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Seitarou×Jyugo

¿ya lo procesaron? ¿ya se les pasó el impacto?

Bien :)


Debo agregar que me inspire en el capitulo de un fic 1115 llamado ESCAPE

Ah, una pregunta: ¿cómo conocieron Nanbaka? Yo vi la portada en la app de JKAnimado, me llamó la atención los colores y el nombre, lo guarde para ver más tarde y cuando pude lo vi XD

Pareja pedida por: -WhoEijunSawamura-

¡Disfrute!

●~~~●~~~●

"Bajo efectos de...Nico"

Miraba atravez de las pantallas. A aquellos hermosos cabellos negros moverse con el viento. Sus bellos ojos expresaban adrenalina y conservaban aquel brillo característico de él

Lo amaba, con todas sus fuerzas, lo amaba

No entendía como lo hizo, solo llegó a verle de un modo perfecto en aquellos meses que llevaba como guardia en aquella formidable prisión. Lo amaba como nunca amó. Pero... mal decía el ser tan él. Tan débil, no podía ni verlo a los ojos antes de desviar la mirada por vergüenza o porque empezaba a molestarlo por ser tan guapo

Hey...

Lo consideraba guapo

Sonrió bobamente al pensar en ello. Pero volvió a caer en la realidad al ver como a su amado era arrastrado a su celda por el supervisor del ala. Un mal sentimiento se apoderó de su pecho. Celos
No quería verlo con nadie más y se volvía a sentir impotente. No podía oponerse a nada pues... no era nada para el menor

Varias lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. No sería lo suficiente para él, lo tenía en claro. Jamás sería perfecto

~●~

-¿le sucede algo? -preguntó el peliverde

-no no, estoy muy bien -sonrió forzadamente Seitarou

Estaban en el consultorio del médico. Era la consulta semanal del recluso 25 y fue Seitarou quien decidió acompañarlo. El doctor había ido por medicinas al labora de su esposa, el problema era que estaba tardando demasiado y Seitarou se sentía nervioso por estar tanto tiempo con aquel recluso sin sus medicinas. Sabía que nada bueno podría pasar si estaba en aquel estado

Luego de más de media hora, el doctor volvió con una caja llena de medicamentos. Abrió los ojos cual platos al ver al guardia desmayado en el piso y Nico al lado suyo

-¿¡Qué sucedió!? -preguntó alertado mientras se aproximaba a ellos

-y-yo solo-o estornudé -musitó el menor

Sabía que algo malo ocurría, pues los efectos del estadounidense no llegaban a tales extremos. Sin dudar, llamó al supervisor del ala, quien no tardó más de 10 minutos en llegar al consultorio
Cuando llegó, Seitarou estaba en una camilla sin su gorro ni chaqueta. El doctor explicó la situación y no sabía que pasaría ahora con él. No bastaron más minutos para que Seitarou comenzara a dar señales de vida. Todos vieron como lentamente abría sus carmesí ojos...

No

¿carmesí? Deberían ser magenta

-¿por qué mierda me miran así, perras?

~●~

La alerta resonaba por toda el ala. Un recluso se fugaba y no era de sorprender quien era

Jyugo corría y esquivaba trampas sin cesar. Amaba el sentir aquella adrenalina de escapar recorrer sus venas. Era invencible en esos momentos, claro, hasta que escuchó pasos tras de él

-"Hajime" -pensó el azabache

Inclusive, las siguientes palabras:

-¡¡bastardo, vuelve aquí, maldita sea!!

Se las esperaba del supervisor del ala. Pero su sorpresa fue mayor al escuchar aquella delicada voz ladrar con furia
Volvió a ver, sin dejar de correr, para comprobar que estaba imaginando y que no era quien creía que era. Era él, era aquel tímido guardia de celestes cabellos quien le perseguía y echaba humo de la rabia

-¡¡recluso quince!! -gritó apresurando el paso

No bastaron muchos instantes para que el guardia lograra alcanzarle. Lo tomó del cuello del traje y lo azotó contra la pared. El golpe fue tal que el sonido del impacto logró escucharse a varios metros a la distancia

-¿creíste que te escaparías, pequeña basura? -le murmuró en el oído ajeno. Sus palabras eran venenosas- estabas muy equivocado, bastardo

-¡suéltame! -exigió el menor tratando de liberarse del agarre, sin mirarlo a los ojos, pues ese color le intimidaba bastante

Sabia algo estaba mal, pero no estaba dispuesto a averiguarlo en ese entonces

-recluso quince -llamó- mírame a los ojos -le ordenó, orden que fue ignorada descaradamente por el contrario- ¡mírame a los ojos, maldita sea! -le sacudió molesto

Jyugo suspiró y alzó la mirada para toparse con os orbes carmesís. Ahora podía ser un matón, pudo haber cambiado en su personalidad, aun así, su corazón latió con más intensidad al ver directamente a los ojos a aquel heterocromatico. Ese sentimiento seguía presente. La forma de demostrarlo no

Sin previo aviso, besó al menor con desesperación y cierta rudeza. Jyugo se sorprendió bastante, aun así, forcejeaba. Pero, mientras más forcejeaba, mayor era la presión que el mayor ejercía sobre él, besándolo con pasión, introduciendo su lengua en la cavidad bucal, explotándola a su antojo. Al cabo de unos instantes, el mayor dejó los labios ajenos y lo volvió a ver los ojos. No pudo evitar notar el notable sonrojo en el menor y ese hilo de saliva deslizarse fuera de sus labios. Solo hacía ver al menor con más lujuria. Lo volvió a besar con menos severidad; sin embargo no duró mucho ese beso, pues el mayor comenzó a deslizar sus besos hacia el cuello del menor, o bueno, lo que había de cuello sin grillete. Dejo de ejercer presión en sus extremidades y eso lo notó Jyugo, quien aprovechó a empujó y de paso, golpearle en el rostro. Si ese golpe lo hubiera recibido el día anterior, seguro lloraba por aquello, mas ahora, apenas se inmutó y lo tomó del grillete del cuello y lo acercó a él

-si vuelves a escapar, te juro que te violo, cabrón -le susurró molesto mientras reestablecia la distancia entre ellos y le esposaba

Sin dejar que este saliera del shock, Seitarou lo escoltó a su celda con una sonrisa de oreja a oreja, pero era un tanto siniestra. Mientras el recluso temblaba levemente por aquel episodio tan... raro.

~●~

El ambiente en la sala de guardias era bastante pesada. Hacia tan solo unos momentos, el de azules cabellos les gritó, hecho una bola de furia, que dejaran de hablar de bobadas.

Estaban preocupados por él. Querian de regreso al tierno e inofensivo guardia. Mas el doctor les explicó que no sabia como tratarlo, jamás habia pasado algo asi con el recluso 1325. Y menos sabía cuando es que volvería a la normalidad por si sólo.

Los almuerzos así se prologaron por varias semanas en que el menor de los guardias era tan agresivo, tanto asi que ya tuvo VARIAS discusiones acoloradas con el supervisor del ala.
Y las cosas raras no solo se quedaba allí. El recluso con un record invatible de escapes, no ha escapado.
No lo ha siquiera intentado. Su rostro se veía tan atemorizado siquiera al pensar en una fuga. Ahora le tenía miedo a Seitarou, a su comportamiento y a aquel beso que tanto le gustó, no, le encantó, seguido de la amenaza que lo dejó shockeado. Hizo lo posible para alejarse del guardia, pero había un problema: era su guardia. Pasaba frente a su celda unas 5 veces por día, 2 veces más de lo que debería y eso lo sabían todos

El ala 13 no podía ser más raro.

Cierto día, tres de los reclusos de la celda 13 decideron escaparse como en los viejos tiempos. Era una sorpresa para Jyugo.
Ya era tarde por la noche cuando al azabache le despertaron y le dijeron de su nueva fuga para levantar sus ánimos. Antes de que este pudiera siquiera reaccionar, sus amigos ya lo llevaban cargado fuera de la celda. Un miedo enorme le invadió al japonés el estar fuera de la celda. Rogó que volvieran a la celda, pero cada palabra era ignorada.

Resistirse era inútil.

Dejó de lado el miedo y comenzó a correr junto a sus amigos y dejó que la adrenalina corriera por sus venas y una sonrisa maliciosa se formó en su rostro.
Pasillo a pasillo, corrían como si un mañana no hubiese, con el solo objetivo de llegar más cerca a la libertad.

Como en los viejos tiempos.

Hubiese sido así de no ser por el guardia de celestes cabellos que divisaron tras ellos, veían sus rojos ojos aproximarse. Al verlos, Jyugo se estremeció y corrió con más fuerzas, tomando el lugar al frente del grupo de amigos

-¡¡bastardos!! -juraban que podía llegar a ser Hajime

Por ningún motivo, Jyugo volvió a ver. Su mirada iba al frente y no la desviaría. Escuchó el primer golpe, seguido de otro seco

-¡Rock! -se escuchó el grito alarmado del británico

Jyugo no volvió a ver. Momentos después escuchó otro golpe

-¡¡Uno!! -gritó desesperado el peliverde

Jyugo no volvió a ver. Se escuchó otro golpe, mas no un grito. Jyugo tomó la decisión de volver a ver hacia atrás y, no acabó de completar la acción cuando el guardia se abalanzó sobre él y lo tiró al suelo, quedando en cima del menor.

-¿creíste que escaparías, perrita? -susurró en el oído ajeno antes de lamerlo

Jyugo sw tenso y trató de huir, mas Seitarou ejercía más presión

-recuerda lo que te dije -fueron las últimas palabras del mayor antes de besarlo con brusquedad y pasión

No dio tiempo de un respiro cuando comenzó a desnudar al recluso. Su traje había desaparecido y ahora solo quedaba su ropa interior

-¡ba-basta-a! ¡ngh! -pedía entre los labios contrarios. Quería huir de aquel trato.

Una de las manos de Seitarou se deslizó hasta los muslos ajenos, dejano libre la mano derecha de Jyugo, pero este y apenas se llegó a percatar de ello. El mayor comenzó a apretar sus muslos, tomándolo y simuló que le embestia. El menor soltaba leves gemidos por aquellos actos tan excitantes. Pero no era a ese Seitarou a quien quería.

Con dificultades alzó la mano derecha por encima de la cabeza del guardia. Pensó por unos instantes lo que haría, aquello no estaba tan mal, le gustaba... pero no era él.

Con todas las fuerzaa que tenía, dejó caer su esposada muñeca sobre la cabeza del mayor. El golpe se escuchó y el guardia cayó inconciente sobre el recluso.

~●~

Abrió lentamente sus ojos y fue al supervisor del ala lo primero que vio con sus ojos magenta.

-¿Seitarou? -llamó con una sonrisa

-Se-Señor ¿qué-é suce-edio? -habló nervioso sentándose en la camilla del consultorio

-¿no lo recuerdas? -preguntó extrañado, a lo que Seitarou negó con la cabeza

En ese momento sintió un terrible dolor en la parte trasera de su cabeza. No quería saber lo que había hecho, por ello decidió no preguntar.

Esa noche volvió al trabajo, por insiste de él mismo, pues no soportaba las miradas raras de sus compañeros.
Ya habían apagado las luces de las celdas cuando Seitarou caminaba por los pasillos del ala, supervisando. Trataba de recordar algo, mas solo obtenía vagos recuerdos con el recluso 15, solo él. Y no entendía nada de los recuerdos.

Justo pasó por en frente de la celda 13. Se detuvo y se acercó a la ventana de esta. Vio como descansaban los reclusos 11, 25 y 69; mas no el 15

-¿Seitarou? -escuchó su voz en la esquina contraria

Volvió a verle y se topó con aquellos colores tan bellos de los que se enamoró. Otro recuerdo se presentó y presenció los asustados ojos del japonés.

-¿e-eres tú? -preguntó el recluso mientras se acercaba lentamente a la puerta.

-no entiendo la pregunta -confesó bajando la mirada- no sé porque todos me miran con miedo... ¿tan mal estuve? -preguntó con una risilla.

-la verdad... me asustaste mucho -comentó ya frente a frente al guardia- ¿no recuerdas nada?

-me-e temo qu-ue no -respondió avergonzado, sin atreverse a levantar la mirada para encararlo

-Seitarou... mirame a los ojos -pidió

Otro recuerdo se presentó con esas palabras. Presenció la mirada desviada del menor, con miedo.

No dudó en obedecer y alzó la mirada solo para encontrarse con la penetrante mirada del recluso a tan solo pocos centímetros de su rostro

-eras horrible -comenzó- eras como Hajime, o peor. Fuiste el único que logró controlarme... me asustó eso porque no eras a quien yo quería... a quien yo... quiero...

-número quince -susurró sonrojado a más no poder

No pudo esperar más y se atrevió a besarlo con timidez. Lo hizo del modo en que ambos esperaban.

Tranquilo pero lleno de amor, sin estar bajo efectos de Nico

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