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Naranja asesino.


Toda mi vida he vivido en este pueblo, incluso mis padres lo han hecho y los padres de mis padres y los padres de los padres de mis padres...bueno, ya sabes.

La mayoría de los adolescentes sueñan con irse a la ciudad más cercana y cumplir sus sueños, ese no fue mi caso. Desde pequeña supe que aquí estaba mi hogar, que aquí debía quedarme, ¿por qué? Fácil. Amo a mis padres y al resto de mi familia, amo a mis amigos, nuestras costumbres, a mis vecinos, amo que todos nos saludemos porque todos nos conocemos. Me encanta salir a la calle sin la preocupación de que seré asaltada o secuestrada. La felicidad de las personas es transmitida por cada uno de sus poros y eso, es maravilloso.

Además aquí tenemos de todo, desde escuelas, hasta cine, bancos, cafetería, tiendas de todo tipo...sí, tal vez sólo tengamos un bar con música poco agradable y no tengamos billar ni nada de esas cosas que aman los jóvenes pero, ¿quién necesita eso?

Decidí ser policía porque en realidad, no hago nada. Me dedico a dar rondas a los alrededores para asegurarme de todo. Ayudo a las ancianas a cruzar las calles, busco animales perdidos, le paso batería a algún carro que se quede varado a media calle, etc. La única "acción" que tenemos los chicos de azul, es cuando uno que otro loco adolescente intenta robar algo.

Todo es calma, el gobierno federal me paga muy bien y descanso los sábados, así que está perfecto. Aunque eso no significa que me encantaría estar en algún operativo como en las serie policíacas.

El tres de octubre me dediqué a realizar un informe por la queja del señor y la señora Louis, una pareja de granjeros de mediana edad que han reportado que hay una plaga en sus terrenos. Aseguran que han cortado catorce veces la planta desde la raíz pero ésta vuelve a crecer.

Nos dirigimos al lugar en donde siembran maíz y nos encontramos con unos retoños de tallos y hojas totalmente verdes, como cualquier otra. Son de especie enredadera y no abarcan más de un diámetro de treinta cinco centímetros.

Arrancamos muestras para llevarlas al laboratorio y analizar si hay alguna anomalía, aunque por lo que vi, debe de haberla ya que no se parece a ninguna otra planta que conozca, opinión compartida con mi compañero y los Louis.

Para mañana espero tener los análisis listos para tener una conclusión y darles respuestas a todo el mundo, porque como dicen, pueblo chico...

La noticia se regó como pólvora, en cuanto los vecinos vieron a los policías llegar y analizar algo, los rumores y especulaciones no se hicieron esperar. Después los Louis llamaron a sus familiares para contarles lo ocurrido, sacando sus propias conclusiones, estos familiares les contaron a sus vecinos y conocidos, estos a su vez a más personas y para colmo, todos sacaron sus conclusiones. Añadiéndole a esto las supersticiones y cosas conspiranoícas...se hizo un reguero en el pueblo.

Al salir de mi horario de trabajo me dirigí a casa de mis padres, a pesar de que ya eran las 8 de la noche y la luz del día se había acabado, me había comprometido a ayudarles con las decoraciones de la época.

Conforme avanzaba por las calles veía a las casas con unos cuantos objetos de la temporada de halloween. El naranja, negro y morado no eran de esperarse e iluminaban todo con un aura de dulzura, podía saborear los chocolates a pesar de que faltaran días. ¿A tus 22 años sigues recibiendo dulces? Sí, lo hago, como policías también estamos encargados de acompañar y cuidar a grupos de niños en su pedida de dulces mientras sus padres van a alguna fiesta o conviven con alguien más; así que voy disfrazada y recibo dulces.

En cuanto llegué y me estacioné mi madre ya estaba en la puerta recibiendome.

—Tengo llaves mamá.

—Me da gusto verte madre, hace una semana que no te veo.—Hizo una mala imitación de mi voz y me abrazó, correspondí su abrazo un tanto fastidiada de que siempre quiera que la trate como cuando yo aún tenía ocho años.

Entramos y me puse a hacer recortes en un papel blanco para hacer una especie de fantasmas chuecos, no soy buena en las manualidades pero mi mamá se empeña en que haga mi mejor esfuerzo.

Después de hacer guirnaldas y pegarlas por la sala, fui a cenar y a dormirme con la amenaza de que mañana haremos más. A la mañana siguiente, justo a las 6:37 am, recibí el correo del laboratorio con los resultados: "No es compatible con ninguna especie de planta habitante de la tierra." Después de esta frase había un documento con cosas que no entendí. Más abajo otra frase: "Pediré un permiso para analizar la planta, puede que haya un nuevo descubrimiento ahí." Eso era fantástico, al menos el pueblo sería reconocido por algo, habría un descubrimiento de flora justo en este lugar.

A pesar de querer decírselo a mis padres, no lo hice; hacerlo significaba que todo el pueblo estuviera a la expectativa y que los procedimientos fueran más difíciles.

Llegué a mi trabajo y entregué el informe a mi superior, mala idea. Aunque debía hacerlo, pude esperarme un poco más. En tres horas el pueblo entero sabía la noticia.

Los Louis se peleaban el derecho de querer ser las personas que recibieran el mérito, el presidente de igual forma, el gobierno, etc...
cinco días después la zona estaba acordonada y llena de personas, y los Louis se encontraban haciendo una demanda para que se les nombrara  como descubridores oficiales.

Conforme los días pasaban, la planta crecía su diámetro y todos estaban a la expectativa; se registraba cada día lo que sucedía, así fuera que una mosca se posó sobre ella.

El 12 de octubre todo el mundo sabía sobre la planta e incluso turistas venían a conocer el pueblo del descubrimiento. Fui entrevistada un par de veces y se me cuestionó si también pelearía por los derechos, cosa que negué, no necesitaba ser reconocida por una planta.

El 15 de octubre se les declaró a los Louis como los descubridores oficiales y recibieron la documentación esperada, pronto recibirían honorarios del gobierno para que pudieran seguir investigando sin problemas.

El 16 de octubre la planta empezó a florecer y el 19 tuvo fruto. El 23 de octubre todos los científicos recogieron sus cosas y los Louis se maldecían, el pueblo se había convertido en la burla y yo me lamentaba que todo terminara así.

En cuanto el fruto salió se empezó a analizar, de igual forma no tenía relación con algún otro, sin embargo el 23 ya tenía forma y color: eran calabazas. Se concluyó que se había utilizado algún producto de tipo fertilizante en la tierra que provocaba el crecimiento masivo de la planta y de su fruto; por eso no había nada como eso. El motivo del porqué la cortaban y crecía era porque las semillas habían sido molidas y las sustancias les permitían crecer aunque no estuvieran completas.

Se les ofreció a los granjeros una fuerte suma de dinero por su fertilizante, pero ellos no tenían la composición de éste. Decidieron dejar la planta ahí (de ahora enorme tamaño) y seguir con sus vidas.

Todo regresó a la normalidad en un pestañeo y en otro volvió a alterarse. El 24 de octubre, a las 8:34 am una mujer desapareció.

Nos dirigimos de nuevo a la misma granja y nos encontramos con un perro labrador con correa. Estaba alterado y no dejaba de ladrar en dirección a la planta, junto a él tenía protegiendo el Ipod y una credencial de la occisa. Su nombre era "Daria Beck". Por supuesto que la conocíamos. Fue mi compañera en la escuela, estaba recién casada y tenía a su perro desde que era un cachorro.

—¿Saben qué pasó?—Me dirigí a los Louis y la mujer algo temerosa empezó a explicar.

—Lo único que sé es que estaba lavando los trastes después del desayuno, veía hacia la ventana y vi a Daria correr como todos los días. Me entretuve fregando el sartén y de pronto escuché un grito, mi Henry también lo escuchó así que salimos corriendo con la escopeta en mano pero, al salir ya no había nada, sólo el perrito. Nos acercamos y eso que ven ahí es todo lo que quedó, de inmediato los llamamos.—Escuché atenta su relato y vi su casa, había un camino de piedras que daba a la puerta que estaba a aproximadamente 5 metros de la calle. A un lado estaba la ventana de la cocina. La calle daba vuelta junto con la cerca haciendo un cuadrado. Las cosechas estaban atrás y las calabazas en frente.

Tranquilicé al perro y lo acaricié, tomé las cosas de Diaria y las puse en bolsas de plástico para que fueran analizadas.

—Vamos pequeño, vamos.—Traté de jalar al perro de la correa pero éste forcejeaba para quedarse ahí.—La encontraremos, no te preocupes.—Penique (cómo decía su placa) cedió y se subió a la patrulla. En cuanto estuvimos avanzando llamé a la comisaría para que hicieran ordenes de restricción en todo el terreno de los Louis, los aledaños y de la casa de la propia Daria.

Al llegar a la estación le di las pruebas a las personas correspondientes, me dijeron que analizarían también a Penique por si las dudas, así que estuvimos separados por unos minutos.

Al atardecer le dimos la noticia a Pete, su esposo. Éste al escucharlo todo empezó a llorar, aseguraba amarla y no estar enterado ya que estaba trabajando y al llegar vio una nota que decía que estaría con su club de manualidades haciendo decoraciones para halloween. Le hicimos unas preguntas que contestó de manera accesible, le dimos a Penique y luego fuimos con sus familiares más cercanos. Su madre casi se desmaya al saber lo acontecido.

Al día siguiente fuimos con las 33 personas que conformaban su grupo de manualidades.

El 26 de octubre el pueblo se detuvo, de nuevo estuvimos en las noticias locales y nacionales. Todos los encabezados de los diarios y noticieros se resumían en esto:
"Mujer desaparecida es encontrada en un río sin vida, con la piel seca y restos de pulpa de calabaza".

Ese día mi teléfono no dejó de sonar a las 5:30 am, tal parecía que unos campistas había encontrado el cuerpo. De inmediato fuimos y pude comprobar a simple vista que era Daria. Sus ojos verdes estaban abiertos al igual que su boca, sólo que esta estaba rellena de pulpa de calabaza. Sus brazos y piernas extendidos. Su piel estaba pálida y tan seca y arrugada como una pasa, ni siquiera parecía que tuviera órganos, parecía un simple pedazo de piel.

Los forenses le tomaban fotos al cuerpo desnudo que se encontraba a la orilla del río con su cabello reseco flotando en el agua.

—¿Tienen algo?—Me acerqué a un forense que guardaba las muestras.

—A simple vista parece que fue asfixiada por pulpa de calabaza, al parecer se lo introdujeron hasta que se le obstruyó el canal respiratorio y murió.

—¿Hay alguna prueba que vaya a dar con el asesino?

—Ese es el problema. No hay pisadas, ni marcas en la piel, ni algún objeto o algo. Ni siquiera sabemos cómo paró hasta acá el cuerpo. Está al otro extremo de donde desapareció.—Agradecí la información y me dediqué a observar. Las investigaciones que habíamos hecho no servían de nada, no daban indicios de algo pero no por eso dejaban de ser sospechosos.

Estábamos muy enfrascados con el caso, pero el 27 de octubre hubo un nuevo caso de desaparición, está vez fue un niño de siete años. No llegó a su casa después de la escuela. Él acostumbraba a pasar cerca de un sendero poco transitado. Pero durante la búsqueda, su bufanda fue encontrada atrapada en una rama de un árbol. Lo que más nos extrañó fue que cerca había la misma planta de calabazas.

El 28 de octubre apareció en el patio de la escuela en las mismas condiciones que Daria. Las cosas se pusieron turbias y ya estábamos en la mira nacional.

El 29 de octubre desaparecieron tres personas más. Ese día el presidente del pueblo hizo un anuncio motivando a los padres a dejar a sus hijos en casa el día de halloween y a cuidarse entre todos.

El 30 de octubre aparecieron los 3 cuerpos juntos en el jardín de una pareja de ancianos.

Esa misma tarde recibí el informe de la autopsia de los dos cuerpos anteriores, tenían algo en común: en su garganta había un pequeño agujero de 2 milímetros de diámetro y ninguno de los dos tenía fluidos.

Había muchas personas involucradas y todos pronto se empezaron a relacionar, incluso nosotros los oficiales. Enviaron refuerzos policiales gubernamentales pero eso tampoco sirvió.

Todo cambió el 31 de octubre al anochecer.

Nos dedicamos a vigilar toda la ciudad de extremo a extremo. Todo estaba tranquilo. Mi compañero y yo nos detuvimos en el mismo sendero dónde había desaparecido el pequeño niño llamado Evan.

Empecé a sentir un olor dulce mientras avanzaba con la linterna en la mano, el viento soplaba fresco y me erizaba la piel.

—Tienes las cintas desamarradas.

—Es verdad.—Puse la linterna en el suelo y me agaché a empezar a solucionar el problema.

—¿Te molesta si me adelanto?

—No, no hay problema, hazlo.—Seguí amarrando y en cuanto estuve lista vi la luz de mi compañero a lo lejos. Empecé a trotar y al estar a tres metros de distancia vi como forcejeaba con la rama de una planta que se adheria a su tobillo. Me iba a acercar hasta que vi como lo empezaron a rodear más ramas y una calabaza con rostro lúgubre se posó frente a su cabeza. Mi compañero dio un grito y de la boca de la calabaza salió una aguja que lo calló de inmediato y lo arrastró a sus enredaderas.

Salí corriendo y escuchaba como la planta se movía, tenía miedo de ser la siguiente así que me apuré más.

Al llegar a la estación de policía les conté todo y como era de esperarse me tacharon de loca y aseguraron que yo lo había matado. Hasta que 1 hora después recibimos una llamada de investigadores nacionales.

Salgan de inmediato, evacúen.

—¿Por qué?—Puso la llamda en altavoz para que todos escucháramos.

Ese caso ocurrió hace 156 años, es llamada la plaga de la calabaza carnívora, como es obvio, es una planta carnívora de gran tamaño que se disfraza de un fruto para pasar desapercibida. Hay registros de esto hace 156, 200, 278, 300 y muchos más años atrás. Pero el descubrimiento de esta flora no fue registrado, sólo hay explicaciones de los casos por distintos científicos.

—¿Por una planta tenemos que irnos?

La planta está por todo el pueblo, sus raíces están debajo del lugar, es por eso que los mata y saca por otro lado. Absorbe sus líquidos y luego los desecha.

Jefe, están llamando para decir que una planta se está metiendo a sus casas y se lleva a sus familiares.

—¡Ya oyeron, evacúen todo el pueblo!—Corrimos a sacar a todos los que no tuvieran automóvil mientras el presidente avisaba que teníamos que irnos.

Usamos lanzallamas, armas automáticas y semi automáticas, hachas, machetes, cuchillos y todo lo que sirviera para cortar las ramas de la planta maldita.

Ese día muchos murieron y la ciudad entera fue bombardeada y desaparecida de la faz de la tierra.

Al parecer la planta llevaba ahí siglos, mucho más tiempo que mi familia. Estaba debajo de nuestros pies todo el tiempo. Cada cierto tiempo la planta dormía y despertaba hambrienta desapareciendo unas cuantas personas y muchos animales. Este año despertó pero lo que la hizo comer mucho fue que los Louis empezaron a echar fertilizantes en la tierra para poder encontrar la sustancia que haría que el gobierno les diera dinero por ella, cosa que la nutrieron mucho y la hicieron crecer demasiado.

—¿Eso es lo que usted cree que pasó?

—Eso pasó.—La doctora me veía expectante, por alguna extraña razón me encontraba esposada a la silla y con ropa horrenda.

—Dígame si le suena conocida esta historia. Una mujer policía con un ligero porcentaje de esquizofrenia asesinó a sus padres y los enterró en el patio. Días después asesinó a una mujer de nombre Daria, esta chica la había molestado durante toda la escuela. Tiró el cuerpo en un río y de regreso mientras quemaba la ropa en un sendero poco transitado, un niño la vio, por lo que lo asesinó. Lo mismo con 3 personas más que la habían molestado junto con Daria y luego a su estúpido e inservible compañero de policía. Después el mero día mató a muchas más personas hasta que fue detenida y condenada a muerte. Ella en su intento de locura puso explosivos en el pueblo y lo dejó todo en cenizas. A sus víctimas les ponía una aguja en la garganta y les absorbía toda la sangre de la aorta. Después los rellenaba con calabaza porque odiaba esas fechas, ya que su padre la violaba en el bosque cada 31 de octubre mientras su madre se quedaba a darle dulces a los niños.

Me reí, que tonta historia. ¿Quién estaría tan loca cómo para hacer eso?

—Claro que no. Tiene mucha imaginación.—Me siguió viendo, después cerró su cuaderno y llamó a unos policías.— Hola, colegas, ¿qué vamos a hacer hoy?

—Hoy te toca dormir, querida.—Dijo un policía mientras me sacaba de la habitación.

¿Dormir? ¿Tan pronto? Pero si aún no tenía sueño.



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