iv. live
˚ ₊ ♡ ❰ BIG TIME LIVE ❱ ⋆ ✰ ₊˚.༄
DESPERTARSE A LAS CINCO DE LA MADRUGADA no era lo ideal para Gabriela.
Escuchar su teléfono sonar a las cinco de la mañana tampoco era lo ideal para Gabriela.
—¿Hola?
—Me encantaría decir que tu voz matutina es encantadora.
—¿Kendall?
—¡Gabriela! ¡Gab! ¡Gabbie!
—¿Por qué me llamas a las... —se quitó el móvil de la oreja para mirar la hora en la pantalla—... a las cinco de la madrugada?
—¿No puedo llamar? ¿Es eso un crimen?
—Kendall-
—Vale, ¿recuerdas que te dije que íbamos a estar en la tele en directo?
—Sí.
—Bueno, una historia divertida. Nos han cortado y sabemos que eres una mujer muy testaruda, así que ¿podrías, por favor, ayudarnos a volver a la lista? —preguntó Kendall para luego hacerle la pelota—. ¿He mencionado que tienes un nombre precioso? Como, Gabriela Machado... Un regalo de Dios, si me lo preguntas.
—Kendall.
—¿Gab?
—Os ayudaré —susurró ella.
—¡Ah! Ves, por eso eres la mejor. Incluso tendré la amabilidad de ir a recogerte.
—Lo que sea.
Gabriela no era una persona madrugadora. Colgó el teléfono y se sentó en la cama. Cogió la llave de su apartamento, se puso los zapatos y bajó las escaleras.
CONSIGUIÓ UNA BEBIDA ENERGÉTICA, y se sentó fuera del Palm Woods, en uno de los bancos, a esperar la llegada de Kendall.
Una vez que lo hizo, se sentó en el asiento del copiloto y apoyó la cabeza en el borde de la ventanilla.
Al entrar en el solar donde se rodaba A.M. L.A., Kendall aparcó el coche y sacó las llaves del contacto.
Levantó la mirada hacia Gabriela y suspiró. Era evidente que estaba cansada, incluso exhausta. Trabajaba hasta tarde en New Town High y, a decir verdad, no sabía cuándo se había ido a la cama. Podrían haber pasado horas antes de que él llamara o minutos antes.
Aparte llevaba puesta la misma ropa con la que se había acostado. Es decir, una camiseta roja oscura y unos pantalones cortos.
También había estado trabajando en la composición de canciones, algo que hace las veinticuatro horas del día, al parecer. Era lo que le apasionaba y, obviamente, algo en lo que iba a trabajar más. Era polifacética y probablemente ni siquiera lo sabía. Podía cantar, actuar, componer. Le sorprendería que pudiera sacar un conejo de un sombrero y llamarlo magia.
Kendall movió despacio la mano y le apartó el pelo de la cara delicadamente, pero ella al sentir que algo la tocaba se sobresaltó al instante.
Él rápidamente retrajo su mano.
—¡Por Dios! —gritó Gabriela y se llevó las manos a la cara,
—Lo siento —se disculpó él—. Había un bicho.
Gabriela permaneció sentada durante un segundo y se incorporó.
—Está bien —agarró su bebida energética del portavasos—. Vamos.
Salió del coche y se dirigió al interior, sin saber siquiera a dónde iba.
Kendall miró el asiento trasero y cogió la chaqueta que había dejado antes de ir a recoger a Gabriela, y la siguió al interior.
La alcanzó y le colocó la chaqueta sobre los hombros.
—Parecía que tenías frío.
—Gracias —ella sonrió y deslizó la chaqueta sobre sus brazos.
El resto de la banda apareció a la vista.
—Se fue por ahí, el programa saldrá al aire en quince minutos —informó Carlos.
Los cinco se dirigieron al escenario y vieron a la productora de pie en el podio.
—Hemos mirado la escaleta —le dijo Kendall.
—Y, si corta un poquito al hombre del tiempo, la receta del fin de semana, las noticias de la bolsa, y el minuto de Hollywood... —sugirió Logan.
—Hay tiempo para Big Time Rush —continuó Carlos sonriendo, poniendo un papel delante de ella.
—Y yo podré tachar "salir en la tele" de mi lista —dijo James, enseñándole su lista.
—Es genial —la productora sonrió—. Ya está todo arreglado. Creo que os debo una disculpa.
—Oh —soltó Carlos, haciendo un gesto con la mano.
—Seguidme —indicó la mujer.
Los chicos la siguieron, con Gabriela yendo detrás de ellos.
—Supongo que no me necesitábais —dijo ella, con su voz matutina aún evidente.
—Te pido disculpas ahora, para que cuando estés completamente despierta no me grites —dijo Kendall y le pasó el brazo por los hombros, guiándola junto a la productora.
—Voy a decirle al director que haga los cambios ahora mismo, pero tenéis que esperar en nuestra sala de espera especial —les informó la mujer.
El cartel con la frase "sala de espera especial" escrita en él, llamó la atención de los chicos.
Los cuatro chicos entraron dejando a Gabriela atrás.
Puede que estuviera cansada, pero no era tonta.
Una vez que la señora se fue, abrió la puerta para los chicos.
—Gracias —dijeron ellos.
—Vale, ¿y ahora qué? —preguntó Gabriela.
—Operación "Cortar Segmentos de A.M. L.A. para que Big Time Rush Cante en la Tele" en marcha —dijo Kendall.
Ahora los cinco llevaban unas gafas negras y una bandana negra— en el caso de Carlos su famoso casco.
—Es muy largo para una operación —objetó Logan.
—Ooh, ¿qué tal algo como Operación "Tormenta de Invierno"? —sugirió Carlos con emoción.
—Es pegadizo, pero no es invierno —razonó James.
—Ooh, ¿qué tal "poner este plan en marcha o Gabriela va a estar más alterada y cansada de lo que está ahora"? —murmuró Gabriela.
Los cuatro, Kendall, Carlos, Logan y Gabriela, se sentaron en un lugar donde no podían ser vistos mientras esperaban a que James conectara el cable azul que iba al portátil que llevaba Logan.
Gabriela apoyó su mano en el hombro de Kendall, todavía podía ver lo que estaba pasando.
—Muy bien, estamos dentro —anunció Logan—. El telepronter es nuestro.
—Ooh, pon una introducción —le pidió Carlos, y él tecleó rápido en el portátil.
Oyeron el chirrido de la puerta al abrirse, y alzaron la vista para ver a James entrar y cerrar la puerta detrás de él.
—"El Grupo Más Famoso de la Historia del Pop", ¡hecho! —anunció James antes de tacharlo de su lista y unirse a los demás en el suelo.
—Ahora corta un poco el pronóstico del tiempo —dijo Kendall, y Logan lo hizo, tecleando deprisa.
Pronto, la puerta se abrió de una patada haciendo que los chicos gritaran y que Gabriela apartara la cabeza del hombro de Kendall.
—Hola... ¿qué tal? ¡Hola! —saludó Kendall de forma burlona a la productora furiosa.
Ella tiró del cable, haciendo que se apagara el portátil, y los chicos se levantaron. Bajando su mano, Kendall ayudó a Gabriela a levantarse del suelo.
—Grandes noticias —dijo James con una sonrisa, señalando el papel con la escaleta que tenía el rubio en la mano.
—Hemos recortado un minuto del programa —anunció Kendall.
—De nada —dijo Carlos también sonriendo, agitando su mano.
—Seguridad.
Gabriela suspiró, debería haber sabido que se metería en problemas con los chicos.
—¿Y si corremos? —sugirió ella.
—¡Vale! —gritaron los cuatro.
Los chicos salieron rápidamente de la habitación, Gabriela, sin mucha prisa, salió detrás de ellos.
Caminar no servió de mucho porque acabó perdiendo a los chicos.
Caminó por los alrededores hasta que escuchó gritos, y entró en un pasillo.
—¿Disculpa?
Los guardias de seguridad le devolvieron la mirada.
—Hola, se supone que tengo que ayudar en el plató pero me he perdido... ¿hay alguna forma de que me ayudéis?
—Lo siento señorita, pero primero tenemos que ocuparnos de-
Ella no les dio tiempo a responder, tirando de Katie por detrás, dejó el camino libre para que la niña disparara con los dos tásers a los guardias de seguridad.
—Gracias —dijo Katie, sacando su nintendo escarlata del bolsillo trasero—. Estaba a puntito de derrotar a los guardias del castillo, y llegar al último nivel.
—Lo siento.
Katie se dio la vuelta para seguir con su camino.
—Oh, Katie —la detuvo Kendall, la niña dio medio giro para mirarlo—. Procura que mamá duerma. No hace falta que vea esto.
Ella se limitó a poner los ojos en blanco y a marcharse.
Gabriela se frotó los ojos.
—¿Ahora qué?
Siguiendo de nuevo a los chicos, se colocaron detrás de un gran perchero rodante lleno de ropa.
—Bien —empezó Carlos—. Hay que recortar tres minutos para poder actuar.
—Operación "Ed Begley, Jr, Nos Encantas, Pero Tenemos que Cortarte para Actuar" en marcha —dijo Kendall, levantando el puño.
—Oye, la próxima vez elegiré yo el nombre de la operación —dijo Logan.
—No habrá una próxima vez —intervino Gabriela—. No la habrá, y esto viniendo del corazón, no me llamaréis para que os ayude.
—Vamos.
Siguiendo a Kendall hasta la productora, Gabriela sostuvo la escaleta en sus manos.
—Muy bien, gracias a los chicos, con lo cortado a Ed, el minuto de Hollywood perdido, han recortado dos minutos al programa y cantarán —le informó Gabriela a la mujer—. Pero sabes que sería más fácil, si los dejaras cantar. No me conoces, pero estoy temerariamente cansada y a este paso, voy a perder la cabeza.
—Jamás cantarán en mi programa —dijo ella, aún más enfadada—. ¡Seguridad! —gritó por el walkie-talkie—. ¡Que venga seguridad!
—Deberíamos... correr un poco —señaló Logan.
—Sí.
Los chicos salieron corriendo una vez más, Gabriela se quedó en el sitio, dirigiéndose a la productora.
—Sería más fácil, para la molestia de todos nosotros, si los dejaras actuar, pero eres muy cabezota —esbozó una sonrisa—. No van a parar, para que lo sepas.
Con eso, caminó hacia donde habían ido los chicos y los vio entrar en la sala de espera.
Al ver a Katie salir de la habitación, entró y vio a los chicos de cara a la salida.
—Ya casi estamos y después de eso, seremos libres y nos iremos a dormir —dijo Kendall.
Gabriela simplemente esbozó una sonrisa.
—¿Por qué sonríe de esa forma? —preguntó James a los otros.
—Probablemente no quieras saberlo —dijo Gabriela—. Sólo guiad el camino.
Los cinco se situaron debajo del escenario, cada uno con su traje puesto, y Kendall empezó a serrar el suelo debajo del chef.
—Lo siento, Chef, pero tendré que interrumpirle.
El chef cayó al suelo.
—Está bien —dijeron todos al unísono.
Carlos apareció arriba, agarrando la mano de Gabriela para que se uniera a él.
—Somos los chefs Carlitos y Gabriela Machado. El estofado blah, blah, blah, es muy laborioso después de trabajar —empezó Carlos, tirando hacia atrás los trozos de carne.
—En su lugar, ¡palitos de pescado! —continuó Gabriela, mostrando bien la caja mirando a la cámara—. A los niños les encantan.
—Y a vosotros, porque podréis dedicaros a leer un libro. ¡Bam! —la siguió Carlos.
—Así de simple —terminó Gabriela, sonriendo
Carlos gritó cuando se acercaron los guardias, Gabriela sólo encontró el camino de vuelta hacia abajo con los otros chicos.
—Sonabas muy encantadora —dijo Kendall, esbozando una sonrisa.
—Se llama actuar.
Los dos se encaminaron por el plató.
Ahora Logan está en cámara presentando las noticias financieras. Y luego pasaron a James, que presentó el pronóstico del tiempo.
Hubo una gran cantidad de cosas, pero al final, recortaron con éxito el programa, dejando cuatro minutos.
—Oh, si se pudiera hacer algo para rellenar ese tiempo —dijo Kendall, y los cinco pusieron posturas pensativas.
—Hmm.
—¡Jamás! —gritó la productora, moviendo el podio.
—Literalmente no tienes nada más que presentar —dijo Gabriela.
—¡Jamás! ¿Me habéis oído? ¡Prefiero que haya cuatro minutos de emisión muertos y que me despidan que perder contra vosotros!
Apuntó con dos tásers hacia ellos, Carlos empujó a Gabriela detrás de él.
—¡Mientras yo esté aquí, Big Time Rush nunca actuará en un programa de la tele!
Al instante, Katie la atropelló con el carrito de golf.
—¡Lo logré! —exclamó ella contenta—. ¡He vencido a la bestia!
Al oír un pequeño "ay", Katie giró la cabeza hacia el ruido debajo del carrito y miró a los chicos.
—He vuelto a jugar mientras conducía, ¿verdad?
—Síp.
—¡Miles! —dijo un hombre con un cartel.
—Ooh, hay un texto. ¡Un aplauso para Big Time Rush!
Finalmente, sobre las seis y media, el trabajo estaba hecho. Los chicos pudieron actuar en directo en la televisión.
—Estuvisteis geniales, chicos —Gabriela sonrió, abrazando a cada uno de ellos.
—No podríamos haberlo hecho sin ti —dijo Carlos.
—Me alegro de que pienses eso —respondió ella, todavía con la sonrisa en la cara—. No volváis a pedirme que haga esto.
AL DÍA SIGUIENTE, Gabriela se sentó en una mesa del vestíbulo, con los brazos cruzados y la cabeza apoyada en ellos.
—Gabriela —susurró Kendall—, ¿estás bien?
Ella levantó despacio la cabeza para mirarle.
—Sí, estoy bien. Sólo estoy cansada.
—Ah —contestó él, sentándose al otro lado de la mesa—. Una vez más, gracias por ayudar ayer. Te prometo que te compensaré.
—Te lo agradezco —dijo Gabriela sinceramente—. Te haré saber lo que pueden hacer tú y los chicos por mí más tarde. Ahora mismo, creo que voy a echar una siesta en mi propia cama. Hasta luego, Kendall.
Se puso de pie y se dirigió hacia el ascensor, pero Kendall se aseguró de fijarse que Gabriella llevaba puesta su chaqueta del día anterior.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro