Capítulo 19
Un poco de alcohol
11 de marzo
1:30am
La distancia entre "un poco" y "demasiado" es más corta de lo que imaginamos. Si no me crees, puedes preguntarle a Gabe. Todo comenzó con "un poco" de ejercicio, "un poco" de proteínas, "un poco" de músculo...y todo en él terminó siendo demasiado.
Si él no te basta como testigo, entonces pregúntale a la chica frente a él: Cloe. Lo que para ella comenzó como "un poco" de alcohol, estaba al borde de transformarse en "demasiada" cerveza.
Al borde, pues aún estaba lo suficiente conciente como para mantener el control en sí misma.
— ¿De qué te ríes? — le preguntó Gabe, confundido.
— No sé — soltó Cloe, carcajeando sin razón aparente. Todo le parecía cómico a ese punto de la noche.
Gabe rodó los ojos. Lilian y Derek se habían marchado hacía unos minutos, igual que Don y Dalia. Solo quedaban ellos dos y Sanne, quien llevaba horas entre la multitud, bailando con extraños que quedaban hipnotizados por la forma en la que su vestido plateado se le adhería a sus despampanantes curvas. Así que, ella estaba perdida en su mundo mientras un narciso intentaba lidiar con una chica al borde de estar completamente ebria.
Por razones como esa, Gabe odiaba salir.
— Escucha, no sé de qué te estás riendo pero puedes seguir haciéndolo sola — le dijo con cierto fastidio —, yo ya me voy.
— No, no, espera — ella lo sostuvo de la mano y lo detuvo en su proceso de abandonar la mesa —, no me dejes solita.
— Eres una adulta, puedes estar sola.
— Pero no quiero — Cloe comenzaba a alargar las palabras que salían de su garganta —, quédate conmigo, porfi.
Gabe soltó un suspiro repleto de fastidio, lo que menos quería era quedarse en ese lugar a velar por la seguridad de la casamentera que lo sacaba de quicio. Sin embargo, poco pudo hacer al encontrarse con un puchero en los labios rosa de la chica frente a él. Sus ojos, dilatados por el alcohol en su sistema, brillaron de la forma en la que le brillaban a una niña desamparada. Una imágen como esa era capaz de llenar de ternura a cualquiera, incluso al ser más fuerte y rudo del planeta.
Gabe se reprochó a sí mismo por caer en esa niñería. Él era fuerte, ¿no? ¿Entonces porque se volvía débil por una mirada tierna? ¿Por qué le resultó imposible moverse al pensar en lo que podía pasar si dejaba a Cloe sola en ese estado? Se quedó quieto, odiándose a si mismo por ser tan blando. La verdad era que él tenía un corazón mucho más grande de lo que imaginaba y, a veces, confundía sus actos de amabilidad con debilidad, cuando en realidad eran todo lo contrario.
— Bien, me quedaré — se rindió el chico —, al menos hasta que Sanne regrese.
— ¡Si! — celebró Cloe, cual niñita de guardería —, no me quedaré solita.
— No, no te quedarás solita, Cloe.
— Estoy feliz por que te quedes.
— Me alegro. Aunque creo que estás feliz por el alcohol, no por mi compañía.
Ella rió una vez más, sintiendo como el alcohol se seguía expandiendo por su sistema como si fuese una clase de elixir de la alegría. Tomó otro sorbo de su bebida y, aunque Gabe sintió que debía detenerla, no lo hizo. La observó llevar la botella a sus labios, bebió todo el líquido que quedaba en ella con un solo trago. Con una mueca, le hizo entender que el alcohol había ardido en su garganta, pero luego de eso una sonrisa divertida aseguró que todo estaba bien.
O tan bien como podía estarlo.
Cloe decidió soltar su moño despeinado, dejando que su cabello lacio se deslizara hasta llegar a sus hombros. Si algo odiaba Gabe era que Cloe fuera tan bonita. Le parecía la más hermosa entre todas las margaritas, pues sus ojos azules encajaban a la perfección en su pequeño rostro, que lucía increíble con cada detalle en él. Sus labios eran diminutos, pero carnosos. Sus cejas pobladas pero perfectamente arregladas. Tenía errores, por supuesto, pero a él se le olvidaban al ver esos hoyuelos que resumían todo el espectáculo en una obra de arte digna de admirar. No tienes ni idea de lo mucho que Gabe odiaba eso.
Le frustraba saber que alguien que detestaba con tanta fuerza le pareciera tan espectácular. Sentía un tremendo odio hacia esa chica, pero le costaba recordarlo cuando la detallaba con cuidado. Siempre intentaba detenerse a pensar que Cloe no era la chica más hermosa que había visto, pero luego recordaba la forma en la que todo parecía encajar en su diminuto cuerpo y se odiaba a si mismo por no poder odiarla del todo. Estaba siendo débil, débil al no poder dejar de lado lo que consideraba una atracción física para poder expresar sus verdaderos sentimientos.
— ¿Y ahora qué te da risa? — preguntó Gabe al escucharla reír una vez más.
— El silencio — dijo Cloe, estremeciéndose en su propia silla.
— Bien, ya tomaste demasiado — aseguró Gabe, pero no le quitó la botella de las manos —, será mejor que te detengas.
— Pero no quiero — volvió a poner un puchero.
— No hagas eso.
— ¿Qué cosa?
— El puchero, no lo hagas.
— ¿Por qué?
— Me hace sentir débil.
— ¿Y no te gusta ser débil?
— Mírame, ¿crees que a un tanque de guerra le gusta ser débil?
— ¿Entonces para qué te quieres enamorar?
De nuevo, hubo silencio. Está vez, a Cloe no le causó gracia. Incluso con su autocontrol extraviado, notó que era un silencio tenso y serio. Ella miró su botella, sin saber que en esos minutos sin sonido, Gabe lanzaba maldiciones silenciosas hacia ella. Él también estaba un poco pasado de copas y, cómo todo ser humano, era vulnerable a tentaciones. Odiaba a su casamentera con cada milímetro de su músculosa alma, pero debía admitir que ella era una tentación demasiado fuerte.
Recordó que ella traía puesto un enteriso corto de color vinotinto y tuvo que tragar saliva para mantener el control. Gracias al cielo, él aún mantenía la cordura a pesar de los grados de cerveza en su sistema, de lo contrario, eso hubiese terminado de una forma equivocada. Trató de pensar en lo molesta que era esa mujer normalmente, intentó concentrarse en toda la molestia que ella solía despertar en él, pero su lado más humano lo obligó a pensar en la forma en la que ese escote la hacía lucir mucho más atractiva que sus camisas de videojuegos.
Comenzaba a arrepentirse de haberse quedado en ese lugar.
— Gabe, ¿tú me odias?
— Si, te odio bastante.
— ¿Por qué? — de nuevo, colocó un puchero que estaba jugando con los nervios medio ebrios del narciso frente a ella —, yo no te odio...
— Es imposible odiarme.
— Bien, ahora te odio un poquito por ese comentario.
— ¿Por qué te importa saber si te odio o no, Cloe? — preguntó Gabe, harto de la conversación.
— Porque no sé porque me odias...No sé que hacer para que me quieras.
— ¿Quererte?
— Como amiga, quiero decir ¿Qué he hecho mal hasta ahora? ¿Por qué me odias si yo te quiero como amigo?
Gabe hizo lo más sano que podía hacer: alejar su botella de cerveza y responder con una verdad a medias. Miró a Cloe a sus ojos azules, que comenzaban a perderse como efecto del alcohol, y trató de controlar los efectos que la belleza de la chica provocaban en su mente y su cuerpo. Dejó salir al Gabe fuerte, aquel que puede ser tan cruel como un reflejo.
— ¿Quieres saber porque te odio? — preguntó Gabe, cruzando sus brazos sobre la mesa.
— Por favor — pidió Cloe, imitándolo con torpeza.
— Te odio porque no sirves como casamentera — le dijo, lo cual era una buena parte de la verdad —, solo sirves para entrometerte en mi vida y llamarme como flor. Eres una molestia, Cloe, y tú nivel de fastidio aumenta cuándo estás ebria.
— ¡Yo si sirvo como casamentera! — soltó Cloe, pues fueron las únicas palabras que procesó.
— ¿En serio? ¿Ya has juntado parejas antes?
— Por...por supuesto.
— Nombra una.
Cloe abrió los ojos como platos. Buscó y rebuscó en su mente ebria alguna respuesta lógica. Sin embargo, solo se le ocurrió una opción:
— Don y Dalia — soltó, alargando los nombres de sus amigos —, yo los junté.
— Mientes, Lilian lo hizo — contraátaco Gabe —, ella los presentó, yo estaba ahí.
— Bueno, es que...— cerró los ojos, como si eso la ayudara a pensar. Luego, los abrió de golpe y tras chasquear sus dedos con torpeza soltó la respuesta más estúpida que pudo haber dado en su vida —: ¡Yo junté a Lilian y a Derek! Lo que en teoría, me hace ser quien juntó a Don y Dali porque si Lilian no estuviera con Derek, no conocería a Dalia; y si Dalia no conociera a Lilian, no conocería a Don; y si Don no te conociera, yo no te conocería a tí y...y...¿De que estaba hablando?
Gabe rodó los ojos ante esa habladuría sin sentido. Cada vez, Cloe estaba más fuera de sí. Ahora la veía tambaleándose en la silla, tratando de pensar quién conocía a quien y quien no conocía a quien. Estaba mareada, pero las palabras de Gabe se le habían quedado tatuadas como una especie de estampa permanente. Le había dicho inútil una vez más, y su mente borracha procesó aquello como un insulto.
— Así que si sirvo de casamentera, ¿oíste? — le reprochó Cloe, señalándolo con un dedo que apuntó el lateral del chico en lugar de su rostro —, soy muy, muy, muy buena en mi trabajo y...y tú eres un imbécil hipócrita.
— ¿Por qué soy hipócrita?
— Porque me insultas mientras no puedes apartar los ojos de mi escote ¿Me odias, o te atraigo? Me confundes, Gabe.
— Te odio.
Y aquello fue la sentencia que le permitió a Gabe alejar su mirada del escote de Cloe. Es cierto que las tentaciones son fuertes, pero el odio tiende a superar esa fortaleza. Entonces, la chica se enderezó en la silla y lo miró con tristeza. No quería ser odiada por su narciso, ¿pero acaso existía otra opción? Sin importar que tan atractiva le pareciera, él siempre la vería con recelo y molestia.
No había forma en la que ellos dos se llevarán bien, ni siquiera bajo el efecto de un poco de alcohol.
— Hey, chicos — Sanne apareció finalmente. Su labial estaba corrido por sus labios, su cabello un tanto desordenado. Seguía luciendo atractiva, pero estaba mucho menos alegre que al inicio de la velada.
— ¡Sanne! — Cloe se lanzó a los brazos de su amiga y comenzó a llorar —, ¡Gabe me odia! ¡Me odia porque soy mala casamentera!
— Y tú tomaste demasiado — notó Sanne, quien intercambió una mirada con Gabe al instante —, ¿dónde esta el resto?
— Se fueron hace horas — él se levantó del lugar y se colocó junto a ella —, y a mí me dejaron solo con esta ebria.
— ¿Ves? ¡Me odia! ¡Me odia! — sollozó Cloe en los brazos de su amiga —, ¡Yo lo quiero y él me odia! ¡Es injusto! ¡¿Cómo vamos a ser amigos así?!
Sanne hizo una mueca al ver lo mal que estaba su amiga. Siempre supo que Cloe era sensible al alcohol, se embriagaba con pocos tragos, pero esa vez había excedido su límite. Intentó calmarla y logró detener su llanto cuando le dijo que el resto del mundo la amaba. Luego, la convenció de que era la mejor jugando videojuegos en el planeta y Cloe comenzó a reír de la alegría. "Risas son mejores que lágrimas" se dijo a si misma, y sostuvo a su amiga para evitar que está se cayera al suelo.
Estaba más inestable que una torre de legos mal construida, pero con ella de soporte la mantuvo lo más rígida posible.
— Debería ser ilegal dejarla beber — acotó Gabe, quién no se había ido sorprendentemente.
— Una vez, escondí su identificación para que no le dieran ningún trago con alcohol incluído — le contó Sanne —, para desgracia de todos, la encontró una semana después.
— Debiste esconderla mejor — le dijo Gabe.
— Ya lo creo...
Sanne sentó a Cloe en la silla una vez más. Le pidió que se quedará quieta, que en un minuto volverían al apartamento de Derek y Lilian para dormir. Luego, se volteó hacia Gabe y se atrevió a pedirle algo que sonaba como tortura para el chico con vigorexia.
— Si te doy la dirección del apartamento de Lili, ¿podrías llevarla tú?
— ¡¿Qué?! — exclamó él —. No, ni lo sueñes, Sanne. Mi responsabilidad por Cloe muere aquí. Además, no sé si lo has notado, pero yo tampoco estoy muy cuerdo que se diga.
— Te daré dinero para un taxi — le rogó Sanne —. Solo hazme este favor, Gabe. Te juro que te lo regresaré algún día.
— ¿Por qué no puedes encargarte tú?
— Porque...porque me iré con un chico.
Gabe no pudo evitar reír con ironía, lo que hizo que Cloe lo imitara y estallara de la risa en su silla. Tanto él como Sanne la ignoraron y continuaron charlando.
— ¿Entonces me vas a dejar cuidando a una borracha solo porque quieres acostarte con un desconocido? — preguntó Gabe.
— Si lo dices así, suena mal — Sanne rodó los ojos y se cruzó de brazos.
— Suena mal de cualquier manera ¡Es lo que vas a hacer, Sanne!
— ¡Bueno, si, tienes razón! ¡Te dejo al cuidado de mi mejor amiga porque quiero una noche para mí! ¡¿Okey?! No lo entiendes, pero necesito esto, Gabe. Por favor, ayúdame.
— ¿Por qué dices que necesitas esto?
— Solo lo necesito...así como tú necesitas novia, o ser fuerte. Lo necesito y la razón no tiene sentido...
Era la segunda vez en la noche que veía lágrimas en los ojos de Sanne. No sabía si el alcohol lo estaba volviendo más débil de lo normal, pero no pudo resistir verla de ese modo. Sintió pena por ella y por sus ojos llorosos, así que decidió hacer su segunda buena acción en el día.
— Al menos usa protección, ¿si? — le dijo tras suspirar —, y cuídate. Muchos de los que vienen aquí no son tan amables como parecen.
Sanne sonrió y se acercó hasta él para depositar un beso en su mejilla. Su amiga le había dicho que era egoísta, caprichoso y vanidoso, pero con ese buen acto ella descubrió que Gabe Bacher era un hombre empático después de todo.
— Gracias, Gabe — le dijo sonriendo —, cuida bien de Cloe, por favor.
Luego de eso, ella volvió a la multitud de personas que bailaban. Gabe suspiró y miró a Cloe, quien observaba la botella vacía con cierta tristeza ¿Cómo había terminado en esa situación? No tenía ni idea, pero ya que estaba ahí no podía hacer nada más que llevar a esa chica ebria sana y salva al apartamento de su amiga.
— Bien, Cloe — la tomó por las muñecas y la ayudó a levantarse —, ya nos vamos.
— ¿A dónde? ¿A Nunca Jamás?
— A donde tú quieras.
— ¡Nos vamos a Nunca Jamás! — exclamó con emoción.
— Espero que el Capitán Garfio guarde su alcohol, porque corre peligro contigo, Cloe Nicols...
La chica estalló a carcajadas. Aún no me explico como hizo él para sacarla de ese bar, pero hay que admitir que la fuerza de Gabe Bacher iba más allá de sus músculos inmensos.
🌻
2:10am
— ¡Veo todo de cabeza! — exclamó Cloe.
— Es porque estás de cabeza, Cloe — le dijo Gabe, quien la sostenía cual saco de patatas sobre sus hombros —, eso ganas por no querer bajar del taxi.
— El taxista y yo tuvimos un momento romántico — dijo Cloe —, tu acabaste con nuestra historia de amor.
— No, el taxista estaba harto de que le dijeras que te gustaba su uniforme, sobretodo porque no tenía uniforme — le explicó Gabe —. Nos cobró diez dólares más por tu culpa.
— ¡Fue amor!
— ¡Pues tú amor me va a dejar sin sencillo, Nicols!
Entonces, la puerta del elevador del edificio en el que vivían Lilian y Derek se abrió. Gabe siguió las indicaciones que Sanne le había dado y cargó a Cloe hasta el apartamento de la pareja. Bajó a la chica de sus hombros y tuvo que ayudarla a sostenerse para que la gravedad no la llevara al suelo. Presionó el timbre una vez, y luego la castaña ebria encontró el ruido divertido, así que decidió hacerlo unas veinte veces más.
Ese "poco" de alcohol había pasado a ser "demasiado" hacía ya mucho tiempo...
— ¡¿Pero que carajo está pasando?! — preguntó un Derek recién levantado, molesto por todo ese ruido, al abrir la puerta.
En el instante en el que Cloe logró ver a su amigo y a Lilian tras de él, ambos con caras exhaustas y desorientadas, el rostro de Cloe se iluminó y corrió a abrazar a su amiga cómo si no la hubiera visto en años.
— ¡Descorazonada, no sabes cuánto te amo! — la estrujó con todas sus fuerzas, aunque éstas no fueran demasiadas —, ¿Sabes que fui murciélago por un momento? ¡Vi todo de cabeza!
Lilian y Derek intercambiaron miradas al instante. Luego, los ojos pálidos de la chica viajaron hacia Gabe, quien recobraba el aliento luego de haber aguantado tanto tiempo a Cloe en su estado de embriaguez. Entonces, Lili no pudo hacer más que suspirar.
— ¿Cuánto bebió? — le preguntó a Gabe.
— No quieres saber — se limitó a responder.
— Ay, por Dios — suspiró Lilian, mirando hacia el techo —. Derek, ayúdame a llevarla hasta el sofá. Está pesada.
— Mierda, no sé qué vamos a hacer contigo, friki — Derek se encargó de quitar a Cloe de las manos de Lilian para poder llevarla hasta el sofá.
Tanto Lili, como Gabe, siguieron a Derek hasta llegar a la sala de estar, dónde él dejó a la tambaleante y parlánchina Cloe en el sofá central. Lilian se sentó junto a ella y la castaña no perdió el tiempo en abrazarla. Por otro lado, los dos hombres se colocaron frente a ellas.
¿Qué hacía Gabe ahí todavía? No tenía ni idea. Podía irse y él lo sabía. No obstante, le fue imposible marcharse. Comenzó a pelear consigo mismo y el lado que le repetía una y otra vez que lo correcto era asegurarse de que Cloe estuviera bien ganó la batalla. Eso de ser buena persona lo irritaba, pero aunque quería hacerlo, no podía evitarlo.
— ¿Qué te parece si te das un baño, Clo? — le preguntó Lili con delicadeza.
— ¡No! — Cloe negó con la cabeza repetidas veces —, no quiero.
— ¿Y si te tomas un café, o comes algo?
— ¡No, no y no! ¡No quiero!
— ¡Pues, no me importa que no quieras, Cloe! O te bañas, o comes, pero tienes que hacer algo para que vuelvas a entrar en razón.
— Eres horrible — le dijo, dejando de abrazarla —, ese bebé no ha nacido y ya actúas como mamá ¿Cómo la amas, nerd? Es una mandona molesta.
— Ya sabes lo que sufro, friki — Derek se encogió de hombros y se ganó una mirada asesina por parte de su prometida. Él sonrió y le lanzó un beso —. Sabes que es mentira. Te amo, bonita
Lilian rodó los ojos y enderezó a Cloe en el respaldar del sofá. Ella comenzaba a perder las fuerzas y a tambalearse más seguido.
— ¿Vas a hacer algo al respecto, o me vas a dejar sola tratando de devolverle la cordura a nuestra amiga, Osbone? — le preguntó Lilian.
— Oh, voy a hacer algo, de eso no tengas duda — aseguró Derek y luego, tomó su celular apoyado en la mesa de café —: grabaré esto para mostrarle a la friki las consecuencias beber mucho alcohol cuando despierte en la mañana con resaca.
Encendió la cámara y la apunto directo a su mejor amiga, con una sonrisa divertida en su rostro. Lilian soltó un bufido y rodó los ojos.
— Eres un niño, Derek Osbone — le dijo, mientras aguantaba a Cloe para evitar que se cayera al suelo. Miró a su amiga y trató de razonar con ella —. Vamos, Clo. Te prepararé algo de comer y luego vas a dormir.
— ¡No! — exclamó —, Gabe me prometió que iríamos a Nunca Jamás y esto no es Nunca Jamás, ¿sabes cómo lo sé?
— ¿Cómo? — preguntó Gabe y Lilian lo fulminó con la mirada.
— ¿De verdad le estás siguiendo el juego cuando está ebria? ¡No importa "cómo", importa que se calme!
— Sé que esto no es Nunca Jamás por una razón...— siguió Cloe, poniéndose en el borde del sofá para dar su gran anuncio. Lili solo pudo rodar los ojos, mientras que Derek continuaba grabando —: Nunca Jamás es un lugar hermoso dónde hay un Peter Pan... Aquí hay un nerd, y Peter Pan es más maduro que él, así que esto no es Nunca Jamás. Fin de mi lógica, ahora todos saben dónde estamos.
— ¿Y dónde estamos, Cloe? — le preguntó Derek, quien se estaba divirtiendo en grande.
— ¡En Narnia, por supuesto!
En ese instante, Gabe no pudo aguantar la carcajada que nació desde lo más profundo de su estómago y la dejó escapar. Entonces, Cloe fijó toda su atención en su narciso. Entrecerró sus ojos y lo miró con atención. Analizó cada detalle de su risa y cada carácteristica de su rostro al soltar ese gesto. Dejó caer su espalda en el sofá al terminar su análisis, y luego esbozó una sonrisa tonta.
— ¿Sabes, Gabe? Tu risa es muy bonita — le dijo, arrastrando sus palabras —, y tus ojos también son hermosos ¿Lo sabías?
— Eh... gracias, Cloe — le respondió Gabe, dejando de carcajear.
— Sería tan fácil conseguirte una novia si tan solo esas fueran tus únicas características ¿Podrías quedarte solo con ellas y dejar de ser un vanidoso, egoísta, narcisista y odioso imbécil? Es que te ves mucho más guapo si solo te ríes y dejas de hablar. Hasta me dan ganas de besarte y todo.
El silencio que vino después de eso fue tan incómodo que es posible que incluso las pinturas a lo largo y ancho de la habitación sintieran la tensión. La furia en Gabe se fue apoderando de él hasta el punto en el que debió apretar sus puños para controlarse. Era obvio que las palabras de Cloe le habían afectado, pero al recordar que ella estaba ebria, supo que no podía gritarle o reclamarle. Le tocó guardar su molestia, aunque esta le estaba ardiendo en su pecho como fuego en su interior.
— Supongo que ya me voy — escupió sus palabras —. Adiós.
Y sin decir más, se retiró del apartamento a un paso apurado. Estaba tenso, tanto que sus venas sobresalían de sus musculosos brazos ¿Por qué se había puesto así? No era la primera vez que lo llamaban de la forma en la que Cloe lo había hecho, pero si era la primera vez que lo afectó al punto de querer golpear algo. Por eso se alejó de ahí lo más pronto posible. A pesar de ser rudo, Gabe no era mala persona y no iba a dejar que un ataque de furia lo llevara a lastimar a alguien, menos si era a Cloe pues se encontraba en un estado lamentable.
Pero si debía admitir que se arrepentía de haber sido débil por el puchero de su casamentera.
Por otro lado, dentro del apartamento, la mirada de Cloe de había perdido en el punto en el que Gabe había desaparecido. Todo fue muy rápido como para que las neuronas ebrias de la chica lo captaran, pero entendió que él se había ido por su culpa... entonces, ella puso un puchero.
— Wow — soltó Lilian, luego miró a su prometido —, eso fue intenso.
— Y lo mejor de todo es que lo tengo en video — rió él —, no sabes cuánto voy a amar la reacción de Cloe cuando vea esto.
Lilian soltó una carcajada pero, en el medio de su risa, escuchó como el silencio de Cloe se convertía en arcadas. Lo próximo que supo fue que su mejor amiga había vomitado justo frente a ella, y que luego cayó dormida sobre sus piernas. Inmóvil, agotada, ella se introdujo en un sueño que recordaría mucho más que aquella noche en la que decidió tomar más cervezas de las que podía...
Lo cierto es que, para haber sido un "poco" de alcohol, fue demasiado lo que provocó. Las consecuencias de todo eso las conocería la mañana siguiente...y no, no solo hablo de una resaca espantosa.
¡¿Dos capítulos por día?! ¡¿Me volví loca o que?! Pues, no...solo tenía unas ganas inmensas de escribir este capítulo 😂 ¿Qué les pareció? ¿Valió la pena que publicara dos caps hoy?
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