XIII
Recuerdos Familia Taisho
Cuando Sesshomaru tenía 4 años nació Inuyasha, recordaba que su padre estaba feliz, y la verdad era que él también, le gustaba molestar al bebé tocando sus mejillas y escucharlo llorar.
Tres años más tarde había nacido su querida hermana Shiori, la única mujer, pero el embarazo y el parto fueron complicados, Izayoi había muerto dos horas después de dar a luz, le pidió a Toga, quien sostenía a la pequeña Shiori y lloraba, que cuidara muy bien de todos, le hizo prometer que no se dejaría vencer por el dolor, y a Sesshomaru, le pidió que como hermano mayor, protegiera a la pequeña y a Inuyasha, y que jamás la olvidara.
Los años pasaban lentamente, Toga no había perdido su sonrisa, pero Sesshomaru sabía que había dolor en su corazón, sabía que aún recordaba la débil sonrisa que regaló su madre antes de cerrar los ojos para ya no abrirlos jamás.
Inuyasha preguntaba por Izayoi, pidiendo verla y que jugará con él, Toga trataba de cambiar el tema y mandaba a Sesshomaru a jugar.
A sus 11 años comenzó a cambiar su actitud, era molestado por no tener madre y un día simplemente se aburrió, golpeó al niño que lo molestaba y no paró hasta que le escuchó pedir perdón entre lágrimas, fue llevado a dirección, con una suspensión de dos semanas, su padre le regañó y castigó.
Ahora se encontraba jugando video juegos a la espera de ir por Inuyasha a su escuela, en el camino pasaban por la guardería de Shiori y luego de vuelta a casa, como estaría dos semanas en casa, su padre le dio la tarea de cuidar a sus hermanos.
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-¡Hermano!- la voz de Inuyasha lo sacó de sus pensamientos, ¿tan distraído iba que no se percató del semáforo en rojo?- ¿Estas bien?
-Si, gracias Inuyasha- acarició la cabeza de su hermano y siguieron su camino.
Shiori tenía la apariencia de Izayoi, su cabello largo y negro, ojos grandes y llenos de emoción, un brillo de inocencia y una calidez que hacia a cualquiera quedar encantado con solo verla, ahora se encontraba jugando con una niña a las muñecas, sus mejillas tenían un suave tono rosa por la alegría y estar en el calor.
Inuyasha fue hasta ella y la sorprendió con un abrazo, Shiori estalló en carcajadas, amaba cuando sus hermanos jugaban o le hacían cariño, Sesshomaru fue a buscar su mochila y luego los llevó a ambos por un helado, el día era agradable y quería olvidar el mal momento que había vivido en su escuela.
Shiori pidió un helado de fresas, Inuyasha de chocolate y Sesshomaru de pistacho, caminaron con la pequeña en medio y llegaron a casa justo a tiempo que llegaba su padre, Toga soltó su maletín al ver a Shiori saltar para darle un abrazo.
Entraron y los dos menores fueron a darse un baño, Toga cambió su ropa y Sesshomaru limpió la sala donde había estado jugando.
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Los años siguieron pasando, ahora Sesshomaru tenía 17 años, estaba por terminar sus estudios y pronto ayudaría a su padre en la empresa, había conocido a una chica de su edad, ella era linda, tenía un carácter fuerte y siempre trataba de buscar su atención.
Había ganado la fama de ser el mejor de la clase y también una persona seria, no se le había visto con una mujer y en su momento llegaron a creer que era gay, incluso su padre le preguntó si tenía pensado buscar a alguien con quien pasar su vida, le contó la historia de cómo conoció a su madre y esas cursilerias, él no era de demostrar cariño abiertamente, tampoco de palabras, sus detalles eran pequeños, desde una sonrisa hasta un te quiero, jamás en lo que recordaba había dicho un te amo a alguien que no fuera su madre o hermana.
Inuyasha estaba en plena niñez, disfrutaba sus días jugando después de estudiar y los fines de semana pasaba una agradable junta familiar, su padre estaba tan ausente, que sólo le veian para cenar y uno o dos domingos al mes.
Shiori como toda niña, prefería las muñecas, sus amigas la invitaban a pijamadas y ella gustosa e ilusionada pedía permiso a su padre, quien le decía que si.
Toga y Sesshomaru siempre miraban con nostalgia a Shiori, su sonrisa les recordaba a Izayoi, sus ojos llenos de vida les alegraban sus días, pero nunca sabían que responder ante la pregunta que cada noche ella hacía, ¿Mamá murió por mi culpa? ya habían hablado con ella, pero su tristeza era vista en los ojos opacados por las lágrimas o decepción al siquiera tener un recuerdo de ella, e Inuyasha, sentía que cada día perdía la imagen de su madre, ahora en su mente solo se encontraba su silueta y su voz cantándole una suave tonada.
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Toga se había quedado en casa, debía recibir un paquete y también terminaría unos cuantos documentos que requieran su revisión.
El sonido del timbre lo sacó de sus pensamientos, dejó la carpeta que revisaba y fue a abrir pensando que era el paquete, pero al abrir no encontró nada, miró en todas las direcciones y cuando estaba por cerrar, escuchó un llanto, en el suelo había una cesta con un bebé, sorprendido y preocupado entró y llamó a la nana.
Una nota había sido encontrada pidiendo que cuidarán bien de ella, su nombre era Rin, no había nada más escrito, Toga decidió llevarla al hospital para que la revisaran, pidió información con respecto a los padres o algun familiar, pero lastimosamente la política del hospital impedía revelar esa información, así que decidió adoptarla, no deseaba que fuera a un horfanato, esos lugares no le daban nada de confianza.
Una vez en casa, encontró a sus tres hijos peleando por quien elegiría la película aquella noche, pero los interrumpió para informarles de la nueva integrante, todos estuvieron de acuerdo, sobre todo Shiori, quien estaba ilusionada por una nueva mujer en casa.
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Inuyasha era quien más se apegó a Rin, por eso a sus 18 años pidió ser tutor legal de ella, Toga como sabía que pasaría más tiempo fuera de casa que con ella aceptó, Sesshomaru no se opuso, puesto que había comenzado a trabajar con su padre y tampoco estaría en casa, Shiori aún era muy pequeña, así que ella solo se encargaba de jugar y mimar a su, ahora, sobrina.
Pero, esta vida era injusta, siempre pasa algo que nos hace sufrir, cuestionarnos si pudimos hacer algo para evitar que nada pasara, para salvar o siquiera acompañar a quien salió dañado.
En una tarde de verano, cuando el sol estaba en su mayor esplendor y todos querían disfrutar un rico helado o bebida bien fría, Shiori, quien apenas y cumpliría 15, decidió salir con sus amigas, recorrieron centros comerciales, pastelerías y una que otra tienda de maquillajes, fueron al hogar de una de sus amigas, avisó a todos que llegaría mañana por la tarde.
Algo dentro de Sesshomaru le decía que no la dejara, que como hermano mayor usará su autoridad y le dijera que iría por ella, pero sus pensamientos fueron opacados por los inversionistas que comenzaron a llegar.
Ya entrada la noche, cuando habían cenado y estaban por dormir, Toga recibió la llamada de Haru, amiga de su hija y con quien suponía estaría, pero solo llamó para preguntar si Shiori había llegado bien, ya que no contestaba su celular y pensaba que era por que se había enojado con ellas, Toga apretó el teléfono y preguntó hace cuanto se suponía se había ido de su casa, cuatro horas, aquello le provocó un muy mal sabor de boca, un dolor en su pecho y colgó.
-¡Sesshomaru, Inuyasha!- gritó mientras se ponía una playera y zapatos, sus hijos entraron rápidamente- ¿alguno a hablado con Shiori?
-Su último mensaje decía que estaría con sus amigas- dijo Inuyasha mostrando su celular, temiendo lo peor fue corriendo a su habitación y se vistió.
Sesshomaru la llamaba, pero no respondía, los tres salieron a buscarla y dejaron a Rin con su vecina, llamaron a la policía y estos mandaron a tres patrullas, se les entregó una fotografía para que fuera más rápido encontrarla.
Durante tres horas revisaron cada rincón de aquella enorme ciudad, pero no encontraban nada y cuando iban a buscar por los alrededores, una de las patrullas les informo del hallazgo de un cuerpo, en un callejón lejos del centro de la ciudad, Toga condujo a toda velocidad sin importarle cuanto reclamaban los demás conductores.
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De rodillas ante la tumba de Shiori, Toga pedía perdón tanto a su hija como a su difunta esposa, lloró sin importarle si lo veían, la imagen jamás se borraría, su pequeño cuerpo sin vida, su ropa rasgada en clara señal de abuso y sus preciosos ojos sin brillo, hinchados de seguro por llorar, marcas en su cuello y sangre escurría por sus piernas.
Todo por que un maldito ebrio la encontró sola, Sesshomaru se recriminó el no seguir sus intuición e ir por ella, Inuyasha solo consolaba a Rin, quien lloraba y pedía a su amada tía.
El sujeto había sido encontrado, sus huellas fueron encontradas en el ladrillo que usó para acabar con la vida de Shiori, Sesshomaru sin importarle nada, fue tras él y lo golpeó hasta que llegaron los policías, quienes lo tuvieron que arrestar, pero ya nada importaba, les había quitado una parte importante de su vida y también lloró.
Toga pagó la fianza y pensando que le iba a recriminar, se mostró sorprendido cuando él solo dijo "la verdad esperaba ser yo quien le rompiera la nariz y una costilla, pero te adelantaste".
Desde ese día, la familia Taisho se alejó y separó aún más, Toga se fue de viaje, dejando a cargo a Sesshomaru de la empresa, Inuyasha se mudó a un apartamento con Rin y su novia Kikyo, Sesshomaru solo se pasaba sus días bebiendo y trabajando.
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