XXVI
Kagome estaba tras la caja, aún pensando en el comportamiento de Sesshomaru, tenía a Sango frente a ella hablándole, pero no escuchaba nada de lo que decía, hasta que escucho el chasquido frente a su cara.
–¿Eh? ¿Que?– parpadeó confundida y luego se fijo en el rostro enojado de su amiga– lo siento, ¿que decías?
–Kagome Higurashi– la había hecho enojar, lo sabía por el tono y por qué la llamo por su nombre y no "Kag", se encogió en su lugar y miró buscando como salir de aquella situación– llevó exactamente quince minutos preguntándote por qué no me avisaste que estas saliendo con Sesshomaru
–¿Saliendo?– Naomi y Sota habían entrado en la tienda y preguntaron a unísono– ¿desde cuando?
–No estamos saliendo– miró mal a Sango y después se acercó a su madre para saludarla– Sango debió pensar mal
–Kag, los vimos besarse– su rostro enrojecio, murmuraba no sabiendo que decir– Bankotsu también te vio
Kagome casi se cae, tapó su rostro y fue hasta la cocina, Naomi la siguió dejando el local encargado a Sota, Sango suspiró y le dijo que la despidiera. Naomi encontró a su hija en un rincón, con su cabeza apoyada en las rodillas, se agachó y acarició su cabello.
–Hija, no debes avergonzarte– le dijo sonriendo y esperando que la mirase– si están saliendo, espero en algún momento sea oficial y me lo digan
–Solo nos besamos– dijo sin levantar la cabeza y omitiendo el hecho de haber tenido sexo, no es como si pudiera llegar y decírselo a su madre– solo eso, nada más, no estamos saliendo
–¿Te gusta?– ante la pregunta, Kagome la miró sin saber que decir, era guapo, pero de mal carácter, besaba bien, no hablaba mucho y sobre todo, aún era pronto para decir que le gustaba, así que negó– Kag, no puedes mentirme a mi
–Al menos deja pensar una respuesta ¿si?– Naomi río, se levantaron y le dijo que podía tomarse el día– Nos vemos en la cena.
Se fue a casa, quería darse un baño y quizá, saldría con Buyo a pasear, su gato se estaba volviendo ermitaño con todo el tiempo que pasaba solo y encerrado.
•••
Sesshomaru había llamado al número que salía en el expediente medico, luego de comprar otro celular, claro, también había llamado a su padre y los había citado en un Restaurante situado en medio de la ciudad, ahora se vestiría e iría al lugar, los esperaría y haría que respondieran todas sus dudas.
Mientras conducía, recordó la mirada asustada de Kagome, se había portado como un primate al leer todo, apretó el volante, debía como mínimo, darle una disculpa por su actitud, miró la hora, aún quedaban veinte minutos para que todos se juntaran, se estacionó frente al parque, después de todo, en la misma calle quedaba el restaurante.
Caminó mientras tecleaba un mensaje a Miroku, invitándolo a beber, también se había unido Inuyasha, ya que estaba junto a su amigo, no se negó, después de todo, necesitaría un trago tras saber la verdad.
Se dirigió al lugar de encuentro, pidió una mesa y también una botella de vino, los minutos pasaron y vio a su padre entrar, le levantó la mano para que lo encontrara, Toga camino hasta él y lo saludó, después se sentó y comenzó a preguntar el por qué de esta comida.
–Tranquilo, aún falta una persona– alzó la copa y dio un sorbo, mientras, por las puertas del restaurante entraba una mujer alta, caminaba elegante y llevaba un pañuelo en su cabello junto a unas gafas– ya llegó
Sesshomaru levantó la mano, ella caminó hasta ellos y Toga se tenso, su hijo lo miró alzando una ceja mientras le corría la silla a su nueva acompañante.
–De que trata esto, Sesshomaru– y aún sabiendo la respuesta, miró a la mujer– cuanto tiempo, Irazue
–Lo mismo digo, Toga– se quitó las gafas, dejando a la vista unos hermosos ojos dorados, posó la mirada en Sesshomaru– has crecido mucho, Izayoi hizo un estupendo trabajo
–Quiero la verdad– los miró a ambos, su voz salió molesta– y no quiero patéticas escusas
–Conocí a Irazue dos años antes que Izayoi– comenzó hablando Toga– tuvimos una corta relación...
–De esa relación naciste tu– terminó diciendo Irazue– pero, yo no quería ni quiero hijos, te entregué a tu padre cuando ya estaba con Izayoi, ella te dio amor y eso
Sesshomaru los miraba enojados, apretó tanto la copa que la rompió, algunos trozos de vidrio quedaron incrustados en su mano, un camarero se apresuró y le ofreció una servilleta.
–¿Quieres decir que sufrí la muerte de una mujer que no es mi madre?– Toga levantó la mirada dolido y furioso– y en todos estos años, jamás me dijiste nada
–No te atrevas a decir eso otra ves– levantó la voz enojado– quizá no fue tu madre de sangre, pero te crío y no te abandonó como ella
–¡No quita el maldito hecho que viví engañado!– se levantó y encaró a su madre– tan solo eso quería de ti, no te volveré a molestar, puedes irte y no volver, Irazue
Sesshomaru los dejo solos, iría al hospital para ver su mano, ya no la sentía, en cuanto salió y el aire golpeó su rostro, sintió molestia, dolor y unas inmensas ganas de gritar, deseaba soltar todo lo que estaba guardando, pero prefirió callar, de nada serviría ya.
Pidió un taxi, no podía conducir, después vendría por su auto, bajó y al entrar el aroma lo mareo, odiaba aquel olor, aún recordaba cuando iba a visitar a Izayoi, los recuerdos con ella lo golpearon uno tras otro, si bien no era su madre, cuidó de él como si lo fuera, preocupándose siempre de su salud, de sus necesidades e incluso esos días cuando no podía dormir, ella se quedaba con él. Se sintió el peor hombre al decir que lloro la muerte de quien no era su madre.
Le hicieron limpieza con suero, después desinfectaron con alcohol y por último vendaron, salió del hospital y prefirió caminar hasta donde estacionó su vehículo, sus pensamientos comenzaron a fluir, mostrandole los mejores momentos de su niñez, en eso, sintió como chocaba con alguien, bajó la mirada y vio a Rin, quien le sonrió y abrazó. Inuyasha y Miroku estaban frente a él, decidió iría con ellos para olvidar un poco todo el alboroto.
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