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[ROOM WHERE YOU CAN'T LEAVE UNTIL YOU HAVE SEX]

Tate no yuusha.

— Motoyasu, ¿Estas seguro que debemos continuar por está ruta? Creo que es la tercera vez que veo ese árbol con musgo rojo.

— ¡Estaremos bien, Nao!, Si tomamos el camino contrario del árbol, seguro encontramos una salida. – Exclamó Motoyasu alzando al aire su lanza.

Naofumi negó con la cabeza mientras sonreía bobamente.

Amaba tener de compañero a Motoyasu.

Ambos héroes decidieron explorar al estilo tradicional e ir a dónde el viento les dijera. Poco les importó la advertencia que les dió el rey sobre no estar en un mismo equipo debido a la interferencia entre las armas legendarias.

Ellos eran los aventureros. Ellos iban a salvar al mundo de las olas. Lo mínimo que querían, era elegir sus compañeros de equipo.

Sobre todo después del fiasco donde nadie quiso a Naofumi como compañero. Fue suficiente para que el sentido (algo ingenuo) de justicia en Motoyasu apareciera y decidiera acompañar al Héroe del Escudo en sus aventuras.

Sin embargo, eso le costó el harem de chicas lindas que estaban dispuestas a acompañarlo.

El consuelo que tenían para decirse entre sí fue que, al ser solo ellos dos, los gastos del equipo no serían un problema enorme.

Y, como un extra, tenían más tiempo para conocerse entre ellos. Y Naofumi llegó a una conclusión: Admiraba a Motoyasu.

La mayoría del tiempo lo estaba cuidando y velando por su bien; ayudándole a completar con sus ahorros para conseguir objetos mágicos, dándole palmadas en la cabeza cada vez que terminaban una misión, cubriéndolo con su capa cada noche que tenía frío, ¡Incluso bromeaban a darse comida entre sí cuando estaban solos!

Mientras más días pasaban, más aspiraba Naofumi a que las olas nunca llegarán para seguir pasando más tiempo con su amigo.

— Wow, este lugar se ve... Particular. – Habló al aire Motoyasu mientras veía en un panorama casi sombrío una mansión abandonada en pleno bosque.

Los héroes no sabían a qué parte de Melromarc habían llegado. Más bien, ni siquiera sabían si seguían en Melromarc.

Solo saben que comenzaron a caminar en círculos luego de haberse protegido de una bestia que los estuvo persiguiendo por casi veinte minutos.

Al menos pasaron de página con el árbol musgoso.

— Motoyasu, mira. – Habló Naofumi colocándose de rodillas en una losa de piedra. — Esto es...

— ¿Es japonés?

El de escudo asintió y empezó a leer las letras inscritas en la piedra.

— Propiedad... Héroe... Esta rota. – El pelinegro se levantó y limpio la suciedad de sus rodillas. — Debe ser de la generación pasada de héroes.

— ¡Genial!, ¿Quieres entrar a ver?

— ¿No sería algo irrespetuoso?

— ¡Para nada! Ahora que somos héroes, tenemos derecho de investigar en caso de que hayan dejado conocimiento importante para futuras generaciones. – Motoyasu palmeó la espalda de Naofumi y comenzó a avanzar. — Por favor, Nao.

— Tienes razón. – El de escudo suspiró alzando la vista al cielo. – Igualmente necesitamos un techo para dormir, se acerca una tormenta.

— ¡Esa es la actitud! – Motoyasu celebró y tomó de la mano a Naofumi para arrastrarlo a la puerta de la casa.

No les costó mucho abrir la entrada ya que estaba descuidada y podrida por la humedad.

Pero, por sorpresa, el interior se veía bien conservado. Incluso parecía que alguien todavía vivía ahí.

En las paredes había retratos de personas con las armas legendarias, paisajes pintados en óleo, y mapas desgastados que solo servían de adorno detrás de un cristal fino.

También habían cajones, muebles de buena calidad que combinaban con el estilo medieval de Melromarc, y una chimenea polvorienta y apagada.

— Es más hogareño de lo que esperaba... – Pensó en voz alta Naofumi, mirando con atención las caras de sus, posiblemente, antecesores.

— Sí, hasta me siento decepcionado. – Opinó Motoyasu abriendo cajones al azar.

Un trueno resonó justo cuando el de lanza observó las escaleras que daban al segundo piso.

— Quizás arriba haya cosas más interesantes.

— Cuidado con las escaleras, pueden estar podridas. – Avisó Naofumi caminando detrás de su compañero.

Sin esperar, Motoyasu siguió subiendo hasta llegar a un pasillo que solo tenía una puerta al final del corredor.

"¿Qué estaba pensando el tipo que vivía aquí?"

Motoyasu pensó. Por otro lado, Naofumi estaba teniendo ideas similares con la misteriosa puerta.

Otro trueno retumbó entre las paredes de la maltratada casa.

— ¿Entramos? – Murmuró Motoyasu, casi preguntándose a si mismo.

— Sí... Pero hay algo raro, ¿Porqué hacer una casa con tan poca seguridad y en medio de la nada? Hasta ahora, este lugar parece algo más provisional que nada.

— Buena pregunta... Pero no es algo que nos incumba. – Motoyasu avanzo unos pasos fuera de las escaleras y comenzó a acercarse a la puerta de metal. — Si termina siendo una alcoba, hay que utilizarla para dormir. Mis piernas me están matando.

Naofumi concordó, pero tardó en darse cuenta en lo que se había metido.

"Dormiré con Motoyasu en la misma cama..."

El rubio notó el silencio del otro héroe.

— Tranquilo, no pateo mientras duermo, ¿Y tú?

— ¿Yo? E-Eh. No sabría decirte si tengo algún hábito mientras duermo... – Naofumi habló apenado.

— ¡Supongo que lo averiguaremos! – Motoyasu comentó mientras abría el pomo mugriento de la puerta. — Después de ti. – El rubio se inclinó comicamente hacia el de escudo, como si fuese alguien de la realeza.

Para Naofumi, fue un gesto adorable.

Cuando los dos ingresaron a la habitación, se sintieron en otra dimensión.

Todo estaba en blanco y no había ventanas.

Las paredes, la cama, las sábanas, los cajones. Hasta el otro lado de la puerta estaba en un limpio color blanco.

Era inquietante.

— ¿Sabes qué? Creo que vi un sofá en el primer piso, puedo dormir ahí.

— Opino lo mismo, vámonos. – Concordó Naofumi queriendo abrir de nuevo la puerta. — ¿Qué demo...?

— ¿Qué pasa?

El pelinegro giró como pudo la perilla, no obstante sentía como si alguien en el otro lado de la puerta estuviera sosteniendo el picaporte.

— Está atascada... ¿No la habrás cerrado con mucha fuerza?

— Ni siquiera recuerdo haberla cerrado.

— No bromees.

— ¡Te juro que no lo estoy! – Motoyasu alejó a Naofumi de la puerta y sostuvo el picaporte. — Déjame probar.

El de lanza golpeó la puerta con su cuerpo mientras forzaba la perilla a moverse.
Sin importar cuánta fuerza bruta usara, la entrada seguía sin ceder.

— ¡Mierda, ahora en vez de estar perdidos, estamos atrapados! – Se quejó Motoyasu dando una patada final a la puerta.

Naofumi se acercó a su frustrado compañero y posó su mano en la espalda para darle unas palmadas.

— ¿Porqué no tomamos un descanso primero? Cuando tengamos más energía podremos destruir la puerta.

Motoyasu solo observó de reojo al pelinegro y asintió. Sus ganas de pelear se habían ido gracias a la puerta.

Pasaron un par de horas desde que concordaron dormir en la misteriosa habitación. Ambos héroes estaban sin sus armaduras y acostados con solo unas camisas y boxers.

Por la falta de ventanas, Motoyasu se sentía sofocado en el cuarto. La cama era cómoda (y más con quién la compartía), pero el calor empezaba a ser insoportable.

Tratando de moverse sin hacer ruido, el rubio se sentó en el colchón y se quitó la camisa. La aventó cerca de la mesita de noche, donde yacía también su armadura y lanza.

Volteando a ver al pelinegro, Motoyasu trató de reprimir una sonrisa. Naofumi tenía el cabello tan desordenado que parecía un nido de pájaros.

Volviendo a acostarse, acarició las desordenadas hebras de su amigo.

Naofumi alzó por instinto la cabeza para recibir más tacto. Estaba sonriendo mientras dormía.

"¿Como alguien no te puede querer en su equipo? Aparte de eficiente, eres lindo"

Motoyasu detuvo sus caricias al pensar eso último.
Estaba bien pensar entre amigos que alguien puede ser catalogado como lindo ¿No?

Un leve gemido salió de los labios de Naofumi al dejar de sentir el toque contrario, dejando así, entreabierta su boca.

El de lanza tragó en seco.

"Eso lo estás haciendo a propósito"

Queriendo cerrar la boca ajena, Motoyasu pasó su mano por la mejilla de Naofumi y delineó sus labios con su pulgar. Sin los guantes que usaba normalmente, podía apreciar lo suaves que estaban.

"Esta profundamente dormido...
¿Será que me perdone?"

Se acercó. El rubio aguantó su respiración pensando que al más insignificante movimiento Naofumi despertaría.

Cerrando los ojos, poco a poco Motoyasu fue tocando los labios de su compañero contra los suyos. Cómo pensó, se unían a la perfección.

Naofumi parecía estar a gusto con el tacto, por lo que hizo más presión hacia Motoyasu para seguir esos besos sutiles e inconscientes.

Queriendo aumentar su apuesta, Motoyasu comenzó a dar leves caricias al cuerpo del pelinegro bajo las sábanas.

Los toqueteos parecían hacer efecto en Naofumi, ya que soltaba pequeños sonidos de satisfacción entre los besos. Esto hizo que Motoyasu quisiera continuar.

Lo que no sabía el de lanza, era que Naofumi estaba consciente. Se estaba haciendo el dormido desde el principio para no molestar a su compañero, pero las sensaciones dulces y correspondidas hacían que su mente egoísta quisiera ver hasta donde llegaría Motoyasu.

Más bien, donde llegarían ambos.

Naofumi comenzó a arrepentirse cuando sintió una mano tocar sus pechos, los dedos de Motoyasu frotaban sus pezones y los pellizcaba con malicia.

¿Porqué insistía en mantener su juego?

Porque las oportunidades de la vida son escasas, y tener a Motoyasu demostrando sus verdaderas emociones sin ocultarse en su actitud de cabeza hueca, era algo que no quería desperdiciar.

— Ahh... – Naofumi soltó un gemido reprimido al sentir que los dedos en su pecho pasaban a hacer algo más rasposo y húmedo.

"¿Acaba... Acaba de lamerme?"

La sensación cálida de Motoyasu chupando su piel era algo placentero y nuevo. Todo el cuerpo de Naofumi se erizó y se acercó más a la cabeza del rubio para que abarcara más áreas.

— Mo... – Naofumi se mordió la lengua al darse cuenta de lo que iba a hacer.

Sintió como Motoyasu se detenía y la cama comenzaba a hacerse más ligera. La había jodido.

Tentado a abrir los ojos, Naofumi se asustó al sentir como las manos de Motoyasu iban a sus boxers y se los bajaba de un tirón.

Con rapidez, sus manos instintivamente bajaron su camisa para tratar de cubrir su entrepierna, pero eso no detuvo al rubio de tomarlo por los muslos y apretarlos con descaro.
Las manos del de escudo temblaron, comenzó a ceder lentamente ante los toques de Motoyasu, que todavía esperaban a que dejara su camisa. Lo estaba tentando a dejarse llevar.

Motoyasu, para acelerar el proceso, dió besos bajo el mentón de Naofumi, orillando al pelinegro a tomarlo de los hombros.

Con un sentimiento de victoria, el rubio tomó el miembro medio despierto de Naofumi con su mano y comenzó a dar pequeños movimientos de arriba a abajo para desesperarlo.

"Cruzamos la línea"

Naofumi no pudo evitar pensarlo.
Presionó nuevamente sus párpados cuando Motoyasu lo masturbó con más firmeza. Sentía las gotas de su propio presemen salir, al igual que una sensación cálida entre sus piernas. De alguna forma, se estaba poniendo húmeda su entrada, y sabía que no era por Motoyasu, ya que sus manos estaban en otras partes.

"El calor es insoportable"

Mientras más consciente era de su auto lubricación, más jadeos eran imposibles de reprimir. Para Naofumi la única forma de terminar con esa sensación era que Motoyasu acabara lo que comenzó.

Con valor, el de escudo finalmente entreabrió los ojos y pudo apreciar la situación. Motoyasu estaba sudando, levemente sonrojado, su cuerpo bien trabajado andaba al descubierto, incluyendo su polla que no paraba de palpitar con ansias.

Naofumi no estaba asustado. Pero se sentía desorientado al tratar de recordar cómo habían llegado tan lejos.

— Naofumi... – El rubio habló mientras colocaba la punta de su pene en la entrada mojada de su compañero.

— Hah... – El pelinegro separó las manos de Motoyasu de sus muslos para poder sostenerlas. Como pudo, separó las piernas hasta donde podía y le dió plena vista al rubio de su cavidad. — Ve... Ve despacio.

Sin hacerse de rogar, y tratando de simular su vergüenza al ser descubierto, Motoyasu agachó su cabeza para besar con hambre a Naofumi mientras empujaba sus caderas para dar el primer embiste.

Naofumi sollozó con la expansión en su entrada. Era grande. Quizás era más de lo que podía tomar, pero su cuerpo candente rechazaba la idea de parar y seguía tratando de abarcar todo el miembro.

Con insistencia, Motoyasu dió un apretón a las manos de Naofumi para que se calmara. Comenzó a ser más rudo con sus besos para que el pelinegro se distrajera y le permitiera sacar por unos segundos su pene.

Estando la mitad fuera, Motoyasu metió nuevamente su miembro con rapidez, está vez orgullosamente hasta el límite de su base. Naofumi ahogó un grito entre dolor y éxtasis. Su cavidad se sentía más mojada, su propia lubricación se derramaba entre sus glúteos y muslos.

Ambos héroes se sintieron sofocados por el placer. Fue suficiente incentivo para que Motoyasu volviera a repetir el proceso y, nuevamente, sacará gran parte de su miembro para luego introducirlo de golpe a la cavidad chorreante de lubricante.

Mientras el ritmo de los embistes se volvían lentos pero precisos, las manos entrelazadas de los héroes parecían querer fusionarse por la fuerza en qué se tomaban. No obstante, la paciencia de Motoyasu era corta y, cuando sintió que la entrada de Naofumi estaba suficientemente dilatada, comenzó a agarrarlo de los muslos para buscar azotar su próstata.

Naofumi balbuceó una maldición al sentir tan adentro a su acompañante. Movía con insistencia sus caderas para que el pene bien dotado no se separara mucho y lo llenara.

— ¡Mo...! ¡Moto! – El de escudo empezó a sollozar al no poder terminar de hablar. —¡Ah...! 

— Nao... – Motoyasu gruñó en un jadeo. — Eres tan hermoso.

— ¡N-No mires! – Naofumi volteó su cabeza mientras cerraba los ojos con fuerza. — ¡Yo no...!

El pelinegro sintió que su cuerpo se hundía más en el mullido colchón. Motoyasu se agachó para besar las mejillas húmedas y rojas de Naofumi y luego se dirigió a su oído con intensión de murmurarle todos sus sentimientos.

— Todo es precioso en ti. – El aliento del rubio daba escalofríos excitantes a Naofumi. — Aún si no llevamos mucho tiempo juntos... Hah... Me vuelves loco.

Motoyasu sintió como la cavidad de Naofumi se contraía, apretando más su pene que no tardaría mucho en llegar a su límite.

— Ahh... – Naofumi arqueó su espalda y presionó con más fuerza las manos que sostenía con Motoyasu al sentir como se corría entre los abdomenes de ambos.

Con insistencia, Motoyasu sintió las paredes internas de su amante aprisionar su miembro, exigiendo que dejara salir todo adentro.

El rubio alzó la mirada para apreciar la cara de Naofumi hecha un desastre. Estaba sudando como loco, tenía espasmos que se intensificaban al mover las carnosas caderas que poseía, sus pezones y cara brillaban en rojo al igual que las marcas recién hechas, la lengua la tenía de fuera por su incapacidad de respirar normal y sus ojos esmeraldas estaban nublados pero, al mismo tiempo, aún conservaban el brillo de pureza que caracterizaba al de escudo.

Sin avisar, Motoyasu separó sus manos con las de Naofumi para tomarlo por las caderas y alzarlo levemente de la cama. El pelinegro gimió y se apoyó de las sábanas desarregladas al sentir como un bulto aparecía en su estómago. Las embestidas seguían su ritmo, pero la fricción del pene contrario frotándose en lo profundo de su cuerpo, hacía que Naofumi balbuceara palabras incoherentes mientras veía con detalle como aquel bulto aparecía y desaparecía rápidamente dentro de él.

Suspirando, Motoyasu dió un último estoque a la próstata de Naofumi antes de liberar todo su pesado semen en el exhausto cuerpo. Naofumi podía sentir el calor del esperma combinarse con su propia lubricación. Se sentía sobrecogido con una extraña satisfacción mientras jadeaba el nombre de Motoyasu a medias.

El rubio sentía que todavía le quedaban energías a su corrida, por lo cual, empujó su semen liberado a la cavidad de Naofumi, que no paraba de succionarlo, y presionó sus caderas hasta asegurarse de dejar todo su pene adentro.

Luego de unos segundos de terminar su clímax, Motoyasu trató de separar lentamente su miembro de la entrada de Naofumi, pero las constantes contracciones en la cavidad, no lo ayudaban.

Al final, cuando sacó su miembro, Naofumi cayó rendido con las caderas todavía alzadas, mostrando como porciones del esperma caían entre sus húmedos glúteos rojos.

— Motoyasu...

— ¡Pe-Perdón! ¿Fue mucho?

Naofumi no contestó. Trató de cerrar sus piernas para que el resto de semen dejara de escurrirse de manera lasciva por sus muslos, pero terminó volviéndose un desastre igualmente.

Alzando los brazos, el de escudo miró decidido a su acompañante.

— Moto... Lléname... Otra vez... Te quiero...

Las palabras de Naofumi se quedaron al aire cuando Motoyasu lo jaló para estar a merced de sus brazos.

— También quiero hacerlo otra vez.

Dejando a un lado las palabras, Motoyasu chupó los labios hinchados de Naofumi y acomodó la ya dilatada entrada debajo de su pene que comenzaba a despertar de nuevo.

Ambos jóvenes fueron atrapados por el deseo nuevamente y decidieron no parar hasta hartarse. Luego se preguntarían si sus acciones tendrían consecuencias.

Cómo, por ejemplo, no leer la placa que estaba colgada a lado de la puerta.

You can't go back, until you gave the miracle of life

Cabe decir que, luego de la primera ronda pasional de los héroes, la puerta ya se había abierto.

Solo que no lo notaron hasta varias horas después.

Cómo era de esperarse, la advertencia de la placa se había cumplido.

Luego de un par de meses, Naofumi estaba en espera de un hijo.
Aún su embarazo no se notaba, pero pronto su vientre iba a volverse notorio. Por suerte, Motoyasu lo apoyaba y su cariño solo se agrandó cuando le dió la noticia.

Quién diría que el héroe de la lanza era fan de criar niños.

Después de darse un tiempo para asimilar la noticia, ambos heroes regresaron al mismo bosque que los metió en problemas. Buscaban la mansión en la cual se habían alojado, esperando a encontrar respuestas de la habitación misteriosa.

Casi se les cae la mandíbula al notar que la dichosa mansión, había sido reemplazada por un agujero de tierra.

Lo único que había sobrevivido, era la piedra en mal estado donde antes estaba el nombre del propietario.

Para los que se quejaban con que Motoyasu y Naofumi estaban haciendo un partido de fútbol en el One-shot de Family, ¿Han estado viendo el manga de Yari no yuusha?

Bro--

Naofumi: ¡DÉJAME QUEDARME AQUÍ ESTA NOCHE!

Motoyasu: ¿Qué pasa?, Bueno, Kou duerme afuera del castillo, así que hay aún una cama vacía.

____

Naofumi: Gracias... Motoyasu, ¿Que tal si hablamos un poco antes de dormir?

Motoyasu: ¿Sobre que? ¿Quieres saber cómo conseguir "mi ruta"?

Naofumi: ¡¿Porqué tengo que completar tu ruta?!
____

Motoyasu: ¡Hay exactamente 100 huevos en la siguiente habitación! ¡Espero que Filo-tan esté ahí!

Naofumi: ¿Que harás con ellos?

Motoyasu: ¡Yo digo que voy a criarlos, claro!

Naofumi: Así que tendremos otros 100 Filolials, huh...

____

Ren: Ustedes dos... ¿Están en una relación?

Naofumi: ¿¡Qué quieres decir?!
___

Perdón por la calidad pitera, literal tome foto a las escenas conforme las veía para demostrar mi punto xd

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