XXI
La tarde se paso entre ambos hermanos Higurashi, Rin y Sesshomaru, todos juntos comiendo galletas y tomando chocolate caliente, hablaron muy poco, de hecho, quien más charlaba era la pequeña Rin junto a Kagome.
Los días pasaron lento, el día de la graduación Kagome suspiró triste, deseaba tener a su madre junto a ella, pero entendía que debía mejorar, antes de partir había tomado una fotografía de su padre y le había dado un cálido beso, transmitiendo amor, Sota se había puesto un traje y tomó del brazo a su hermana, aquel día fue todo un galán, incluso la sacó a bailar en la fiesta posterior a la entrega de diplomas, sacando una sonrisa genuina en ella.
Los presentes encontraron aquel acto el más hermoso, Sango y Hojo habían sacado fotografías y grabado todo, más tarde le enviarían a su amiga las copias.
•••
Ahora se encontraban vistiéndose para ir a visitar a su madre, Kagome se recogió el cabello en una alta coleta y vistió con jeans blancos, una blusa de tirantes azul y sandalias, Sota usaba unos short verde, camiseta amarilla y zapatillas, pasaron a comprar helado y emprendieron el viaje.
Cuando llegaron, avisaron en recepción para saber si podían pasar, la enfermera se mostró preocupada y les agradeció el que fueran.
-¿Está todo bien con nuestra madre?- preguntó la mayor- nos está asustando
-Ella no ha querido comer, tampoco se levanta- se detuvieron en la puerta de Naomi- no teníamos su número, así que...no pudimos llamarlos antes.
Les abrió la puerta y solo vieron oscuridad, entraron y Sota fue hasta la ventana y abrió las cortinas, Kagome sacó la cobija que cubría a su madre y ambos quisieron llorar por como la vieron, sus ojos rojo, temblaba de pies a cabeza y aún tenía lágrimas en sus mejillas.
Sota y Kagome se acercaron a ella y la abrazaron, Naomi lloró aún más, abrazó a ambos y comenzó a pedir perdón, se separaron y Kagome fue por pañuelos para ella, Sota le llevó un vaso de agua y así ambos calmaron a la pobre mujer.
-Mamá, no debes pedirnos perdón- dijo Kagome- Sota me contó todo- Naomi miró preocupada a su hija, pero al verla sonreír se tranquilizó- me alegra que te des la oportunidad de ser feliz
-Kagome...- Naomi acarició el rostro de su hija, luego volteó hacia Sota, quien se sintió avergonzado por salir de allí el otro día- ¿cuál es tu miedo?
-Que olvides a papá- confesó agachando la mirada- temo, que un día te pregunte sobre él y no lo recuerdes
-Kenta ha sido el hombre más importante en mi vida, me dio una familia, un hogar y lo más importante- dijo haciendo que él la mirara- me dio amor, y ese amor, aun vive en mi, jamás lo olvidaré, lo prometo.
Sota se lanzó a los brazos de su madre y lloró en silencio, Kagome los miraba aguantando las ganas de llorar.
Aquel día, siguieron hablando y levantándo el ánimo de su madre, también les dijeron que dentro de dos días se podría ir a casa.
•••
Dos días después
Naomi estiró sus brazos y piernas, respiró hondo y siguió ordenando sus cosas, en unos minutos irían por ella y al fin, después de casi dos semana iría a su hogar, podría estar con sus hijos nuevamente y abrirían la pastelería sin problemas.
También pensaba en ir a charlar con Toga, Sota y Kagome estaban de acuerdo, claro que, su hijo aún no estaba del todo convencido, pero se estaba esforzando y le agradeció mucho.
•••
Al llegar a casa, lo primero que hizo fue dejar sus cosas en la habitación, se paseo por toda la casa, la había extrañado tanto.
Bajó a la sala estar, y vio a sus hijos charlando, se sentó junto a Sota, disfrutando como le contaban todo acerca del día de la graduación, se sintió un poco mal con Kagome, habría querido ir e incluso se disculpó por no hacerlo.
-Lo importante es que estas bien- dijo su hija mayor al momento de levantarse y sentarse junto a ella- además, Sango y Hojo tienen fotos, dijeron que dentro de unos días me las entregarían
-Voy a cuidar muy bien de esas fotos- acercó su mano al rostro de Kagome y quitó un mechón, lo puso tras la oreja y se quedó mirandola- estas tan grande, aún me parece que fue ayer cuando hiciste tu primer pastel
-Que vergonzoso aquel día- se sonrojó y cerró los ojos- quería sorprenderte
-Y vaya que lo hiciste- Naomi soltó una pequeña carcajada, Sota no entendía nada- tu hermana casi quema la cocina por no saber cuanto tiempo debía dejar el bizcocho en el horno
-Me dijiste que tu primer pastel había sido facil- le reclamó, tratando de no reír- ¿mamá llegó a ayudarte?
-Si, y papá se reía tras de mi- dijo recordando todo- quería hacer un pastel a mamá por que supe que estaba embarazada de ti.
Sota se sonrojó, le sonrió a ambas y se disculpó diciendo que se retiraría a su habitación, debía hacer tareas y ordenar.
Ambas mujeres se miraron y sonrieron, habían logrado ponerlo incómodo, siguieron hablando de como fue todo desde que había estado en el hospital, y Kagome se atrevió a preguntar que sintió cuando besó a Toga.
Una sensación calida y muy tierna
Así había descrito el beso, Toga no parecía ir más rápido con ella, simplemente parecía como si tratase de recordarla, como si fuera a ser su primer y último beso.
Kagome quería que su madre fuera feliz, deseaba que conociera un hombre que le regalara sonrisas y le brindará apoyo emocional, por que sabía, que aún dentro de ella había dolor, sufría en silencio cada minuto, y ahora, esperaba que él, Toga Taisho, entrara en el corazón de su madre y le hiciera tan feliz que su sonrisa no se apagara.
Las horas pasaron y decidió hablar a Inuyasha, preguntó la dirección de su padre, inventando como excusa que sabía el era el dueño de la empresa que quería comprar y demoler su pastelería, luego de media hora, pudo al fin conseguirla, iría mañana mismo junto a su madre para que ellos hablaran.
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