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[FEVER]

Tate no yuusha.

Motoyasu iba caminando en las calles de Melromarc en un anochecer tranquilo, luego de perder de vistas a sus compañeras de equipo. Esto lo había hecho a propósito ya que después de una disputa que tuvieron, las chicas se pusieron insoportables.

En especial Malty.

El héroe odiaba hacer algo tan cobarde como huir, y más si incluía a las damas, pero si no tomaba un respiro, cometería actos de los cuales se arrepentiría después.

— Espero haya una posada cerca. – Se quejó al aire el rubio, mirando a sus alrededores para ubicarse en donde estaba.

No obstante, una figura acurrucada en un callejón le llamó la atención.

— ¿Naofumi? – Motoyasu tocó el hombro del pelinegro, pero para su sorpresa, el pelinegro estampó su cara al suelo.

El héroe del escudo estaba inconciente.

Preocupado, el rubio levantó la cara del chico y notó como le costaba respirar, sus mejillas estaban rojas y sudaba mucho.

— Mierda, mierda, mierda. – Maldijo Motoyasu sabiendo que no podía dejar a Naofumi ahí, menos porque la gente comenzaba a curiosear cerca de él.

Estaba comprometido como héroe a ayudarlo, aún si no quería.

Cargándolo entre sus brazos, el héroe de la lanza pidió indicaciones a la gente chismosa para que le dijeran donde quedaba la posada más cercana. Entre titubeos y palabras atropelladas, pudieron dirigirlo a un restaurante/hostal no tan lejano.

"Carajo Naofumi, lo bueno es que no pesas nada". Se quejó el héroe, corriendo con todas sus fuerzas al local y pidiendo una habitación aún con el chico inconsciente encima.

Por un lado se avergonzaba de causar tanto escándalo apenas entrando, pero que Naofumi estuviera dejando de respirar lo tenía más preocupado.

Con ayuda del casero, abrió la puerta de la habitación rentada y ordenó un balde con agua, un trapo y medicina.

— Señor héroe, se que está preocupado, ¿Pero no cree que está exagerando en querer ayudar a ese demonio?

Motoyasu se volteó molesto ante las palabras del dueño quien tragó en seco por los escalofríos.

— Aún si es un demonio no puedo dejarlo morir.

El casero, todavía nervioso, se alejó de los héroes para buscar lo pedido y cerró la puerta tras de él.

Estando a solas, el rubio finalmente pudo dejar el cuerpo de su compañero en la pequeña cama y removió algunos cabellos de su sudada frente.

"Por desgracia el casero tiene razón. No es como si todo el mundo fuera a extrañarlo si le sucede algo".

Motoyasu sacudió aquella idea en su cabeza, no era tiempo de ver si estaba mal o no sus acciones. Si su instinto decía salvar a Naofumi, lo salvaría.

Con eso en mente, y tomando todo el coraje del mundo, comenzó a desvestir al pelinegro. Al principio batalló, ya que era muy distinto a la ropa que había recibido junto con los demás héroes, pero de alguna manera logró descifrar parcialmente el truco.

Comenzó obviamente con la capa y las botas, dejándolas cerca de una silla; luego prosiguió con el chaleco y la malla de cuero, para esto, tuvo que levantar el cuerpo de Naofumi y alzar sus brazos.

La cosa se complicó luego, ya que la camisa de manga larga que llevaba no podía quitarla por el condenado escudo. Se rindió y decidió solo desabotonar los botones que había para que su pecho estuviera expuesto.

Luego continuó con los pantalones, deshizo el cinturón y luego los descendió lo más rápido que pudo. Pasó la prenda por los tobillos y los tiró a la silla.

Motoyasu se alegraba de no haber tocado la entrepierna de su rival en el proceso.

Con su trabajo terminado, el rubio empezo a observar el resultado y tragó en seco.

El pecho semidesnudo de Naofumi subía y descendía de manera agitada mientras respiraba por la boca. Sus pómulos rojos habían disminuido pero seguía persistente y las gotas de sudor frío lo hacían brillar. Y la forma en que removía sus largas piernas para enrollarse, causando una inconsciente fricción en su miembro, daba un aire nuevo al tan llamado "demonio".

"No. No. No. No puedo pensar así. Debo recordar que es una horrible persona.

¿Y que si es algo sexi?

¿Porqué se ve tan sexi?".

El sonido de la puerta de madera hizo saltar a Motoyasu.

— ¿Señor héroe? Traje las cosas.

— A-Ah, ¡Enseguida voy! – El rubio salió corriendo tras el llamado y apenas tomó las cosas, cerró la puerta frente al casero.

Habiéndose calmado por aquella interrupción, Motoyasu remojó el trapo en agua para comenzar a pasarlo en la cara del pelinegro.

Poco a poco fue limpiando las demás partes del cuerpo, como su pecho, estómago, piernas y muslos. Aunque tuvo que detenerse abruptamente al llegar a esa última parte, pues Naofumi había soltado un jadeó por el frío del agua.

Como si estuviera tentando su suerte, Motoyasu se vio hipnotizado en la idea de volver a pasar con delicadeza el trapo mojado al muslo del chico, solo que está vez más arriba pasando un poco debajo de los boxers.

El héroe de la lanza sabía que estaba jugando con fuego cuando levantó las piernas de Naofumi y el trapo paso directo de los muslos a rozar su trasero.

Otro jadeó entrecortado salió de la garganta ajena.

Motoyasu dejó el trapo olvidado y apretó con suavidad la carne que antes estaba limpiando.

"Era de esperarse, es resistente pero suave... ¿Cómo sería si solo fueran suaves?"

— Moto... – Habló una débil voz.

El nombrado sintió su cuerpo congelarse.

— ¡No, no es lo que parece! – Titubeó Motoyasu cayendo de la cama. — ¡Ví que estabas enfermo en la calle y quería ayudarte porque había mucha gente! Y...

El rubio cerró su boca con ambas manos. Naofumi parecía seguir dormido.

Se había asustado para nada.

— No me hagas esto. – Murmuró. — ¿Te salvo aún cuando eres enemigo público y así me agradeces?

Naofumi removió su cuerpo y se puso de espaldas. Motoyasu ahogó un grito asustado pensando que lo había despertado de verdad.

No obstante, la vista que estaba teniendo el héroe de la lanza de su compañero en cama tampoco era la peor.

"Ahí voy de nuevo, ¿Cuantas veces debo repetirmelo? ¿Acaso olvidaste lo que le hizo a Malty?"

La preocupación del principio, había sido remplazada por una llena de enojo.

"Es cierto, ¿Y que si se muere? Es solo un abusador que aprovechó su rango de héroe para lastimar a otros.

El casero lo dijo.

El Rey lo dijo.

Malty lo dijo.

Debería darle una lección."

Con más decisión, Motoyasu volteó con brusquedad el hombro de Naofumi y levantó su puño para darle una golpiza.

Pero no importa cuánto impulso tomara, algo impedía al brazo de Motoyasu descender.

La cara pacífica de Naofumi.
Sin su ceño fruncido y con sus labios levemente abiertos, le daban un aire de inocencia.

El héroe de la lanza se mordió el labio con rabia. La gota que derramó el vaso en su cabeza llena de dudas, fue que Naofumi se dió vuelta de nuevo y con su mano izquierda, le tomó la mano que usaba de apoyo en la cama.

La sensación hizo su corazón revolotear.

No podía hacerlo.

El resto de la noche, Motoyasu decidió (por su propia cuenta) cuidar al demonio que consideraba como su rival jurado.


"No es como si fuera a recordarlo en el futuro".

Se trató de convencer el rubio, en medio de la madrugada, despertando a lado de Naofumi. Que estuviese enfermo, no iba a significar que bajase la guardia.

Nuevamente con su mano, movió los cabellos que estorbaban en la frente de su paciente temporal, se sorprendía de lo suave que era considerando la situación económica del héroe.

"Me pregunto si así sería tenerte como compañero de mi equipo".

Motoyasu se quedó en seco con lo que pensó.

Estaba llegando muy lejos.

"Me haces pensar cosas raras".

Con la cobardía a flote, Motoyasu se retiró de la habitación. No sin antes dejar una nota diciendo que era un viajero anónimo que decidió salvarlo por pura bondad.

Sin embargo, el idiota olvidó un pequeño detalle.

No había nadie en Melromarc que supiera japonés aparte de los héroes.

Hola. Sé que morí, pero la nueva temporada de Tate no yuusha me revivió... ¿Ustedes que opinan del inicio de la temporada?

A mí me pareció apresurado (más por la introducción de Eclair que es INEXISTENTE) pero el intro está super vergas. Así que, creo que no fue tan malo.

Cómo sea, solo diré, si me tarde meses en volver a publicar algo es porque no quería darles un producto sin alma.

Mis pocas ganas de vivir se fueron y lo último que quería era entregarles algo mediocre (y más considerando el apoyo del libro en mi ausencia, ¿Cómo chingados llegó a los 16k?).

A lo que quiero llegar es... Gracias por esperarme. Todos los comentarios que he leído me han subido el animo en estos meses donde no se dónde estoy parada.

No prometo actualizaciones rápidas, pero al menos quería darles una señal de que este libro sigue significando algo para mí, y por eso lo continuaré.

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