ojos con sorpresa al leer una de las anotaciones. Luego, sonrió y decidió leer en voz alta aquel escrito realizado en Junio. Es decir, ese mismo mes.
—"Querido Jace: Por fin le encuentro sentido al mosaico encerrado en los ojos verde oliva de Gabe" —leyó —. "Lo entendí la noche anterior, en casa de sus padres, cuando los dos estuvimos tan cerca que...que casi me quede sin aire por su culpa. Solo a esa distancia las piezas de ese rompecabezas tan complicado cobraron sentido para mi y, ahora, te lo voy a explicar..."
—Recuerdo haber escrito eso —Cloe la miró, un tanto sonrojada. Sin embargo, en lugar de detenerla, le quitó a Jace de las manos y continuó leyendo ella —: "Lo que esconde Gabe en ese par de ojos tan lindos son unas ganas de ser amado tan intensas que me parecen hermosas. No es que este desesperado por una novia, es que esta ansioso porque alguien vea lo que le falta ver en sí mismo. Quiere con todas sus fuerzas, que son muchas, que alguien ame lo que yo logré ver en él."
》"Vi esa vulnerabilidad que, lejos de hacerlo débil, lo vuelven más humano. Vi esa dulzura que esconde tras sus músculos, esa belleza para nada tosca que muestra solo cuando suelta una risa. Yo vi todo eso en el mosaico de sus ojos y descubrí que ese es el lado de él que está intentando ignorar. Es el lado que quiere que alguien más quiera, pues odia esa parte de su mitad. Ansia que alguien vea belleza en esa parte de su rompecabeza ¿Y te digo algo Jace? Yo la vi..."
Tragó saliva al terminar de leer, su corazón se había vuelto a acelerar. Mientras que el resto consideraba a Gabe un "troglodita", a ella le parecía alguien hermoso. Es que había descubierto un lado tan bello de su narciso, un lado que la había cautivado día tras día hasta incluso distraerla de su proyecto original: curar la vigorexia de Gabe. Le había dicho alguna vez que todos somos una mitad, esperando a la otra para poder funcionar como un todo. Pues, a ella le parecía hermosa la mitad de su narciso.
—Wow —soltó Sanne, una vez Cloe terminó de leer —. Eso fue...
—Muy hermoso —completó Dalia.
—Te quedas corta —sonrió Lilian —. Joder, Clo, eso fue mas tierno que mis votos matrimoniales.
—Bueno, eso era de esperarse, descorazonada —Cloe la observó con cierta diversión. Luego, suspiró —. Gabe se ha vuelto demasiado importante para mi...
—¿Lo suficiente como para admitir que él te gusta? —le preguntó Dalia.
Cloe desvió su mirada hacia Jace y bordeó las letras que formaban parte de su alma ¿Cómo sería su bitácora si fuese una persona de carne y hueso? Ella cerró los ojos y trató de imaginarlo. Pensó que debía ser alguien de ojos claros, con la misma capacidad que tenía Linda para gritar lo que su conciencia decía a través de su mirada. Quizá, debía tener los ojos verdes. No seria rubio, pero tendría el cabello de un marrón bastante claro ¿Por qué? No tenía explicación para eso, solo sabía que Jace Bitácora, de ser una persona, sería castaño y de ojos claros.
Intentó imaginar la personalidad que tendría, y pensó en alguien increíblemente tímido. Jace sería alguien muy sentimental, penoso, pero muy bueno escuchando ¿Daría buenos consejos? Cloe supo que sí en el instante en el que imaginó a esa persona que se había inventado susurrarle al oído unas palabras de aliento: "solo deja de negarlo, Clo. Ve con él, y cuéntale todo lo que a mí me has contado".
Abrió los ojos de nuevo, pues la puerta del baño se había abierto. Todas desviaron sus miradas hacia tal punto y se encontraron con una mujer a la que ya conocían. La chica, de cabello caoba muy oscuro, ojos miel y lentes de pasta, quedó sorprendida al encontrar a las cuatro de esa forma. No obstante, la tercera hija de Margaret solo se limitó a rodar sus ojos con fastidio en lugar de expresar su sorpresa.
—¿Esto es en serio? —soltó Primrose Everton, mirandolas con una molestia que llevaba años existiendo —. Una no puede ni ir al baño en paz porque a ustedes se les ocurre hacer una reunión entre margaritas en donde sea ¿No había un mejor lugar para discutir sobre sus dramas, chicas?
—Secretariucha, no es momento para tus comentarios de amargada —habló Cloe, tras cerrar a Jace. Se puso de pie, lo que hizo que Dalia también se levantara —. Acabo de descubrir algo importante...
— ¿Que cosa? —preguntó Prim —, ¿Que las cuatro son una real molestia? Siento informarte que yo descubrí eso hace tiempo.
— No, y sabes que eso no es cierto. Tu nos amas, Prim —dijo Clo, logrando que la hija de Margaret rodara sus ojos miel —. Descubrí algo aún más importante...
—¿Qué cosa? —cuestionó Lilian.
—Que me gusta un narciso —respondió ella —, y voy a hacer algo al respecto...
Sin más, abandonó el baño sin siquiera despedirse de Primrose. Sus tres amigas la siguieron, aunque ella no lo notó. Estaba demasiado concentrado en verlo, su corazón se aceleraba con solo pensar en encarar esos hermosos ojos oliva de nuevo. Jace le había demostrado que si existían sentimientos hacía él, ahora le tocaba a ella defenderlos y demostrárselos a su narciso.
Era una noche hermosa, en la que la luna brillaba en su máximo punto y las estrellas decoraban la oscuridad a su al rededor. Los invitados de esa boda, que tanto habían llorado por el orgullo en la seremonia, ahora charlaban y bailaban de tantas cosas que no puedo contartelas todas. Entre todo eso, una margarita buscaba a un narciso, y un narciso a una margarita. Los caos buscaban a su otra mitad, ambos eran tornados intentando encontrar el viento necesario para alborotarse.
Demasiada gente, demasiadas ganas, demasiados sentimientos...Fue eso lo que llevó a Cloe a perder el rumbo y chocar con alguien en medio de la multitud. Jace cayó al suelo, pero a ella la sostuvieron un par de brazos fuertes y asfixiados por un traje con un botón necio incapaz de abrocharse. Los ojos verdes de Gabe brillaron con cierta ilusión al encontrarse con el color azul intenso que había estado buscando, pero no sonrió. Temía por la reacción de la chica.
—Te estaba buscando —le dijo él, con el corazón en su garganta. Con solo verla, todo en él se alborotaba.
—A...aquí estoy—dijo Cloe con dificultad. La cercanía le estaba quitando el aliento.
—Sí, aquí estás —Gabe sonrió de lado. Al menos, ella no había huido de la fiesta.
Instantes de silencios vinieron después. A pesar de que Cloe estaba estable, Gabe no la soltó. El tacto entre su piel y la de él le encantaba, no quería perderlo. Sus miradas no se separaron y, antes de que él lo notara, ella había tomado la iniciativa de acercarse más. Le dio espacio a sus hoyuelos con una sonrisa.
—Narciso, te consegui una cita —le dijo ella, sin dejar de sonreír.
—Ya era hora —fue el turno de Gabe para sonreír —. ¿Con qué chica, si se puede saber?
—Pues, no es para nada tu estilo —ella bajó un poco la mirada y suspiró —. Es un tanto infantil, hiperactiva y está loca. Sinceramente, temo que si intentas algo con ella termines por fastidiarte...
Él tomó la iniciativa de tomar el mentón de la chica entre sus dedos y levantar su mirada. Le sonrió con una dulzura que solo Cloe conocía en él, y entrelazó su mano libre con la de ella. Ese, exactamente ese, era el Gabe que le gustaba a la margarita.
—Me encantará salir con ella —aseguró, sacándole una sonrisa —, apuesto a que besa muy bien.
— ¿Eso crees? —preguntó ella y, sin darse cuenta, mordió su labio inferior que aún estaba un poco hinchado.
—Estoy seguro.
Fue hermoso, bellísimo, tan lindo que nosotros nunca podríamos verlo. Ese fue el inicio, el principio del caos más bello que he narrado.
Sanne se agachó para recojer a Jace y se reincorporó junto a sus otras dos amigas. Las tres observaron esa hermosa escena, en la que un narciso y una margarita sonreían y charlaban con cariño entre ellos. Al parecer, ambos habían dejado el miedo atrás para poner sentimientos más fuertes por delante.
—¿Ven? Les dije que había algo entre ellos —soltó Dalia —. ¡Yo les advertí que intentaron besarse una vez y nadie me creyó!
—Esta bien, lo sentimos, pero debes admitir que esta clase de cosas hay que verlas para creerlas, Dali —dijo Sanne, con Jace entre sus manos.
—Y que bueno que lo estamos viendo —aseguró Lilian —. Somos testigos de algo muy bonito, chicas.
Testigos de un caos, testigos de lo que tú y yo nunca veremos. Sé que ahora debes estar llorando y, en este momento, te entiendo. Lloras porque sabes que nada es bello por siempre, pero te estás adelantando en la historia. Te pido que te enfoques en lo bonito, en los sentimientos que acaban de florecer. Sonríe por ellos y, por favor, deja de llorar...
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