[OVA] Honey×Tsukumo II
ESte libro está muy muerto. Soo hay que darle vida con algo que prometí hace mucho tiempo.
One shots en base al OVA
Y serán tres One-Shit ay que diga Shot
Honey×Tsukumo (que los shippeo como loca alv)
Seitarou×Jyugo (que s elo debo a alguien)
Y... bueno, no sé si un Hajime×Seitarou III o algún otro shipp. Comentenme parejas de lad que podría escribir!
Sooo este shot lo he querido escribir hace mucho, pero se lo dedico a Gatto_P , y me disculpo por tardar pero TÚ SABES POR LO QUE HE PASADO ULTIMAMENTE >:V
Sooo disfruta la shipp!
~●~
"Puto quien lo lea"
Honey le daba todo lo suyo a Tsukumo mientras ese gemía como perra en celo. Por eso, al día siguiente cojeaba y maldijo al miels. Ergo, por caminar mal, no logró esquivar un kamekameha del upa y murió.
Y Honey lloró.
-Fin-
JA JA JA! pERDON AMIGA! Pero quería hacerlo XD
ahora sí, disfruta~
ADVERTENCIA. FULL LARGO :"V
~●~
"La Reja"
-¿estás bien, alumno noventa y nueve? -preguntó el maestro de azabaches cabellos.
Y es que le preocupó ver a su mejor alumno en gimnasia tan distraído, tan metido en su mundo hasta el punto de no poder saltar bien y temblar.
-oh sí sí, lo estoy, Yamato-sensei -sonrió débilmente.
Y la campana sonó y un escalofrío le causó al menor. Pasaba a la última hora de aquella jornada.
A comparación de los otros alumnos, él alumno 99 despidió de su maestro y se retiró a su salón de clase.
Estaba caminando a su salón, aislado del mundo, pensando, repasando palabras, formulando movimientos, tonos, mucho formulaba y poco según él mismo. Parecía poco lo que formulaba, lo que tramaba. No era suficiente para él, y no sería suficiente para su madre, para su manager.
No salió de su cabeza hasta haber chocado levemente contra otro alumno. Se giró a ver a ese alumno y por cortesía le sonrió.
-oh Jyugo, disculpame
-nah no pasa nada -se encogió de hombros el de negros cabellos- ah y antes de que se me olvide, suerte hoy en la tarde -le sonrió
-oh... sí... eso -se rascó la nuca, nervioso
-vamos, Tsukumo, no deberías estar nervioso. Has hecho esto ya antes
-sí pero... no siento que el personaje se adapte a mí...
-lo harás bien -volvió a animar el menor de los dos- ¿y si te veo actuar?tal vez te ayude en algo
-¿lo dices en serio? -preguntó extrañado el de rosados cabellos- pensé que irías a hacer algo menos aburrido.
-sí, pero Nico quiere ir por mangas, Uno al club y Rock quiere ir al nuevo café, y no quiero que me arrastren a esas cosas.
-entiendo. Bueno, está bien. Te esperaré frente al instituto a la salida -habló Tsukumo
-muy bien, te veo después -se despidió antes de seguir su camino.
~●~
Veia a los alumnos salir, con sus coloridos y raros cabellos y diferentes tez. Pero no divisaba al de negros cabellos que tanto necesitaba.
Y es que ahora se sentía más y más nervioso por la audición de esa tarde. Había repasado las líneas varias veces durante la clase última, mas aun se sentía tan incapaz. Tenía miedo de perder ese papel que sería fuera de la empresa de su madre, pues sería un gran negocio y una gran oportunidad de extender su carrera.
-¡oye, ninja! -escuchó que lo llamaban.
Se giró a ver y venían los tres amigos que Jyugo mencionó hace un rato, dirigiéndose a él.
-¿les puedo ayudar en algo? -preguntó curioso el de rosados cabellos.
-sí, Jyugo-kun te manda un mensaje -anunció el de verdes cabellos.
-Jyugo dice que no podrá acompañarte esta tarde, que lo lamenta -dijo Uno, el de larga y rubia trenza.
-¿ah? ¿por qué? ¿le sucedió algo? -preguntó preocupado
-nah, solo está castigado por molestar al director -le restó importancia el alumno de morados y rojos cabellos, Rock
-¿a dónde te iba a acompañar Jyugo? -preguntó Uno, ladeando la cabeza
-no, solo ibamos a estudiar un rato -mintió
Porque no quería que nadie se enterara de su profesión y coemnzara el acoso como en su antigua escuela. El que Jyugo lo supiera fue solo un accidente, pero agradece que haya sido él y no otra persona chismosa.
-¿Jyugo? ¿ESTUDIAR? ¡HA HA HA! -explotó en risas el rubio y le siguieron sus amigos de la clase 13- ¡esas dos palabras no encajan en nada!
Tsukumo suspiró y se despidió de los jóvenes que aun reían por tal mentira. Porque sabían que Jyugo hacía de todo, menos estudiar. Pero les pareció más divertido que extraño, así que no le prestaron más atención.
El de rosados cabellos se alejó de aquel sitio y emprendió su camino a... ni siquiera él sabía. Si se dirigía a su hogar, sería presionado con que practicara y más presión caería sobre él. Y es lo que menos quería. Así que, sin más donde ir, dejo que sus pies lo guiaran a donde quisiesen mientras el repasaba las líneas que en un rato diría.
No le salían como quería.
No eran suficiente esos tonos, esos ademanes que de vez en cuando hacía por las calles mientras sus pies seguían un camino imaginario.
Aun no le salían como él tanto anhelaba que le saliese.
Suspiró con frustración cuando se detuvo. Estaba frustrado, molestó consigo mismo de no poder actuar como él quería en esos momentos. Tenía miedo de hecharlo a perder. Era la primera vez que se sentía así, tal vez porque el negocio de su madre dependía de aquella audición. No quería pagarle así a su madre.
Apretó con fuerza los papeles que yacían en su mano mientras tomaba aire y confianza, la poca que poseía.
Parpadeó y vió su alrededor, a donde sus pies lo habían llevado. A un sitio cerca del rió, a su izquierda. Y a su derecha, había una larga reja de dos metros y medio que contenía un edificio rodeado de un patio, con su verde grama que contrastaba con el amarillo que emitía la gran estrella. Alzó la mirada al rojizo cielo, que comenzaba a atardecer. Sabía que tenía menos tiempo para mejorar su actuar. Aun con su rostro mirando al infinito cielo, cerró los ojos y dejó escapar un suspiro.
No había manera de que actuara bien está vez.
-¡oye! -escuchó ese llamado casi después de sentir un objeto pequeño chocar contra su brazo.
Bajó la mirada y la la giró a su derecha, encontrándose con un joven de su misma edad, o eso suponía él, con su uniforme escolar y con una piedra en su mano.
-¿qué haces aquí? -gruño ese extraño de morados cabellos.- veo que eres de esa academia de zopencos, Nanba ¿o no? -comentó con cierta burla en sus palabras.- ¿vienes a espiar a los mejores de la mejor academia?
Tsukumo solo frunció su ceño
-¿Qué? ¿te mordió la lengua el ratón? -rió el pelimorado.
-prefiero no intercambiar palabra alguna con personas como tú -soltó Tsukumo.
-¿cómo personas como yo? ¿así de guapas quieres decir o...?
-así de irritantes -respondió cruzandose de brazos.
-¡ay ay! ¡he irritado a la nena de Nanba! -se burló el chico tras la reja.
-hasta aquí, me voy -anunció cansado de aquel sujeto.
Se giró y dió el primer paso para irse, más la voz de aquel extraño tan irritante le detuvo.
-¿qué llevas allí? -preguntó,
-papeles -respondió con una burlona sonrisa, girandose solo para dedicarsela.
-ja-ja, muy gracioso, rosita -habló con sarcasmo- ¿llevas allí nuestras notas? ¿nuestra información?
-nada que te involucre
-entonces quiero ver que tienes allí -volvió a insistir el de morados cabellos.
-nada que te importe -respondió Tsukumo antes de proseguir su camino.
Pero en un segundo, o menos, dejó de sentir ese papel en su mano. La sintió vacía. Se giró rápidamente y vio a ese chico atrás de la reja con sus papeles en mano, que estaban atados con un muy desapercibido hilo que lo conectaba con la muñeca del pelimorado.
-¿có...cómo lo...?
-tengo mis trucos, niños -se limitó a contestar mientras leía a lo tonto aquellas líneas.- ¿una película? -preguntó un tanto sorprendido.- ¿siquiera sabes actuar?
En ese momento, Tsukumo agradecía que él no lo reconociera, pero al mismo tiempo le dolió, en cierto modo.
-sí. Ya he actuado antes, ahora ¿me devuelves eso? -dijo, acercandose a la reja para tomar sus papeles.
-no creí que alguien como tú pudiese actuar -dijo burlón.
-ja-ja, ya, devuélveme es-
-ah no no no -apartó las páginas antes de que el de Nanba lo tomara- demuestrame que sabes actuar.
-ogh por favor, devuélveme eso
-actua y te lo regreso -sonrió el de verdosos orbes.
Tsukumo suspiró, frustrado. Miró nuevamente al desconocido atrás de la reja, esperando que se resignara y le devolviera lo que era suyo. Mas no pasó. Mantenía su mirada expectante, esperando a que comenzara su actuar. Volvió a susperar y tomó la palabra frente a él.
Hablaba a la nada, recitando a un ser imaginario. Asustado, molesto, haciendo puños al aire, escupiendo palabras tras palabras, pateando el suelo. Simplemente era algo:
-Increible
El verlo.
-¿ah? -soltó el de rosados cabellos para cuando terminó de recitar aquellas líneas.
-simplemente increible -repitió el chico tras la reja, dejando ver el asombro en sus verdosos orbes.- wow, no pensaba que actuaras... tan... wow...
-ah no no no, no soy tan bueno, y menos con este papel -respondió con vergüenza.
-¿qué no eres bueno? ¿¡QUÉ NO ERES BUENO!? -se aferró a la reja- ¡eres jodidamente grandioso! ¡mierda, no me esperaba que fueras tan talentoso!
-no es para tanto -volvió a responder con la misma vergüenza.
-¡mierda, dejate de mamadas! -Tsukumo jura haber visto hn cambió en su flequillo, pero tan solo fue unos segundos en que apreció esa exaltación- ¡eres increíble...! Para ser de Nanba -el pelirrosa alzó una ceja y le miró con una sonrisa- pero, ten por seguro que tú obtendrás ese papel -le señaló con sus papeles.
-gracias -se limitó a responder con una sincera sonrisa y tomando sus papeles.
-a propósito, ¿nos hemos conocido antes? -preguntó el de morados cabellos ladeando un poco la cabeza- no sé... te me haces familiar...
-mmm nop, yo diría que no -alzó los hombros, tratando de que se olvidara del asunto.
Que no lo reconociera.
-yo sé que te he visto antes
-¿cómo el chico a quien lanzaste una piedra hace unos momentos? -preguntó alzando la ceja, divertido.
-oh... sobre eso, disculpa mi acción -habló en verdad arrepentido- pero ya me dejaron un prejucio los alumnos de Nanba
-y según tú ¿cómo somos los de Nanba?
-a ver... algunos son emos y con grilletes, otros son hartones, otros frikis otakus y, los peores, los maricones rubios e irritantes que son tramposos -enumeraba.
Tsukumo rió al escuchar aquello. Y ese que por un momento en su vida estudiantil, pensó eso.
-creo que te falto pervertido -comentó con diversión
-¡y pervertido! ¡tienes toda la razón! -rió con ganas el pelimorado.
Su risa, era agradable. A pesar de los insultos que cargaba, era agradable. Al menos para ese que era de Nanba.
Ambos escucharon la campana del edificio resonar, dando a entwnder que era hora de una nueva clase.
-bueno, rosita, es momento de partir. No llores por mí~
-no lo iba a ser, extraño desconocido -respondió con ironía.
-yo sé que sí, rosita -le guiñó el ojo, y Tsukumo sintió color en sus mejillas- oye, te espero mañana aquí a la misma hora.
-¿ah?
-quiero saber como te fue con tu audición -dijo con simpleza y una sonrisa.- claro, si le parece al rosa de Nanba
-pues sí, me parece muy bien -le sonrió.- nos vemos mañana, desconocido
-pues este conocido se llama Honey, gracias -se presentó mientras miraba al de Nanba alejarse unos pasos.
-entonces nos vemos mañana, Honey -se giró a sonreirle.
-¿no me dirás tú nombre?
Y fue una enorme disputa en su mente en si responderle. Una parte lw decía que no, la otra que sí. Era solo un desconocido irritante que le devolvió la confianza en sí. Solamente eso.
-¿por qué quisieras saber el nombre de Tsukumo? -habló en tercera persona el de rosados cabellos.
-pues hasta mañana Tsuk... Tsukumo... -murmuró perplejo al analizar el nombre- ¡¿Tsukumk?! ¿¡el gran actor japonés!? -dijo aferrandose a la reja y tratando de seguir al de rosados cabellos
-¡hasta mañana Honey! -sonrió ampliamente Tsukumo sin detener su andar.
-¡no puedes dejarme así, gran ninja! ¡soy tú fan! ¡por favor, eres el mejor actor de este país y quisiera que-!
-¡mañana, Honey~! -se alejó riendo mientras seguía escuchando la voz del pelimorado cada vez más lejos.
Su voz también era agradable.
~●~
Caminaba inquieto.
Nunca se había sentido tan nervioso, tan ansioso, tan inquieto por tanto tiempo. Por 24 horas, para ser exactos.
Quería ver a ese chico de rosados cabellos, preguntarle sobre su audición y liego poder disculparse por no reconocerlo y luego admirarlo. Eso es lo que quería hacer y se sentía tan estúpido por no haberse percatado de su ídolo antes. Y peor, haberlo tratado así de mal.
Ya había pasado media hora, y no aparecía, y su ilusión caía poco a poco en Honey.
Maldijo por lo bajo acompañado de un suspiro. Tal vez no llegaría. Es decir, luego de tratarlo mal y... apenas se conocían. No tenía porque llegar.
-¿esperas desde hace mucho? -escuchó su voz y su cabeza se giró, con la poca preocupación de si se fracturaba el cuello o no.
-¡desde hace veinticuatro horas! -dijo aferrandose a la reja frente a su ídolo- ¡veinticuatro horas desde que me dejaste aquí, plantado, con el saber de que tu eres el gran Tsukumo, gran ninja kamikaze! ¡el mejor actor juvenil de todo Japón y si se puede del mundo!
-no es para tanto -se limitó a responder con vergüenza y algo cohibido
-¡claro que sí y no te atevas a contradecirme! ¡que no tienes el derecho!
-¿no lo tengo? -dijo burlonamente el de rosas cabellos.
-no, por haberme dejado tanto tiempo así -se cruzó de brazos- ¡no dormí bien por tu culpa!
-no es mi culpa que no me hayas reconocido.
-yo... -se quedó callado.
Es verdad, al fin al era su culpa. Mientras el actor reía por ganar esa discusión.
-como sea -le resto importancia, desviando la mirada- ¡hey! ¿Cómo te fue con la audición? -preguntó con interés.
-oh... sobre eso... -se mostró algo decaído y la mirada desviaba.
-mierda -murmuró al entender lo sucedido- Tsukumo, no fuiste tú, fueron esos idiotas que no supieron ver el gran talento frente a ellos.
-tampoco tú lo has visto...
-¿ah?
-no has visto el gran talento con el que actuo -le miró y le sonrió mientras le mostraba un guión completo de aquella película.
-¡¡oh maldición!! -exclamó al entender- ¡me la creí! ¡mierda, Tsukumo, eso es grandioso! ¡felicidades! -le sonrió ampliamente.
-muchas gracias, Honey. No lo habría logrado sin ti
-no, claro que no. Hubiera sido cualquiera el de ayer y el resultado hubiera sido el mismo.
-no... créeme que no hubiera sido así, Honey.
-ay ninja kamikaze, que cosas dices -dijo tapando con una mano su mejilla, simulando avergonzarse.
-la verdad
-¿y cómo sé que no estás actuando?
-¿no confías en mí? -preguntó, actuando ofendido.
-mmm sí... aja... -dijo sin convencerse del todo, riendo.- ¿cuándo empiezas a grabar?
-mañana.
~●~
-¡hasta que llegas! -le reclamó el de morados cabellos al ver como el actor llegaba.
-disculpame, me castigaron -dijo con un poco de vergüenza.
-vaya vaya, el actor se nos rebela -dijo, apoyándose en la reja.- ¿qué hiciste? ¿drogas? ¿prostitutas? ¿asesinato o delito sexual?
-¿pero qué dices? -rió Tsukumo- fue porque me encontraron en posesión de armas...
-ohhh ¿calibre treinta y tres? ¿K-cuarenta y siete? ¿o bazuca? -preguntó interesado.
-oh... no no, nada de eso...
-¿entonces?
-no... quiero hablar de eso... -murmuró incómodo.
-anda, vamos, yo no te juzgo
-es porque tú no has estado castigado
-¿en serio? -preguntó alzando una ceja- te informó que he estado castigado por "acoso sexual" -hizo énfasis en esas dos palabras
-¿"acoso sexual"?
-pues para ellos, el preguntar colores y formas de bragas es "acoso sexual" -farfulló.
-no no, para nada -contestó- eso es de enfermos y pervertidos -rió
-¡oye! ¡no soy un enfermo!
-preguntar las bragas no es algo normal~ oh eres peor que Uno -rió con más ganas.
-¡tampoco me faltes el respeto!
Y el actor siguió riendo. Una risa tan real que solo el mayor pudo admirar con una boba sonrisa.
-entonces~ ¿por qué clase de armas te castigaron? -volvió a insistir
-bien bien, te diré -calmó su risa- me encontraron una kunai y un par de estrellas -respondió con un rubor en sus mejillas.
No se sentía cómodo diciéndolo, pero era algo que decidió confiarselo al contrario.
-ninja frente y detrás de cámara. Vaya vaya -comentó con diversión.- no tienes porque avergonzarte. Es algo mucho más normal que-
-¿que lo tuyo?
-si lo quieres ver así -se encogió de hombros- cambiando de tema, ¿y la película?
-grabo en la noche y parte de la mañana.
-oh entiendo. ¿y en la tarde?
-vengo a ver a un alumno
-al más guapo, supongo yo
-si lo quieres ver así...
~●~
-¿cómo estuvo la grabación? -preguntó, sentado en el pasto tras la reja
-cansado -dijo, arrojandose al suelo, exhausto.
-¿les falta mucho para acabarla?
-tan solo unas escenas. Quince, para ser exactos.
-vaya que han avanzado mucho en esa película desde... ¿cuánto llevan de grabación?
-cinco meses -respondió luego de un corto cálculo mental.- cinco largos y pesados meses -suspiró.
-hey, tranquilo, ya acabará -le sonrió el de morados cabellos, calmandole.
Y lo hizo.
Su sonrisa le calmó.
-mejor hablemos de nuestros días. ¿algo nuevo que reportar, Tsukumo?
-nada nuevo, solo que Uno te manda saludos -le sonrió.
-agh dile a ese maricon que se pudra -gruñó.
-claro. ¡Hasta trataré de hablar como tú!
-aja, claro. A ver, inténtalo. -le retó con una sonrisa.
El de rosados cabellos se aclaró la garganta un momento y luego de peinó su propio flequillo, quedando relativamente igual al mayor.
-grrr pudrete pedazo de maricon oxigenado -habló en un tono más grave y algo irritante- chingate, no tienes derecho a verme, gente fea grrr
Honey no evitó reírse, no, carcajearse ante tan imitación de su ser. Quería reclamarle que así no era él. Pero no podía reclamarle al actor.
~●~
Leía un libro frente a aquella reja.
Ahora era el actor quien esperaba en aquel límite, donde la reja los separaba. El de morados cabellos aun no aparecía, y era normal. Era más temprano de lo normal. Suspiró, dejando el libro de lado y viendo al interior de la reja. El gran edificio. Honey estaba allí, rodeado de muchos y muchas que le resaltaban lo guapo que era, pidiendo que saliera con ellos...
¿por qué le desagradó esa idea al actor?
Esa y más incógnitas rebotaban en su mente desde hace ya seis y medio meses de conocer a Honey y reunirse cinco de siete días a la semana, a la misma hora, en el mismo sitio, puesto que el de orbes verdes no salía hasta más tarde y Tsukumo tenía sus tareas y escenas.
Mas, durante todo el fin de semana, no dejaba de pensar en él. En ese chico tan... wow. Ese que le atraía y no entendía en que sentido. A su azabache amigo se lo comentó, mas simplemente se limitó a responderle que no pensara tanto y siguira lo que su alma y corazón pidiese. Era de esas extrañas frases que el menor decía cuando podía o se inspiraba.
Sus dorados orbes se iluminaron al ver esa cabellera morada acercase a donde él estaba.
-¿y ese gran milagro de que me esperas? -preguntó con burla mientras se sentaba frente a él, detrás de la reja.
-pues hoy salíamos más temprano, y no tengo más que hacer este día -respondió- ¿y tú por qué has tardado tanto?
-oh ya sabes~ fans por aquí, fans por acá -hacía gestos de un lado a otro.- todos diciendome lo hermoso que soy e invitandome a un helado
El que sus teoría se hiciera realidad no le cayó muy bien a Tsukumo, y la razón seguía desconociendo, mas solo frunció levemente el ceño, y Honey lo notó.
-Don't worry, Tsukumo~ les negué a todos solo por venir a ver a mi mayor fan -sonrió con cierta arrogancia.
-ja ¿y ese quién es? -preguntó con burla.
-obviamente tú, my darling~ -dijo sin vergüenza alguna.
Muy al contrario de Tsukumo, quien sintió sus mejillas arder por eso. Y no era la primera vez. Desgraciadamente, no lo era. Pero Honey no podía evitar esos comentarios, le encantaba ver a su ídolo sonrojado.
Porque sí, Tsukumo se veía malditamente adorable sonrojado.
-ya... acabé la película -dijo, tratando de cambiar el tema y desviando la mirada.
-¡genial! ¡ya espero poder ir a verla al cine! -comentó con alegría.- ¡ese día, te invito a verla!
~●~
-¡Honey! -llamó ni bien llegó a su sitio ya establecido, donde él lo esperaba- ¡ya tengo las fechas de estreno! -anunció, aferrándose a la cerca, con fuerza, con alegría.
-¡no mames! ¿para cuando?
-será del dos al doce de febrero.
-¡maravilloso! ¡estoy ansioso por verte!
-comencemos a quedar. ¿cuándo vamos?
-mmm... estará muy lleno los primeros tres días, así que mejor vamos cinco o seis.
-cinco cae lunes.
-entonces vamos a ir martes seis. Ven a verme como de costumbre y nos vamos esa tarde.
-muy bien -sonrió.
~●~
Martes.
Llegó el de rosados cabellos a la misma hora, y de hecho, se esperó dos horas para la salida de ese sitio. Mas...
Se fue solo a su casa.
~●~
Al día siguiente volvió. Y quiso, deseo no haber ido.
Pero nadie estuvo para advertirle que lo que vería, no le gustaría: como el de morados cabellos yacía con una linda chica, no muy lejos de la cerca. Abrazados, cariñosos... y tan solo unos segundos después, sintió su corazón romperse cuando la femina le besó en su mejilla y luego él a ella.
Se veían enamorados.
Fue suficiente para que sus sentimientos colapsaran.
No dijo nada. Solo, se giró y volvió a su camino a casa.
Ignorando los gritos que le llamaban.
~●~
Lunes doce.
Él estaba recostado en su mesa. Sin ánimos de nada. Cansado por no dormir lo apropiado. Todo tiene su razón y tiene de nombre: Honey.
Le dejó plantado y luego aquello...
¿por qué por lo último se sentía traicionado?
No eran más que amigos... amigos que no se han visto nuevamente. Y eso dolía. Se acostumbró tanto a ver sus verdosos orbes, que ahora se sentía vacío sin verlos por tanto tiempo.
-hey, Tsukumo -alzó su mirada y se encontró con la azulada mirada del rubio.
-¿qué se te ofrece, Uno? -preguntó, incorporandose en su sitio.
-tú... conoces a Honey ¿no? -se aseguró, aunque la respuesta fuese obvia.
-si... -murmuró.
-él te envía un mensaje -anunció.- más bien, una petición. Pide que hoy lo vayas a ver. A la misma hora. Al mismo sitio.
-oh... gracias por el aviso -dijo sin ánimos.
Y el británico suspiró.
-¿irás?
-no... creo que no.
-deberías ir.
-¿por qué?
-yo lo vi este finde, y estaba... está jodido. Nunca lo vi así, créeme. No sé que sucede entre ustedes, pero ve.
~●~
-¿por que estoy haciendo esto? -murmuró, tragándose las ganas de llorar.
No aparecía.
Simplemente no llegaba el de morados cabellos.
Tal vez fue estúpido ilusionarse. Fue estúpido caer enamorado. Fue estúpido al pensar que pudiese ser correspondido. Fue estúpido llegar a esa reja en un principio.
-¡Tsukumo!
Se giró y vio al responsable de sus sentimientos acercarse a la reja. Jadeaba.
-¿para qué me has invitado aquí?
-¿cómo que para qué? Mierda, tenemos que hablar.
-está bien. Entonces habla, justifica lo del martes y lo del miércoles.
-entonces escucha: martes, me suspendieron ese día por-
-¿"acoso sexual"? -preguntó con un tono venenoso- ¿estuvieste de nuevo detrás de lindas chicas?
Honey le miró con el ceño fruncido.
-para tu información, me pelee con un idiota que no paraba de blasfemar y poco más sobre algo que quiero. -gruño- y... ¿el miércoles? No sé qué te pasó a ese día, no sé porqué te fuiste
-no quería interrumpirte a ti y a tu novia -habló, molesto.
-¿novia? ¿¡y a ti qué te importa si tengo novia o no!?
-¡mucho! ¡me has dicho que no tenías y te creí! ¡estabas mucho más feliz y cariñoso con ella!
-¡no tengo maldita sea! -ladró, sujetando con fuerza la reja- ¿de quién mierda estás hablando?
-¡de esa chica linda de lentes! -gritó
Y Honey se quedó estático y su expresión relajó.
-¿chica linda con lentes? -repitió- ¿cabello verde claro? -preguntó y una sonrisa se plantó en su rostro al ver que el menor asentía.
-¿Qué tiene de gracioso?
-son dos cosas: uno, es él, y es muy lindo el desgraciado. Y dos, no es mi novio, iugh no. Él es mi mejor amigo y asi nos tratamos, todos maricones sin llegar a más -respondió con una sonrisa juguetona.
Y el rostro de Tsukumo era un completo poema. Sus ojos abiertos de par en par, su piel perdió color, a excepción de sus mejillas, que estaban rojas y su corazón bombeaba demasiado rápido para su gusto.
-¿por qué tan molesto por eso, Tsukumo? -preguntó divertido.
-yo-o... no... m-me de-debo-o ir -balbuceo, girandose y queriendo irse y tirarse al río junto a ellos, para undirse y desaparecer de esa situación tan vergonzosa.
-Tsukumo~ vuelve y dime~ -canturreó Honey.
No obtuvo respuesta.
Y Tsukumo quería apresurar su paso. Pero se detuvo. Lo detuvo algo. Bajó la mirada a su cintura y vió que un fino y desapercibido hilo. Y fue halado hacia atrás, hacia la reja. Su esplada chocó contra la reja y gracias al hilo no pudo despegarse de esta.
-respondeme~ -se estremeció al sentir esas palabras tan cerca de su oído.
Suspiró con pesar antes de tomar valor.
-no quiero verte con nadie más... me-e... molesta... sé que es egoísta... pero quisiera que solo estuvieras conmigo... -sollozó. Cerró sus ojos con fuerza- lo sie-ento...
No escuchó su voz. No escuchó su risa. No escuchó insultos. No escuchó nada que lo calmase o lo estremeciera.
Volvió a sollozar. No sabía porqué. Era tan estúpido y se sentía tan patético.
Sintió como la reja a la que estaba aferrado se agitaba un poco y luego un impacto frente a él. Abrió los ojos y encontró los verdosos viéndolo a él. Frente a frente, sin reja alguna.
-y estoy solamente contigo -murmuró el de morados cabellos, posando su diestra en la mejilla del japonés, acariciandola, a pesar de estar húmeda.- ni loco estaría con alguien que no fueses tú -susurró, acercandose peligrosamente al actor.
-Ho-oney -gimoteo mientras sus narices rozaban.
Y se desesperó, y fue el menor quien lo besó. Besó esos labios de lps que salían maldiciones para los demás, pero solo dulces vocablos a su persona. Posó sus manos en el cuello del mayor mientras este colocaba las suyas en su cintura. El menor se separó un poco de él:
-te-e necesito... te qu-uiero... -murmuró antes de volver a besarle.
-yo te amo -susurró sobre los labios del actor antes de alejar un poco su rostro.- te debo algo.
-¿el qué?
-nuestra primera cita -sonrió- vamos a ver esa maldita película para luego decirte lo hermoso que te ves.
-pero ya me tienes aquí
-solo vamos.
-¿por qué?
-ya tengo la entradas, y porque te lo debo -dijo antes de besarle fugazmente.- ¿vamos?
-vamos -respondió con una sonrisa.
-FIN-
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