[HOLIDAYS]
Tate no yuusha.
Motoyasu sabía que era alguien muy curioso. Incluso llegando a lo chismoso.
Sin embargo, necesitaba sacarse esa duda del pecho al ver a su compañero Naofumi actuar extraño en la celebración navideña que ofreció la reina.
Antes de que él llegara, se había topado con anterioridad al héroe. Lo sorprendió viendo a una familia caminar en las calles, era una pareja y sus dos infantes. La cara de Naofumi al ver a esas personas en específico era extraña para Motoyasu. No sabía cómo describirla.
¿Los miraba con asco? ¿Nostalgia?
No sabía interpretarlo.
Dejó de prestar atención cuando Raphtalia y Filo hicieron su aparición y se llevaron al de escudo hacia el palacio.
Luego vino el brindis por el éxito de los héroes en sus misiones y el anhelo de prosperidad en el reino. Se suponía, cada héroe debía dar unas palabras emotivas o simplemente desear felices fiestas.
Para sorpresa de nadie, Naofumi se esfumó por completo en aquel momento y se mantuvo al margen lo más que pudo. No fue hasta el inicio de la cena navideña que apareció junto con sus compañeras sin decir palabra alguna.
¿Su excusa para aparecer sólo en la cena? Se lo había prometido a Filo y a su amiga Melty.
Luego de aquel momento, la reina ofreció (casi ordenó) darle hospedaje a Naofumi en el castillo, al menos hasta que la tormenta de nieve se detuviera. Sabía lo escurridizo que era el de escudo, así que debió aprovechar la oportunidad.
Al concluir la cena, el festejo prosiguió por un par de horas más hasta que los invitados eventualmente se fueron a sus hogares. Claro, todos excepto los héroes.
Motoyasu, al no poder dormir, comenzó a hacer guardia alrededor del castillo. Y no fue, hasta su tercera vuelta por el pasillo, que divisó una capa verde pasar en la oscuridad.
El rubio sabía de antemano que era Naofumi, pero no quitaba su curiosidad al verlo deambular a media noche por los pasillos y sin ninguna fuente de luz.
Fácilmente pudo gritarle y preguntarle que hacía a esas horas despierto, pero decidió hacer las cosas complicadas y comenzó a seguirlo en silencio.
Algo debía admitir Motoyasu, y es que la forma en la que Naofumi podía ser sigiloso y veloz al mismo tiempo era sorprendente.
Sin saber cuantas vueltas o atajos tomó, el de lanza terminó en una de las torres más altas del castillo. A lo lejos, veía a Naofumi acurrucarse en el suelo, ocultando su rostro entre sus rodillas sin importarle la nieve en la cuál estaba sentado o la que caía encima de su cabeza. Lucía agotado.
Motoyasu solo podía sentir confusión y melancolía al ver a Naofumi en ese estado.
Ni él sabía que hacer, aparte de mirar con atención las expresiones del cuerpo ajeno; temblaba, y sus manos se aferraban a la capa que servía como manta ante la tormenta de nieve.
"Si tanto frío tiene ¿Porque decidió salir?" Pensó Motoyasu.
Lo más lógico, era que ahora Naofumi se levantara y volviera al calido palacio para regresar a su alcoba ¿Verdad?
Motoyasu sintió su alma irse al ver cómo el héroe del escudo, subía al pequeño muro de concreto con intenciones de saltar al vacío.
No estaba tan loco para hacerlo ¿Cierto?, Intentaba decirse a si mismo una y otra vez Motoyasu, rogando en silencio porque Naofumi volviera a la parte segura del balcón.
No fue hasta que vió su cuerpo caer hacia adelante que reaccionó y con un impulso, tomó el brazo de Naofumi para jalarlo hacia él, evitando su muerte.
Ambos héroes chocaron sus cuerpos, estaban tratando de calmar sus respiraciones, uno por haber casi muerto y el otro por casi presenciar un suicidio. Ahora sí, Motoyasu había llegado a su límite.
— ¿Qué rayos estabas pensando? ¡Contesta Naofumi!, ¡Si no lo dices ahora, juro que te golpearé! - El rubio tomaba de ambos hombros a su compañero, quien no se inmutó ante sus gritos.
— Yo... Quería saber si seguía soñando. – El pelinegro murmuró.
El silencio nuevamente se hizo presente.
"¿Acaso Naofumi se anda drogando?, ¿De que carajos habla?" Se alarmó Motoyasu.
Naofumi prosiguió al no recibir respuesta.
— Soñé que estaba con mi familia... En estas fechas, para ser exactos. Por un segundo, creí que toda esta locura de ser transportado a otro mundo, había sido solo un sueño muy largo. Pero las cosas comenzaron a cambiar y vi a mi hermano volviendo a sus malos hábitos, mientras me culpaba por haber desaparecido. Cuando desperté, me quedé con la duda de si seguía en otro sueño o estaba en la realidad.
Motoyasu miraba perplejo al pelinegro, quizá era por el hecho de que no se hacía el orgulloso (como lo solía hacer la mayor parte del tiempo) o porque estaba siendo brutalmente honesto con él. Y más con la voz quebradiza con la cuál hablaba.
— Creí que, quizá si moría, podía volver a mi mundo. En todo el tiempo que estuve caminando hasta acá, no paraba de preguntarme... ¿Cuánto tiempo he estado aquí?, ¿Mis padres pensaran que estoy secuestrado?, ¿Si quiera les importa?, ¿Mi hermano habrá tenido una recaída por haberlo dejado?, ¿Me odiará?, Si muero, ¿Habrá pasado un año o solo un instante desde que me fuí? O si muero aquí, ¿También moriré en mi mundo?
— ¡Cállate, deja de pensar eso! ¡No estás en un sueño, realmente ibas a morir! – Trató de razonar Motoyasu haciendo que la mirada sin brillo de Naofumi lo volteara a ver.
— Entonces ¿Porqué me salvaste? – Silenció Naofumi al de lanza. — Sabía que algo me estaba siguiendo desde que salí de mi habitación, pero al ver que eras tú, supuse que no ibas a interferir.
— ¿En serio tienes esa imagen inhumana de mí? ¡Obviamente te iba a detener, es sentido común!
— ¿Aún si tuviste la oportunidad de vengarte por lo que le hice a Perra y a su padre?
Motoyasu quedó callado.
No iba a negarlo, aún tenía ese rencor hacia Naofumi, junto con una lista larga de cosas que no le agradaban de su actitud. Pero hasta él podía poner un alto a sus pensamientos negativos.
— Cierto, pude haberme deshecho de ti, pero hasta yo tengo mis límites. Jamás te desearía algo así, Naofumi. – El rubio contestó siendo lo más sincero posible.
Pudo haber sido su imaginación, pero sintió un calor en su interior al ver los ojos de Naofumi recuperar algo de su brillo esmeralda.
— Estoy cansado, ¿Podemos fingir que no nos odiamos? Al menos hasta que amanezca. – La cabeza de Naofumi fue al pecho de Motoyasu, tratando de cubrir su vergüenza y frío.
Cierto, seguían en ese infernal balcón.
— Solo si aceptas dormir en mi cuarto. Después de esto, no me siento seguro dejándote solo. Aparte, me estoy congelando.
— Suena justo... – Naofumi aceptó gustoso como Motoyasu lo cubría con parte de su capa para regresar adentro del palacio.
No lo iba a admitir, pero se sentía protegido.
Finalmente, al llegar a la alcoba, ambos héroes se quitaron las prendas con nieve y se metieron a la calida cama, quedando solo con sus camisas y boxers.
Antes de dormir, Motoyasu tomó la mano de Naofumi, aprovechando que estaba casi somnoliento.
Tenía tantas cosas que decirle, pero no sabía cómo expresarlo.
"Por favor, no vuelvas a reprimir tus emociones así, si necesitas desahogarte no dudes en decirlo"
"Aún si me odias, no dejaré que mueras"
"Quisiera volver el tiempo para recuperar tu confianza hacia mí"
"Perdón por haber sido irrazonable, solo no se cómo actuar cuando te veo"
— ¿Qué pasa, Motoyasu? – Naofumi tenía intenciones de separar sus manos.
Motoyasu solo reforzó el agarre y suspiró.
— Olvidé decirte... Feliz navidad.
El pelinegro no era tonto, sabía que Motoyasu quería decirle algo más, pero estaba muy agotado mental y físicamente como para seguir despierto.
Decidió dejarse llevar por la sensación suave de la mano del rubio y no soltarlo.
— Feliz navidad, Motoyasu.
Felices fiestas y perdón por morir.
Genuinamente mi cerebro está hueco gracias al semestre que se encargó de vaciar mis energías e ideas para escribir.
¡Aún así, si tienen ideas o headcanons para que esté libro no muera y medio me inspire, pueden recomendar en los comentarios!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro