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Hajime×Jyugo III

Okey, hay que darle vida a ese putilibro de los putitos de la puta prisión de Nanputoba. Puto punto.

Bien, esto se lo dedico a Otsuleit porque los shippea como loca y sé que esto le gustará, y lamento la tardanza. De hecho no tengo perdon, te lo debo de hace un mes y bah

Disclaimer 1: esto está escrito con mis animos y mis ganas de vivir y el cuanto valoro mi vida y el amor que merezco.

Disclaimer 2: lo anterior era sarcasmo y fue escrito el viernes 6 de julio, un día nada agradable para mi persona.

Disfrutad

~●~

"Consuelo"

Porque todos lo necesitamos.

Porque todos necesitamos que alguien nos escuche, nos abrace y nos diga, nos mienta "estará bien" y nos haga sentir protegidos.

Pero en Nanba... ¿alguien necesitaba consuelo?

Todo brilla, siempre hay aventuras y con quien pasarla. Nada era común, siempre había de que reírse y siempre había un adónde ir: al patio, a las salas de descanso, de guardias, a otras celdas, a la sala de videojuegos, de apuestas, a la cocina... era más un paraíso que una cárcel.

Vuelvo a preguntar: ¿alguien necesitaba consuelo?

- ¡ja ja! ¡te volví a ganar! -se mofó un británico de rubias hebras.- ¡eres un asco en este juego!

- por dios, Uno, ofrecele mejores palabras de consuelo al chico. -rió el más alto y fuerte de los cuatro.

- tal vez, algún día me ganes, Jyugo, pero ese día no será hoy. -se burló Uno.

- ¡oh eres muy malo, Uno! -regañó el menor de los cuatro.

Y es que en esa sala de juegos, los de la celda 13 competían entre ellos, pero más que todo contra el joven 15, para sentirse mejor consigo mismos.

- ¡chicos! -se abrió la puerta de la sala, y se dejó ver a un guapisimo guardia de celestes cabellos.- ya es hora, a su celda.

- ¡nahhh!

- ¡buuuh!

- ¡fuera de aquí, guapo! ¡nadie te quiere!

Así fue recibido Seitarou, quien comenzó a rogarles y a pedirle y todo eso pero era en vano, tanto 11, 69 y 25 lo siguieron abucheando mientras el 15 se quedaba a un lado, mirando la pantalla de aquel juego.

Player 2: YOU LOSE!

Claro, perdió. Y quería hecharle la culpa al juego, a los controles, a los gritos de sus compañeros, quería hecharles la culpa a cualquier otra cosa, pero al final-

- bastardos. -se escuchó su voz resonar por toda la habitación.

Eso hizo callarlos y girar a verlo, con sus rostros pálidos del miedo.

- el tiempo se acabó, ahora a su celda.

Fue lo único que dijo y todos se movilizaron rápidamente a la salida en silencio y con miedo y tratando de alejarse lo más posible de ese guardia. Excepto el 15, quien con la mirada gacha, pasó a su lado. Cosa que de cierto modo extrañó a Hajime, pues no intentó escapar.

Pero no dijo nada.

Tan solo los guió a su celda en silencio completo, tomándole menos tiempo de lo normal. Y en pocos minutos, ya se encontraban en la oficina con el joven Tanabata.

- ha sido demasiado fácil. -comentó Hajime tras su escritorio.

- sí, incluso a mí ha sorprendido. -confesó con una suave risa el de rosas ojos.- tal vez porque su motor se ha calmado considerablemente.

- ¿motor?

- el recluso quince. Últimamente lo veo demasiado pasivo. No he reportado escapes suyos desde hace una semana. -rememoró las veces que pasó frente a la celda sin escuchar las burlas de dicho recluso.

Y ahora que lo pensaba mejor, era verdad. El de grilletes no ha mostrado en absoluto actividad o palabra alguna. Era demasiado raro para tratarse de ese chico introvertido.

Raro.

Pero en cualquier momento se le pasaría. Era tan solo una etapa de ser adolecente, como Hajime pensaba.

Se le pasará.

~●~

Una semana exacta y Hajime pasaba asistencia matutina por cada celda. Y ahora le tocaba la celda número 13.

Llamó a cada recluso de esa celda hasya llegar al número quince, y grande fue su sorpresa al recibir respuesta. Por séptima vez en esa semana. Pero como cada día, estaba él, con ojeras y evitando el contacto visual.

Tal vez esa etapa estaba durando demasiado y eso preocupaba al guardia.

- ¡Hajime, vamos a comer! -gritó Rock, emocionado mientras salía de la celda siendo supervisado por el guardia.- ¡ya quiero ver que habrá hoy!

- ¡desayuno japonés! -exclamó Nico con la misma emoción, siguiendo a su mayor.

- yo quería algo más estilo Las Vegas pero también puede funcionar eso. -habló el rubio saliendo de la celda.

Hajime vio pasar frente a él y en silencio al de grilletes.

- ¿no tienes algún capricho para el desayuno, quince? -trató de bromear Hajime con ese azabache.

Este tan solo se giró a verle levemente y sonrió con desgana.

- cereal. Con leche.

- que exigente. -se burló Hajime, caminando atrás de él.- ¿no quieres cuchara acaso?

- si no es mucha molestia.

Al menos logró sacarle unas palabras y una sonrisa a ese chico. Ya era demasiado haberlo conseguido.

- quince.

Se giró y miró un poco extrañado al mayor.

- ¿qué-?

- ¡apurate Jyugo, hoy hay pancakes! -gritó Rock, estando adelante del grupo.

Jyugo rió muy levemente y se adelantó, dejando a Hajime atrás y aun con la duda de su estado. Suspiró y simplemente los dejó en la cafetería para volver a su oficina.

~●~

Otro día y la misma rutina de pasar asistencia por cada celda hasta llegar a la más escandalosa, o bueno, la que se suponía lo era.

Ni bien abrió la puerta, sintió la pesadez del ambiente. Pesadez que casi nunca tenían presente en ese sitio, a menos que...

- arriba. -se limitó a decir, sin siquiera pasar la asistencia.

11 se levantó.

69 se levantó y se quejó con 11 por su rechinido ronquido.

25 se levantó y los calmó.

15 se levantó en silencio y a una distancia considerablemente alejada del resto.

Ese resto salieron mientras hablaban y dejaban a 15 de lado, sin siquiera dirigirle la mirada.

Eso ya levantaba sospechas, demasiadas. Hajime no era estúpido, sabía que algo sucedía.

- quince. -llamó el guardia justo cuando llegaron a la cafetería.

El mencionado se giró a verlo, decaído, y pudo ver en sus ojos el cansancio y lo rojo de sus orbes. Pudo verlos rotos. Y algo se le rompió a él.

- acompañame. -fue lo único que articuló mientras se giraba y caminaba en dirección contraria al comedor.

Jyugo no dijo nada en absoluto, tan solo lo siguió en silencio, sabiendo que su presencia no había sido notada por sus compañeros.

Compañeros.

.

Solo

.

Compañeros

.

- ¿qué sucede? -preguntó el mayor, al cerrar la puerta tras de sí, mientras miraba al recluso que yacía en la silla frente al escritorio.

- ¿a qué te refieres? -preguntó en un tono casi inaudible sin siquiera volver a verle.

Hajime frunció el ceño mientras tomaba asiento en su silla frente al menor.

- me refiero a que has estado demasiado calmado: cero comentarios, cero animos, cero escapes-

- ¿no es eso lo que querías? -preguntó de golpe Jyugo.- ¿que me quedara quieto? ¿que dejara de ocasionarte problemas? ¿que madurara? -a medida que hablaba, su voz se quebraba.

Y por eso calló abruptamente y apartaba la mirada.

Y Hajime no pudo sentirse más intrigado por su estado.

- no de este modo tan... -quedó callado, buscando la palabra correta.- tan raro. ¿sucede algo?

- nada. -respondió a secas.

- ¿nada? ¿seguro?

- mucho, y si algo sucediera ¿por qué querrías saberlo? -cuestionó.

Es verdad.

Hajime era solo su guardia. No tenían la mejor relación, puesto que varias veces el mayor se frustraba por como era el menor. Y aun así se preocupaba por él. Porque...

Cualquiera lo haría al ver a una flor marchitarse.

Por más venenosa o extraña que fuera esa flor, uno no evita sentir la necesidad de preguntar un "¿qué te sucede?".

Porque al final...

- me preocupas.

Jyugo alzó la mirada al guardia y le miró con desconfianza. Era difícil creerle a aquel que lo dejó tres días en coma. Pero esos orbes oscuros y penetrantes... no mentían.

- comencemos con el porqué tus compañeros actuan tan extraño.

Y vio como el menor arrugaba su rostro, recordando un mal momento.

- no es nada...

Su rostro lo contrario decía. Y suspiró el mayor.

- estoy aquí por ti, Jyugo. Quiero saber, quiero ayudarte en lo que te suceda. Ayudame a ayudarte cotestando mis preguntas para que pueda yo entenderte.

Guardó el silencio un momento, aun examinando al menor antes de que de sus jóvenes ojos se cristalizaran.

- ¿qué-?

- le-es grité... yo lo hice y-y no-o tení-ía por-orqué y-y... -decía sin llorar mientras empuñaba sus manos.- no-o me sentía bien, todas sus voces me precionaban y pedí que pararan y... no lo hicieron y e-exploté-é... les grité... -habló.

Hajime estaba sorprendido, ni mucho menos. Nunca... nunca lo vio de se modo. Tan solo una vez, por algo tan grande como el deseo de vivir. Pero ahora... por un grito se estaba ahogando.
No, no un grito. El guardia sabía que debía haber mucho más.

- ¿por qué crees no tener derecho? -preguntó.- que yo sepa ellos lo hacen, te molestan, se burlan de ti-

- pero lo merezco. -interrumpió su enumeración.

Volvió a sorprenderse de esas palabras, pero aun así mantuvo su postura.

- Jyugo. -llamó nuevamente el mayor.- ¿cómo te sientes?

- ¿qué-é?

- ¿cómo te sientes?

Pregunta muy básica y de cortesía, pero que para alguien que se ahoga, era un punto débil, porque se pregunta a sí mismo-

- ¿cómo estoy? -murmuró aun con lágrimas en sus orbes.- yo-o... me siento de la mierda...

- ¿por qué?

Otra pregunta clave para seguir cavando en la mente de una persona ahogada en sus problemas.

- yo-o... sé que no soy bueno para nada que no sea escapar. No soy atletico, no soy inteligente... nada destaca en mí, salvo los grilletes, lo que me convierte en un monstruo... e-es contradictorio pero es lo único que me diferencia... y demuestra que soy un monstruo... un adefecio que no debió nacer...

- si es difícil hablar de esto, solo-

- no logro sacarme ese pensamiento de la mente desde hace varios días. Pienso que solo soy una carga para los demás, una piedra en el camino, alguien tan desgraciado que solo debería perderse... soy solo un desgraciado qye asi como no tengo derecho a vivir, tampoco tengo derechos y-

- basta. -interrumpió de forma brusca mientras golpeaba el escritorio.

Jyugo calló, tapando sus labios con una de sus manos, tratando de controlarse, de volver a sellar esas puertas que mantenían sus lágrimas encerradas. Hasta que volvió a hablar el mayor:

- no sé por donde empezar a decir que todo lo que has dicho son solo mierdas. -escupió sin piedad.- no digas que no eres bueno, porque lo eres y no solo escapando. Eres alguien tan bueno, moralmente... te es fácil empatizar con los demás cuando quieres, incluso puedes estudiar y aprender o entrenar... pero no lo has logrado. Porque te han cegado.

Jyugo mordió su labio inferior, queriendo reprimir el llanto que quería volver a salir de su muerto ser.

- Jyugo. -llamó nuevamente Hajime, levantándose de su silla y acercándose al meno, hasta agacharse y quedar cara a cara.- eres un criminal, no te lo niego pero nunca has lastimado a alguie-

- la-astime a Musa-ashi... a Uno, a Rock, a Nico... a-a ti...

- ¿y sabes por qué?

- po-orque exploté-é...

- ¿y sabes porqué explotaste? -niega suavemente el contrario.- porque tenías demasiado dentro tuyo, demasiado que no dejas salir. Porque no lo hablas-

- ¿por qué? Nadie... no quiero molestar a nadie con mis problemas...

Hajime frunció el ceño ante esa interrumpción y sin pensarlo dos veces lo abrazó, dejando el rostro del menor en su pecho, haciendole sentir como un niño pequeño, llorón que necesitaba en esos momentos a su madre.

- tú no molestas a nadie. Quitate esa idea tan absurda de la cabeza. Tú... tú tienes derecho a sentirte mal y a expresarlo: llorando, irrirandote, frustrandote... expresalo. Dilo, hablalo pero no te ahoges en tus miserias...

- na-adie me quiere e-escuchar...

- yo... yo lo haré...

- Ha-ajime... -sollozó el menor, abrazando con fuerza el pecho del mayor y hundiendo allí su rostro, quebrandose finalmente.

Dejando salir todo ese río que se tragó durante tanro tiempo.

Mientras que el mayor le acarciaba la espalda y emitía suaves palabras con cariño, sabiendo que aquello le estaba haciendo un bien al recluso, porque finalmente tuvo lo que nunca se le dio:

Consuelo.

Al cabo de varios minutos, Jyugo aligeró su agarre al mayor y poco a poco se alejó de este, dejando ver sus ojos con marcas rojizas, al igual que su nariz, con un recorrido húmedo en sus mejillas.

- ¿cómo te sientes?

Otra pregunta clave que seguía dandole un sentimiento a quien se ahogó. Alivio, luego de volver a la suoerficie, alivio era lo que uno sentía.

- mucho mejor. -sonrió con algo de cansancio.

No esperaba ver una sonrisa radiante, razonando que acaba de sacarlo todo y toma tiempo componerse. Pero esa sonrisa se le hizo tan brillante a pesar de su aspecto.

- bien. -dijo Hajime mientras se levantaba.- vamos, te llevaré a la cafetería. Necesitas comer, y solo por portarte bien, el chef te cocinará lo que tu desees. -le sonrió sin mostrar sus afilados dientes.

- ¿ce-ereal? -preguntó con cierta timidez.

- si así lo quieres.

~●~

Ya era hora de retirarse nuevamente a sus celdas cuando, por la puerta del sitio, entró Jyugo, siendo escoltado por el guardia supervisor.
Nadie tomó importancia a eso, y aquello molestó a Hajime por la indiferencia de tres reclusos en específico. Con el 15, se dirigieron a aquella mesa dónde aun se encontraban esos rebeldes de cabelleras extravagantes conversando, y un golpe en seco paró esa conversación.

- muy bien, bastardos -habló con furia en su voz.- ustedes van a perder varios derechos.

- ¿perder? -preguntó confundido Nico.

- sí. No más comida extravagante ni pedidos al chef, no más de una hora en la sala de apuestas y no más de cinco juegos en la sala de diversiones ¿captaron? -preguntó aun con su mano en la mesa.

- ¿¡QUÉ!? -exclamaron los tres al unísono mientras la indignación los abordaba en cada fibra de su cuerpo.

- ¿¡por qué!? ¡es tan injusto!

- porque si uno de vosotros no posee el derecho a gritar y sentirse mal, el resto también perderá derechos. -habló.

Y los reclusos entendieron a lo que se refería y giraron a ver al heterocromárico, quien desvió la mirada con algo de pena, pero aun así, los otros pudieron ver marcas rojas en su rostro y comprendieron mejor.

- con permiso. -habló Hajime, dando media vuelta.- iré por el desayuno de quince, mientras ustedes lo hablan. -y sin más, se alejó de ellos rumbo a la cocina.

Y con una sonrisa pensaba en el bien del menor, porque no solo era su guardia, en verdad le tenía estima a ese joven.

Al cabo de unos minutos, volvió al comedor con una bandeja en mano, y pudo notar que todos ya se habían retirado. Todos excepto el de mirada heterocromático, quien yacía en aquella mesa donde lo había dejado con sus amigos. Pero solo y con una suave sonrisa.

- ¿salió bien? -preguntó Hajime, acercándose a él.

- sí... sí, bastante bien. -respondió Jyugo, mirandole.

- bien. Ten, tu desayuno extravagante. -dijo, colocando la bandeja frente a él.

- es solo cereal. -rió suavemente.

- con cuchara. -señaló.- e incluso malvadiscos, es demasiado pero solo porque eres tú.

Volvió a reír el menor y rápidamente se lanzó a abrazarlo con fuerzas.

- gracias. -murmuró en su pecho.

Hajime sonrió mientras acariciaba sus oscuros cabellos para luego depositar un suave beso en estos.

- ya sabes, mocoso.

-FIN-

SÍ... No es ko mejor que he escrito con respecto a one-shots pero quería hacerlo más real, no tan forzado.

Por cierto, voy a reescribir varios capítulos de este libro.

Entre ellos:

- Trois×Jyugo (adiós al hard)
- Uno×Jyugo III (quiero algo más fuerte)
- ???×Jyugo (quiero algo más sad)
- Mitsuru×Samon (quiero más SANGRE)

Y creo que para el domingo los cambio. So para el lunes podrán leer las nuevas versiones.

Y nada más.

¡hasta la proxima!

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