1. El Viaje. I
ㅡ Jimin debe tomar sus pastillas a las 12 todos los días, Taehyung a las 2 de la tarde, y Jungkook evita que se acerque al cajón de las galletas, que en cuanto encuentra una, no para de comer. Ah, y procura mantenerlos a los tres alejados unos de otros, que suelen empezar demasiadas peleas y luego acaban llorando y con arañazos y moratones por todas partes, como si los hubiera atacado un animal rabioso.
Jin no dejaba de hablar; las palabras escapaban de sus labios en un torrente rápido que mareaba a Yoongi, el cual terminó rodando los ojos, en señal habitual de fastidio, al tiempo que cruzaba los brazos sobre su pecho y resoplaba.
ㅡ Seokjin, creo que te olvidas que conozco a tus hijos como si fueran míos. No hay necesidad de tanto, los he cuidado más veces.
Jin sabía que el muchacho de cabellos blanquecinos tenía razón, pero no podía evitarlo. Iba a pasar demasiados días lejos de sus niños, y se preocupaba en demasía, a pesar de que sabía que estarían en buenas manos. Llevó la mirada a los tres diablillos, que corrían por el salón, chillando y dando saltos, jugando a algo que parecía ser una mezcla de cowboys y robots. Sonrió enternecido, aunque pronto, su atención fue reclamada por el muchacho que tenía parado frente a él, el cual colocó las manos en sus hombros.
ㅡ Lo que tienes que hacer es ir a ese viaje con Namjoon y relajarte de una vez, que a este paso te vas a quedar calvo por el estrés.
ㅡ ¿Estarán bien de verdad? ㅡ Lo miró con tristeza y preocupación.
ㅡ De verdad. Puedes confiar en nosotros, sabes que no le vamos a prender fuego a la casa ni nada así.
Jin alzó una ceja, en señal de escepticismo. Se le vio apretar los labios para esconder una sonrisa.
ㅡ ¿Seguro? Te recuerdo que por casi quemas tu propia casa…
ㅡ ¡Fue un accidente! ¡Un cortocircuito! ㅡ La reacción de Yoongi no se hizo esperar, su voz se agudizó de golpe por los nervios y la vergüenza. Jin rió, sin poder evitarlo.
ㅡ Lo sé, tranquilo. Solo quería vacilarte un poco…
El rubio platino chasqueó la lengua contra el paladar, y frunció el ceño en un gesto que recordaba a un niño pequeño cuando le gastan una broma pesada.
ㅡ Qué manía con llamarme pirómano…
Masculló, aunque no pudo seguir enfadado por mucho más tiempo, porque enseguida notó cómo su amigo lo abrazaba, algo a lo que no pudo negarse. Con una sonrisa, rodeó su cuerpo por los hombros, dándole suaves golpes en uno de estos. Al otro lado del salón, frente al mueble de la televisión, estaban parados de pie Namjoon y Hoseok, concentrados tanto en el televisor como en el mando que controlaba este. Namjoon le explicaba a su amigo dónde se encontraba cada canal u opción especial que tuviese el aparato y pudiese necesitar.
ㅡ Aquí puedes ver los partidos de la liga inglesa, aquí tenéis todo tipo de películas de estreno, series, y aquí…
Mantuvo silencio durante unos segundos, los que tardó en comprobar, girando la cabeza, que tanto su pareja como el contrario estaban distraídos, por lo que volvió su atención a Hoseok, que lo miraba expectante y curioso. Acortó distancias con él, como si fuera a contarle un secreto de Estado.
ㅡ Aquí puedes encontrar esas películas que tanto te gustan… Ya sabes… Por si algún día Yoongi se enfada y te manda al sofá… ㅡSusurró aquello, llegando incluso a taparse la boca con la mano, para que ni lo oyesen, ni pudieran leerle los labios.
Hoseok alzó ambas cejas, sorprendido, pero enseguida se dibujó en sus labios una sonrisa amplia, nada sutil en cuanto a intenciones se refería. Pronto, él y Namjoon comenzaron a reír de forma suave y traviesa, como los dos críos que eran. Tenían ambos una sonrisa estúpida en el rostro. Jin, al escuchar esas risas, suspiró, sacudiendo la cabeza. Yoongi, confuso, lo miró sin comprender.
ㅡ Le está enseñando dónde guarda el porno. Se cree que no lo sé.
Yoongi giró la cabeza a la velocidad del rayo, y clavó una furiosa mirada en la nuca de su novio, el cual la sintió al instante, pues se tensó en un segundo, estremeciéndose. Lentamente lo vio darse la vuelta, con una amplia sonrisa de disculpa, mientras se rascaba la nuca con una mano.
ㅡ Honey… Sabes que tú eres el único para mí… ㅡ Hoseok habría dicho cualquier cosa para salir del paso.
Entonces, vio como el rubio sonreía. Era una sonrisa ladeada, que no auguraba nada bueno, y Hoseok, al verla, tragó saliva de forma automática. Tenía la suficiente experiencia como para saber que cuando su novio sonreía de esa forma, su integridad física estaba en peligro. En su cabeza saltaron todas las alarmas, y un sudor frío recorrió su espalda. Namjoon no era ajeno a aquella escena, y en cuanto se percató de que su amigo buscaba su ayuda para protegerse, aprovechando la largura de sus piernas, dio una zancada hacia un lado, desentendiéndose del problema. Hoseok lo miró con urgencia y miedo en sus oscuras pupilas. Se le veía sudando, Yoongi se estaba acercando.
ㅡ Bro…
El muchacho alto de cabellos verdosos, alzó ambas manos, y negó un par de veces. Pudo escuchar desde allí cómo su gran amigo del alma gimoteaba, asustado, antes de emitir un quejido en cuanto su novio lo agarró por la oreja, aún sonriendo.
ㅡ Así que soy el único…
Si eso hubiese sido una serie de televisión de animación, se podría haber visto alrededor de Yoongi un suave humo que salía de su cabeza. Jin rió en la distancia debido a esa escena. “Estos dos siempre están igual, no cambian.”. Pronto, el rubio tuvo que atender a otras cosas que necesitaban su atención, y una de ellas era su hijo pequeño, que tiraba con insistencia de su camiseta, tratando de que le hiciera caso. Jin, enseguida, se agachó frente a él, de cuclillas, agarrando con suavidad la cinturita de Jungkook para atraerlo y poder abrazarlo.
ㅡ ¿Dónde vamos? Hay maletas en la entrada de casa. ㅡ Preguntó, arrugando el entrecejo, algo triste, mientras apretaba su peluche de Iron Man. No lo soltaba ni para ir al baño.
ㅡ Mamá y papá se van de viaje, mi vida. Vosotros os quedáis en casa con los tíos Yoongi y Hoseok. ㅡ Al ver cómo al niño le cambiaba la cara a una más triste, sonrió y se apresuró a plantar un cariñoso beso en su frente, arreglándole el flequillo justo después.
ㅡ ¡Jimin, Taehyung!
Los dos niños nombrados, de 5 y 4 años respectivamente, aparecieron por la puerta del pasillo a la llamada de su madre, y corrieron a su encuentro, curiosos por saber qué ocurría. Jin intentó abarcar a los tres pequeños con sus brazos.
ㅡ Papá y yo nos vamos a ir unos días fuera de casa, pero no estaréis solos, los tíos se quedarán con vosotros aquí, ¿vale? ¿Os portaréis bien? ㅡ Los tres niños, al unísono, agitaron sus cabezas en señal afirmativa.ㅡ Jimin, tú eres el mayor, cuida de tus hermanos, y no hagáis demasiadas trastadas ni les causéis problemas a los tíos, ¿de acuerdo?
Jin vio cómo una mano grande y morena se colocaba sobre la cabeza del nombrado. Era Namjoon. Jimin giró la cabeza y sonrió de forma amplia, mostrando así que le faltaba un diente, el cual se le había caído hacía escasos días. Ya comenzaba a cambiar más dientes de leche.
ㅡ ¡Soldado, en posición!
Como si de un robot se tratase, se puso frente a su padre, el cual se había puesto recto y con una mano en la frente, y sin perder tiempo, se cuadró como un militar e imitó ese gesto de la mano.
ㅡ ¡Listo, mi general!
ㅡ ¿Conoce la misión que se le ha encomendado, soldado?
ㅡ ¡Por supuesto, mi general!
ㅡ ¿Defenderá la casa de todo mal?
ㅡ ¡De cualquier cosa, señor!
El mayor sonrió, orgulloso, y se agachó para coger a su hijo en brazos y llenarle la mejilla rechoncha de besos y pedorretas, algo que lo hizo reír, encantado.
ㅡ Eres todo un hombre ya, dentro de poco tendré que pasarte el liderazgo de la casa.
Jin se había quedado embobado con esa escena, y por ello cuando se le ocurrió mirar el reloj, se puso en pie de un salto.
ㅡ ¡Qué tarde es, vamos a perder el avión!
El rostro de Jimin, así como el de sus dos hermanos pequeños, volvió a cambiar a una mueca triste. Cuando Jin se puso en pie, notó como algo le enganchaba la pierna. Al bajar la vista, se encontró con Taehyung, aferrado a esta como si fuera a salir volando. No podìa verle la cara, pues se había escondido en su gran capucha de dinosaurio, pero tenía claro que el niño estaba llorando, por lo que suspiró, sonriendo con suavidad.
ㅡ Estaremos de vuelta antes de que os deis cuenta, verás, mi príncipe.
Fue Hoseok, el cual tenía una bonita oreja roja por el castigo de Yoongi, el que se encargó de coger al niño para que el rubio pudiese ir a por la maleta, junto a su pareja. Jin agitó la mano a modo de despedida, dirigido tanto para sus hijos como para sus amigos, que les harían el gran favor de cuidar de los niños mientras ellos estuvieran fuera. Fue la despedida más complicada de su vida; por suerte, antes de que lograra echarse a llorar, la mano de Namjoon agarró la suya, la cual no cargaba con la maleta, y rió de él hacia el exterior del piso. En la puerta del portal los esperaba un taxi, que los llevaría directamente al aeropuerto. El rubio de la pareja no tenía ni idea del destino al que se dirigían, pues tanto el vuelo como el hotel habían sido reservado en secreto por su marido, y este, por mucho que le preguntase, no se lo iba a decir, aunque Jin sabía de sobra que eso de guardar sorpresas no era lo suyo: con picarle un poco sería capaz de sonsacárselo, pero en el fondo, la emoción interna por la sorpresa, el desconocimiento, le resultaba agradable, y quería mantenerla hasta el final. Por la ropa que había metido en la maleta, tenía pinta de ser un destino tropical. Tenía ganas de que lo sorprendiese de verdad. A pesar de que llevaban juntos mucho tiempo, el muchacho de piel morena siempre había sido capaz de sorprenderlo con cualquier cosa cada día, tanto de su noviazgo como de su matrimonio, incluso cuando Jin se creía que no sería capaz de sacarse ningún as de la manga, lo sacaba. Era una de las partes que más le gustaba de su chico.
Al cabo de unos veinte minutos, más o menos, llegaron al aeropuerto, y ambos dos bajaron del taxi, siendo Namjoon el último en hacerlo, pues tuvo que pagar la carrera al hombre que conducía, para que este pudiera ir a seguir trabajando.
ㅡ Sabes que adivinaré el destino en cuanto lleguemos a la pantalla de vuelos, ¿verdad?
Jin seguía convencido de que al lugar que iban era demasiado obvio, y que si lo pinchaba un poco, no tardaría en cantar todo el plan. Nada más lejos de la realidad. Namjoon lo miró a través de los cristales coloridos de sus gafas de sol, y no dijo nada, tan solo sonrió de forma ladeada, una sonrisa que no auguraba nada bueno. Jin se estremeció, y alzó ambas cejas, sorprendido. ¿Qué estaba tramando? ¿Dónde lo iba a llevar?
ㅡ ¡Junyoung-ah!
Jin giró la cabeza tan rápido al escuchar la voz de su marido, que un poco más y podría haberse hecho una seria contractura. A lo lejos, vio como un chico que se dirigía hacia ellos levantaba la mano, respondiendo al saludo de Namjoon. Pronto, cuando estuvieron a la misma altura, ambos dos chicos se dieron un fuerte y sentido abrazo, lo cual indicaba que debían ser amigos desde hacía mucho tiempo, o familiares. Aún así, el rubio no era capaz de reconocer su rostro. Miró a Namjoon, en busca de una respuesta, y este volvió a sonreír, de forma amplia, mientras pasaba un brazo por los hombros del recién llegado, el cual iba vestido con una camisa larga azul, de motivos florales blancos, con un par de botones desabrochados; unas bermudas vaqueras y unas sandalias marrones, de tiras gruesas, ya desgastadas por el evidente uso.
ㅡ Este es Junyoung. Es un antiguo compañero del colegio. ㅡEl apelado alzó una mano hacia Jin, en señal de saludo, marcando en sus labios una pequeña y amable sonrisa, que el rubio le devolvió sin pensar, añadiendo, además, una pequeña reverencia con la cabeza, más por educación que por otra cosa.ㅡ Hace poco nos volvimos a encontrar, y me propuso una cosa…
Seokjin miraba sin comprender al moreno, y también a su amigo, el recién conocido, a la forma traviesa en la que se sonreían el uno al otro. Alzó una ceja, aún confuso.
ㅡ Junyoung es piloto, él será quien nos lleve a nuestro destino. ㅡ La sonrisa triunfal de Namjoon dejaba claro lo feliz que se sentía porque había podido engañar a su pareja, el cual lo miraba con sorpresa.
ㅡ¿Conoces al piloto de nuestro vuelo?
ㅡ Bueno, siendo un vuelo privado, cómo no iba a conocerlo.
Los ojos de Jin se abrieron de par en par. “¿Un vuelo privado? ¿De dónde ha sacado el dinero para pagar semejante lujo? ¿Con quién se había endeudado?” Ese tipo de preguntas cruzaban la mente del rubio a toda velocidad, mientras trataba de procesar esas palabras. Le pensaba preguntar en cuanto tuviese algo de tiempo, pues, antes de darse cuenta, ya lo había agarrado por la muñeca y tiraba de él con la misma ilusión que un niño tira de sus padres cuando ha visto un juguete de su gusto en un escaparate. Jin no pudo evitar sonreír cuando lo vio comportarse de esa manera. Ya le dolería después el dinero, pero en esos momentos, adoraba que su chico tuviese ese tipo de gestos con él. Para su sorpresa, vio cómo se alejaban cada vez más de las terminales de embarque, e incluso llegaron a salir del recinto, dirigiéndose ambos tres a un coche que los esperaba. Montaron los tres, el tal Junyoung en el asiento delantero y la pareja en la parte de atrás, y enseguida se pusieron en marcha. Jin no salía de su asombro, aún más cuando vio que ese coche los llevaba directamente a las pistas de aterrizaje y despegue, concretamente, a uno de los hangares, situados al oeste de la terminal donde habían estado escasos minutos antes. Bajaron del coche, y fue entonces cuando se encontró Jin que, frente a ellos, se alzaba un majestuoso jet de un color blanco que relucía bajo la fuerte luz del sol de mañana.
ㅡ Namjoon… ¿Eres consciente de que en casa tenemos 3 bocas que alimentar, y que no podemos echar a perder el dinero de esta manera, verdad?
Al ver el tamaño de aquel avión a propulsión, Jin no pudo evitar preocuparse de nuevo. Sería el efecto de haberse convertido en la cabeza pensante y sensata de la familia, aquel que llevaba las cuentas y los gastos, pero eso le parecía un exceso, por muy bonito y extravagante que fuera a primera vista. El moreno no tardó en reír ante la pregunta de su pareja, rodeando su cintura para pegarlo a su cuerpo y regalarle varios besos en su mejilla.
ㅡ No hay de qué preocuparse. Junnie me debe una desde hace tiempo, y esta ha sido la mejor forma de compensarme. ㅡ Entonces se apartó, y aumentó la distancia entre ambos para realizar una educada reverencia, como si se tratase él de un lord y de Namjoon su mayordomo. ㅡ ¿Me harías el honor de acompañarme al interior, my love?
Al tiempo que decía esas palabras, como si hubiese estado todo planeado, las escaleras del jet se abrieron y tocaron tierra, dejando a Jin boquiabierto y sin saber qué decir. Pero, finalmente, tras unos angustiosos y largos segundos que a Namjoon se le hicieron eternos, sonrió de forma amplia y asintió, emocionado. Lo cogió con la mano libre por las mejillas, y las apretó, dejando sobre sus labios, los cuales, debido a ese agarre, se marcaban aún más, un sonoro beso cariñoso, siendo el primero en correr hacia las escaleras. Ahora era Jin el que parecía un niño pequeño, y eso no pudo hacer sentir más orgulloso a su marido. Antes de acompañarlo al interior del aparato, no tardó en agradecer a su amigo ese tremendo esfuerzo que estaba haciendo por él con un largo y sentido abrazo.
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