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I

La pastelería Shikon era una de las más famosas, siempre se veía a las personas entrar mal y salir con una sonrisa de aquel lugar, ¿la razón?, pues la dueña del lugar tenía por costumbre siempre sacar una sonrisa en sus clientes, y su hija también hacía lo mismo, siempre atendiendo con una sonrisa en su rostro, dispuesta a escuchar tus problemas y también a dar consejos.

Naomi Higurashi siempre le decía a Kagome "aún que no lo creas, un simple saludo o un tenga buen día, puede alegrar a cualquiera", al principio no lo creía, pero luego de años de ver a su madre saludar y despedirse de los clientes con una linda sonrisa y un "tenga buen día" notó que ella tenía razón, pues cada persona que entraba salía contenta.

Con el tiempo ella también hacía lo mismo, y cuando su madre cayó enferma tuvo que tomar su lugar, los días que tenía libre, llegaba a las cinco de la mañana para hacer los pasteles, en decorarlos y ponerlos en el mostrador le daban las siete, hora de abrir, en las mañana siempre era lo mismo, empresarios y estudiantes pidiendo un café y un trozo de pastel, dangos o cupcakes.

-Buenos días Kagome- le saludaban los abuelitos que amaban ir a pasar una grata compañía junto a ella, quien siempre les regalaba un cupcakes de chocolate.

-Buenos días, ¿hoy si aceptarías mi cita?-volteó a ver al hombre que cada día le pedía lo mismo- sabes que no me voy a rendir
-Lo sé, y sabes que yo no aceptaré- dijo mirándolo con un media sonrisa- ¿quieres lo mismo de siempre, Bankotsu?- dijo sirviéndole un café con crema y un trozo de pastel de fresas
-Tsk, no me aceptas a mi- dijo tomando asiento frente a ella- ¿pero fuiste novia de Hojo?- tomó un trozo de pastel y se lo llevó a la boca- soy mejor que el
-Si, lo que digas- fue hacia las personas que acababan de entrar- muy buenos días, ¿qué desean ordenar?- preguntó con una sonrisa que hizo sonrojar a los presentes
-Dangos y dos café americano, por favor
-Enseguida

Fue por las tazas y se dedicó a preparar el café, luego las puso en una bandeja y fue por los dangos, les llevó su pedido a la mesa y volvió al mostrador.

Así era su día a día, atender personas, rechazar a Bankotsu y a la hora de cerrar, se dedicaba a hacer el aseo de la pastelería y luego al llegar a su hogar se dedicaba a hacer su tarea.
***
Otro día de universidad, llegaba temprano para lograr terminar el resto de tareas, vio a Sango y Hojo acercarse a ella, les saludó con una sonrisa y un beso en la mejilla.

-Kag, no puedes seguir así- le decía Sango preocupada- debes contratar a alguien que se haga cargo de la pastelería
-Sabes que no me gusta la idea- reprochó inmediatamente- ya queda poco para graduarme, así ya no tendré tantas responsabilidades
-Pero que testaruda eres- decía Sango mientras se llevaba una mano a la cabeza- Hojo dile algo, puede que te haga caso
-¿A mi?- el nombrado la miró risueño- es a quien menos escucha, aún cuando fuimos novios
-Ya se quien era el hombre de la relación entonces- Sango lo miró riendo
-Bueno, ¿podemos cambiar de tema?
-Si, esta bien- Hojo sacó su celular y buscó una imagen en el- mira, este es mi nuevo gato- se podía apreciar un pequeño gato blanco con las patitas y cola negras
-¡Kyaa!- Kagome le arrebató el celular en cuestión de segundos- ¡es hermoso!, ¿cómo se llama?
-Botitas
-Que original ¿no?- Sango miraba con amor al pequeño- ¿qué tal si los juntamos?- los dos la miraron mientras Kagome le devolvía su celular a Hojo- podríamos juntar a Buyo, Kirara y Botitas un día, así se integra a la familia
-¡Que gran idea!- apoyó su amiga- ¿podría ser el fin de semana?
-¿Y la pastelería?
-Mamá me dijo que llevaría a Sota para que le ayudara- fueron a sus asientos para esperar el comienzo de las clases- tendré un día libre, ¿lo merezco no?
-Pues si, llevas dos años en aquella tienda y nunca has tenido un día de descanso

Las clases seguían normales, estudiaba gastronomía, le faltaban tres meses para graduarse y luego de eso se dedicaría a la pastelería Shikon para ayudar a su madre, aún debía pagar los remedios y pagar los estudios de Sota.

Salió a las doce de la universidad, estaba a media hora de la tienda, así que se fue caminando, después de todo el horario de tarde era de 13:00 a las 22:00, tenía tiempo de llegar y dejar haciendo los bizcochos y cupcakes, la primera hora era la más lenta y le daba tiempo de hacer aseo y otras cosas.

Al llegar vio a una anciana junto a un chico de su edad, los reconoció de inmediato, debían estar aquí por su pedido.

-Hola- saludó una vez estuvo junto a ellos- de inmediato traigo su pedido
-Muchas gracias Kagome- dijo la anciana regalándole una sonrisa- tus pasteles son los mejores, no me extraña que Rin quiera uno para su cumpleaños
-Gracias, ¿cómo ha estado usted, Kaede?- interrogó mientras entraban en la pastelería e iba en busca del pastel
-Mejor que nunca- aseguró y miró al chico que venía con ella- ¿el pastel está pagado?
-Si, no te preocupes anciana- respondió sin mirarla ya que estaba respondiendo un mensaje- ¿me puedes dar dangos también para llevar?
-Por supuesto Inuyasha- dejó el pastel en el mueble y fue por los dangos- ¿algo más?
-No, eso es todo, ten- le dejó el dinero en la mano y tomó el pastel junto a los dangos- gracias por todo, adiós
-Adios, salude a Rin de mi parte

Cuando se fueron fue a la cocina y se puso un delantal que tenía un pollito en el pecho, se recogió el cabello y comenzó a hacer la mezcla para los bizcochos, haría de naranja, chocolate y limón, los cupcakes esta vez los haría de colores del arcoíris.

Amaba esto, se sentía tan libre al hacer pasteles, después de todo ella decidía como los decoraba, claro, a excepción de cuando le hacían pedidos, pero amaba aquella libertad por elegir ella que hacer y como hacerlo.

Cuando dejó los moldes con la mezcla dentro del horno, fue a limpiar las mesas del local, barrio un poco y limpio las ventanas, miró la hora y debía abrir, sacó el letrero y en la puerta de leia el "Bienvenidos", dejó las puertas de la cocina abiertas para ver si llegaba algún cliente mientras ella decoraba.
***
El día había sido bueno, la gente siempre la halagaba por sus deliciosos pasteles y por la manera de atender, asegurando que no en todos lados era así.

Los días seguían pasando y el fin de semana llegó, hoy se juntaria con Sango y Hojo en el parque, debía llevar a Buyo para que conociera a su nuevo amigo.

Se dio una ducha y se cambió de ropa, se vistió con unos shorts azules y una blusa de tirantes negras, unas convers del mismo color y una coleta alta, fue por su gato y salió en dirección al parque.

Cuando llegó los vio a los pies de un árbol sentados en una manta, Sango tenía a Kirara, una gatita amarilla con las patitas negras, recostada en su regazo, Hojo jugaba con Botitas quien le mordía la mano y estaba recostado a un lado de él.

-Lamento la demora- dijo apenas llegó a su lado- pero Buyo no quería venir- dijo mostrando un rasguño en su brazo- ¿qué haremos?- consultó sentándose junto a Hojo- ¿puedo tomarlo?- dejó a Buyo a un lado y se concentró en Botitas
-Por supuesto Higurashi- Hojo tomó al pequeño y se lo entregó- solo ten cuidado, le encanta mor..- no terminó de hablar ya que vio sorprendido con su gato estaba feliz y le ronroneaba a Kagome- bueno, veo que solo me odia a mi
-No te odia- dijo Kagome dandole una palmadita en la espalda- solo es...- realmente no sabía cómo consolarlo

Pasaron el día entero viendo a sus mascotas jugar, habían llevado comida así que hicieron un picnic, ya entrada la noche se fueron a sus hogares, primero fueron a dejar a Sango y después Hojo llevó a Kagome a su casa, se despidieron y ella entró.

En la entrada estaba el correo, eran pocas cartas la que había, de seguro se trataba de cuentas de luz y agua y una que otra promoción de algún producto, siempre era así, aunque una llamó su atención, estaba en un sonre amarillo y era se Totosai, el dueño del local que les arrendaba la pastelería.

Se sentó en el comedor y abrió el sobre, dentro había una carta y comenzó a leerla, no podía creer lo que leía, ¿esto era acaso una broma?, Totosai no podía hacerles esto, no podía quitarles la tienda, dependían de ella.

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