XL
Sota tomó otra rebanada, habían pedido una pizza de tocino, jamón y extra queso, disfrutaban en un local de comida rápida, era la primera vez que Sesshomaru iba a un lugar así, y debía decir, que se sentía muy bien, no era necesario tantos modales, la etiqueta no estaba definida y sobre todo, estaba con dos person‐as que hacía agradable su comida.
–Que exquisita– dijo Kagome suspirando y bebiendo refresco de naranja– extrañaba comer pizza de este lugar
–Encuentro más rica la pizza que haces en casa hermana– habló Sota limpiando su boca y manos– un día deberías hacer para que Sesshomaru la pruebe
El nombrado levantó la mirada, estaba muy ensimismado comiendo y no prestó mucha atención realmente, Sota lo miraba esperando una respuesta, y al ver sus ojos de suplica asintió.
–¡Bien, tengo su apoyo!– celebró volteando hacia su hermana– ¡así seguro y lo enamoras más!
Kagome se ahogó con el refresco, Sesshomaru la miraba esperando respuesta, pero solo miró a otro lado.
•••
Dos días habías pasado, la asistente social había ido hace un día, evaluó el hogar, Kagome le mostró la pieza que habían estado arreglando para el pequeño, la cual pintaron al llegar a casa después de la pizza, la mujer parecía anotar cada detalle, después les dio una tarjeta con una hora para exámenes mentales y físicos.
Los habían dejado ir a visitar a Shippo, así que ahora se vestían para ir, Sota se había quedado es casa a esperar a Moe, Kagome le había dejado pastel y jugo enfriando, Sesshomaru buscaba sus llaves mientras terminaba de poner su chaqueta, salieron de la casa y ella se veía muy emocionada.
Llegaron después de diez minutos, Kagome bajó rápido y fue directo a al puerta.
–Cálmate, él está bien– dijo Sesshomaru tras ella– vamos juntos.
Como todo caballero, le abrió la puerta para que entrará primero, ella agradeció el gesto y una vez adentro, le tomó del brazo, fueron a recepción y esperaron a que llevaran a Shippo.
Apenas vio a los dos adultos, el pequeño corrió a abrazar a Kagome, ella correspondió el gesto, besó su cabello y mejillas, lo había extrañado, Sesshomaru, quien no había dicho o hecho algo, notó como Shippo afirmaba sus mangas y tenia sus ojitos medio hinchados, sin preguntar, lo tomó en brazos, asustando a Kagome, quien se levantó y preguntó que pasaba.
–¿Te hicieron algo?– el mayor notó como las cuidadoras se miraban entre sí y Shippo después de segundos negó– ¿puedes mostrar tus brazos?
–¿A que se debe todo esto?– preguntó extrañada Kagome, quien veía al pequeño negar casi al borde de las lágrimas– Shippo ¿Estas bien?
Sesshomaru chasqueo la lengua, lo dejó sentado sobre uno de sus brazos y con la mano libre subió la chaqueta y camiseta, mostrando moretones en la zona, Kagome se acercó a mirar, vio las lágrimas caer del rostro de Shippo y ella quiso golpear a quien le haya hecho aquello.
–Solo...quería cuidar su cadena– dijo sollozando mientras abría su manita dejándola a la vista– querían quitármela
Sesshomaru tomó la cadena, la guardó y cubrió el brazo del menor, tomó a Kagome de la mano y comenzó a caminar a la salida, las cuidadoras le amenazaron de llamar a la policía por secuestro.
‐¿Usted llamas a la policía?– habló tan frívolo, que ellas contuvieron el aire– y se puede saber ¿que demonios les dirá?
¿Que golpeó al pequeño por unos cuantos dólares? ¿Que le dejo evidentes marcas en sus brazos, aún sabiendo que un Taisho es quien lo adoptará?
Ambas cuidadoras no sabían que decir, muy tarde se habían dado cuenta a quien trataron de robar.
–Me llevaré al niño, la próxima vez que nos veamos, usted estará en la corte– dijo haciendo salir a Kagome– haré que nunca en su vida vuelva a tener trabajo.
Con esas últimas palabras salió y dejó a todas asustadas, estaban arruinados, jamás se habrían imaginado algo así, Sesshomaru por su parte, sintió el abrazo del menor, quien lloraba y le agradecía, subieron al vehículo, el cual ahora tenía una silla alzadora para transportar al menor.
–¿Ahora que haremos?– preguntó Kagome mientras comenzaban un nuevo viaje– me alegra tenerlo aquí, pero deseo que todo sea legal
–Nankurunaisa– escuchó a Sesshomaru, quien la miraba ya más tranquilo, estaban con semáforo en rojo, así que aprovecho de pensar– iremos a denunciarlos, seguramente nos darán alguna opción para continuar la adopción
–Quiero estar con ustedes– habló Shippo mirándolos– no quiero volver allá
–No lo harás– aseguró Sesshomaru doblando en la esquina para dirigirse a una comisaría– si es necesario sobornar, lo haré.
Kagome volteó para sonreirle al menor, mientras pensaba como hacer para que al menos, lo dejaran quedar con ella en su hogar.
Quien bajo a charlar fue Sesshomaru, mientras ella abría un paquete de galletas que le había comprado, su estómago había rugido y Shippo se sonrojó, no había comido, se le había quitado el hambre cuando las cuidadoras le dijeron que irían a visitarlo, solo deseaba ver a Kagome.
Kagome bajó del auto al ver a Sesshomaru y un oficial acercarse, se puso frente a la puerta de atrás asustada que se lo fueran a llevar.
–Tranquila, solo vienen para que Shippo diga que pasó– la calmó Sesshomaru– y también, dejaran que nos lo quedemos mientras aceleran la adopción
–¡Muchas gracias!– lo abrazó, soltó algunas lágrimas de felicidad– ¡es la mejor noticia del día!
–Ejem...– interrumpió el oficial, haciendo que soltara a Sesshomaru y fuera por Shippo– bien pequeño, ¿puedes decirme que paso para ayudarte a ir con ellos?
Shippo relato, lo mejor que pudo, que después de que Sesshomaru le diera la cadena, las cuidadoras le estuvieron siguiendo cada día, un día antes que fueran de visita, ellas urgaban su mesita de noche, en busca de la cadena, al no encontrarla, hicieron forcejeo con él, lastimando sus brazos, levantó las mangas mostrando los moretones, los dedos se notaban allí, Kagome lloró, si tan solo ella hubiera insistido, quizá no habría pasado.
–Bien, con esto podremos clausurar el lugar, también habrá que hacer demanda por maltrato infantil y así, ellas no conseguirán trabajo de niñera o cuidadoras– dijo el oficial anotando todo lo dicho en una hoja– ahora, pueden llevarse al niño, pero por favor, déjenos su número para informar sobre la adopción.
Kagome tomó el lápiz que le entregaban y anoto su número, después tomó a Shippo y volvió a ponerlo es la silla, volvieron a casa contentos, estarían juntos, y Kagome decidió que haría una exquisita cena para celebrarlo.
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