XXVII
Habían llevado a la pequeña Rin por un helado, Miroku no había querido preguntar nada hasta el momento y Sesshomaru lo agradeció, por otro lado, Inuyasha solo había preguntado sobre su mano, alegando que debía tener cuidado, ya cuando la pequeña estaba jugando en los columpio, los tres hombres se sentaron en una banca y les contó todo.
-¡¿Osea que somos medios hermanos?!– el grito de Inuyasha hizo voltear a las personas, quienes lo miraron mal– ¿Y como te sientes al respecto?
–La verdad, solo quería conocer el por qué se las cosas, eso no cambia nada– se giró en busca de su sobrina, quien había salido persiguiendo una mariposa– no es como si quisiera tiempo de calidad con ella
–Tu no quieres tiempo de calidad con nadie– alegó Miroku– hasta creo que ni tu mismo te soportas
–Cierra la boca, Miroku– lo fulmino con la mirada y escucho la carcajada de Inuyasha– tu igual cállate, tarado
–Dime, ¿y con Kagome pasarías tiempo de calidad?– le mostró una sonrisa de burla, Sesshomaru no dijo nada– ayer me llamó Sango, dijo que los vio besarse
–¿Quién es Sango?– inquirió dudoso Miroku, mostrando interés– ¿Y esa tal Kagome?
–Amigas, ni se te ocurra ir por ellas– le amenazó Inuyasha– sin duda Sango te mataría al usarla solo por una noche y Kagome esta ocupada
–¿Por quien?– la pregunta salió sola, y fue hecha por el Taisho mayor– ¿tiene novio?
–Así que si te interesa– dijo riendo y cruzándose de brazos– no tiene novio, su último novio fue Hojo, hace dos años si mal no recuerdo
Sesshomaru chasqueo la lengua al notar que le habían jugado una trampa, pero realmente le calmaba saber que estaba libre.
•••
Kagome volvía de su paseo con Buyo, se había encontrado con Hojo y pasearon a sus gatos, dejó a Buyo en su cama, este ronroneo feliz y se acurrucó para dormir, ella por su parte, fue a la pequeña bodega que tenían tras la casa, debía buscar unos adornos para la época de primavera, ya que siempre decoraban la pastelería para hacer más grata la estancia.
Se recogió el cabello en una coleta y comenzó a buscar entre las cajas, mientras lo hacía, encontró viejas fotografías de su padre y madre, sonrió encantada ya que también encontró fotografías de Sota bebé, las guardaría para ella, realmente era adorable verlo vestido para las fiestas.
En medio de las cajas, también encontró grabaciones, de sus navidades junto a Kenta y una que otra obra teatral, una llamó su atención, parecía puesta recientemente, la guardó en su bolsillo y siguió buscando los adornos.
Cuando al fin los encontró, entró feliz a la casa, dejó sobre la mesa todo, después lo iba a limpiar todo, subió a su cuarto, tenía un reproductor así que vería de que trataba el nuevo video.
Se sentó en el piso a la espera que comenzará, luego de unos segundos, en la pantalla apareció un hombre, vestido de soldado y parecía que había estado llorando.
"–Mi nombre es Satoru, estaba en el pelotón de Kenta Higurashi, era mi superior, el soldado a cargo de la misión, también....es quien salvó mi vida...y después murió–"
El hombre lloraba mientras frotaba sus manos frente a su rostro, luego volvió a mirar la cámara;
"–Pido perdón a su familia, no pude detenerlo, no pude ayudarlo....le grite, le supliqué que no hiciera nada por mi, pero aun así fue y me dijo que era su deber cuidar de todos nosotros–"
Kagome no emitía sonido, pero de sus ojos caían gruesas lágrimas, sus manos temblaban mientras tragaba saliva.
"–Señora Higurashi, él me pidió decirle que la ama, que lo perdone por no volver, y a sus hijos, que lo perdonen por qué no estará presente en los momentos más importantes...quería que fueran felices, y yo, les pido perdón por no hacer nada por él, lo mínimo que pude hacer, fue darle un entierro, no fue tal cual como lo merecía, pero al menos, lo hice pensando en que era lo correcto–"
Kagome apagó todo, sus manos temblaron y lloró en la soledad de su cuarto, Buyo se acercó para frotarse contra ella en un intento por animarla.
•••
Naomi dejó caer una bandeja con café recién servido, Sota se apresuró en ayudarla ya que el liquido había caído en sus manos y parte de la pierna.
–¿Estas bien?– algunos clientes se levantaron a ayudar, todos preocupados– ¿Que pasó?
–Kagome...– susurró preocupada mirando por el gran ventanal– Necesito ir a verla
–Ella está en casa, está bien– la ayudaron a sentarse y Sota le dio agua– y en caso de cualquier cosa, sabes que nos llamaría
–Tienes razón– tomó un sorbo de agua y agradeció a los clientes por preocuparse por ella– lamento preocuparlos
–Nos alegra saber que esta bien– dijo un hombre sonriendo– cualquier cosa que necesite, puede pedirnos ayuda.
Naomi sonrió contenta, sus clientes eran sin duda los mejores.
•••
Kagome, quien aún lloraba, metió ropa en una mochila, mandó un mensaje a Sango pidiendo que la dejara quedarse con ella, su amiga respondió inmediatamente con un si, dejó una nota en la nevera y se fue.
Pidió un taxi, sintiendo poco a poco como sus ojos de hinchaban por haber llorado, respiraba lento para tratar de aguantar las lágrimas, unos minutos más tarde, ya estaba en la casa de Sango tocando la puerta.
En cuanto su amiga abrió, no dio tiempo a palabras, simplemente la abrazó y comenzó a llorar, su amiga preocupada la llevó a su habitación para tener más privacidad, la dejó recostada y fue por té.
Kagome hundió su rostro en la almohada, lloró aún más, y al cabo de unos minutos se quedó dormida. Sango entró con la bandeja, sobre esta iban dos tazas y una tetera en medio, dejó todo en su mesita de noche y comenzó a acariciar el cabello de su amiga.
Cerró la puerta, se recostó a su lago y la abrazó, Kagome se volteó y la abrazó, Sango sonrió, aún recordaba cuando de pequeñas hacían pijamadas y después de apagar las luces, se dormían así por el miedo a la oscuridad que compartían. Cuando despertara, no le preguntaría nada, podía querer saberlo todo, pero cuando su amiga estaba así, lo mejor era dejarla hablar cuando más lo necesitará.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro