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XXVIII

Sesshomaru volvió tarde a su hogar, con el alcohol a tope para no pensar, botó algunas cosas en su intento por llegar a la habitación, Inuyasha tras él se burlaba mientras tenía a Rin en brazos. Toga estaba en la escalera mirando sin saber si ayudarlo o quedarse atrás por temor a que lo golpeara.

Inuyasha se sostuvo de la escalera y se sentó para no caer, Rin se removió dando a entender que despertaría, así que guardo silencio y se levantó siguiendo su camino hasta la antigua habitación que usó. Cuando llego la arropó y fue por Sesshomaru, quien quedó a mitad del pasillo.

–Gran idea tuvimos, menos mal que Miroku no bebió y cuidó de nosotros– le dijo mientras lo tomaba del brazo y lo llevaba a su alcoba– debes medir tus tragos

–Yo no bebí tanto– alegó cuando al fin estaba en su cama– solo fue un vaso

–Un vaso y como diez botellas más– dijo aguantando las ganas de reír, le quitó los zapatos y se fue, se encontró con Toga– él me contó todo

–No opines nada– le amenazó mirándolo mal–  este tema nos compete a nosotros nada más

–Que carácter– se cruzó de brazos y después sonrió– pero Sesshomaru dijo, que realmente la amo como una madre, y eso no cambiaría con nada– miró a su padre y puso una mano en su hombro– es primera vez que habla de sus sentimientos, no le digas que te dije, o me matará

Toga sonrió feliz, estaba orgulloso, su hijo realmente amaba a Izayoi, y eso lo agradecía.
•••

Al día siguiente, Kagome despertó primero y salió a caminar, su mente era un caos, si ese CD estaba guardado, quería decir que su madre lo había visto y no les dijo nada. Hubiera querido saberlo, su padre si había sido enterrado, al menos, eso la dejaba tranquila, pero eso no quitaba el hecho de que Naomi les mintió, podrían haber superado todo.

Se encontraba sentada en una banca, bebiendo un café, mirando como las personas caminaban a sus trabajos y otros simplemente paseaban, un hombre se sentó a su lado, suspirando y tomando café al igual que ella, volteó encontrando a Sesshomaru, con los ojos rojos y cara de sueño.

–Fui a buscarte a tu casa– habló para después beber café– tu madre dijo que estabas en casa de tu amiga

–¿Mi madre te dio la dirección de Sango?– inquirió calentando sus manos– ¿o me encontraste a mitad de camino?

–Realmente venía por un café, mi intensión era verte en otro momento– dijo mirándola al fin– quería disculparme, por el comportamiento de ayer

–¿Disculparte?– su voz salió un poco enojada, sus emociones se estaban mezclando– ni deberías, a fin de cuentas, no me lastimaste o algo así

–Vi tu miedo al cruzar nuestras miradas– suspiró dejando el café en la banca– esa no era mi intensión

–Bien, disculpa aceptada– dijo mirando en otra dirección– ¿eso es todo?

–Valla, alguien despertó de mal humor– se burló tomando un mechón de cabello– solo es eso, me voy

–Espera, lo siento, no estoy en mi mejor momento– le dijo tomándole de la manga– no era mi intensión

–¿Es grave?– su idea no era intrometerse, pero ya había hablado– si quieres puedo, ayudarte

Bien, algo sin duda andaba mal con él, y Kagome no sabía que era, siguieron charlando, ella le preguntaba si realmente estaba bien, así que al final, Sesshomaru optó por decirle la verdad, pero no aquella que su padre le había dicho ayer, sino, que dentro de unos días se cumplía otro año de la muerte de su hermana.

–No creo que nuestro sentimiento sea igual– Kagome cerró los ojos, sabiendo que había sido dura– no es igual

–Claro que no, conozco al maldito asesino y estará libre en unos meses– y se levantó, furioso pero sin demostrarlo– ustedes al menos tienen la posibilidad de que aquel que dio muerte a tu padre este muerto

–¿Que?– Kagome se enojó, eso no le daba nada de consuelo– ustedes al menos encontraron el cuerpo, no van al cementerio a rezarle a una tumba vacía, solo con un traje y una medalla que representa un cuerpo perdido

–¿Crees que es suerte?– levantó la voz, ambos se acercaron amenazante– Shiori no merecía morir

–¡¿Y crees que mi padre si?!– le golpeó el pecho evitando las lágrimas– ¡él debió haber vuelto! ¡es más, jamás debió ir a Afganistán!

–No me vuelvas a golpear, mujer– le tomó las manos y sin darse cuenta, apretó causando dolor– dejemos algo claro, no dije que merecía la muerte, nadie la merece, pero al menos tú padre murió salvando a alguien y no fue violado, no viste su cuerpo cubierto en sangre ¡y mucho menos te han dicho que saldrá libre aún cuando tienen pruebas concretas contra él!

Kagome forcejeo para que la soltara, lloró mientras abofeteaba a Sesshomaru, quien la miró incrédulo, ella temblaba del enojo, tomó el vaso de cartón ya vacío y se fue, sin decir o hacer nada.

Sesshomaru apretó los puños y golpeó la banca, si antes había tenido alguna oportunidad con ella, ahora se había perdido todo, ya nada podía hacer.

Se fue, enojado con él y con las palabras dichas por ambos, si se hubiera detenido a pensar, quizá no habría dicho nada, quizá podría haberse ido y nada más, pero, ya no servía el pensar que hubiera pasado.

Chocó contra algunas personas antes de llegar a su auto, donde se subió y con la mano buena, golpeó el volante, se quedó unos minutos pensando que hacer, después decidió que se quedaría en su casa, no saldría más que para el trabajo, encendió el auto y se fue a su hogar.

Apenas entro, vio a Toga tecleando en su computadora, se miraron unos segundos y el menor se fue sin decir o hacer nada. Toga tiró la cabeza para atrás, comenzó a masajear el puente de la nariz, la cabeza comenzaba a doler del solo saber que debían hablar más profundo del tema.

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