Había abandonado Rusia, su país natal, junto a Maeve en cuanto se separaron de Irisha y juntas habían llegado a Alemania de donde repentinamente habían tenido que huir dejando atrás a Erika quien se había sacrificado para que pudieran escapar de la horda furiosa que iba tras ellas. Después de un exhaustivo viaje llegaron a Inglaterra donde se suponía encontrarían paz pero no fue así, Maeve desconfiaba de ella y la había dejado sola en la habitación que compartían en una pequeña posada en el centro de la ciudad.

En su nuevo hogar la situación no había cambiado, seguía envidiando a las jóvenes con las que se topaba pero aquel enfermizo sentimiento había bajado su intensidad y ahora en su lugar se hallaba una minúscula chispa de avaricia, había descubierto que mientras más sangre consumiera su fealdad disminuía aunque no de manera significativa, no bastaba con que la extrema palidez disminuyera, quería su hermoso rostro de vuelta y no fue hasta que una noche se topo con una hermosa mujer de cabello rubio que avanzaba hacia un solitario callejón y que debido a su belleza se convirtió en su nuevo objetivo al cual con facilidad siguió con cautela, sin embargo antes de poder atacarle la joven se había girado hacia el oscuro rincón donde se escondía.

-Ya sé que estas aquí, sal de tu escondite- Ordeno la mujer con voz autoritaria causando gracia en Ilyin.

-Con cuanto valor le hablas a la criatura que podría arrancarte la vida de un sorbo- Se atrevió a decir, después de todo la mujer moriría antes del amanecer, no tendría oportunidad de contarle a alguien sobre su existencia.

-Escape de aquellos que quisieron quemarme en la hoguera, puedo escapar de ti criatura- Aseguro molestando a la vampiresa que salió de entre las sombras sorprendiendo a la mujer -Veo que "pata de hueso" ha experimentado con las aguas de la vida y la muerte- Dijo divertida analizándola de pies a cabeza -Aunque claro, puso un toque de ella en esa horrible cara.

Ilyin se cubrió el rostro con temor y vergüenza, era imposible que su ilusión dejara de funcionar pero aquello no atemorizaba a su victima, más bien la divertía.

-¿Cómo es posible? ¿Por qué llamas a Irisha así?

-Con que así es como se hace llamar ahora, que decepción. Acompáñame y te explicaré todo, este no es lugar para hablar con comodidad- Propuso la hermosa mujer mientras comenzaba a caminar guiándola hasta una hermosa casa no muy lejos de ahí, tras llegar la mujer le invito a sentarse mientras preparaba un poco de té y tras entregarle su taza le sonrió burlonamente -Mi nombre es Alice Kyteler y aunque no conozco personalmente a tu creadora créeme que he oído su historia y los rumores que la rodean. Se ha dicho que Baba se ha aburrido de cazar niños inocentes y comenzó a crear monstruos igual de horrendos que ella. Parece ser que se atrevió a mezclar las aguas que por tantos años ha resguardado pero ¿Por qué una criatura como tú resulta ser tan horrenda?- Ante la pregunta Ilyin le contó su vida como inmortal, sus dones y pecados, y al terminar su relato, y tras un largo silencio, Alice continuó con la conversación -Tu sed de venganza es grande como tu vanidad, no puedo ayudarte a encontrar a aquel que te condeno pero si puedo proponerte una solución a tu problema de imagen, ve y busca la sangre de tus creadoras, aquella inmortal y aquel chiste de bruja que te dieron tus dones, bebe su sangre y te aseguro que la belleza que perdiste volverá.

-¿Y de no ser así?- Pregunto Ilyin con desconfianza.

-De no ser así podrás venir y reclamar la vida que intentaste arrebatarme. Aquí estaré deseosa de ver el resultado de nuestro experimento.

Sin despedirse la inmortal se marchó hacia su hogar pensando en la idea que le había dado Alice, quería recuperar lo perdido pero no estaba segura de estar dispuesta a pagar el precio, a quedarse sola y pagarle con ingratitud a Maeve quien la había salvado hace ya algunos años. Pensativa entro a la habitación que ambas inmortales compartían encontrándose con su compañera que le esperaba sentada en una de las camas.

-Traje una ofrenda de paz- Se atrevió a decir Maeve señalando el baño -Se está duchando pero podemos beber juntas.

-¿Y quién va a limpiar y deshacerse del cuerpo?- Contesto con amargura dirigiéndose a la cama vacía.

-Ya me ocuparé después- Dijo Maeve observándola con atención -Sé que he estado distante pero después de tanto pensar y darle vueltas al asunto me di cuenta de que no eres capaz de haber enviado a Erika a una muerte segura. Pensaba matarte, vengar la muerte de Erika pero no me atrevería a hacerte daño, sé que te molesto pero eres la única compañía verdadera que he tenido en años, mucho tiempo pasé rodeada de Irisha y Orel...

En cuanto ese nombre llegó a oídos de Ilyin esta dejo de escuchar, Orel era el nombre de aquel que estuvo a punto de arrebatarle la vida, el culpable de que esa nueva vida diera comienzo y Maeve le conocía, existía la posibilidad de que fuera creación suya como ella lo era. Sin detenerse a pensar la envolvió fuertemente entre sus brazos y clavo sus colmillos en el blanco cuello de Maeve que chillaba y forcejeaba mientras su sangre comenzaba a brotar y era consumida con extrema rapidez, cuando por fin acabo con ella Ilyin dejó su cuerpo inerte caer mientras se daba cuenta de lo que había hecho pero no hubo tiempo para el arrepentimiento, la puerta del baño se acababa de abrir mostrando a un hombre semidesnudo que veía con horror la terrible escena y que, tembloroso, comenzaba a adentrarse nuevamente al baño tratando de alejarse de ella, pero no lo dejaría escapar y aunque estaba más que satisfecha ¿Quién era ella para rechazar tan jugoso manjar?