XXXII
La noche había llegado, en la casa Taisho los tres hombres estaban a punto de cenar.
–¡¿Le compraste un perro sin consultarme?!– la pregunta fue hecha, o gritada más bien, por Inuyasha, quien apenas pasó el umbral de la puerta se encontró con la bola peluda blanca– ¿sabes que no puedo tener mascotas en el apartamento?
–Compra una casa– sugirió Sesshomaru caminando al comedor– y si no puedes, pide ayuda a papá
–A mi no me metas– alegó Toga levantando las manos– yo simplemente le di lo que ella me pidió
–¡¿Tanto les costaba avisar?!– y la única respuesta que él necesitaba, era como diablos decirle a Kikyo sobre el cachorro– sabes que, le compraras todo tu
–¡¿Yo?!– ahora si tenia su completa atención– ¡¿Y por qué demonios?!
–Punto uno, tu fuiste quien le ofreció el cachorro– levantó un dedo y por último lo encaró enojado– punto dos, no pienso hacerlo yo
–Ya basta ustedes dos– los detuvo Toga acariciando su frente– solo hablan de ustedes y no ven que Rin esta feliz, tiene un nuevo amigo ¿quieren callarse y disfrutar una linda cena?
–Una última pregunta– dijo Sesshomaru antes de sentarse– ¿Que hiciste hoy con Miroku?
–Fuimos....a beber– ya todos en la mesa, la cena fue servida– ¿Por qué la pregunta?
Sabía la respuesta, Miroku se había encargado de hacerle saber su plan, pero deseaba que su hermano admitiera todo por una vez, y de igual manera, quería que Kagome fuera feliz, junto a alguien que pudiera cuidarla y hacerla feliz, miró a Sesshomaru, era un amargado, pero desde que ella había entrado a su vida, notó un cambio.
Inuyasha sonrió, estaba convencido que ellos acabarían juntos.
•••
El día de la muerte de Shiori llegó, el día era frío, ningún año anterior había sido igual, todos vestían traje negro y Rin un vestido de igual color, irían al cementerio, cambiarían las flores y harían una oración, después irían a comer y por último, todos pasaban su dolor de diferente manera.
Ya en el cementerio, compraron las flores, Azucenas y Lirios, los favoritos de ella, Inuyasha se encargó de botar las flores antiguas, Sesshomaru lleno lo floreros y Toga, él limpiaba la lápida, acariciando la fotografía puesta en un marco dorado.
Todos llegaron, arreglaron el lugar y se hincaron, juntaron sus manos y en completo silencio, todos oraban, pidiendo que ella estuviera bien donde quisiera que estaba, seguían culpandose, así como cada día, pero ya nada podían hacer.
Estuvieron cerca de dos horas allí, al salir fueron al restaurante más cercano a comer, nadie dijo nada, siquiera del tema sobre qué el infeliz que la mató saldría de la cárcel, después de pagar, Inuyasha llevó a Rin a pasear, también aprovecharon de sacar a Yako, Toga tenia planes con Naomi, por lo que fue a cambiar su atuendo y Sesshomaru, se reuniría con Miroku en el bar de siempre.
Aprovechando que su padre iba a su casa, también fue a cambiar su atuendo, se vistió con unos jeans negros, camiseta azul y zapatillas, sacó su billetera y una chaqueta de cuero, estaba seguro que su amigo ya lo esperaba.
•••
Kagome estaba tirada en su cama, mirando recetas de pasteles en su celular, buscaría sabores que era bueno mezclar, para no hacer un desastre del pastel para Kikyo, la decoración y adornos la haría a su manera, innovando como tanto le gustaba.
Se sentó en su escritorio, sacó una pequeña libreta y comenzó a anotar ideas para el pastel, sabía muy bien los gustos de Kikyo, eran años donde ella le hacía el pastel después de todo.
Movía su lápiz escribiendo las ideas que fluían por su mente, mientras Buyo se subía a sus piernas para que le hiciese cariño. Arrancó la hoja, y bajó, su madre era quien más podría ayudarla a decidir. Hace unos días habían arreglado todo, Naomi les pidió perdón a ambos y ellos igual, le dijeron que Sango les había ayudado a darse cuenta de su error, y como agradecimiento, la invitaron a pasar unos días con ellos, y hace poco más de una hora se había ido por asuntos un tanto personales.
–Mamá, ¿estás ocupada?– asomó su cabeza por la puerta de la cocina, creyendo la encontraría allí, pero no estaba– ¿Mamá?
–¡En el jardín!– le respondió segundos después– ¿puedes traerme agua?
Kagome lleno una botella hasta la mitad, ya que de seguro era para sus flores, salio y la vio agachada quitando hierba mala, le dio el agua y Naomi reglas las Orquídeas.
–¿Que necesitas?– preguntó amable mientras la miraba– ¿es para el pastel de Kikyo?
–Si, ya sabes que cada año se me complica– dijo mostrandole la hoja con las ideas– tenia pensado un pastel con frutos secos, le gustan después de todo
–Encima puede ir una cubierta de fondan, decorada con almendras– le sugirió levantándose– quedará exquisita, ¡ah! Otra cosa, saldré hoy con Toga
Kagome le sonrió, se veía muy feliz y eso la hacía feliz a ella, su madre merecía amor, merecía volver a sonreír y sonrojarse, ella era quien merecía ser feliz.
Se adentró nuevamente y fue por un tazón de cereales, una manzana y jugo de naranjas, subió con la bandeja y se puso a escuchar música con auriculares, también leía "Orgullo y Prejuicio" era uno de sus favoritos.
En cuanto llego al capitulo 5, dejó el libro de lado y se dedicó a terminar de comer lo que quedaba, después fue a lavar la loza y llamó a su hermano para pasar tiempo de calidad, hace mucho que no charlaban o veían una película, Sota le pidió ayuda con algunos problemas de matemáticas, para así después pasar su tarde viendo televisión y comiendo chatarra.
–¿Que más podemos hacer?– consultó Sota acostado en el sofá– ya hemos visto películas, comido y no nos queda nada más
–¿Jugamos verdad o reto?– sugirió dejando su vaso con gaseosa en la mesita central, su hermano asintió, se sentó en el suelo y lo miró– bien, comienzo, ¿verdad o reto?
–Mmm... verdad– dijo sonriente
–¿Te gusta alguna chica?– lo vio sonrojarse y jugar con sus dedos
–Si...hay una chica– y no siguieron jugando, por que Kagome quería conocer todos los detalles de la niña.
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