Kagome había terminado de lavar toda la loza de la cena, Sesshomaru subió a arropar a Shippo, luego fue a la habitación y sacó su ropa, Kagome entró unos minutos más tarde.

–¿Que quieres hacer?– preguntó en doble sentido acercándose y cerrando la puerta– ¿algo en mente?

–Quiero...– mordió su labio, en un claro intento por seducirlo, comenzó a pasear su mano desde el pecho hasta el estómago, se pudo de puntillas y se acercó al oído– Quiero dormir

Se agachó y paso por el lado, riendo ante el rostro de él, quien apretó la mano y la miró seductor, Kagome se cambió a la pijama, se sentó en la cama y Sesshomaru la ayudó a recostarse.

La dejó de espalda y paso sus manos por su cadera y piernas, con una mano llevo las de ella arriba de su cabeza, se acercó a su cuello, aspirando su aroma, pasó su lengua, haciéndola estremecer, en su propio juego había caído.

–Hueles muy bien– alabó besando su pecho– y sabes muy bien

Con la mano libre, subió la parte superior del pijama, para después besar su estómago y bajar lentamente, le soltó las manos, y cuando creía que bajaría más, se recostó al lado y le dio un beso en la mejilla.

Kagome lo miró mal, estaba muy ansiosa por seguir, y él la dejaba con ganas, se puso de lado, escondió su rostro es el pecho de Sesshomaru, quien sonrió y la abrazó.

–Al menos te hice pensar en otra cosa– dijo acariciando su cabello– vamos a dormir

–Pero yo...– se tapó la boca al darse cuenta de lo que iba a decir, Sesshomaru preguntó que diría, ella negó y trató de cubrirse con las cobijas, le comenzó a hacer cosquillas, ella seguía sin decir nada.

–Dime, ¿que es lo que realmente quieres?– exigió respuesta viendo fijamente a sus ojos– dilo, Kagome

Su nombre se escuchaba tan bien en sus labios, que juraría podría tener un orgasmo, se mordió el labio y se acercó a su oído.

Quiero hacerlo

La sola mención de esas palabras, hicieron a Sesshomaru ponerse duro, se puso arriba otra vez, la besó comenzando a desnudar, Kagome le pasaba las manos por la cara, queriendo recordar cada parte de él.
•••

En la mañana, Sesshomaru despertó con una sonrisa, había dormido muy bien y con Kagome sobre su pecho, se movió despacio para no despertarla aún. Vio la hora, las 6:30 am, fue a darse un pequeño baño.

Al volver Kagome ya estaba en pie, vestida y con una sonrisa de alegría.

–Hoy estaré todo el día en la oficina– le avisó secando su cabello y cuerpo– puede que vaya a comer algo en la pastelería

–Bien– se dieron un corto beso antes de comenzar su rutina.

Ya en la pastelería, Kagome se amarro el cabello, puso a calentar agua y mientras hervía hizo aseo en el local, barría cada esquina, limpiaba las mesas y las sillas, después limpió los ventanales y el mostrador, quitó los pasteles que llevaban más de dos días y se puso a hacer más.

Como habían salido rápido, le hizo desayuno a Shippo y Sota, ambos estaban con ella, les dio chocolate caliente y unos muffins de ayer.

–¿Que dices si hacemos promoción dos por uno?– le pregunto a Sota mientras servía el chocolate– así no se pierden y puedo sacar pasteles mientras tanto

–¿Necesitas ayuda?

–Si por favor, pero dejaremos la puerta abierta por si llega alguien.

Comieron tranquilos, después Sota se arremango el poleron y ayudó a hacer la mezcla de los bizcochos, Kagome hizo la crema y Shippo, con un cuchillo de plástico costaba las cerezas y fresas.
•••

Sesshomaru anotaba una que otra cosa en una libreta mientras esperaba que llegarán sus inversionistas, la reunión comenzaría pronto, su secretaria entró con las carpetas pedidas por él, después llegó Renkotsu y así hasta el último de ellos.

–Bien, como dije, ya tengo planeado los tres edificios– decía mirándolos a todos– Renkotsu fue a ver el suelo y dijo estaba apto para construir, ahora solo faltan los planos y mano de obra

–Tenemos otro proyecto, y queremos que tu te hagas cargo– dijo un anciano ajustando su corbata– el proyecto es un hotel cinco estrellas, con vista panorámica, piscina y un spa– sacó un papel de su portafolios– será en Tokio, queremos que viajes dentro de una semana

–¡¿Una semana?!– gritó enojado, apenas y estaba comenzando un avance con Kagome, no deseaba dejarla sola– ¿Como diablos no me dijeron antes?

–Muchacho, hemos querido contactar contigo desde hace medio mes, no respondías y nadie aquí sabía dónde estabas

–Mi vida privada no es de su incumbencia

–¡Lo es si no nos presentas un proyecto después de cancelar el del centro comercial en las tiendas esas!– habló exaltado otro anciano– ¡no vengas ahora a decirnos eso, más te vale ir o te dejamos fuera!

Sesshomaru se levantó enojado y salió dando un portazo, Renkotsu fue tras él para tratar de calmarlo y que aceptara el trato, después de todo, era una gran oportunidad para su empresa.

Entró en la oficina viéndolo tomar la botella de Whisky y tomar directo de ella, sin vasos ni nada.

–¡Sesshomaru, por kami, deja eso!– le quitó la botella y la dejó en el mueble– ¿Crees que beber quitara los problemas?

–¡Esos viejos están decidiendo sin preguntar a nadie!

–¿Sabes quien los callará?– sonrió sentándose en el sofá, Sesshomaru lo miró imitando su acción de sentarse, negó esperando respuesta– Toga, a él jamás pudieron darle órdenes así como si nada

–¿Mi padre?– se puso a pensar que era verdad– pero aun así debería ir a Tokio

–Pero al menos, sabrás que aquí todo estará en orden y se seguirán tus indicaciones para la construcción de los hoteles

–Quizá tengas razón– tomó el teléfono  y mandó un mensaje a su padre para que fuera a la oficina– bien, yo iré a comer, dile a esos viejos que se larguen.

Renkotsu suspiró resignado, Sesshomaru no cambiaría, aún que sintió lástima por él y Kagome, apenas y llevaban un tiempo conociéndose y ya deberían separarse.