
[TIME LOOP ZONE]
— ¿Qué haces aquí?
— Eso debería preguntarte yo.
El Héroe del Escudo y el Héroe de la Lanza se encontraron por coincidencia.
Los dos (junto con sus respectivos equipos) estaban frente a una cueva que comenzaba a llamar la atención en Melromarc. Los aldeanos del pueblo cercano reportaron que, de la nada, apareció en las profundidades del bosque.
¿Cuál era la razón para darle importancia? Nadie podía entrar.
Aún si se veía por el exterior como un agujero con rocas, un campo de fuerza invisible evitaba que la gente común pudiera pasar.
Así que, si los aldeanos no pueden, los héroes legendarios deberían. Incluso si solo dos de ellos aparecieron a la escena.
— ¡Vine por la recompensa! Y no pienso compartirla contigo sólo porque te colgaste a mí. – Se indignó Motoyasu.
— ¿Y en qué te gastarás esa recompensa?, ¿En más putas para tu equipo?
— Amo Naofumi, no vale la pena. – Raphtalia trató de calmar la situación, mientras cubría los oídos de Filo.
— Deberías escuchar a tu fea esclava e irte cuando puedas. – Intervino Malty a lado del rubio. — El señor Motoyasu será quien investigue esa cueva.
— A ti nadie te hablo, zorra.
— ¡Oye, más respeto demonio! – Defendió Motoyasu tomando del cuello al de escudo.
— ¡Suelta al amo, tonto de la lanza! – Se enojó Filo, separándose de Raphtalia, para transformarse en su forma Filolial y patear al rubio.
Lo malo fue que, Motoyasu todavía sosteniendo a Naofumi, tropezó trayendo al chico con él a las fauces de la cueva.
Al quedarse unos segundos en el suelo del oscuro lugar, sintieron una luz cegadora en las armas legendarias que los envolvió y los dejó inconscientes.
Lo último que escucharon, fueron los gritos preocupados de sus equipos.
— Ugh... – Motoyasu pasó una mano por su cara, restregando su frente y ojos, como si hubiese sufrido de una resaca.
— Disculpa, ¿Ya estás mejor? – Una voz suave habló.
— Eso creo... – El rubio seguía sin abrir sus ojos. Se sentía sin fuerzas.
Pero la sensación suave bajo su cabeza y la mano gentil que acariciaba su cabello lo hacía sentir mejor. Pero por alguna razón, la voz del extraño se le hacía conocida.
Con inconsciencia, Motoyasu volteó su rostro a la izquierda, queriendo acunarse en el hueco cálido de las piernas que sostenían su cabeza.
— ¡E-Espera! – Se quejó nuevamente la voz.
El rubio, un poco más despierto, abrió los ojos y cayó en cuenta de lo que estaba haciendo. Luego se alejó por instinto y miró con asco al chico frente a él.
— ¡Maldición, Naofumi! ¿Era necesario ponerme entre tus piernas? – Gritó con vergüenza el de lanza.
— ¿Eh? ¿Cómo sabes mi nombre? – Hablo confundido el pelinegro.
Motoyasu iba a replicar, pero notó algo obviamente extraño. Naofumi llevaba puesta la sudadera verde y pantalones de mezclilla que usó el primer día que lo conoció. Sin contar que sus expresiones faciales se veían más suaves e inocentes.
"Debe ser una trampa de su... ¿Dónde está su escudo?"
El rubio estaba confundido. Creía que era regla fundamental para los héroes traer siempre sus armas legendarias. ¿Cómo se lo había quitado?
"Debe ser una ilusión"
— Oye... ¿No tienes fiebre? – Naofumi levantó sus acalambradas piernas y se puso de puntillas para tocar la frente del rubio.
Motoyasu por impulso le dió un manotazo.
— ¡No me toques, demonio! ¡No sé que truco estés usando, pero no caeré tan fácil! – Motoyasu, aprovechando su ventaja en fuerza, acorraló en el suelo al pelinegro y lo apuntó con su lanza.
— ¡Detente! ¡Yo-Yo no te hice nada! – Gritó asustado Naofumi poniendo sus manos en el pecho del rubio para separarse.
— ¡Deja de fingir y pelea, cobarde! – Siguió exigiendo Motoyasu, ahora poniendo más presión a la punta de su lanza en el cuello contrario, haciendo que sangrara.
Pero un sonido lastimero lo hizo detenerse.
— Basta... Por favor, déjame... – Empezó a llorar el pelinegro, cerrando sus ojos, temblando y volteando su rostro que derramaba lágrimas.
"¿Qué es está pasando? ¿Porqué no se defiende?"
— ¿De verdad no sabes quién soy?
Por respuesta, Motoyasu recibió un movimiento de cabeza que negaba en silencio.
— Carajo... – Maldijo el de lanza, separando su arma de Naofumi y dejándolo respirar.
Aunque era un poco complicado, considerando que él pelinegro trataba de detener sus hipidos a causa del llanto.
— Lo siento, creo que te confundí con alguien más. – Motoyasu se rascó su cabeza, empezando a sentirse culpable.
Naofumi se limitó a sentarse en el frío suelo para enterrar su cabeza entre sus rodillas.
— Vamos, ya te dije que lo siento, en serio. – El rubio intentó sonar calmado mientras se acercaba al pelinegro. — Ya no llores.
Sin saber que más decir, Motoyasu tan solo le quedó acariciar la espalda temblorosa en forma de consuelo. Mientras más tiempo lo hacía, el sollozo de Naofumi era menor. Con más libertad, pasó sus dedos por el cabello oscuro, haciendo que el chico de suéter volteara a verlo.
"Mierda. A comparación del Naofumi que conozco, se siente extraño.
Aunque admito que es lindo."
— ¿Te sientes mejor? – Habló con cariño el rubio, moviendo los mechones pelinegros que ocultaban la mirada ojiverde.
El de suéter asintió apenado por haberse visto tan vulnerable.
— Bien. Ahora que estamos en paz, deberíamos buscar una forma para salir de... Donde sea que estemos.
— Yo... Puedo mostrarte de dónde vine, si eso te sirve. – Murmuró Naofumi.
— Eso es un comienzo, ¡Andando! – Sonrió el rubio comenzando a caminar.
— Disculpa, vine del otro lado.
Motoyasu se detuvo en seco y espero a que Naofumi se levantara.
— Muéstrame el camino entonces. – El de lanza dió unas palmadas a la espalda del pelinegro, quien respondió con un sonido de queja.
Iba a ser un camino largo.
Y más porque el extraño palacio con paredes blancas y pasillos largos donde se hallaban se veía agotador de caminar.
— Estúpido Motoyasu, te mandaré a otro Isekai cuando vuelva a verte. – Se quejaba el héroe del escudo que había caído en la cueva junto con el otro supuesto "héroe".
Había despertado sólo en un pasillo que no parecía tener principio o fin. No había ventanas o puertas, y las paredes blancas que lo rodeaban le hacían sentir ansioso.
"Es como el interior de mi escudo, pero con diferente color"
— ¡Naofumi! – El pelinegro escuchó un grito lejano en el lado izquierdo del pasillo.
Por la voz irritante, sabía quién era.
— ¿A dónde te metiste, idiota? – Se quejó Naofumi, esperando a que el rubio se acercara para darle un golpe.
No obstante, recibió un abrazo inesperado por parte de Motoyasu.
Y uno muy empalagoso, cabe recalcar.
— ¡Gracias a Fitoria estás bien!, ¡Sentí que iba a morir cuando noté que te separaste! ¿Estás bien?, ¿No dañaste tu bello rostro?, ¿Te sucedió algo?
Naofumi trataba de asimilar las preguntas mientras era inspeccionado por Motoyasu, luego notó que la armadura ajena estaba llena de plumas y la lanza legendaria tenía algo diferente.
También notó que el parloteo de Motoyasu se detuvo y no se dió cuenta hasta que el silencio reinó.
— ¿Qué? ¿Te quedaste sin preguntas?
— No puede ser... Tú, eres Naofumi ¿Verdad? El que tiene de equipo a la hermana mayor Raphtalia y... Y a Filo.
— No creo conocer a otro Naofumi. – Contestó reacio e incómodo.
Nuevamente, fue envuelto por los brazos fornidos de Motoyasu, solo que con menos exageración.
— Naofumi... Perdoname. Lo siento por todo. No supe valorarte a ti y a Filo la primera vez. En serio, lo siento.
— Oye, me asfixias... – Se quejó el de Escudo ahogándose por la fuerza bruta de Motoyasu. Sabía que así era él, pero no lo recordaba tan fuerte.
Escuchando las quejas, Motoyasu se separó y colocó sus manos en los hombros del pelinegro.
— Sigues siendo igual de hermoso desde el día que morí.
— ¡Deja de decir eso! – Naofumi invocó un escudo de aire para tener distancia con el rubio enloquecido. — Para empezar, ¿De qué rayos estás hablando?, ¿Porqué me estás coqueteando y actúas como un alma en pena al mismo tiempo?
Motoyasu se vió dolido por las palabras duras del héroe, pero sabía que lo merecía.
— Me encantaría poder contarte, pero tardaría bastante. Aunque, si quieres una versión resumida, soy de tu línea temporal, pero en el futuro.
— En serio, el golpe te afectó...
— ¡Puedo demostrarlo! – Gritó desesperado el rubio, rompiendo con facilidad el escudo de Naofumi de un golpe y poniéndose cara a cara con él.
Estando cerca, la punta de la lanza de Motoyasu tocó la gema del escudo para compartir su pantalla de progreso.
— No sabía que podíamos hacer... ¿Nivel ochenta y tres? – El de escudo quedó pálido al ver el nivel de Motoyasu.
¡El no tenía ni un tercio de ese nivel y con suerte podía invocar el Escudo de la Ira sin morir!
— Se que es difícil de asimilar pero... Jamás creí que sería capaz de volver a verte. O al menos a tu versión original.
— ¿Cómo que versión original?
— Estaba con una versión alterna tuya hace un rato. Estábamos investigando una cueva, pero Sakura nos hizo tropezar y nos terminamos separando. Espero esté bien...
— ¿Quién es Sakura?
— ¡Es nuestra preciosa Filolial! Claro, también están Kou, Yukki, Luna, y otros huevos filolials que todavía no eclosionan, ¡Cierto! Vinimos aquí en primer lugar porque con la recompensa conseguiría más accesorios para la ropa de mis bellos angelitos. Y...
— Está bien, te entendí. – Naofumi resopló. — Eres más hablador de lo que recuerdo.
— ¡Lo siento! – Motoyasu se puso de rodillas haciendo una reverencia.
"Es un dramático... Pero lo prefiero más que al otro Motoyasu"
— Ten algo de dignidad. Hay cosas más importantes que hacer como buscar una salida.
— ¡Tienes razón! ¡Cuenta con mi ayuda para protegerte de cualquier peligro que ose a tocarte! – Motoyasu se levantó de inmediato exclamando alegre, pero con unos ojos profundos y aterradores.
"Tú ya eres ese peligro". Pensó Naofumi con escalofríos.
Sin embargo, le gustaba la lealtad e iniciativa que desprendía ese nuevo Motoyasu.
— En el camino, ¿Te gustaría que te hablara de como son nuestros Filolials? Son tan bellos como tú.
Quizá era mucha lealtad. Naofumi carraspeó.
— Preferiría oír los eventos más importantes del futuro y porqué moriste. Considerando tu nivel, tengo curiosidad de la catástrofe que nos espera.
— Está bien... Aunque algunos recuerdos son bastante borrosos.
— Tómate tu tiempo, tal parece no tengo nada mejor que escuchar mientras esté atrapado contigo.
Motoyasu sonrió. Eran palabras filosas, pero no le importaba.
Al menos podía caminar a lado de su amado Héroe.
— Entonces, ¿Eres un cosplayer dedicado?
— Me gustaría que fuese así...
Un Motoyasu con camisa de botones y pantalones negros, se había topado con una versión de Naofumi que vestía un equipo básico de defensa y su característico escudo.
— Puedo demostrar que no estoy mintiendo. – El pelinegro confirmó en una sonrisa tranquila mientras alzaba su brazo con el escudo puesto. — ¡Escudo de aire!
Un enorme escudo verde transparente apareció en frente de los dos chicos, dejando boquiabierto al rubio que dudaba.
— ¡Genial, no sabía que en el limbo te daban poderes!
— No creo que todavía estemos muertos. – Rió incómodo.
— Vamos, hace un rato estaba siendo apuñalado por un par de chicas y de la nada terminé aquí. Obviamente estoy muerto.
A Naofumi se le hizo un hueco en el estómago.
"En todo el tiempo que he estado con Motoyasu, jamás me dijo cómo era antes de ser invocado, ¿Por eso odia tanto a las mujeres?"
— ¿Porqué te hicieron algo tan horrible? – El pelinegro preguntó con un ligero temblor en su voz.
— Mmm... Recuerdo que tuvimos una disputa. Las dos querían salir conmigo, pero una traía un cuchillo y no se le ocurrió mejor idea que atacarme. Luego la otra chica le siguió el juego y me terminaron... Ya sabes. – Motoyasu trató de reír. – Se podría decir que volví locas a las chicas por mi encanto.
El ambiente silencioso se volvió tenso para ambos.
Pero Naofumi lo quiso arreglar dándole un abrazo al rubio.
— O-Oye, no es para tanto. Mi vida tampoco era la mejor del mundo.
— ¡Lo que te hicieron no tiene justificación! ¿Cómo pudieron hacerte algo así? – Gritó sin ser su intención. — Desde que te conozco me has cuidado y siempre he tenido la duda de cómo eras antes de ser invocado, ¿Pero esto?
— Espera un segundo, ¿Cómo que invocado? ¿Y porqué actúas como si me conocieras? – Motoyasu se estaba llenando rápidamente de dudas.
— ¡Eso no importa ahora!, Sólo... Sólo déjame abrazarte un poco más. – La voz de Naofumi se debilitó mientras acababa de hablar. — Puede que siempre actúes como si nada te molestara, eres un exagerado y cada vez que hablas causas malentendidos.
— ¿Se supone es un halago? – Preguntó con sarcasmo el rubio.
— Aún con todo eso, se que también puedes sentir dolor y cada vez que quieres derrumbarte, logras sonreírme como si nada. Minimizas lo que sientes para que no me preocupe, pero odio eso. – Naofumi aferró más sus manos en la espalda contraria. — Se que no me entiendes ahora, pero quiero que sepas algo.
Motoyasu quería hablar, pero al mismo tiempo, no sabía que decir. Además, no quería interrumpir al pelinegro que le daba un confort interior.
— No entiendo porqué hablas tan dolido. Ni que fuera un héroe trágico.
Naofumi rió a lo bajo.
— Serás más que un héroe en el futuro. Te volverás mí héroe.
Motoyasu sintió el latir de su corazón ponerse loco. Solo por palabras que un extraño le estaba diciendo.
"No sé cómo llegué aquí.
No sé quién sea este chico.
No sé si ambos estamos muertos.
Sólo sé que no quiero separarme de él"
Después de un abrazo eterno, ambos chicos comenzaron a caminar tomados de la mano en los pasillos blancos. Sólo hablando de vez en cuando para no sentirse tragados por el espacio tan sofocante.
"Si esto es un sueño y el es un bello Ángel Guardián guiando mi alma al más allá, estoy satisfecho. Incluso si no es una chica".
Luego de unos minutos caminando, la pareja de chicos visualizó al final del pasillo una sala circular.
— Es un avance. – Sonrió Naofumi, apresurando el paso con Motoyasu.
Sin darse cuenta, más pasos empezaron a hacer eco en los otros dos pasillos que conectaban la sala y cuando todos llegaron al salón principal, hubo una confusión enorme.
— ¿Motoyasu? – Preguntó el Naofumi de armadura básica.
— ¡Nao, estás bien! – Gritó alegre el Motoyasu con plumas de Filolial empezando a correr.
Aquel Naofumi también empezó a correr hacia su Motoyasu para abrazarlo con fuerza. Dando leves vueltas, el rubio empezó a repartir besos en toda la cara del chico mientras el contrario reía.
— Por amor a Fitoria, estás a salvo, ¿No te pasó nada? ¿Dónde caíste? – Empezó a interrogar el viajero del tiempo aún con sus brazos rodeando la cintura de su Naofumi.
— Bueno, no sabría decirte... Solo desperté, caminé un poco y me encontré con tu versión más joven. – El pelinegro señaló al Motoyasu con camisa de botones.
— Tú... No se te ocurrió hacerle nada a mi querido Naofumi, ¿Verdad? – El de armadura con plumas empezó a abrazar con más posesión al pelinegro.
— Yo...
— ¿Qué pasa con esa versión mía? ¡Jamás sería tan meloso con ese demonio! – Empezó a quejarse el Motoyasu del presente.
Esas palabras fueron suficientes para que el viajero del tiempo se enfadara, se separara de su Naofumi y fuera directo al ataque contra su versión alterna.
— ¡Voy a matarte!
— ¡Oye, tranquilo! – El Motoyasu original trataba de defenderse con su lanza, pero la fuerza era monumentalmente diferente.
— ¡Déjalo Motoyasu, no hay tiempo para eso! – El Naofumi de armadura básica y el Naofumi con suéter, trataban de retener por detrás de la espalda al enfurecido rubio.
— ¡No me detengas! ¡Por su culpa, tuviste que sufrir muchas veces! ¡Déjame terminar con su miserable existencia!
Motoyasu logró salir del agarre de ambos chicos y arrojó su lanza directo al Motoyasu original.
Pero justo cuando iba a impactar, un escudo fue invocado y detuvo el impacto a último segundo.
Una mano firme sostuvo por detrás la capa roja con plumas de Motoyasu para jalarlo y tirarlo al suelo. Había sido el Naofumi original.
— Me alegra saber lo mucho que te arrepientes de tu pasado. Pero no te ordené matarlo todavía. – La voz dominante y fría de aquel Naofumi hizo a todos tragar en seco.
— Lo siento. Tienes razón, no debí actuar con mi voluntad. – El viajero del tiempo se sonrojó por los ojos esmeralda oscuro que lo veían despiadadamente.
— Si aprendiste, entonces cierra la boca y no causes más problemas. – Naofumi pasó su mirada al otro Motoyasu que comenzó el pleito. — Eso va para ti también.
— Oye, ¿No crees que estás siendo muy duro con él? – Preguntó el Naofumi con suéter.
— Esté payaso es la raíz de casi todas nuestras desgracias. Te vendría bien no confiar en él.
— ¡Escúchalo, ese idiota hizo cosas muy horribles! – Confirmó el viajero del tiempo todavía en el suelo.
El Naofumi sin escudo vió confundido hacia el Motoyasu que recriminaban, buscando si en su mirada había alguna respuesta.
— ¿Porqué tan callado? ¿Acaso no piensas decirle lo que me hiciste junto con esa perra? – Tentó el Naofumi original con odio.
— ¿Qué fue lo que hice? – Habló finalmente el Motoyasu sin lanza.
— Fuiste engañado por una cerda pelirroja para culpar a Naofumi de asalto sexual. Por ello, todo un reino lo odia y debe pelear con esclavos. – Decidió hablar el de armadura con plumas. — Lo peor es que tú y los otros héroes jamás lo ayudaron y solo hicieron empeorar la situación en el reino.
El Naofumi con suéter se sentía traicionado mientras juntaba en su cabeza ciertas frases que le había dicho el rubio cuando lo conoció.
"Por eso me llamó demonio"
— ¡No digas idioteces! ¡No hay forma que Malty haya mentido! ¿Porqué estás de su lado, para empezar? ¡Se supone eres yo! – El Motoyasu original no quería aceptar las palabras de su versión futura.
Mientras tanto, el viajero del tiempo se levantó del suelo y abrazó por los hombros a los dos Naofumis con escudos.
— Cuando Melromarc me alabó por ser un pseudo héroe, Naofumi fue el único que me reprochó. Pero cuando deje de ser importante para el mundo, él fue el único que se quedó a mi lado, ¡Por eso lo amo!
El silencio reinó y hubo múltiples reacciones a esa declaración.
El Motoyasu sin arma sintió una epifanía.
El Motoyasu del presente lo miró con desagrado.
El Naofumi sin arma lo miraba con admiración.
El Naofumi que venía con el amante de los filolials se sentía avergonzado, en un buen sentido.
Y el Naofumi original, lo veía con disgusto y otros sentimientos encontrados. Graciosamente, no lo odiaba, pero era muy dulce para su gusto.
— Motoyasu... Yo también te amo. – Sonrió el pelinegro con armadura básica, reposando su cabeza en el hombro ancho del rubio. Sentía ganas de llorar.
— No me hagan parte de eso, me basta con que no quieras matarme. – Se alejó rápidamente el Naofumi original separándose de aquel Motoyasu para que pudiera besar con gusto a su versión alterna.
— ¡Todavía sigo sin creer a este charlatán! ¡Puede que ni siquiera sea una versión alterna mía y solo sea un farsante! – Seguía el Motoyasu original de necio.
— Nunca se te puede satisfacer con nada, ¿Podemos seguir buscando la jodida salida? Ya tuve suficiente con una versión tuya.
— Bien, ¡Pero la recompensa seguirá siendo mía!
— ¿Sigues con eso?
Así, la sala se dividió en tres partes.
En la izquierda, los héroes originales estaban discutiendo y aguantando las ganas de querer agarrarse a golpes.
A la derecha estaban los héroes alternos dándose toda la serotonina del mundo y abrazándose como si nunca se vieran de nuevo.
Y en el centro estaban los chicos sin armas, viendo con confusión el panorama. No sabían que decirse.
— Entonces...
— Sí...
— Esto es incómodo. – Concordaron ambos al unísono.
Esa coordinación los hizo reír algo tensos.
— No sé en qué futuro vayamos a terminar, pero espero no sea ninguno de los dos como los que tenemos en frente. ¿Ya viste lo idiota que quedé? – Empezó a bromear Motoyasu.
— Olvida eso, ¿Viste mi versión aterradora? Jamás creí que me volvería un rey demonio.
— ¡Lo sé! Quizá por eso mi versión futura te odia tanto, ja ja ja... Lo siento.
— No te disculpes, es problema de ellos. Ahora, ¿Te parece bien si buscamos la salida juntos? Creo que eres el más tranquilo de tus otras versiones, ¡Sin ofender obviamente!
— No, no, no. Entiendo porqué lo dices, todos aquí están locos. Excepto tú claro, y quizá tu versión no aterradora. Cuando estuve con él, me hizo sentir seguro. – Motoyasu murmuró lo último esperando no ser escuchado.
— En ese caso, espero te haga sentir igual. – Bromeó con pena el pelinegro colocando sus manos tras su espalda por los nervios.
Motoyasu sintió la timidez en Naofumi y tomó una de las manos que ocultaba.
— ¿Qué te parece si ignoramos todo lo que nuestros futuros yos dijeron y nos conocemos desde cero? – El rubio guiñó un ojo con picardía.
— Me parece perfecto... – Naofumi afirmó su agarre con Motoyasu mientras una pequeña sonrisa se formaba en sus labios.
Sin avisar, ambos chicos dieron media vuelta para regresar a los pasillos. Pero una puerta dorada remplazó el interminable corredor de donde vinieron, dándoles la clara señal de que podían irse.
— ¡Genial! Pase lo que pase, no nos dejemos engañar por lo que nos encontremos, ¿Promesa? – El rubio habló con entusiasmo.
— Lo prometo. Aunque, no entiendo si detrás de esta puerta se encuentra Japón o el reino que nuestras versiones futuras no paran de mencionar, ¿Estará bien entrar a ciegas?
— Ya estuvimos a ciegas con otras versiones nuestras aquí, no creo que sea peor ¡Además, si volvemos a Japón, prometo que lo primero que haré será comprarte un helado!
— ¡No es necesario!
— ¡Vamos, sería una excelente oportunidad para conocernos!
— Yo... – Naofumi quiso declinar, pero la mirada ilusionada de Motoyasu terminó de convencerlo. — Bien, supongo que tendremos una salida... ¡De amigos, claro!
— ¿De qué más iba a ser? ¡Ja ja! – Sonrió Motoyasu siendo el primero en entrar a la puerta misteriosa. — Pero, si quieres intentar que sea otra cosa, deberíamos ir más despacio.
— ¡Espera, no lo quise decir así! ¡Digo sí! Pero... ¡Espérame Motoyasu! – Aquél Naofumi terminó siendo jalado por la mano del rubio mientras trataba inútilmente de poner una excusa a sus palabras.
Cuando el sonido de la puerta hizo eco en la habitación, las dos parejas vieron sorprendidos y dejaron de estar en su propia burbuja.
— ¿De dónde salió la puerta?
— ¿A quién le importa? Hay que aprovechar. – Respondió de manera brusca el Motoyasu original al Naofumi alterno.
— No te basta con hablarle mal a él, ¿También tienes que sonar como un cretino frente a mí Naofumi? ¿Cuánto más quieres cavar tu propia tumba? – El viajero del tiempo estaba a su límite nuevamente.
— Moto, ya déjalo. Si lo lastimas, no sabemos si crearás una paradoja. – El pelinegro tomo de las manos al de armadura de plumas y masajeó con suavidad sus nudillos tensos. — Mejor vámonos, me preocupa que Sakura o los demás intenten entrar aquí también.
El viajero del tiempo dudó, pero la mirada firme del Naofumi original también estaba de acuerdo en dejarlo ir.
— Como siempre, tienes razón. Esta escoria no lo vale. – El amante de los filolials se separó para ir con el héroe del escudo original. — Pero antes de irme, quiero decirte algo.
El rubio abrazó por la cintura al pelinegro para ocultar su cabeza en el hombro ajeno.
— Se que eres inocente Naofumi. Lamento haberte hecho tanto daño. Se que una disculpa no solucionará nada, pero es algo que jamás pude decirte. Y se que jamás tendré el valor de hacerlo. – El viajero del tiempo miró acusadoramente a su versión más idiota.
— Lo sé, no pensaba perdonarte. Al menos, no ahora... Por ti y el reino tuve que ensuciar mis manos en formas que jamás creí. – Naofumi estaba tentado a regresar el abrazo, pero sus brazos se quedaban a medio camino, limitándose a poner sus palmas en el pecho contrario. — Me he vuelto algo peor que un demonio.
— No es cierto. – Sonrió con comprensión el rubio, levantando su cabeza para rozar su nariz con la de Naofumi. — No importa cuánto lo digas, sé que eres una buena persona.
— ¿Qué prueba tienes de eso? – El de Escudo lo miró con escepticismo.
— Me cambiaste para bien... ¿Qué clase de demonio haría eso?
— Uno muy demente. – Bromeó Naofumi con una risa amarga.
— ¡Ya bésalo si quieres! – Molestó Motoyasu a su versión alterna y al Naofumi original.
— Al fin dices algo que no es una estupidez. – Se burló el viajero del tiempo tomando con la guardia baja al de escudo para plantarle un beso en sus labios entreabiertos.
Naofumi dejó de respirar.
Tenía ganas de empujarlo o patearlo en las partes nobles, pero sus piernas se pusieron débiles.
Si no fuera porque Moto lo estaba sosteniendo, hubiera perdido el equilibrio.
Al separarse de a poco, Naofumi se avergonzó por el leve sonido de sus labios húmedos tomando distancia. El cosquilleo en su cuerpo era incesante y su cara se calentó al sentir el aliento de Motoyasu tan cerca del suyo.
— Esto es otra cosa que siempre quise hacer antes de morir. – Murmuró el rubio con una sonrisa triste.
— ¿No piensas separarlos? – Habló el Motoyasu original a la versión alterna de su rival.
— No tiene chiste sentirme celoso conmigo mismo... Además, es algo que se lleva guardando por mucho tiempo. Lo verás cuando madures.
El héroe de la lanza miró con recelo como su versión alterna no tenía problemas para lidiar con el (usualmente reservado y siniestro) Naofumi original.
"¿Porqué frente a él se deja agachar la mirada?
¿Porqué oculta la cabeza en su pecho como si fuera su primer beso?, ¿Acaso lo fue?
¿Porqué actúo como si me importara?"
— Lo-Lo siento, puedes darme un golpe si quieres... – El viajero del tiempo quiso separar el abrazo, pero Naofumi aferró sus brazos al cuerpo ajeno.
— Ganas no me faltan de hacerlo... Pero te dejaré ir por la información que me diste y la noticia de que algún día mi nombre será limpiado. – El de escudo bajó más la cabeza.
— Necesitaba oírlo... Gracias.
El Motoyasu alterno cerró los ojos tratando de no llorar. Acarició los negros cabellos rebeldes y se agachó para besar la frente de su amado Héroe.
— Te amo, Naofumi. Te amo tanto que quisiera secuestrarte de tu línea del tiempo solo para protegerte.
— Sabes que no es tan fácil, idiota... Además, ya tienes a tu Naofumi esperando tras de ti. – El héroe del escudo original se separó al fin de los brazos de Motoyasu. — No se ve capaz de cuidarse por su cuenta, así que cuídalo.
— ¡Lo haré! – El viajero del tiempo fue a tomar la mano del Naofumi alterno. — ¡No importa cuánto tiempo me tomé, buscaré la forma de salvar a todos los filolials del mundo, me voy a reencontrar con Filo y me casaré contigo!
— ¡Motoyasu! – Gritó entre emocionado y con pena el Héroe del escudo alterno. — ¡Sigue siendo muy apresurado, quién sabe si nos permitan casarnos, y...!
— ¡Yo digo que no te preocupes, con mi amor destruiré a todos los estorbos que se interpongan en nuestra felicidad!
— Cuando dices eso, muchos cadáveres terminan apareciendo...
Antes de que el de capa con plumas contestara, la habitación comenzó a temblar y mostró una nueva puerta dorada. Era para los héroes alternos.
— Para que lo sepas, no soy débil. – Comenzó a hablar el Naofumi alterno a su contraparte. — Te lo demostraré siendo el Escudo que defenderá la vida de Motoyasu.
— En ese caso, mucha suerte, la necesitarás. – Se burló el héroe original.
— Lo mismo digo.
Sin más palabras, los héroes alternos entraron a la misteriosa puerta y desaparecieron.
Solo quedaron en la sala los héroes originales.
— No me digas que debo besarte para salir de aquí. – Se quejó Motoyasu.
— ¿Acaso te dió envidia que el futuro tú hubiese tenido las bolas para besarme?
— ¡C-Claro que no! ¿Quién querría besarte?
— Tú, al parecer.
El rubio dió un gruñido de molestia. Estaba harto de ese lugar, en todo el tiempo que ha estado atrapado no han parado de insultarlo y decirle estúpido.
— ¿No podemos usar las puertas que ya están?
— No, sería muy imprudente. Y en vista que nadie ha vuelto, podemos suponer que nuestras versiones alternas llegaron a sus dimensiones correspondientes. Necesitamos descubrir el patrón exacto que usaron para poder invocar una puerta...
Motoyasu rodó los ojos. Tenía el presentimiento de saber cuál era la clave, pero no quería confirmarlo.
Por otro lado si no actuaba, se quedaría atrapado con Naofumi el ese extraño sitio.
— Iwatani Naofumi. – Motoyasu habló sacando de sus pensamientos al héroe. — Si salimos de aquí y le dices a alguien lo que hice, romperé tu cara con ese escudo que traes.
— Qué aterrador. – Se mofo Naofumi. — ¿Qué tienes en mente?
Motoyasu no respondió y se fue acercando al cuerpo de Naofumi hasta hacerlo pegarse en una de las pareces.
— Estaba bromeando con lo del beso. No te atreverías...
— ¿Acaso piensas que esa copia mía puede besar mejor que yo?
— No tengo experiencia en besos, pero con lo que recibí de aquella "copia", no creo que lo superes.
El rubio apretó los dientes conteniendo un insulto.
— Ya verás. Te dejaré rogando... – Motoyasu tomó con sus manos las mejillas de Naofumi para besarlo con rudeza.
El pelinegro trató de retroceder pero una mordida en su labio lo hizo abrir la boca y Motoyasu aprovechó para meter su lengua.
La sensación húmeda y brusca hacía que las rodillas de Naofumi se doblaran. El rubio paso sus manos, rozando los glúteos y muslos del pelinegro, para llevarla bajo sus rodillas y alzarlo, usando de soporte la pared.
— Espera... – Las pocas palabras que quería decir Naofumi se ahogaban entre jadeos. — Motoyasu...
— ¿Quieres rendirte tan rápido? – Sonrió con superioridad el de lanza.
— Idiota... La puerta apareció. – El pelinegro señaló el lado contrario de la sala mientras trataba de calmar su respiración. — Ya puedes soltarme.
— Si te suelto, vas a caer. Y tú no quieres eso. – Motoyasu apretó con sus manos las piernas que sostenía y se acercó para frotar su entrepierna con la de Naofumi. — Pero te dejaré ir si admites que soy mejor besando.
— Sobre mi cadáver...
— Entonces, seguiré besándote hasta que digas lo contrario.
Motoyasu se acercó nuevamente a los labios de Naofumi, pero este último lo detuvo colocando una mano en su boca.
— ¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Eres el mejor! – Naofumi gritó con la cara roja.
— Cielos, tu maldito orgullo no tiene límites.
Al estar separados, Naofumi tuvo que poner sus manos en los hombros de Motoyasu para recuperarse. Se sentía humillado en varias formas, en el fondo, los besos del rubio si eran buenos.
— Te haré pagar por esto.
— Ni lo digas. Me lavaré la boca con jabón cuando regresemos.
— ¡Nadie dijo que debías meter tu lengua!
— No me digas que mi copia te dió un beso tan inocente que no usó la lengua. Patético. – Se rió Motoyasu caminando hacia la salida.
Naofumi suspiró cansado y caminó a lado del rubio, hasta que desaparecieron de esa habitación extraña.
"¿En serio el Motoyasu del futuro es el mismo que éste tarado?"
Al salir, lo primero que vieron fue como Ren e Itsuki los veían en silencio, junto con los demás equipos.
— ¿Qué tanto miran? – Bramó Motoyasu.
— Lo vimos... – Murmuró Itsuki.
Motoyasu y Naofumi se quedaron fríos.
— ¿Qué... Qué cosa vieron?
— Motoyasu, eres un maldito bruto. – Se limitó a decir Ren, jalando a Naofumi hacía él. — No pensé que caerías tan bajo.
— ¡Esperen, no es lo que parece!, ¡No me gusta Naofumi!
— Señor Motoyasu, me siento traicionada. – Comenzó a llorar lagrimas de cocodrilo Malty.
— ¡Por favor, diles Naofumi, todo era para escapar de la cueva! – Habló desesperado Motoyasu corriendo hacia Naofumi y tomándolo del brazo.
— ¡Reza por qué no pueda matarte! – Raphtalia alejó de inmediato a Motoyasu y tomó por los hombros a su amo. — Hay que irnos.
Naofumi tomó de la mano a Filo para que no fuera a patear nuevamente al de lanza.
Mientras más se alejaban del lugar, más se estaba conteniendo la risa Naofumi por el malentendido.
11/05/22: Estoy haciendo está nota aparte namas para expresar dos cosas:
1.- No sé cómo sentirme con el rumbo que está tomando la temporada de Tate no yuusha (ni siquiera tuve a mi pollo/tren), pero debo admitir que el héroe del libro es un cabron y me encanta (aparte L'arc sigue siendo GOD). De ahí en fuera... Eh, creo que continuaré el manga cuando termine la temporada.
2.- Vean Tomodachi game, está bien vergas Y YA TENGO UN SHIPP QUE NO ESPERABA TENER xD
Ahora sí, las notas de la autora del pasado:
Tate! Moto x Yari! Nao, es algo que jamás me puse a pensar hasta ahora... Y me encanta xD
POR CIERTO, LOS ONE-SHOTS GANADORES FUERON:
1.- MONTHS OF DESPAIR
2.- IN THE REALITY
Como dato extra, en el tercer lugar, hubo un empate entre Church AU y House of Date.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro