Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23 (parte 2)

Capítulo dedicado a Vale_TheMad
Gracias por ese bello poema❤

Nervios (parte 2)
15 de marzo

3:00 pm

¿Sabías que el tiempo no existe? Es solo un término que los humanos inventamos para darle un nombre al extraño fenómeno de existir. Las horas, los minutos, los segundos, todo es invento nuestro. El mundo no se hizo con un tiempo establecido pero nosotros necesitábamos algo para delimitar los momentos.

Los humanos necesitamos inventar límites, es la única forma de no perdernos.

Una prueba de que el tiempo no existe es la forma tan irregular en la que lo percibimos. A veces, pasa tan rápido que es como un parpadeo. Otras veces, es tan lento que parece una vida entera. Y, en el mejor de los casos, transcurre de la forma perfecta, en la que los minutos parecen un soplo de aire fresco y los segundos tesoros que poco a poco vas descubriendo.

Linda estaba descubriendo muchos tesoros en ese momento.

Rió una ver más, en sincronía con la risa de Aviv. La conversación entre los dos fluía de maravilla, cosa que resultaba nuevo para ella. Solía ser una chica de pocas palabras, o de callarse y no decir nada por un largo rato, pero ambos habían hablado durante toda la velada sin darle espacio a la incomodidad.

Él escuchaba con atención cada una de las anécdotas y se impresionaba poco a poco por la inteligencia de la chica. Cada uno de sus comentarios eran interesantes y descubrió que hacerla reír era bastante sencillo, así que se encargó de regalarle carcajadas en distintos momentos de la conversación. Por otro lado, él le parecía igual de interesante a Linda. Su voz profunda parecía tener las historias más interesantes para escuchar. Ella sonreía, a pesar de que sabía que así sus cicatrices se enfatizaban aún mas, pero era algo que no podía evitar. Y al parecer, él tampoco podía desaparecer ese gesto de su rostro.

— Vine a Los Angeles a buscar nuevos talentos — le explicó él, luego de que ella se lo preguntara —, trabajo como representante en una disquera pero necesito encontrar músicos con ganas de expandir sus límites. Dicen que L.A tiene muchos de esos.

— Suena como un trabajo muy divertido — comentó ella tras tragar la pasta que había ordenado —, te debe gustar mucho la música si quisiste dedicarte a algo como eso.

— Sí, me encanta — Aviv sonrió aún más. Linda había tocado su tema favorito —, cuando era niño, mi padre me enseño a tocar el piano colocando las notas en las teclas escritas en letra Braille. Desde ese momento, supe que, al crecer, buscaría un trabajo relacionado con la música. Es el mundo en el que encajo.

— Y es un mundo increíble — dijo Linda con sinceridad.

— Lo es — aseguró él —, ¿y qué hay de ti? ¿A que mundo perteneces?

Linda tomó su bebida (una limonada tan solo) y procesó esa pregunta más de lo normal. A veces, el problema se pensar demasiado sobre algo es que terminas haciendo más preguntas de las indicadas. Tu mente se transforma en un nudo interminable de dudas sin respuesta, que te persiguen antes de que puedas notarlo.

— Mhm, pues si te refieres a lo que me dedico, estoy estudiando física cuántica y astrofísica — le comentó —. Amo cada detalle de la carrera, esas teorías siempre me han fascinado.

— Entonces, eres parte del mundo de la física — habló Aviv, al tiempo en el que dejaba caer un trozo de comida al suelo para Loto. El perro lo aceptó gustoso, y se mantuvo atentó por si su amo decidía darle más alimento.

— Pero también me gusta muchísimo la literatura. Tengo el sueño frustrado de ser escritora, el problema es que no sé elegir bien mis palabras a la hora de escribir. Además, me gusta el arte y, aunque pinto fatal, me siento parte de ese ambiente. Las matemáticas también me apasionan bastante, y el cine... La verdad, no sé a que mundo pertenezco.

— Pues, parece que no perteneces a ninguno — sonrió Aviv —, pero el mundo podría ser de tu propiedad sin problema. Tienes el potencial para dejar a todos a tus pies, Linda.

Ella soltó una carcajada casi irónica, no se creía capaz de algo así. Es más, ella sentía que el mundo la arrastraba de la forma en la que el mar arrastra pequeños fragmentos de arena en la orilla. Pedazos de ella se desprendían de a poco para pasar a estar a merced de la estructura que la sociedad creó en el planeta. Sabía que tarde o temprano se perdería en ese inmenso mar y se terminaría ahogando.

Ella siempre lo supo: no pertenecía a ese mundo, pero tampoco podía manejarlo. Adaptarse a él era imposible y en algún momento se rendiría. Su vida se trataba de aguantar, ¿por qué lo hacía? Quizá por respeto al mar. Le estaba dando tiempo al mundo para que jugara con sus fragmentos porque ella no se sentía capaz de ser la autora de su historia. Estaba dispuesta a desvanecerse al ritmo que la vida quisiese.

Y ese en particular era un tiempo que pasaba bastante lento.

No le contó su pequeña reflexión a Aviv por razones obvias. Tan solo cambió el tema de la conversación y siguieron charlando con normalidad. Se preguntó como podía ser posible que hablaran con tanta facilidad. Llevaban horas conociéndose, pero se trataban como si llevaran años sabiendo el uno del otro. Era una sensación bonita.

Una de las mas lindas, según Linda.

— Te voy a confesar algo — dijo Aviv en el instante en el que Tim, el mesero, se retirara luego de llevarse los platos vacios —, es la primera vez que dejo que alguien me organice una cita y estaba jodidamente nervioso.

— Yo...yo también estaba nerviosa — confesó Linda, bajando la mirada con timidez.

— Debo admitir que esto está saliendo mucho mejor de lo que esperaba — sonrió —. Es decir, Cloe me dijo que eras increíble, pero se quedó corta. Eres graciosa, interesante, tierna...¿Por qué carajos estas soltera?

— Bueno...— Linda recordó los nervios, su rostro y su fealdad en ese momento. Suspiró, sabía que sus demonios hablarían tarde o temprano —. En verdad, tiene mucho sentido que nadie me quiera.

— ¿Cómo no podrían quererte? — preguntó Aviv, incapaz de comprender —, llevo dos horas conociéndote y, siendo sincero, estoy encantado contigo.

Linda se sonrojó al escuchar esa confesión. Casi agradeció que él no pudiera ver nada, estaba segura que debía lucir como un tomate podrido gracias al rubor en sus pómulos. Se encontró con su reflejo en el servilletero, ese estúpido servilletero, y recordó porque el amor era un sentimiento que no le estaba permitido.

Al menos no de forma romántica.

— No soy lo que los hombres consideran una "chica atractiva" — confesó —. Es más, soy todo lo contrario.

— A mi me pareces atractiva — soltó Aviv —, y da la casualidad de que soy un hombre, así que ya puedes eliminar esa generalización.

— ¿Cómo podrías saberlo? Jamás has visto mi rostro.

— Es una ofensa para un ciego que creas que la belleza se mide por como luce un rostro, ¿sabes?

Linda bajó la mirada de nuevo, esta vez porque estaba apenada. Si no media la belleza al ver su rostro, ¿entonces como lo hacia? Él extendió su mano sobre la mesa y abrió la palma de esta en dirección a Linda. Ella titubeó un poco al entender que quería que la tomara, pero al final terminó por hacerlo.

Un ligero cosquilleo se apoderó de ella cuando sus manos se juntaron.

— Tu voz me parece preciosa — le dijo —, es una combinación de ternura con intelecto que jamás había escuchado. Es hipnotizante y cautiva, créeme que lo hace. Tu risa es contagiosa, suave y casi armoniosa. Me gusta.

» Y tú inteligencia...joder, es lo más atractivo que tienes. Me has cautivado con ella desde que comenzamos a charlar. Así que eres bonita, muy bonita. Lo bueno de ser ciego es que sé ver qué cosas que el resto ignora, y en este momento lo agradezco.

El amor a primera vista no existe, es solo una farsa que intenta agregarle belleza al significado del amor. Lo que si existe es la atracción al poco tiempo de haberse conocido. Aviv estaba ligeramente sonrojado por la cantidad de cosas que había notado y confesado tan solo en la primera cita. A pesar de eso, no estaba avergonzado. Incluso un ciego pudo notar que a Linda le hacía falta escuchar lo hermosa que era.

Así que fue sincero, dejó salir toda la belleza que había encontrado en la chica.

Linda, por otro lado, estaba más ruborizada que nunca. Ella tampoco creía en el amor a primera vista, pero comenzaba a considerar que un corazón podía acelerarse por alguien que recién conocía. Comenzó a creer en el inicio de un sentimiento nuevo dentro de ella. Era un sentimiento desconocido, pero parecía ser algo hermoso a simple vista.

— Tú... tú también me pareces...eh...— ella no estaba acostumbrada a dar cumplidos, o recibirlos, así que sus nervios jugaron en su contra.

— Gracias — la interrumpió Aviv, entendió a la perfección lo que quería decir así que prefirió no hacerla sentir en una situación incómoda.

Continuaron charlando, jugando con el tiempo que se extendía al gusto de los dos. Sus manos ya no estaban entrelazadas y, aún así, la sensación de cosquilleo estaba fresca en el estómago de Linda. Resulta irónico pensar que alguien tan horrible pudiese tener sensaciones tan hermosas...

Igual de irónico que pensar que la flor más hermosa puede crecer de un prado lleno de barro.

🌻

6:00 pm

— Te ves tenso, narciso — soltó Cloe, sin apartar la mirada de su consola nintendo —, ¿Qué te ocurre?

— Nada, nada — dijo él, caminando de un lado a otro por el apartamento de Lili y Derek.

— Mhm, eso explica porque le has dado quince vueltas a la sala de estar desde que llegaste — dijo Lilian, para luego enfocarse en el blog de dibujo en sus manos —. No sé qué carajo te preocupa, pero terminarás por desgastar mi alfombra si sigues así.

Algo que había aprendido Gabe de ese grupo de amigos era que no les gustaba separarse. Se reunían sin razones aparentes. Por ejemplo, en ese momento estaban todos, incluyendo a las hermanas de Lilian, en el apartamento tan solo charlando ¿Acaso no se aburrían los unos de los otros? La única razón por la que él había accedido a ir era por Linda, pues ella llegaría al lugar justo después de su cita y desde su llamada en la tarde no pudo dejar de pensar en ella y en los nervios con los que le habló.

¿Por qué le importaba? Pues, comenzaba a creer que Linda le interesaba mucho más de lo que había creído. Se dió cuenta de que, en poco tiempo, le había agarrado una confianza casi absurda. Quizá, solo quizá, estaba forjando un lazo de amistad muy fuerte con un adefesio...y temía que a esa fenómeno la hirieran.

Porque estaba seguro de que lo harían.

— El chico que está con Linda — habló, dirigiéndose a Cloe —, ¿en verdad es tan bueno como dices? ¿Crees que no le hará daño?

Cloe dejó su juego de vídeo a un lado y alzó una ceja en dirección a su narciso. Luego, esbozó una sonrisa ladeada.

— Así que esto es por Linda — la sonrisa de Cloe se expandió al mencionar el nombre de su amiga —, ella te preocupa.

— ¡Por supuesto que me preocupa! — exclamó el chico —, me llamó esta tarde hecha un manojo de nervios y no he vuelto a saber nada sobre ella. Cualquier persona que la hubiese escuchado en ese estado estaría igual de preocupado que yo.

— Vaya, — Derek lo miró con sorpresa —, al parecer si tienes sentimientos.

— Derek...— Lilian lo fulminó con la mirada y él cerró la boca al instante.

— Pues, sí, tengo sentimientos — él se cruzó de brazos —, y todo el derecho de estar preocupado por la única persona en este lugar que ha sido sincera de la forma correcta conmigo.

Porque Cloe y Derek habían sido sinceros detallando sus debilidades y todo lo que hacía mal, pero hasta el momento no habían intentado ver la luz dentro de todo ese desastre. En cambio, Don y Dalia tenían tanta fe en el lado amable escondido de Gabe que se olvidaban de él quería que lo vieran de otra forma. Nadie en esa habitación se dirigía a él con la sinceridad de Linda, que era directa pero esperanzadora al mismo tiempo. De su boca podría salir: "Tu egoísmo te vuelve una mierda humana, fenómeno...pero, aunque no sé tus razones, las respeto"

De fenómeno a fenómeno, eran los únicos que se entendían.

— Gabe...— Dalia lo llamo, sonriendo con satisfacción —. Creo que un adefesio se está convirtiendo en tu amiga...

— Ya lo sé, joder — él rodó los ojos —, caí bajo, pero ya que toque este fondo no me puedo librar de él.

— Ganar un amigo no es algo malo — señaló Donovan, sonriendo también —, es de las mejores cosas que te pueden pasar.

— ¿De dónde sacaste eso? ¿De una tarjeta de esas que compran los que no quieren escribir en San Valentín? Bah, es basura.

— Lo que tú digas, amigo — le dijo Don, sin querer discutir —, pero a mí me alegra verte preocupándote por alguien a parte de ti mismo.

Gabe rodó los ojos, sus mejores amigos eran expertos en hacer escándalos por cosas pequeñas. Decidió enfocarse en Cloe una vez más, quien le sonreía de la misma forma que los otros dos. Soltó un bufido, ahora se sentía débil gracias a esa curvatura. Fue una terrible idea confesar su preocupación ante tantas personas.

— Solo responde, Cloe — le pidió —, ¿crees que le haga daño? Y se sincera, esa mierda de que el amor no tiene nada que ver con la atracción física no me la creo. La cara de Linda es una invitación directa al rechazo y eso nadie, por más buen corazón que tenga, lo puede negar.

— Te aseguro que todo saldrá bien — ella se levantó y caminó hacia él. Se detuvo justo enfrente y lo miró con seriedad, esperando que eso lo calmara —, el chico con el que está saliendo es un amigo cercano. Es increíble, y es una lástima que siga soltero considerando que es muy buen partido. Es más, pensé en plantearle está cita con Linda no solo porque el físico le da igual, sino porque sus padres le han inculcado culturas tanto científicas como artísticas, así que los dos tienen mucho de que hablar. Apuesto a que una conversación entre ellos debe ser la cosa más interesante que se puede escuchar.

» Además, a él le gustan las chicas listas, esas que saben de lo que hablan y no simplemente lo inventan. Linda es la mujer más inteligente que conozco, tengo el presentimiento de que ese será el gancho que termine por apoderarse del interés de mi amigo. Existe la posibilidad de que no congenien al punto de querer salir de nuevo, pero te aseguro que ninguno de los dos saldrá decepcionado y mucho menos lastimado.

— Esto de ser casamentera te sienta bien — soltó Silvana y luego recordó que la farsa estaba dirigida a Gabe—, digo, siempre te ha sentado bien pero recién lo estoy notando.

— Gracias, Sil — Cloe le dedicó una sonrisa de gratitud por mantener el secreto intacto. Luego, volvió hacia Gabe —. Narciso, Linda saldrá intacta de ese lugar. Te lo puedo jurar.

Gabe la miró con el entrecejo fruncido, desconfiado. Ella aumentó su sonrisa, esperando que eso calmara las cosas. No fue así, pues él seguía sin estar seguro de eso. Creía en los hechos, no en las palabras, y todo dictaba que Linda llegaría llorando a ese lugar.

— ¿Le pagaste al hombre para que se quede junto a ella? — preguntó, sin tapujos.

— ¡¿Qué?! — Cloe lo miró casi horrorizada —, ¡No!

— Entonces, ten por seguro de que esa cita se jodió hace rato — sentenció, logrando que Cloe suspirara, dándose por vencida.

— ¿Sabes qué? Mejor sigamos esperando a Linda. Solo ella nos puede decir si esto resultó un éxito, o no.

— Está bien.

Te lo dije: el tiempo es solo una limitación creada por los humanos. Al ser una especie tan masoquista, nuestros sentidos alargan los segundos cuando queremos que estos pasen rápido. Cuando tocaron a la puerta y Derek se acercó para abrirla, habian pasado sólo diez minutos desde la conversación y Cloe...pero el narciso lo sintió como media hora.

Todos en la sala prestaron atención a la entrada del apartamento, pues Gabe no era el único con curiosidad por el resultado de esa cita. Linda entró al lugar con una sonrisa tonta y sin decir palabra alguna. Parecía estar en otro mundo, como si sus pensamientos se hubiesen transformado en un cohete capaz de llevarla a un planeta de alegría.

— Tienes cara de adolescente ilusionada — señaló su profesor, dedicándole una sonrisa —, así que supongo que eso significa que la cita salió bien.

Ella se mordió el labio pero ni siquiera con eso pudo contener su sonrisa. Miró a su profesor con alegría y asintió con la cabeza.

— Fue maravilloso — dijo ilusionada —, él es tan...tan distinto.

— ¿Distinto en que sentido? — preguntó Gabe, quién estaba sorprendido por esa reacción pero felíz de que ese hubiese sido el resultado.

— Habla, mujer. Ahora todos queremos saber este chisme — dijo Sanne, acomodándose junto a Lilian para escuchar la historia.

Linda no sabía por donde empezar. Estaba tan ilusionada que sentía que estaba despertando de un lindo sueño. Intentó ordenar lo ocurrido, ponerle un orden cronológico, pero no podía. No había forma de ordenar sentimientos tan puros como los que se apoderaban de ella.

— Es tan...lindo — dijo ella, ruborizada —, tan tierno, y amable...

— Joder, está perdida — soltó Derek con diversión.

— ¡Cállate, Osbone! ¡Quiero escuchar! — exclamó su prometida, lanzándose un cojín —. Por favor, sigue Linda.

— Es la primera vez que siento que alguien me escucha de la forma en la que él me escuchó — admitió la chica —, fue como si...como si él sintiese que vale la pena perder el tiempo en oír mis palabras. Eso fue lo más lindo de todo, no tengo duda de eso.

— Awe, pero que tierno — dijo Sil, llevando su mano hasta su pecho, enternesida.

— Nos vamos a ver otra vez...— dijo con alegría —. No me quiero hacer ilusiones, sé que el cariño nace de a poco pero...es la primera vez que siento que quiero intentarlo.

— Esto es tan lindo — soltó Dalia, apoyándose en el hombro de su novio.

— Ni que lo digas — concordó Samara —. Cloe, yo soy la siguiente en la lista. Necesito tus dones de casamentera.

Solo en ese momento, Linda dejó de enfocar sus ojos en la nada y se encontró con los iris azules de Cloe, que la miraban con una alegría inmensa. Entonces, se arrojó a sus brazos en un gran abrazo. Era lindo sentir que alguien podría llegar a enamorarse de ella. Fue bonito recibir halagos y sentirse escuchada. Eso se lo debía al loco plan de Cloe.

Sin duda, era más inteligente de lo que demostraba.

— ¡Gracias! ¡Gracias! — exclamó, adherida a ella —, creo que es uno de los mejores días de mi vida.

— Ay, no fue nada, amiga — le dijo ella con gusto —. Mereces que alguien vea la increíble persona que eres y sabía que Aviv lo haría. Tiene el don de ver lo que muchos no pueden.

— Un momento, ¿Aviv? — preguntó Derek —, ¿Él está en L.A?

— ¿Su cita fue con Avi? — preguntó Dalia, sorprendida.

Linda sonrió al escuchar su nombre, su estómago aún no olvidaba el cosquilleo que le provocaron todos esos halagos dichos en una voz tan profunda que con solo recordarla se le erizaba la piel. Se soltó del abrazo pero no despegó su mirada de la de Cloe.

— Es ciego — le dijo, como si aún no pudiera creer ese detalle.

— Solo de vista, pero ve más de lo que te puedes imaginar — le aseguró Cloe con una sonrisa.

— Un momento, ¿es ciego? — preguntó Gabe en ese momento —, ¿ciego de esos que no ven?

— No existe otro tipo de ceguera, tonto — dijo Linda con diversión —, pero sí, es ciego de los que no ven.

— Es perfecto para ti — admitió.

— No digas eso — ella lo empujó, aunque ni siquiera logró afectarlo con eso —, recién lo conozco. No me voy a ilusionar así como así.

— No, claro, no deberías — concordó Gabe —, solo digo que un chico que no puede ver tu físico encaja a la perfección contigo.

En ese momento, miró a Cloe y su sonrisa triunfante. Algo en esa imagen, no supo exactamente qué, lo hizo sonreír tambien. Esa seguridad dentro de ella le pareció interesante, incluso admirable. A pesar de todas sus locuras, ella seguía conservando la fe en sí misma.

— Debo admitirlo — le dijo él, llamando su atención —: estoy impresionado, Cloe.

— ¿Recién? Vaya, tardaste — sonrió la chica —, he hecho muchas cosas impresionantes justo frente a tus ojos. Es bueno saber que finalmente comienzas a ver las cosas como son, narciso.

El tiempo no existe, eso es cierto...pero me alegra que alguien lo inventara porque sino me habría vuelto loco tratando de adivinar la duración del contacto visual entre ellos dos. De no existir los segundos, no había podido descifrar cuanto tiempo el color verde de los ojos de Gabe se mezcló con los de Cloe, en un intento de descubrir cómo podía ser tan inmadura y astuta al mismo tiempo.

De no existir los minutos, yo no pudiera hablar del tiempo en el que Cloe tardó en quitar su mirada de la de Gabe, pues ella se había distraído demasiado observando esa nueva pizca de confianza que emanaban esos iris color verde. Su plan no habría funcionado.

De no existir las horas, Linda habría perdido la cuenta de cuánto tiempo pensó en lo bien que se sintió no tener nervios o miedo frente a alguien. Ella se olvidó de su reflejo por instantes, fue ella misma sin temor a que la rechzasen.

Como alguien inventó el tiempo, soy capaz de decirte todas esas cosas. Claro que el tiempo es relativo, así que no te diré la respuesta porque capaz mis segundos duren mil años; y los tuyos solo un parpadeo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro