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Capítulo 40

No tan perfectos
29 mayo

7:00 pm

— Oye, Adam — Sanne llamó al chico, quien se encontraba al otro lado de la mesa en Palms —. ¿Cómo va todo con la hermana de Derek?

Una sonrisa apareció en los quebrados labios de aquel joven tan pálido. Últimamente, se le veía de mejor humor y eso se debía a que la quimioterapia estaba funcionando. Después de tantos años conviviendo con el cáncer, finalmente sentía que podía llegar a vencerlo. Quizá tendría la oportunidad de tener una vida a pesar de todo lo que había pasado.

— Nos escribimos seguido — le respondió a Sanne —. Silene y yo nos hemos vuelto buenos amigos.

— Aja, amigos — Cloe sonrió con diversión en dirección al niño —, eso explica porque la besaste hasta dejar sus labios como los de Angelina Jolie.

— Un momento — la detuvo Silvana y dirigió su sorprendida mirada hacia Adam —, ¡¿besaste a la princesa Osbone?!

— Fue más como un favor, entre amigos — se encogió de hombros —. Ella me dijo que solo había besado idiotas y yo le dije que quizá moriría sin haber besado a alguien en los labios. Decidimos solucionarlo, así que nos besamos, pero eso no esfumó la amistad.

— Adam, los amigos no se besan en la boca — rió Sam, colocando sus codos en la mesa y sintiéndose mal por el pobre niño; si Derek se enteraba de aquel beso, lo asesinaria por tocar a su hermanita. No había hombre más celoso que su futuro cuñado.

— Mhm, los amigos no se besan — repitió Dalia y luego posó sus ojos verdes en su amiga más castaña —, eso me recuerda a algo...

— ¿Por qué me estás mirando? — preguntó Cloe.

A pesar de que intentó olvidarlo, a Dalia le fue imposible pasar por alto la cercanía en la que sorprendió a Gabe y a Cloe la noche anterior. Solo podía pensar: ¿Qué habría pasado si yo no hubiese interrumpido? ¿Se habrían besado? ¿Acaso sentían algo el uno por el otro y lo estaban escondiendo? ¿Qué rayos estaba pasando entre un narciso y una margarita?

Ella quería respuestas, sobretodo porque estaba hablando de dos personas que eran expertas en repeler el amor. Cloe llevaba años sin salir con un chico, y ya conoces el historial de Gabe. La pelirroja se quedó pensativa durante toda la noche y concluyó que, para que alguno de los dos encontrara algún "te quiero", era necesario un golpe de suerte.

¿Y si Gabe se convertía en la suerte de Cloe, y Cloe en la suerte de Gabe?

— No te hagas la tonta, sabes porque te miro — habló Dalia —. Si los amigos no se besan en la boca, ¿por qué los encontré a Gabe y a ti a punto de besarse?

— ¡¿Qué?! — exclamaron Sanne y Aviv al mismo tiempo.

— ¿Cómo? ¿Ibas a besar a Gabe? — preguntó Sanne, sorprendida —, ¿Cuándo?

— Ayer los encontré en el patio de la casa de los padres de Gabe, y estaban justo en el punto en el que la distancia deja de ser personal y se transforma en compartida — señaló Dalia cruzándose de brazos.

— Pf, Cloe, creí que tenías mejor gusto — bufó Adam.

Cloe frunció el entrecejo y miró a Dalia, confundida. La pelirroja conocía a su mejor amiga bastante bien como para dejarse engañar por ese gesto. Su amistad nació con el quiebre de una enemistad formada por prejuicios. Pasaron de criticar sus cuerpos entre ellas, de llamarse por insultos como "gorda" o "costal de huesos", a apoyarse en las buenas y en las malas. Claro que, a veces, fallaban en la tarea de dar ánimos.

Dalia era demasiado sensible e idealista como para tocar unos temas de forma realista, así que Cloe rara vez acudía a sus consejos. Por otro lado, Cloe se tomaba muchas cosas a la ligera, o se centraba demasiado en la paranoia de repetir un pasado lleno de trastornos, así que Dali tampoco se acercaba a ella cuando necesitaba consuelo. No obstante, si en algo se basaba su amistad, era en un apoyo basado en gestos. Un abrazo, una mueca, una risa, eso búscaban la una de la otra al estar tristes.

A veces, las mejores amistades no vienen de las personas que te dirigen palabras bonitas; vienen de aquellas que te conocen tan bien como para hablarte con gestos, para apoyarte sin perder aliento o saliva en el intento.

Dali conocía a su amiga lo suficiente como para saber que esa cercanía con Gabe estuvo a punto de convertirse en algo más fuerte. No obstante, Cloe se estaba haciendo la desentendida. Incluso miró a su amiga con diversión y le dijo como si se tratase de una broma:

— ¿Segura que viste bien, Dali? — preguntó ella, con una sonrisa divertida —, porque ni mi boca, ni yo, recordamos haber estado al borde de besar a un narciso. Sería ridículo.

— Oh, vamos Cloe — la miró, entrecerrando sus ojos verdes —, sabes que fue así. No tengas miedo en admitir que puede haber algo entre los dos, yo creo que harían linda pareja. Combinan bastante bien.

— El agua y el aceite combinan mejor — soltó Samara, al tiempo en el que el mesero Tim dejaba sus órdenes en sus platos —. Sinceramente, no puedo imaginarlos juntos.

— Ni yo — concordó Aviv —. Gabe es  serio y frío, mientras que Cloe es...

— Todo lo contrario — completó Sanne, quien tambien conocía bastante a su amiga.

— Bueno, ¡los opuestos se atraen! — exclamó la pelirroja.

— Es que no solo son opuestos, parecen venir de dos mundos diferentes — habló Silvana —. Creo que les hiciste un favor al interrumpirlos, Dali. Esa relación seria un desastre.

— No nos separó porque no estabamos cerca. Nunca intenté besar a Gabe — repitió Cloe.

Dalia suspiró, mostrando que una primera gota de enojo la había salpicado. Ella sabía lo que habia visto y estaba segura de ello. También creyó que algo entre Gabe y Cloe seria la cosa más extraña del universo, pero luego pensó que no existe relación normal sino que cada una tiene su estilo.

Quizá el estilo de Cloe y Gabe era tan especial que ninguno lo podía comprender aún, y ella iba a defenderlo apesar de no entenderlo.

Linda y Gabe aparecieron poco después de eso. Charlaban y reían entre ellos a medida en la que se acercaban a la típica mesa de la que ya se habían adueñado. Su amistad se había fortalecido a un punto en el que verse comenzaba a ser necesario para ambos. Quizá no se desesperaban por hacerlo, y no se reunían todos los días, pero cuando se veían sentían una libertad indescriptible. Eran libres de ser ellos porque, entre dos fenómenos, las rarezas son lo que menos importa.

De hecho, tanto los había cambiado esa relación, que Gabe convenció a su amiga para dejar de usar su capucha...los días en los que no había demasiada gente en la calle, claro.

— Hola — ella les sonrió a las personas que podía considerar amigos. Tomó asiento junto a Aviv y dejó un beso cariñoso en su mejilla —, ¿cómo están?

— Confundido — confesó Adam, al tiempo en el que Gabe se sentaba junto a Sanne y frente a Linda —. Dali acaba de decirnos que una de las chicas más lindas que conozco tiene un gusto de mierda. No sé si no créerle, o aceptar que tengo que estar decepcionado.

— Aw, ¿crées que soy linda? — preguntó Cloe, enternecida —. Lástima que no salgo con chicos que aún no obtienen su licencia de conducir.

— Una completa lástima, porque tengo un viejo carnet estudiantil que se ve mucho mejor que una licencia — bromeó el adolescente —. Tú te lo pierdes, linda.

Al obtener un guiño del chico, Cloe soltó una carcajada. Adam solía bromear de esa forma con ella, con Sanne, las gemelas Stewart y hasta con Lilian. Por supuesto, todo era una especie de juego inofensivo. El chico sabía que no tenía oportunidad con ninguna de ellas, así que se conformaba con hacerlas reír. Eso sí, todas estaban seguros de que Adam Bacher sería todo un casanova en un par de años.

Si es que llegaba a vivirlos...

— Como de costumbre, no entiendo lo que dice la bestia calva — soltó Gabe —, ¿alguien me quiere explicar?

— Gab, ¿verdad que Cloe y tú estuvieron a punto de besarse ayer? — cuestionó Dalia, pero obtuvo como respuesta un gesto lleno de confusión por parte de Gabe.

— ¿Qué? — preguntó él, y la vió como si esa pregunta fuese una especie de broma.

— ¡Oh, no te hagas el loco tú también! ¡Yo los vi, no lo nieguen!

Los ojos verdes de Gabe pasaron de Dalia a Cloe, quien le devolvió la mirada llena de confusión. Ninguno de los dos parecían comprender las palabras de la pelirroja, era como si ella estuviese hablando en otro idioma y Derek no estaba con ellos para traducirlo ¿Y qué había pasado con todo lo ocurrido la noche anterior? Pues, al parecer, nada parecido a lo que Dalia defendía.

— Loca, ¿de qué está hablando Dal? — preguntó, con gracia.

— No tengo ni idea — rió Cloe —. ¿Tú y yo besandonos? Eso es una locura demasiadon grande, incluso para mi.

— ¡Oh, por favor! — exclamó una pelirroja frustrada —, ¡No me hagan quedar como una demente!

— Eres tú la que dice demencias, no nosotros — le dijo Gabe.

— ¿Yo? Pero... — los miró, con una expresión desesperada —. Donny, tu si me crees ¿Verdad?

Don, quien se había mantenido al márgen de la conversación hasta el momento, observó a su novia. La analizó con detenimiento, a fin de decir la respuesta que ella quería escuchar.

— Claro que te creo, amor — le dijo y tomó su mano, sacándole una sonrisa —. Pero...¿Estás segura de que viste bien?

Al escuchar esa pregunta, la sonrisa de Dalia cambió por un gesto lleno de enojo. Apartó su mano de la de Don y se cruzó de brazos, frunciendo su ceño hasta un punto casi aterrador ¿Por qué Cloe y Gabe la hacían ver cómo una demente? ¿Cuál fue la necesidad que los empujó a ambos a mentir por completo sobre un momento que la pelirroja estaba segura de que existió?

A veces, parece que el ser humano está hecho para negar, y negamos la existencia de sucesos que en realidad ocurrieron hasta que nos convencemos a nosotros mismos de que nunca los vivimos...

El enojo de Dalia continuó presente en la mesa, hasta que Lilian llegó a la mesa cabizbaja y demasiado callada. La pelirroja vió esa como una oportunidad para obtener apoyo, Lili creía ciegamente en ella.

— ¡Lili, que bueno que llegaste! Tengo que contarte algo...

Pero antes de que pudiese continuar, Lilian se quebró. Comenzó a llorar, alarmando al resto de los presentes en la mesa. Sanne se apresuró en apartar a Gabe de su lado para tomar el lugar a la derecha de su amiga y poder rodearla con sus brazos. Lili aceptó el refugio que le ofreció, continuó sollozando sin muchas fuerzas sobre la blusa de la morena.

¿Qué le ocurría esa vez?

— Calma, Lili — le dijo Sanne con delicadeza, acariciando su espalda en forma de apoyo —. Recuerda que tienes que mantenerte calmada, ¿si?

De hecho, ella estaba calmada. Sus sollozos no venían acompañados de suspiros, o gritos. Tan solo habían lágrimas brotando de sus ojos sin control y desbordando sus mejillas cual río sin cause. Parecía no tener las fuerzas para llorar de la forma correcta. Eso sí, se notaba que estaba destrozada y mucho más dolida de lo normal.

— ¿Qué pasa, hermanita? — le preguntó Sil, buscándo la mirada azul de su hermana menor —, ¿otro caos hormonal?

— No...— Lilian sorbió su nariz, lágrimas seguían callendo por sus mejillas y no tenían intenciones de parar —. Es decir, mis hormonas si son un caos, pero no estoy asi por eso.

— Entonces, ¿qué tienes? — preguntó Linda.

— Derek y yo peleamos — terminó por decir la destrozada mujer de ojos hinchados —, y fue...Dios, creo que jamás habiamos tenido una pelea tan fuerte.

¿Sabes cuál es el problema de ese tedioso final en las novelas que dice "y vivieron felices para siempre"? Pues, que no nos advierte que, para que exista felicidad, debe haber ratos infelices.

El amor es un sentimiento que se moldea a la vida (¿o la vida se moldea al amor? Todo depende de como lo veas), y como la vida está llena de momentos felices e infelices, el amor también lo está. No existe relación que no tenga aunque sea un pequeño problema, y quien te diga lo contrario esta equivocado. Incluso tú y yo hemos discutido, pero no creas que por eso me fui.

Habría sido absurdo marcharme solo porque no te tolero en ocasiones.

En fin, parece algo obvio decir que todas las parejas sufren. Sin embargo, hay gente que vive tan engañada por la perfección del "y vivieron felices por siempre" que se sorprenden al descubrir infelicidad en medio de la dicha de un sentimiento tan puro como el amor. Eso le estaba pasando a Gabe ¿Dónde estaba lo hermoso de amar en las lágrimas de Lilian? Porque no encontraba ese cariño ideal que creyó que ella y su prometido tenían.

— ¿Qué ocurrió? — preguntó Aviv, al tiempo en el que Don le ofreció una servilleta para que pudiera limpiar sus lágrimas.

— Yo...yo...— Lilian hipaba por las lágrimas, su cuerpo diminuto (a excepción de una barriga ya pronunciada) se estremecia al compás de un llanto incontrolado —. Joder, no sé ni como empezamos a pelear. Solo sé que él me dijo cosas horribles...y yo le dije cosas peores; cosas por las que no creo merecer su perdón.

— Estaban bien está mañana, ¿por qué pelearon? — preguntó Sam, aunqur se respondió ella sola —. Fue por la bebé, ¿no es así?

Lilian asintió con la cabeza y se refugió aún más en el abrazo de su amiga. Solo tenía fuerzas para hipar y soltar lágrimas.

— He tenido peleas con Derek que han sido fuertes, pero creo que jamás nos habiamos gritado de la forma en la que lo hicimos hoy — soltó un suspiro derrotado —. Me hirió, pero yo lo herí mucho más y no creo que me perdone; no esta vez.

— No digas eso, Lili — la consoló Sanne —. Ustedes siempre se perdonan, ya verás que todo vuelve a la normalidad pronto.

— Si algo sé de ustedes dos es que han aprendido a sobrevivir a las peores tormentas — le sonrió Dalia —, y saldrán de esta. Lo sé.

— No puedo evitar dudar — Lilian mordió su labio, dudosa —. Sé que hablaremos y que esto no se quedará así, pero lo que le dije...con solo pensar en eso me siento como un monstruo ¡Ni sé porque lo ataque de esa forma! ¡Todo por no perder mi jodido orgullo y ahora tengo miedo de perderlo a él!

— Oye, no lo vas a perder — le aseguró Linda —. Mi profesor está demasiado loco por ti como para dejar que sus sentimientos se esfumen por una pelea.

— ¿Qué fue lo que te dijo él? — preguntó Don.

— La verdad — soltó en suspiro —, y la verdad siempre duele, pero esta me está doliendo demasiado.

Lilian dejó de abrazar a Sanne para abrazarse a sí misma. Evitó rodear su estómago inflado con sus brazos, más bien se rodeó a la altura del pecho y fingió que ese vulto no estaba ahí; no podía pensar en esa niña mientras revivía todo lo que Derek le había gritado. A duras penas podía aguantarse a sí misma, ¿cómo aguantaría a otra criaturita?

Gabe no apartó la mirada de toda la tristeza que emanaban los ojos pálidos de Lili. Descifrar ese suceso estaba resultando todo un reto para él ¿En qué se parecía eso al apoyo incondicional que tanto buscaba? ¿Dónde estaba lo bello del amor? Porque en ese momento, en esas lágrimas, no encontraba ni una sola gota de belleza.

Creía que el amor era la mayor forma de admiración existente, y por eso le parecía un sentimiento perfecto. No obstante, estaba presenciando por primera vez lo feo que puede llegar a ser lo que consideramos perfección. Resulta que nada es totalmente ideal, incluso las flores más hermosas tienen pequeños defectos.

Por ejemplo, los narcisos son flores tóxicas que, si de casualidad llegan a tus labios, son capaces de causarte una muerte segura. Vaya imperfección, ¿no lo crees?

La mirada de Gabe siguió analizando a Lilian por unos minutos más, hasta que volteó para encontrarse con los ojos de alguien más. Resulta que Cloe lo había estado observando, y seguia haciéndolo. La falsa casamentera mantuvo el contacto visual, conteniendo a duras penas la emoción que le generaba poder comprender bien ese mosaico al fin. Había notado la lucha que el narciso tenía consigo mismo en ese momento, lo mucho que él fruncía el ceño al no comprender lo delató al instante. Ella le sonrió de lado antes de decirle justo lo que él estaba pensando.

— Ya no se ven tan perfectos — soltó —, ¿verdad?

Gabe negó con la cabeza, sin poder escapar de la profundidad de esos ojos. Quizá Cloe había acertado al decir que él tenía idealizadas a parejas como Lilian y Derek, Don y Dalia, o Linda y Aviv; solo que ellos nunca fueron la razón de la desesperada e inexistente historia de amor de Gabe Bacher. No se había dado cuenta de que había puesto a ese sentimiento en un pedestal sin conocerlo realmente, no hasta ese momento.

Así como su a horrenda mejor amiga le importaba demasiado la amistad, a él le importaba demasiado la fuerza del amor.

— ¿De qué hablan? — preguntó Lilian, restregando sus ojos hinchados para ver mejor —, ¿Quienes no se ven perfectos?

— Derek y tú — le respondió Cloe —, ya no se ven como una pareja perfecta.

— ¿Alguna vez nos vimos de esa manera? — preguntó Lilian, sorprendida por el adjetivo que usaron para describir su relación.

— Sí — afirmó Gabe —. De hecho, ayer Cloe y yo hablamos de que las parejas de las que nos hemos rodeado son ideales en todo sentido, como sacadas de película.

》Derek y tú, Don y Dal, Linda y Aviv...Son tan perfectos que hasta dan naúseas a veces, pero hoy no te ves muy ideal que se diga.

— Detente ahí — lo detuvo su pelirroja amiga —, ¿crées que Donovan y yo somos "perfectos"?

¿Y cómo no créerlo? Ella era dulce y simpática, mientras que él era alegre y optimista. Los unía aquel idealismo casi inocente que los caracterizaba a ambos, y demostraban su amor siendo la pareja más melosa entre las tres conocidas por el narciso y su casamentera. Por esto, Gabe asintió, declarándole a su amiga que sí, si lo creía.

Dali y Don eran perfectos...

Claro que las risas que se encargaron en soltar esos dos descolocaron al narciso ¿Qué era tan gracioso? ¿La perfección debía ser cómica?

— Yo creí que te había escuchado decir cosas absurdas antes — rió Don —, pero esta vez si que te luciste, hermano.

— ¿Acaso no lo son?  — preguntó Gabe, confundido —. Vamos, hasta mis padres lo creen. Ustedes dos estan hechos el uno para el otro.

— Nadie está hecho para nadie, Gab — le aclaró Dalia —. Estoy con Don porque me hace feliz, no porque está hecho para mi porque no es así. Claro que la felicidad cuesta caro ¡Este tonto me saca de quicio al menos una vez a la semana!

— Como toda pareja, tenemos nuestros problemas — dijo Don y luego soltó una mueca —, y tenemos demasiados como para ser considerados "perfectos".

Y entonces, ¿por qué seguían juntos? ¿Por qué continuar con algo imperfecto y que causaba daño de a ratos? Don comenzó a contar todas las veces que había hecho enojar a Dalia, y ella contó todas las ocasiones en las que lo había obligado a dormir en la sala de estar porque habían noches en las que no podía aguantarlo. Confesaron que su amor también les había traído lágrimas, demasiadas, pero que el truco estaba en estar ahí para limpiar las gotas de agua que caían en el rostro del otro, sin importar que tan fuerte fuera la pelea.

Cloe también los miró extrañada, no había imaginado lo compleja que podía ser una relación hasta ese momento. Ella huyó del compromiso durante su noviazgo con Avi, así que solo conocía esas discusiones rídiculas de pocos minutos que se solucionan con un simple "perdón", pero sus amigos hablaban de algo más fuerte y doloroso.

— Avi y yo tampoco somos perfectos — dijo Linda, frunciendo su ceño en dirección a Gabe —. Me sorprende que creyeras eso, fenómeno.

— Bueno, es que ustedes también encajan a la perfección — él se encojió de hombros —. Son la demostración de que el amor puede ser ciego, literalmente.

— ¿Se supone que eso es una broma hacia mi, o qué? — preguntó Avi, con una sonrisa ladeada —. Sabes Gabe, el hecho de que yo sea ciego no hace que nuestra relación sea muy diferente a la de las demás. Es decir, sé que tengo limitaciones pero siento igual que alguien que ve. Aún escucho a la perfección, así que puedo oír cuando Linda está molesta conmigo y créeme que pasa seguido.

— Y por razones estúpidas — ella rodó sus ojos y bajó la mirada avergonzada —. Él es al primer hombre al que amo y me está costando mucho recibir halagos luego de haber escuchado tantos insultos en mi vida. Me pongo a la defensiva cuando me dice cosas lindas; me molesto, se molesta, y no contenemos la furia solo porque él es discapacitado.

》Esto — se señaló a si misma y a Aviv —, es complicado.

— Pero vale la pena, después de todo — sonrió a Aviv —. Así nos amamos.

— Sí, así nos amamos.

— Aw, se aman — Sanne suspiró al escucharlos —, sigo siendo fan de estos dos. No me importa que no sean perfectos, son la parejita más linda de todo el universo.

— Y yo los junté — canturreó Cloe, orgullosa.

Linda y Aviv rieron ante la reacción de Cloe, y Gabe los miró sin comprender como podían aguantar algo tan inestable como aquello. Había escuchado a Linda divagar sobre el ciego en varias de sus charlas y, de las pocas veces en las que le prestó atención, podía decir que ella estaba loca por él. Ahora que conocía un poco más sobre esa relación, no podía comprender cómo se querían después de todo.

— Derek y yo somos muchas cosas, pero no perfectos — aseguró Lilian y luego, sonrió de lado —. Siempre he sentido que nos enamoramos por equivocación porque todo fue tan inesperado que aún me sorprende que saliera bien.

》Pero no, no es perfecto...y menos luego de esto.

Lili volvió a bajar la mirada, Gabe se preguntó cómo ella y Derek habían mantenido una relación tantos años si todo había sido una "equivocasión" ¿Acaso esas tres parejas estaban amando de la forma incorrecta? ¿Por qué no había perfección en ninguna de ellas? Incluso Cloe comenzó a cuestionarse lo mismo. Si ese era el futuro de una persona enamorada, entonces era mejor que Gabe no se molestara en buscar cariño además del suyo propio.

Si eso era querer, entonces ella estaba mejor soltera y sin un chico por el cual llorar mares.

El detalle aquí es que ambos veían el dolor y el cariño como factores separados en el arte de amar cuándo, en realidad, el amor es un híbrido de esas dos cosas. Es algo que solo un enamorado puede saber; y una enamorada en esa mesa en particular lo estaba viviendo justo en ese momento.

— Hola — la voz de Derek se hizo presente en el instante en el que él se acercó a la mesa. No lo vieron entrar al restaurante, pero algo era seguro:

El corazón de Lilian había pasado de refugiarse en sus costillas, a desgarrar su garganta.

— ¡Nerd! — exclamó Cloe, tratando de aligerar la incómodidad en el ambiente —, eh...creí que no ibas a venir.

— Nadie lo creyó después de ver a Lilian así — soltó Gabe, ganándose una patada en la pierna por parte de una de las gemelas Stewart —, ¡Ah! ¡Yo solo decía lo obvio!

Derek suspiró y tomó asiento justo frente a Lilian. Cuando se sentó, el resto de los presentes notó que Lili no era la única destrozada ahí. Los ojos de él se veían hinchados tras los cristales de sus gafas, y su cabello estaba más despeinado de lo usual. Al principio, le costó mirar a su prometida...

Pero luego, mantuvo su vista adherida a ella como un intento desesperado para no perderla.

Solo los enamorados comprenden que el amor es una mezcla entre dolor y cariño pero personas como Gabe y Cloe, que eran inexpertos en el tema, podían llegar a deducirlo gracias a escenas como la que estoy a punto de narrarte:

Lilian pudó sentir esa expresiva mirada café, por la que siempre sintió una debilidad indescriptible, desde el instante en la que él la posó sobre ella. No obstante, intentó resistir al llamado de un par de ojos suplicantes que rogaban en silencio por perdón. Hizo de todo por intentar no subir la vista, pero terminó sediendo ante un poder que era más fuerte que ella, que tú y que yo.

Y es que el poder de unos ojos enamorados no tiene comparación.

Lo que le siguió a eso fue presenciado en absoluto silencio por el resto. Ni Lilian, ni Derek, utilizaron palabras para comunicarse. Tan solo mantuvieron el contacto visual, como si sus miradas fuesen el único medio de comunicación necesario en el mundo. Quizá te suene a broma, pero ellos de verdad estaban hablando a través de ese simple gesto; estaban búscando una forma de perdonarse.

Ambos soltaron un suspiro casi al mismo tiempo, y Derek se puso de pie poco después. Lili tomó sus cosas y se levantó también, dejando al resto sin comprender qué se habían dicho sin hablar.

— Nos vemos, chicos — dijo Lilian, sin apartar la mirada de la de Derek.

— Adiós — se conformó con decir el físico, y ambos se marcharon del lugar.

Lo más probable es que intentarían ponerle palabras a todas esas disculpas que se dijeron sin hablar.

Un enamorado entendería que esas suplicas entre miradas son solo una muestra de que cariño y dolor se mezclan para formar algo que no es perfecto, pero vale la pena conservar. No sé explicar por qué es tan necesario dar hasta lo más profundo de nuestra mirada, o por qué somos tan masoquistas como para aguantar tanto dolor, pero te confieso que las cosas sin explicación son mis favoritas y el amor encabeza la lista.

Ahora, un inexperto en ese sentimiento sería capaz de aprender algo muy importante al ser testigo de un momento así: entendería que el amor no es algo ideal, pero confiar en las imperfecciones que esconde es perfecto. Cloe y Gabe lo entendieron al ver como Lili y Derek se marchaban juntos del restaurante, dispuestos a intentarlo una vez más a pesar de las lágrimas, los gritos, y las peleas. No eran perfectos, pero de eso se trata amar ¿No es así?

Después de todo, lo bello de amar es que se debe ser fuerte para hacerlo. Gabe estaba acostumbrado a amarse a sí mismo, lo cuál no requería demasiada fuerza o esfuerzo. No notó la fortaleza que requería ese extraño sentimiento hasta que vió a esa pareja siendo fuertes, no solo por el otro, sino por el amor que luchaban por mantener a pesar de las lágrimas, las peleas y las palabras hirientes...

Hay que ser fuerte para perdonar, pero hay que ser más fuerte aún para amar.

— Eso de hablar con tu media naranja con la mirada se ve tan genial — Cloe rompió el silencio en el que se habían quedado luego de la retirada de la pareja —, es como un superpoder. Quisiera poder hacerlo.

— A ver, inténtalo conmigo — Sanne la acompañó en su intento de aligerar la atmósfera —. Intenta adivinar lo que te digo...

Ella fijó su mirada gris en la de Cloe y ambas mantuvieron el contacto visual por un largo rato. A través de pequeños gestos como levantar la ceja o una mueca en los labios, intentaron imitar lo ocurrido entre Derek y Lilian. Al final, la castaña creyó haber comprendido el mensaje de su amiga, asi que tomó un puñado de papas fritas de su plato y se los arrojó a la cara.

— ¡Cloe! — exclamó Sanne —, ¡¿Qué sucede contigo?!

— ¿No pediste que te arrojara papas? — preguntó Cloe.

— Estaba tratando de decir "hola".

— Oh...pues, siento decirte esto Sanne, pero lo nuestro no va a funcionar — bromeó Cloe —. No eres tú, soy yo. No necesito una media naranja, necesito a un medio limón que sepa hablar sin hablarme ¿Compréndes? No llores esta separación, en el fondo sabiamos que no iba a funcionar. Hay muchos peces en el mar, ve y encuentra al indicado.

— Intentaré superar este dolor — rió Sanne, tomando una servilleta para limpiar la salsa ketchup que cayó en su cara —, pero no sé si podré seguir sin ti.

— Ánimo, sé que soy díficil de reemplazar pero encontrarás a alguien la mitad de buena que yo — bromeó Cloe —. Ahora, ¿quién quiere intentar el superpoder de ser mi otra mitad?

— Nunca podría negarme a algo como eso — Adam se encogió de hombros y observó a los presentes reír ante su segundo intento de coqueteo en la noche.

— Tú tienes a Silene. Lo siento, pero jamás haría algo con el caballero de la princesa Osbone — soltó Cloe —, ella me da miedo.

Los presentes volvieron a reír y, en medio de tantas carcajadas, dos miradas se juntaron para concordar en algo: el amor es tan complejo que no se puede poner en palabras, sino que se debe explicar en las tonalidades de dos pares de ojos capaces de sentir dolor y cariño, capaces de ser fuertes, y de aguantar las infelicidades que trae la felicidad.

Sí, ese tono verde y ese tono azul lo comprendieron y, tan pronto cómo asimilaron que el amor era perfecto de una manera imperfecta, apartaron la mirada...

Antes que nada, perdón porque este capítulo se publicó antes de estar listo y debí eliminarlo 😕😕 Pero aquí está completo y disponible para ustedes...espero que les haya gustado.

Chaíto, se les quiere ❤

Pd: les dejé otro dibujito hecho por mi en multimedia, espero y les guste...

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