[TIMELIME]
Yari no yuusha.
Un joven universitario se encontraba en el suelo de la biblioteca, frotando su cabeza por el golpe de los libros que le cayeron encima por un desliz al tratar de alcanzar algo en el estante más alto.
Se quejó por su mala suerte y miró el pequeño desastre que hizo. Decidido, agarró los libros y fue regresando cada uno en su lugar, hasta que, por último, una novela ligera quedó entre sus manos.
— El descenso del Héroe de la Lanza... Suena muy dramático. – Naofumi murmuró para sí mismo.
Abrió el libro con obvia curiosidad y empezó a hojear la trama. Le sorprendía que, para ser un libro grueso, la mayoría de páginas tenía ilustraciones.
"Hace mucho tiempo, cuatro héroes fueron invocados en un reino fantasioso llamado Melromarc. Se les otorgó a cada uno, una arma legendaria para cumplir su deber: una espada, un arco, una lanza y un escudo..."
— Un escudo no es un arma. – Naofumi rió levemente. — Pobre tipo.
Regresó a la lectura.
"Por un crimen que no cometió el Héroe del Escudo, fue tachado como un demonio encarnado...
Todos cayeron en la trampa puesta por la princesa, pero el más manipulado fue el héroe de la lanza"
— ¿Y qué culpa tiene el de escudo por la estupidez...? Es una novela, Naofumi, no lo tomes en serio. – El pelinegro entrecerró el libro que lo estaba enganchando.
Volvió a abrirlo y miró con rapidez los dibujos que mostraban al Héroe del Escudo teniendo una apariencia más temible. Al lado, también estaba dibujado el Héroe de la Lanza, mirando desde las sombras al denominado demonio.
— Siempre son los guapos que terminan siendo idiotas...
"El Héroe del Escudo, traicionado y rencoroso contra el mundo, se creó un equipo a base de esclavas demihumanas. Una de ellas, era una Filolial llamada Filo, de la cual, el Héroe de la Lanza cayó perdidamente enamorado"
Naofumi se saltó algunas páginas al notar que la Filolial tenía la forma de una niña.
"Conforme fue pasando el tiempo, se mostró la inocencia del Héroe del Escudo. Por otro lado, el Héroe de la Lanza se hallaba destrozado al darse cuenta que todas las cosas horribles que hizo, jamás tuvieron justificación.
El Héroe de la Lanza intentó arreglar las cosas, recuperar la confianza que había roto por su ingenuidad y acciones, pero el Héroe del Escudo jamás lo perdonó.
El Héroe de la Lanza, no tardaría en fallecer en medio de una batalla, ya sin importarle nada. No obstante, en sus últimos respiros de vida, pidió un deseo. El héroe deseó regresar el tiempo y enmendar sus errores, tener la oportunidad de estar a lado de aquel hombre que había sufrido injustamente y ganarse el corazón de la Filolial que lo animó en sus días más oscuros.
Y así fue. El héroe de la lanza, consiguió la habilidad de regresar en el tiempo cada vez que él, u otro héroe, moría.
Sin perder el tiempo, hizo lo posible para huir del reino junto con el Héroe del Escudo y protegerlo con su vida... Sin embargo, el destino no quiso ser benevolente ante el Héroe de la Lanza al darle tal poder.
Cada vez que el Héroe de la Lanza lograba rehacer su vida a lado del Héroe del Escudo, la pequeña Filolial no existía. Y, para colmo, una tragedia pasaba y debía reiniciar el tiempo hasta el primer día donde lo invocaron.
Quiso ser optimista. Pero conforme cada reinicio se hundía más en la desesperación. Se había dado cuenta que, cada vez que cambiaba los hechos de su línea de tiempo original, un héroe moría de forma nueva.
Lo que más le frustraba, era que sin importar cuántos huevos Filolial consiguiera, aquella chica que vió en su vida original, jamás aparecía.
El Héroe de la Lanza, con el corazón dolorido, intentó en su siguiente salto de tiempo seguir los eventos originales.
Revivir en carne propia como su querido compañero héroe era inculpado por aquella maliciosa princesa, fue peor que no encontrar a Filo.
Y como si el universo no tuviera piedad en sus giros de la vida, semanas después de la difamación del Escudo, encontró a la niña filolial jugando alegremente entre los brazos del Héroe del Escudo.
Sin embargo, el Héroe de la Lanza no sentía la alegría que esperaba tener. Estaba devastado al notar la cara cansada y sin brillo del héroe que traicionó.
'¿De que había servido todo entonces?'
'¿Porqué no podía salvar a ambos?'
'¿Porqué debía verlo sufrir para que las cosas marchen bien?'
'¿En qué momento su propósito dejó de tener sentido?'
En un arranque de ira, el Héroe de la Lanza maldijo al mundo y se quitó la vida, rogando que todo ese dolor que pasaba el Héroe del Escudo cayera en él.
Y ocurrió...
El Héroe de la Lanza, en su siguiente y última vida, tomó el rol del Héroe del Escudo"
Naofumi miró confundido.
— El resto está en blanco...
El universitario dió un jadeo por el susto al notar que el libro comenzaba a emitir un brillo extraño.
Lo último que recuerda, fue sentir que estaba cayendo al vacío.
Naofumi seguía sin creer que había sido tragado por un libro.
Pero más importante, estaba a lado del héroe que había sufrido mil y un desgracias por querer enmendar sus errores, ahora con la diferencia de que portaba un escudo y su cara se veía demacrada.
— ¡Oh, sagrados héroes! ¡Les imploramos que nos salven de las olas del caos! – Naofumi escuchó aquella frase que había leído en la novela.
Y con ello, empezaron los sucesos que al pie de la letra seguían la línea original del antíguo viajero del tiempo.
— Digan sus nombres, héroes. – Habló el Rey que, Naofumi sabía, era un pedazo de basura.
Mientras los demás se presentaban, Naofumi seguía sin quitar los ojos de encima al depresivo rubio que veía un punto muerto de la sala.
— Iwatani Naofumi. Tengo 21 años.
Luego de su presentación, el Rey pasó de largo la existencia del Héroe del Escudo, que parecía inmutarse al trato del rey.
— Oiga, le faltó él. – El nuevo portador de la lanza fue cortante.
— Oh, cierto... Di tu nombre, Héroe del Escudo. – Habló irrespetuoso el rey.
— Kitamura... Motoyasu. – Murmuró sin ánimos.
— ¿Tú edad?
— No tengo idea...
La respuesta tan vaga hizo que los aristócratas comenzarán a murmurar cosas en contra del héroe.
Esa hipocresía hacía hervir la sangre de Naofumi.
El resto de la velada, Motoyasu no emitió otra palabra y se fue a la habitación compartida.
Cuando cayó la media noche y todos estaban dormidos, el pelinegro notó un ruido provenir de la puerta. Era Motoyasu que estaba saliendo del dormitorio.
Con pasos sigilosos, Naofumi empezó a seguir al rubio. Cómo esperaba, trataba de huir del castillo.
— Hey... Motoyasu. – Habló en voz baja.
El de escudo se volteó sorprendido y miró con nervios a Naofumi.
— No me sigas...
— Déjame ir contigo. No quiero trabajar para un rey que no respeta por igual a los demás héroes.
— Si me sigues, tu arma jamás avanzará y serás débil. Vete. – Aún si Motoyasu no alzaba la voz, sonaba serio y sin ganas de negociar.
— No pienso irme, quiero ayudarte. – Siguió insistiendo.
Kitamura acorraló contra la pared al nuevo Héroe de la Lanza, tratando de asustarlo.
— Vas a ser de ayuda mientras sigas el destino. Vuelve al dormitorio.
Naofumi trató de mostrarse fuerte ante la cercanía del rubio.
— Motoyasu, sin importar que sigamos el destino o no, todos vamos a sufrir por el simple hecho de estar aquí. Además... Se por lo que has pasado.
— Tu no sabes nada...
— Claro que lo sé. Leí todo lo que hiciste por el Héroe del Escudo, todo lo que sufriste, todo lo que lloraste. – Naofumi colocó sus manos en los hombros del rubio. — Motoyasu, ¿Te gustaba el antiguo Héroe del Escudo?
El nombrado soltó una risa forzosa y débil.
— Sí... Me gusta todavía.
Naofumi tragó en seco. Con leer la historia, había sentido unas vibras extrañas en cómo se comportaban los héroes.
Y ahora él había tomado el rol de ese héroe por el cuál Motoyasu pelearía hasta la muerte.
"Hasta la muerte"
Un escalofrío pasó por la espalda de Naofumi.
— Motoyasu, quizá no tenga todas las memorias del Héroe del Escudo original, y quizás no sea quien para decirlo... Pero, trata de perdonarte. Ya sufriste lo suficiente.
— Ningún sufrimiento será suficiente... Me consideraré digno de perdón hasta que ocupe tu lugar en la difamación de la Perra.
— ¡No debes llegar tan lejos!
— Naofumi. – Motoyasu acunó la mejilla del pelinegro en su mano. — Promete que seguirás el guión del destino, solo por esta vez. Si quieres arriesgarte a verme después, te protegeré. Pero, tú y yo sabemos que el mundo no nos dejará en paz a menos de que alguien caiga en la trampa de Perra.
— Esto es injusto.
— Lo sé.
— Esto es muy cruel.
— Lo sé.
— Esto es... – Naofumi sentía como su garganta ardía y comenzaba a derramar lágrimas de impotencia.
El de escudo limpió las gotas saladas con su pulgar y dió un beso en los labios temblorosos del pelinegro.
Naofumi se congeló por el atrevimiento. Pero al ver los ojos de Motoyasu iluminarse por un segundo, lo atrajo más a su cuerpo, abrazándose al cuello.
Pasaron unos minutos más compartiendo besos, olvidando la discusión que tenían anteriormente. Rozaban sus lenguas con cierta vergüenza y se aferraban al otro como si hubiesen esperado años por verse.
Al separarse, Naofumi sentía su cuerpo vibrar por toda el calor que le había dejado sus acciones.
— Motoyasu... Cuando termine todo el infierno que nos espera, déjame besarte de nuevo.
— Sí. – El rubio se separó del pelinegro y dió un último beso en su cabeza.
Lo que no sabían los héroes, era que un par de sobras veían sus acciones desde hace rato.
El infame día había llegado y para desgracia de Motoyasu, al no portar la lanza, su maldición había sido removida y ahora debía escuchar la chocante voz de Malty.
"Aún sin los chillidos de cerdo, sigue sonando a uno"
Motoyasu estaba en la sala Real, con una camisa, unos shorts cortos y su cabello suelto hecho un desastre; siendo detenido por los guardias mientras era visto por los ojos decepcionados del rey, los héroes y la perra.
— ¡El señor Kitamura me asaltó en la noche y... Y trató de abusarme! ¡Si no fuera por Naofumi, quién sabe cómo hubiera terminado!
El pelinegro veía con disgusto las lágrimas falsas de la pelirroja, quien rozaba sus pechos a propósito encima de él para insinuarse indirectamente.
"Es peor que en el libro"
— ¡Kitamura Motoyasu, a partir de ahora, serás condenado a una vida de vergüenza! ¡Todo Melromarc sabrá el crimen que cometiste contra una indefensa mujer!
— ¿Cuál crimen? – Preguntó sarcástico Ren.
Motoyasu y Naofumi mirando extrañados a Ren.
— Esto es bastante absurdo... Su majestad, la señorita Malty está mintiendo. – Habló Itsuki.
— ¿Cómo osan decir que estoy mintiendo? ¿Acaso todos los héroes son cómplices? – Se quejó la pelirroja rompiendo su papel de víctima.
— No, es algo más. Sólo seguimos la lógica. Motoyasu no pudo haber intentado abusar de ti.
— ¿Y qué pruebas tienen de eso? – Preguntó iracundo el rey.
— Hace unos días, Ren y yo vimos a Naofumi besándose a escondidas en el castillo. Son pareja.
Malty reaccionó asqueada y empujó sin pensarlo a Naofumi de los escalones.
Motoyasu se quitó de inmediato a los guardias que tenía encima y sostuvo al pelinegro antes de que se partiera el cuello.
— Tú... – Motoyasu miró amenazante a la pelirroja.
— ¡Déjalo así, estoy bien! – Se apresuró a decir el de lanza cubriendo su rostro por la pena de saber que los descubrieron. Y más por escuchar que estaban saliendo, cuando todavía no eran nada.
— ¡Me está viendo con ojos predadores! ¡Me quiere hacer daño! – Malty intentó retomar su juego.
— ¡Es porque tiraste a su novio de las escaleras, claramente está molesto! – Contestó Itsuki harto de sus mentiras.
— Qué perdida de mi tiempo. Si no van a hacer nada con este obvio intento de difamación, me largo. Y mi equipo se disuelve. No pienso trabajar con nadie de este molesto reino. – Ren bajó de los pequeños escalones de la sala y caminó para ponerse a lado de Motoyasu y Naofumi. — Itsuki, ¿Quieres venir?
— Sí. Tampoco soporto las injusticias. – El héroe del arco se acercó y dió unas palmadas a la espalda de Naofumi. — Vamos a seguir con nuestro deber de derrotar las olas, sólo porque no tenemos otra opción. Adiós.
Motoyasu estaba atónito. Era la primera vez en una línea temporal donde los demás héroes no pensaban en sí mismos y hacían lo correcto.
Era la primera vez que se sentía en un equipo con los demás héroes.
Con los gritos de los aristócratas llenando la sala, los cuatro héroes caminaron a la salida del castillo.
— ¿Porqué nos ayudaron? –Motoyasu preguntó.
— ¿Cómo que porqué? Te estaban incriminando de algo que no hiciste.
— Además, oímos que ustedes sabían que esto iba a ocurrir y no pensaban oponerse, ¿Porqué fue eso?
— Es una larga historia. – Naofumi suspiró. — Les agradecemos su ayuda.
— No hay de qué. Por cierto, ¿Qué haremos? Cómo este pueblo no es de fiar, no quiero quedarme por mucho tiempo.
— Odio decirlo... – Irrumpió Motoyasu. — Pero no todos son malos. Si quieren venir con nosotros, puedo llevarlos al reino de Siltvelt hasta que la reina de Melromarc regrese.
— ¿Hay otros reinos?
— Espera, ¿Porqué sabes tanto? – Ren cuestionó.
— No es mi primera vez siendo invocado aquí. Es todo lo que diré.
Ren planeaba decir más, pero la mirada seria que le daba el rubio hacía notar que decía la verdad.
— Presumido...
— Motoyasu, no había caído en cuenta que sigues en pijamas. – Recordó Naofumi.
"Si es que eso se le pueden llamar"
El pelinegro se quitó su capa verde y la colocó encima de los hombros de Motoyasu. La acción tan simple del héroe, hizo que Motoyasu tuviera el leve recuerdo de su Naofumi original, caminando con determinación hacia las olas del caos cuando el estaba muriendo por primera vez en ese mundo.
— Cuando busquemos un lugar para alojarnos, te regresaré tu cota de malla. Lamento haberla usado sin permiso. – La voz suave de Naofumi lo regresó a la realidad.
Motoyasu sin pensarlo, se detuvo y abrazó al Héroe de la Lanza.
— Era tuya desde un principio... Gracias por todo, Naofumi.
El pelinegro se sintió confundido hasta que captó lo que quiso decir, regresó el abrazo con rapidez y notó que los otros héroes los miraban.
— Oigan, par de tórtolos. Podrán darse todo el cariño que quieran cuando encontremos una posada. – Itsuki hizo detener a Ren cuando notaron que la pareja de héroes se quedaron atrás.
— Son unos dramáticos... – Murmuró Ren, regresando también para que las miradas curiosas no los siguieran.
Para sorpresa de nadie, al rentar habitaciones, el Héroe del Escudo y la Lanza, durmieron en el mismo cuarto.
Antes que nada, avancé con este one-shot ya que no tengo idea si la siguente semana pueda subir algo. Ando en finales de semestre y ando hasta el cuello de trabajos finales, así que les pediré paciencia en estos tiempos tortuosos llamados "atender la perra universidad" Dx
Ahora sí, con respecto a este one-shot...
Conocí esta versión de Motoyasu por un fanart, y no tengo idea de si es canon o no.
Pero weon, se ve vergas.
¡No sé que sea! Quizá es porque tenemos a un Motoyasu no tan pendejo que se da cuenta que sin importar cuántas veces viaje en el tiempo, lo que perdió en su línea original jamás lo recuperará... O porque le mete más drama al shipp.
NECESITO MÁS MATERIAL DE ESTA VERSIÓN ANGST DE MOTOYASU, AYUDA--
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