XLVIII
Diez días después de la partida de Sesshomaru
Kagome había logrado ingresar a Shippo a un jardín que lo cuidaría desde las 8:00 am hasta las 14:00 pm, podría ir a su clase sin faltas, también pensó en buscar otro empleo, su madre se haría cargo desde ahora, ya que decía que debía estar más pendiente de Shippo.
El pequeño había mostrado una indescriptible habilidad por dibujar, lo había visto cuando ordenaba su cuarto después de tres días sin Sesshomaru, Shippo escondió el cuaderno bajo su cama, quizá pensaba que era malo o que ella le iba a reprender, sintió lástima al imaginar que clases de palabras le habrían dicho esas arpías sobre sus dibujos.
Hoy tenia pensado hablar con él, no deseaba que le ocultara un talento innato, ella lo ayudaría a seguir mejorando.
Fue a lavar sus manos al final de la clase, hoy había aprendido a cocinar carne de vacuno en sus diferentes puntos, los acompañamientos y la decoración del plato. Fue directo a buscar a Shippo, lo llevó a casa y lo sentó en la mesa, puso el cuaderno de dibujos sobre la mesa y lo vio asustarse.
–¿Por qué lo escondes de mi?– le pregunto suave, para que no creyera estaba enojada– ¿temes que te regañe?
Shippo asintió mordiendo su labio, Kagome buscó en su bolso un folleto que le entregaron, lo dejó frente a Shippo quien lo miró esperando alguna respuesta.
–Está es una clase particular para pequeños artistas– abrió el folleto, donde había imágenes de niños y adolescentes dibujando– lo busque cuando vi tus dibujos– se sentó junto a él y le sonrió– puedes ir luego del jardín, solo tres horas, donde te enseñaran a pintar diferentes cosas hasta que veas cual se te da mejor.
–Cuando estaba en el orfanato me decían que era un tonto talento– le explicó jugando con sus manitas– me botaron mis lápices también
–Yo no te quitaré algo que se te da muy bien– lo abrazó y dio un beso en la frente– es más, cuando seas grande, serás un gran artista.
•••
Sus días eras muy alegres, en el jardín había logrado hacer amigos, los cuales llevaban sus juguetes y se los prestaban.
Kagome pasaba por él y lo llevaba a las clases de pintura, el primer día comenzaron con algo simple, dibujando frutas y pintandolas en acuarela, el segundo día hicieron paisajes, pintados en óleo, el tercero fueron personas y así hasta que descubrió que gustaba de pintar paisajes y personas.
Le enseñaron cada pincel y para que se usaba cada uno, los lápices y sus tonos para sombreado, era muy feliz al por fin hacer lo que más le gustaba.
•••
Tres meses desde la partida de Sesshomaru
Kagome tenía su cabello amarrado en una coleta alta mientras ayudaba a Kikyo a arreglar sus uñas, les ponía barniz transparente y las limaba mientras dos chicas hacían el peinado.
Luego llego el gran momento, debían poner el vestido de novia, las chicas esperaron que pusiera sus medias, las cuales se afirmaban desde sus bragas y después le pusieron el vestido, procurando no arruinar el cabello.
Kagome la felicitó, se veía hermosa, con un vestido sin mangas, en escote corazón y cola de sirena, tenía pequeñas perlas decorando la parte superior, después pusieron labial rojo y un collar de perlas.
–Estoy segura que Inu no aguantara hasta la luna de miel– dijo Kagome sacando una risa en Kikyo– estas hermosa
–Gracias– no eran muy amigas, de hecho, se sorprendió cuando ella le pidió ser dama de honor, normalmente se lo pedirías a una amiga o cuñada– y no puedo creer que después viene la boda de Sango y Hojo
Kagome solo asintió, aún no habían hablado, pero supo por Inuyasha, que su amiga estaba embarazada, no negaba que le dolió, siempre pensó que Sango le contaría todo, incluso cuando se enamorara, sabía que tendría que hablar con ella, pero aun no se sentía lista.
–Bueno, por ahora quédate aquí– miró el reloj, tenía media hora para vestirse– iré a vestirme y buscaré el ramo ¿ok?
Kikyo asintió mirándose al espejo, sus mejillas se sonrojaron al pensar que al fin estaría con el hombre que amaba.
Kagome llego a una habitación, donde estaba su vestido y tacones, fue a darse una ducha rápida, salio, seco su cuerpo y seco su cabello un poco, se puso unas medias y los tacones negros, el vestido era rojo y lo usaba sin sostén.
Su cabello lo tomó en un chongo que tenía mechones sueltos, puso dos pinzas con flores de loto, pinto sus ojos y se puso labial, aliso el vestido y salió con una sonrisa.
La ceremonia comenzaría, Kagome estaba en frente con el ramo, la música sonó y Kikyo entró del brazo de Toga, ya que sus padres habían muerto hace unos años, Inuyasha se veía nervioso, pero feliz.
Ella entrego el ramo y todo iba según los planes, de reojo pudo ver a Sango, mirándola fijamente, se estaba poniendo nerviosa, había llegado la hora de los votos matrimoniales y poner los anillos.
Por el pasillo, venía Rin, con un lindo vestido azul, su cabello peinado elegante y unas zapatillas negras con calcetas blancas, estaba muy alegre, quedó en medio de ambos e Inuyasha le sonrió, sacó uno de los anillos y mientras lo ponía en el dedo de Kikyo, dijo sus votos.
Kikyo hizo lo mismo, Rin había ido junto a Kagome, quien le dio una caricia en su cabello, cuando terminaron los votos vino el beso y Kagome le tapó los ojos a Rin mientras Naomi le tapó los ojos a Shippo.
Todos se levantaron aplaudiendo y celebrando, los novios voltearon y caminaron por el altar saludando a todos, Inuyasha tomó a Kikyo y le dio un beso antes de ir a la fiesta.
Kagome tomó la mano de Rin, fue por Shippo y los llevó al banquete, Toga, Naomi y Sota fueron con ella, mientras la molestaban preguntando cuando se casaría ella.
–¿Papá Sesshomaru se casará contigo?– y Shippo, inocente hizo la pregunta haciéndola sonrojar, cualquiera diría que la cabeza de Kagome explotaría.
–¡Que cosas dices!
–¡Tío Sesshomaru la hará muy feliz señorita Kagome!– acotó Rin saltándose y dando brincos– ¡y también tendrán hijos muy lindos!
–¡Rin por kami, de donde sacas eso!
Todos rieron por la cara que ponía, aún que no muy lejos de allí, Sango la miraba suspirando, era ahora o nunca.
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