Prólogo

Kagome Higurashi siempre a dicho que es feliz, no nació en cuna de oro, pero su madre siempre se esforzó en darle lo mejor, a ella y su hermano Sota, siempre agradecida de que su madre esté aún con ella, que su hermano sea tan comprensivo cuando se habla de temas delicados y cuando no se le puede dar algo.

A sus dieciséis tuvo un novio llamado Hojo, el era muy atento y habían sido amigos de infancia, y también fue esa la razón por la que terminaron, vieron que su relación funcionaba mejor como amigos, se contaban secretos y también se apoyaban mutuamente cuando el otro los necesitaba.

También tenía una amiga, Sango quien era su confidente y amiga de travesuras, claro que nada grave, se escapaban a la disco cuando su madre estaba dormida o simplemente se saltaban una que otra clase, eso no era malo ¿o si?.

Pero como suele pasar siempre, las cosas buenas no duran para siempre, a sus veinte años, tuvo que hacerse cargo de la pastelería de su madre, ya que ella cayó enferma y pasó cerca se dos semanas en el hospital, ahora debía estudiar y en las tardes encargarse del negocio.

Desde pequeña su padre y madre le enseñaron a cocinar, preparar pasteles y también a amar, creció con la imagen de su padre haciendo feliz a su madre hasta el día de su muerte, era un soldado, sabía que debían estar preparados para cualquier noticia buena o mala, pero realmente jamás se esta preparado, la noticia llegó un día frío de invierno, aquel día lloró junto a su madre y un pequeño Sota de dos años.

Recordaba a su madre salir adelante cada día, con una expresión de tristeza en su rostro, pero a pesar de eso siempre le decía "nankurunaisa", jamás supo que significaba, hasta ahora, con veintidós años seguía sin saber que era, nunca preguntó o investigó, pues estaba muy ocupada encargándose de la pastelería, sus estudios, su madre que parecía no querer mejorar y de su hermano.

Cuando pensaba que todo estaba mejorando, fue que lo conoció, Sesshomaru Taisho, un hombre de unos veinticinco años, quien conseguía todo lo que quería, siempre, pero ella no se dejaría intimidar por el, lucharía por conservar lo que el tanto queria arrebatarle, no le dejaría las cosas fáciles, o no, claro que no, ella no era como las demás, que iban tras el solo para llamar su atención, ella pelearía por lo que quería.

Pero, ¿cómo hacerlo si tu corazón te traiciona, si comienza a palpitar tan aceleradamente por quien no debería?, incluso recordaba que el en algún momento también le escuchó decir la palabra de su madre, no le tomó importancia, ella seguiría luchando.

Y el, no se rendiría ante los caprichos de una "niña", como el le decía, siempre conseguía lo que quería, ¿por qué debería ser diferente con ella?, su hermano le aconsejó no luchar contra ella, pero como siempre hizo caso omiso a aquellas palabras, y con el tiempo se arrepintió, por una vez en su vida, de no escuchar las palabras de Inuyasha.