Único 🌱
7 años
Cuando Seokjin cumplió 7 años comenzaba segundo grado de primaria quedándose completamente maravillado por el tema aprendido dentro de Ciencias Naturales. Era sobre la botánica o la ciencia que estudiaba los vegetales más sin embargo lo que más había llamado su atención dentro de su curiosidad infantil eran los pequeños árboles que no crecían mucho más allá de 120 cms, los bonsái y más específicamente los de Cerezo; sus ojitos habían brillado maravillosamente al contemplar uno en el escritorio de su maestra no pudiendo no evitar preguntarle por sus cuidados aprendiendo de esta forma mucho más sobre el que esperaba fuese su árbol favorito por un largo tiempo. Seokjin era un Omega comenzando a desarrollar recién sus aromas por lo cual no se había percatado que estos ya podían ser distinguibles incluso para su madre omega sin embargo todos habían decidido guardar el secreto para cuando se presentará oficialmente.
Mientras eso ocurría el pequeño Omega solo se la mantenía leyendo libros alejándose de sus compañeros y aprendiendo mucho más sobre las plantas y madre naturaleza anhelando poder cuidar de un pequeño arbolito tal como el de su profesora; sus notas en Ciencias naturales y en cuidado ambiental eran bastante buenas así que sus padres en recompensa decidieron regalarle por primera vez un pequeño árbol bonsái como recompensa a pesar de que había sido realmente extraña su compra.
“— Este árbol es realmente especial, la persona que cuide de él tiene que saber que como trate de este árbol así mismo serán los resultados que obtenga entre sus manos”
O esas habían sido las extrañas palabras de la anciana que atendía dentro de la botánica no cobrandoles absolutamente nada por el pequeño árbol, que parecía resplandecer y crecer de forma saludable dentro de su maceta. Los padres de Jin habían decidido olvidarse de ese pequeñisimo detalle que pronto si pasaría a ser de gran relevancia para el Omega unos años después. Sus padres supieron que habían hecho lo correcto al regalarselo, cuando los ojos de su pequeño hijo parecieron brillar abrazandolos entre sus pequeños brazos mientras pronunciaba miles de “gracias” siendo perfectamente audibles para los dos mayores quienes se encontraban más que orgullosos de su pequeño cachorro.
— Desde este momento tu nombre será Namu, y te aseguró que serás el arbolito más feliz entre mis manos. — había tallado suavemente entre su tronco débil un pequeño corazón con las iniciales K.J.
Tal como lo había dicho Seokjin Namu se había vuelto su mejor amigo incluso más que sus compañeros de clase quien lo tachaban de raro o lo alejaban por su particular forma de ser, algo que no era culpa del más pálido y que tampoco tenía porque mejorar siendo que no le estaba haciendo daño a absolutamente nadie. Pero eso no parecía importarles a los demás quienes siempre le hacían bromas crueles burlándose incluso del pequeño arbolito que poseía Seokjin al escucharlo susurrarle palabras afectuosas o acariciar sus pequeñas hojas. De todas formas sin importar lo que los demás dijiesen el pequeño Jin era muy dedicado con los cuidados de su arbolito, teniendo pequeños paquetes de abono regandolo con el agua suficiente además de cortar sus hojas cuando perdían forma creciendo de forma desordenada.
Él solía hablarles a las plantas y esto se lo debía a su abuelita materna quien siempre decía que aquello que les permitía crecer a sus plantas grandes y fuertes era su cuidado y amor además de las buenas energías que podías brindarles al hablarles aunque el pequeño omega pelirosado no entendiese muy bien de esto pero estando más que acostumbrado a realizar esta acción por lo divertido que le parecía; además que el también quería que su pequeño arbolito creciera grande y fuerte dentro de su altura.
— ¿Te gustan mis cosas Namu?, bueno estás son mayormente mis pequeñas aficiones cuando no estoy estudiando. — enseño toda su colección de videojuegos al igual que pequeñas figuritas de Mario Bros regadas por el suelo.
Y de esta forma una por una cada cosa que fuese importante para el pequeño, ya se la había enseñado a su árbol teniendo largas charlas con él, incluso llevándolo a ver películas juntos o acompañandolo en su mesita de luz cada vez que realizaba una tarea nueva solo siendo capaz de separarse de el cuando iban a comer por recomendación de sus padres, de lo contrario no lo haría llevando a su bonsái hasta la hora de cenar. Sus padres realmente se miraban extrañados por la afición de su hijo con el árbol, temiendo que no consiguiese una vida social sana con los demás solo por cuidar de él sin embargo trataban de no pensar cosas mucho más allá.
Por otro lado aunque pareciera realmente extraño Seokjin siempre se sentía cálido cada vez que tocaba su árbol o lo acercaba consigo, era realmente un calor reconfortante que lo hacía saber que no estaba solo a pesar de no tener amigos en la escuela probablemente y ya estaba comenzando a entender a lo que se refería su abuela con el tema de la energía. Sin embargo había algo que nunca se comparaba a nada y esto era cuando su pequeño bonsái florecía volviéndose tan hermoso y delicado que Seokjin temía llegar a hacerle algún daño pero siempre admirandolo en silencio por largas horas hasta quedarse dormido.
10 años
Cuando Kim Seokjin cumplió 10 años sus padres habían tomado la decisión de mudarse pudiendo ingresar de esta forma él pequeño chico a una nueva institución consiguiendo dos amigos esta vez. Jung hoseok un chico de enorme sonrisa de corazón quien no había tardado en acercarse a sus espaldas para preguntarle el porque estaba tan sólo.
— O-oh es la primera vez que hablo con alguien de esta forma, los demás niños en mi anterior colegio solían llamarme raro.
— ¿Raro?, pero si yo no veo tu tercer ojo — había sido la ocurrencia inocente que se le ocurrió decir al pequeño chico de cabellos rojizos pronunciar.
— ¿Tercer ojo?, ¿eso es ser raro? — un tercer chico se había Unido a la conversación presentándose más tarde como Park Jimin.
Seokjin recuerda haber reído divertido por las ocurrencias de los dos chicos, no dudando en presentarles al pequeño arbolito que siempre lo acompañaba. Los dos niños lejos de burlarse o considerarlo un tanto habían hablado de lo hermoso que les parecía Namu o de lo bien que estaba siendo cuidado, teniendo una altura bastante buena para el tiempo que llevaba con él cuando antes solo era un árbol demasiado pequeño. Desde ese momento los tres se habían vuelto grandes amigos, manteniéndose juntos en cada momento y estando para defenderse entre ellos si cualquiera era acosado.
Antes de entrada la primavera Seokjin se había presentado, aun recordaba su piel perlada de sudor al igual que los fuertes calambres que aquejaban a su zona baja haciéndole retorcerse en las mantas esperando porque su arbolito pudiese ayudarlo.
— Namu.. ¿Podrías decirme si esto realmente pasará? — un quejido abandono sus labios, mientras gruesas lágrimas abandonaban sus ojos resbalando por sus mejillas; sin embargo el árbol lucia imperturbable en su lugar siendo el silencioso espectador del ahora Omega. Su madre había llegado esa vez con compresas de agua tibia además de un pequeño te que le habían hecho arrugar su nariz por el sabor.
— ¿Ya me he presentado omma? — sus mejillas se encontraban rojas y sus ojos bastante brillantes al igual que su pijama la cual parecía húmeda por el lubricante natural completamente normal entre los omegas teniendo que cambiar su ropa con ayuda de su madre.
Sus aromas eran una combinación entre el algodón de azúcar y té heredados de su madre quién líbero en todo momento su aroma para hacerlo sentir tranquilo al igual que su padre alfa también para tranquilizar los síntomas del inquieto cachorro.
Los días siguieron transcurriendo con normalidad y sus amigos parecieron sorprendidos al notar su aroma pero a su vez muy felices por el nuevo cambio no tardando también los dos en presentarse siendo Jimin un dulce Omega con aroma a frambuesa y chicle y Hobi un beta con un ligero aroma a petricor teniendo un celo mucho más leve que el de los últimos dos. De esta forma los chicos continuaron asistiendo a sus clases con regularidad, notando cambios visibles en caso de los omegas en su cuerpo además de sentirse más chicos y sensibles frente a los aromas fuertes de los Alfas excepto por hoseok en el cual no parecía surtir gran efecto. Los tres se mantuvieron juntos además de que esta vez Jin se sentía mucho más posesivo con Namu, manteniéndose seguro solo cuando podía refugiar a su arbolito entre sus brazos pareciendoles algo extraño a los chicos incluso cuando el pelirosado compartía su cobija con el árbol en sus pijamas o al realizar sus reuniones secretas alegando Seokjin que Namu también era de su grupo por lo cuál no podía ser excluido; sin dejar espacio para refutación de los demás.
15 años
— ¿Crees que debería asistir Namu?, aún no me siento demasiado convencido sin embargo mis amigos insistieron — el Omega de cabellos rosas parecía hacer un puchero frente a el espejo mientras intentaba maquillarse, haciéndose un delineado que hiciera de su mirada mucho más afilada aplicando base y sombras de color claro pero sin exagerar; para después abrochar una pequeña gargantilla con un dije de corazón entre su delicado cuello.
Su look consistía en pantalones algo ajustados, un overol y camisa de color blanco sin olvidar la chaqueta negra de cuero, complementado en botas que hacían de su look algo darks una moda que se había vuelto popular entre adolescentes sin ser la excepción el grupo de tres amigos quienes parecían encantados al haber escogido su ropa juntos en el centro comercial; esa noche habría una pequeña fiesta en casa de Ken un Alfa que había llamado mucho su atención desde que lo había visto y al parecer también el de su lobo a pesar de que no tenían una excelente conexión porque apenas estaban aprendiendo a manejarlo. Había tenido que rogarles a sus padres por más de dos semanas completas para que lo dejasen asistir alegando que sería su primera vez, que era un adolescente y tenía derecho a explorar el mundo hasta que su madre había cedido convenciendo a su padre pero sólo dándole una hora límite de regreso a casa siendo ellos mismos quiénes lo recogerían.
Aceptó a regañadientes sintiéndose todavia como un cachorro pero entendía que sus padres lo hacían cuidando de su bienestar. Nuevamente se observó en el espejo sintiendo inseguridad por la forma en que lucia o la ropa se almodaba a su cuerpo, sin embargo todo pensamiento negativo se detuvo cuando una videollamada por parte de sus dos amigos lo sobre saltaron siendo fuerte y claro con el tono de llamada Momoland Boom-Boom. Contesto observando a los chicos en la fiesta con música relativamente alta y pequeños vasos de bebida entre sus manos.
— ¡Seokjin!, ¿Qué no piensas venir?, te juro que realmente la estamos pasando bien aquí — Jimin sonreía a la Cámara mientras hoseok parecía hacer un baile extraño a sus espaldas haciendo reír al más pálido que simplemente asintió, tomando sus cosas para apurarse no sin antes despedirse de su pequeño árbol.
— Quédate aquí ¿Si Namu?, No tardare en regresar, sabes que no me tardo demasiado — acarició una de sus hojas con ternura antes de marcharse dejando al bonsái adulto a plena luz de la Luna la cual parecía reprochar las decisiones del Omega al observarlo partir dentro del auto de su padre.
Cuando llegaron el coche se detuvo frente a una casa que a pesar de no ser tan grande tenía el suficiente espacio para resguardar a varios adolescentes o probablemente a solo las personas de su curso.
— y muy bien estas son las reglas Kim Seokjin — su progenitor hablo con firmeza antes de que pudiese abandonar el auto, —la hora límite es hasta las 12 de la noche yo mismo iré a recogerte, me esperarás afuera y si llegas a notar bebidas alcohólicas entre la fiesta me llamas inmediatamente para hacer la denuncia pertinente.
Esas habían sido las condiciones del Alfa a las cuales el pelirosa no había tardado en asentir estando de acuerdo.
— Entonces solo diviértete hijo, y llama a tus padres por si ocurre algo — el hombre beso su frente deseándole toda su buena suerte.
Suerte que no pareció estar del lado de Seokjin esa noche, experimentando por primera vez lo que era tener un corazón roto Ken había resultado ser un idiota obligando a tomar una bebida alcohólica para después besarlo y tocarlo sin su consentimiento recordando aún con asco el camino que habían tomado sus manos alrededor de su cintura; de no ser por hoseok no sabría que hubiese pasado, sintiéndose culpable también al haber metido a su amigo en problemas consiguiéndose un labio roto el cual no le había importado si era para defender al pelirosa.
— Prometo nunca más volver a fijarme en otro alfa — le había confesado a su arbolito con sus ojos inflamados por el llanto, quedándose dormido al abrazar a Namu su bonsái favorito el cual pareció brillar ante las palabras pronunciadas por el chico.
18 años
Tal como había prometido seokjin a Namu se había mantenido lejos de los alfas a pesar de haber tenido una que otra cita casual considerándolas al final una pérdida de tiempo cuando los Alfas solo parecían observarlo como un agujero en el cual poner su polla; haciéndolo sentir decepcionado por lo poco que les interesaba conocerlo siendo solo reconocido por su belleza, la curvatura de su cintura y probablemente por la capacidad de gestar que poseía. Era realmente idiota el que considerasen a los omegas dueños de la vida siendo vistos solamente por esta capacidad, la crianza de los cachorros hasta las habilidades en la cocina o en el hogar los cuales eran responsabilidad de todos. Sin embargo sabia que no podía aspirar a más con ellos aunque muy en el fondo guardaba las esperanzas de ser amado tanto o mucho más de lo que el podría hacer.
Observó a su arbolito con melancolía, era otra de sus épocas de florecimiento y se veía bastante grande además de saludable gracias a todos sus cuidados, los cuales siempre halagaban sus amigos o las personas que llegaban a su hogar cuando podían vislumbrar al bonsái en la mesita o en cualquier lugar que siguiese al mayor. Podía ser que con su edad actual ya se sentía en completa conexión con su lobo además de haberse graduado de la secundaria habiendo llorado como un niño con su arbolito en brazos al saber que sus amigos no podrían ir a la misma Universidad que él, sin embargo no parecía sentirse tan sólo si Namu lo acompañaba manteniéndose en su residencia siendo la despedida con sus padres bastante emotiva.
— Espero que falte poco para volverlos a ver, Namu.. — a pesar de su edad él seguía hablándole a su pequeño arbolito como si este fuese un ser humano de verdad, incluso su lobo reaccionaba ante él sintiendo su fuente de calor o energía. Era extraño pero nadie más tenía porque entenderlo a excepción de él.
Los minutos pasaron y el aroma de seokjin se encontraba concentrado en la habitación mientras pequeños jadeos escapaban de sus labios al introducir un pequeño vibrador dentro de su cavidad anal colocándolo a la velocidad deseada viendo como su estrechó canal lo succionaba cubriéndose de lubricante para hacer más fácil la inserseccion; en sus 18 años de vida Kim seokjin ya era un Omega que había decidido conocer su cuerpo por completo sin delegarle la responsabilidad a ningún alfa de cuidarlo teniendo sus propios juguetes, además de ropa que lo hacían sentir a gusto y muy sexy.
22 años
No había que conocer la vida de seokjin a exactitud para saber que sus fracasos amorosos simplemente subían de escala, volviéndose un chico mucho más retraído y usando un collar que lo protegiese de cualquier mordida. Los alfas nunca estaban interesados en él, a menos que fuese para obtener alguna clase de beneficio sexual a costas de darle su atención o dinero cosa en la cual el Omega de cabellos rosas no estaba interesado aprendiendo incluso a usar supresores para inhibir su olor además de pasar sus celos de forma solitaria sin importar los retorcijones de su lobo o el como este parecía volverse salvaje a medida que pasaba el tiempo. Solo su arbolito podía darle consuelo, encerrandose con el a pesar de parecerles raro a sus compañeros de residencia, cosa a la que Jin parecía ser muy indiferente.
Como siempre asistía a sus clases de la Universidad con propósito de un día ser un gran veterinario además de rescatista animal decidido a hacerse por el cuidado ambiental.
— Ojalá también pudiese llevarte a mis clases Namu, pero no me quedan más alternativas igualmente no deberias preocuparte.. Estaré aquí siempre a la misma hora — acarició sus hojitas con profundo cariño, sintiendo nuevamente esa energía extraña o vibración que lo hacía sentir cálido a él y a su lobo.
Revisó su reloj, fijándose de inmediato en que se le estaba haciendo tarde para asistir a la Universidad abrió sus ojos de más y corrió sin notar el momento en que uno de sus libros cayó al suelo, siendo recogido en ese mismo instante por un chico.
— ¡Espera!, ¡Jovencito! — él chico corrió rápidamente hasta él, tocando su hombro observando al Omega girarse y ser mucho más consciente del aroma que el alfa desprendía. Cítricos, canela y un toque de menta
Se perdió por un momento en sus pensamientos observando quien parecía ser su primer amor. Dando inicio de esta forma a una nueva historia que probablemente lo conduciría a muchos caminos aún desconocidos para el pelirosa.
25 años
Era increíble el aún pensar que en solo 3 años se encontraba comprometido con un Alfa que parecía amarlo y respetarlo por sobre todas las cosas, logrando enamorarlo a través de cada detalle prestando atención a sus conversaciones a sus propios intereses e incluso a los gustos que no compartía con nadie por miedo a ser juzgado. Sin embargo a pesar de la gran confianza que sentía por Doyun no había podido hablar sobre su pequeño bonsái sintiendolo como algo demasiado íntimo solo para él, estando su lobo en completo acuerdo y no es porque quisiese mantener al Alfa alejado de su vida o por no tenerle confianza pero había cosas que sentía eran mejor que se quedasen consigo mismo.
Su historia había surgido desde la casualidad y para SeokJin era la más bonita de todas, sintiéndose flechado además de complacido a pesar de que su lobo no se encontraba muy de acuerdo, ignorandolo cuando platicaba con el chico de cabellos platinados incluso cuando se habían besado o ya habían hecho el amor en su habitación teniendo a la Luna como fiel testigo de su amor incluso al pequeño bonsái aunque era solo un árbol y ahora SeokJin lo tenía muy claro, decidiendo dejar de hablar con el por lo extraño que eso parecía. Había madurado desde entonces y no era sana la dependencia que presentaba por ese árbol, a pesar de los gruñidos de advertencia que le había dado su lobo al pensar en ello; sin embargo lo que no dejaba de impresionarle era lo jovencito que parecía verse el bonsái a pesar de los años que llevaba con él pero le restaría importancia al asunto, estando más ocupado con sus pensamientos sobre la boda que por Namu.
30 años
Con 30 años actualmente se preguntaba que había sido lo que hizo mal, sintiendo a las lágrimas cálidas resbalarse de sus ojos una y otra vez tras la revelación de solo dos días; desde ese corto período de tiempo había preferido mantenerse encerrado hasta que su dolor pasará o hasta que su lobo dejase de gimotear sintiéndose traicionado además de roto. 5 años de matrimonio tan sólo 5 y todo se había ido al caño por la infidelidad por parte el Alfa quien decía amarlo; aun recuerda encontrarlo en su cama matrimonial acostado al lado de una Omega la cual parecía gemir complacida por la buena follada que le estaba dando su marido.
“— Es que tu ya no me complacias como solo ella podía.”
“— Además eres un Omega inútil ¿con que derecho me reclamas?”
Y incluso si la infidelidad le dolía había algo que había calado en el fondo de su alma y eso era entender que era un Omega infértil sin la capacidad para gestar cachorros sanos o fuertes al mundo, siendo un peso demasiado difícil para sostener en su lobo requiriendo que su pareja lo marcara para poder sostenerse más este parecía muchisimo más ocupado en sus propias peticiones y deseos, no pudiendo entonces Seokjin reclamarle ante tan grave falta porque en el fondo sabía que tenía razón; aunque eso no quitaba el hecho de que le doliese en lo profundo del alma, teniendo su cama llena de pañuelos decidido a regresar a la antigua casa de sus padres ahora siendo un gran veterinario sin una pareja quien lo acompañase a pesar de culminar con éxito todos sus estudios cuando decidió casarse. Sabía que aunque probablemente el matrimonio no fuese para toda la vida no pensaba en un giro de acontecimientos que cambiasen todo, como el hecho de no poder tener cachorritos o el que su alfa rompiese el lazo marcando a otra Omega. Incluso podía sentir el cómo está se desvanecía poco a poco, dejando solo dos marcas de lo que una vez había sido dejando a su lobo en la oscuridad y en un Estado salvaje en donde no podía controlar su mitad lobuna.
A pesar de ser solo dos días muchos efectos se habían manifestado sintiéndose repentinamente cansado y enfermo, contrayendo una fiebre la cual solo pudo bajar gracias a los cuidados de su madre quien con su aroma lo había arropado sintiendo a su lobo ir cediendo de a pocos dejándolo ir entre una nube de insconciencia solo para despertarse y volver a llorar de nuevo mientras observaba a su pequeño bonsái marchito y reseco, porque desde que se había casado no siempre tenía el tiempo para cuidarlo como se debía o más bien ya no le prestaba tanta atención estando ocupado con su trabajo en la veterinaria.
Su llanto de detuvo abruptamente al fijarse más en el Estado del árbol, observando también las flores de un color amarillento y muy poco agradable a la vista, frunció el ceño levantándose de la cama para acercarse observandolo desde un punto de vista más cercano.
— Hasta a ti te he fallado por lo que veo.. — sonrió melancólico mientras se disponía a deshojarlo y regarlo con el agua de su baño, tocando con ternura infinita la pequeña marca que residía en el centro del árbol con sus iniciales S.J.
— Esta ves prometo no volverme alejar de ti, por lo visto eres lo único que no me abandona — lo abrazo cálidamente sin notar cuando una luz amarilla comenzo a cubrirlo de pies y cabeza desapareciendo la maceta y el árbol que parecían estar en él para materializarse en eso que el corazón de Seokjin tanto anhelaba. Un amor real.
Y tal como la profecía de la hechicera un hombre de gran tamaño apareció desnudo frente a si, de ojos dorados piel canela y una sonrisa encantadora quien parecía haber Estado esperando ese momento por muchos años atrás. La boca de Seokjin se abrió de forma grande al igual que sus ojos, estampandose en la puerta al haber retrocedido con miedo gracias al fornido hombre quien tenía un cuerpo bastante formado además de observarlo con diversión mientras se acercaba los pasos que hacían falta para atraparlo.
— Te sugiero que te quedes en tu sitio sino quieres que llame a la policía, pervertido — trato de tomar algún objeto para defenderse pero ya era muy tarde cuando el cuerpo del hombre parecía cubrir todo su campo de visión, pudiendo detallar más sus rasgos. Como la mandíbula marcada, el amplio pecho, los grandes brazos y duras piernas tratando de no revisar entre su entrepierna por la vergüenza solo para volver a subir su mirada encontrándose con una marca la cual tenía sus iniciales S.J; negó incrédulo sintiendo sus ojos borrosos por el cúmulo de lágrimas que se hacían presentes en él, dejándole esta vez vía libre para que las fuertes manos y el aroma amaderado lo envolviesen junto al Romero y chocolate amargo, denotando su rango en la jerarquía; Alfa eso gritaban todos sus facciones y poros.
— ¿Ahora puedes entender quien soy? — su voz era baja y profunda erizando todos los vellos de su cuerpo, sintiendo a su lobo responder desde lo más profundo.
— P-pero ¿c-como es esto p-posible? D-debo estar en un jodido sueño — río incrédulo ignorando el pequeño gruñido que había salido del Alfa al escuchar sus palabras.
— Pues puedo confirmarte que soy perfectamente real — se desprendió del agarre, extrañando inmediatamente seokjin su compañia y calor siendo tomado esta vez por su mano la cual el Moreno llevo hasta su pecho justo en la marca. — y creeme cuando te digo que nadie nunca más volverá a tomarte porque yo fui creado para ti, como tu lo fuiste para mi tan sólo debía esperar unos cuantos años mientras aprendía o confirmaba que eras lo suficientemente digno para mi.
Un silencio ensordecedor se hizo presente mientras el más pálido observaba a los ojos color chocolate mirarlo con un brillo especial el cual parecía confirmar todas sus dudas como las de su lobo.
— ¿N-namu?... — pregunto en voz baja sintiendo temor al verse equivocado o probablemente al estar en un sueño, o bajo el efecto de alguna droga.
— Eso mismo, la mujer que dio este árbol debió decirles a tus padres sobre mi particularidad pero estos no parecieron entenderlo, pues ahora yo te explicó que soy parte de los árboles sagrados todos nosotros tenemos una misión en especial y venimos aquí para ser felices con nuestra propia mitad la cual puede ser muy buena o probablemente no. Pero tu Seokjin me cuidaste todos estos años, convirtiendome en lo que necesitabas y en el amor que hace parte de nosotros desde que me tomaste en tus brazos, por eso Omega no espere tanto encerrado observandote llorar o solo sufrir para que seas reclamado por otro Alfa — gruño molesto al solo pensarlo, para después continuar — yo soy TÚ Alfa y seré tu pareja en esta vida y probablemente en las próximas.. Así que espero me aceptes como tu Namu.. Ese quien cuida en silencio y cura tu alma en las noches más tormentosas.
— Yo te aceptó Alfa — lo miro con determinación siguiendo a su lobo y corazón quienes le gritaban por aceptar el precioso regalo que la diosa Luna le había ofrendado para ser feliz, un pequeño bonsái quien ahora era su Namu en una versión mucho más real.
FIN
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