Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Woody

Día 20: 20/5/2021

Tal vez sea cierto eso de que quienes se pelean se aman. Lo sé, parece una estúpida frase infantil, pero a veces descubres que es verdad. Para Chris y Robin, por ejemplo, fue verdad.

Durante los primeros dos años, Chris no fue consciente de la existencia de Robin, y viceversa. No se ignoraban: tan solo eran dos mundos separados que aún no se atrevían a cruzar. Sin embargo, el tiempo cambiaría las cosas.

Robin, mexicana en Estados Unidos, llevaba cierto tiempo en el país, pero aún lidiaba con múltiples comentarios xenófobos. Paradojas de la vida, Chris la molestó un catorce de febrero.

Ese día Robin estaba hablando con unos compañeros sobre un chico castaño llamado Jack que había comenzado a fijarse en ella. Chris, que estaba en una fase oscura que muy pocos recuerdan, había interrumpido la conversación y les había dicho con una sonrisa sarcástica:

—Ustedes déjenla que hable. Después de todo, sabemos que nadie caería tan bajo como para salir con una inmigrante.

Lágrimas calientes brotaron de los ojos de Robin y ella, incapaz de soportar semejante humillación, se fue de la clase sin siquiera pedirle autorización al profesor. Su próximo destino fue la rectoría.

El director —un director en serio, no como esa impresentable que me expulsó a mí— la recibió en su oficina y ambos hablaron al respecto. Chris apareció en esa misma sala media hora después, con la boca lista para dar explicaciones.

Las consecuencias fueron obvias: Chris regresó a casa con una amonestación. La peor reprimenda vino después, cuando Mila se enteró de lo que había hecho. Me agrada decir que las palabras rudas, por fin, sirvieron para algo: Chris se arrepintió de verdad ese mismo día, aunque recién le pediría perdón muchos meses después.

El día en que Chris decidió disculparse, acababan de terminar su clase de Administración de Empresas —la última del día— y una Robin retrasada bajaba las escaleras a toda velocidad. Se había quedado después de la campana para tomar nota de todos los principios de la partida doble, principios que ahora repetía en un murmullo.

«Todo movimiento en el debe tiene su contrapartida en el haber».

«Todo lo que entra por una cuenta sale por no sé qué mierda».

—Disculpa, ¿tienes un momento?

La respuesta de Robin fue acomodarse las tiras de su mochila y acelerar la marcha. Su rostro experimentó una metamorfosis asombrosa: ahora sus facciones eran tan inexpresivas como la muerte misma.

Chris no se rindió: avanzó junto a ella con su mejor cara de perro arrepentido, sin lograr resultados favorables. De pronto, Robin se detuvo en seco, le puso una mano en el pecho sin vergüenza y apartó a Chris con un movimiento brusco. Pero eso no detuvo a esa alma arrepentida.

—Lo siento mucho, de verdad. No debí decirte eso.

—¿El director te dijo que, si te disculpabas, tendrías un castigo menor?

Robin deslizó sus palabras con una virulencia contundente; Chris solo amagó con murmurar una respuesta. Nada salió de su boca. Lo último que vio fue cómo la coleta de ella se movía hacia los lados a medida que avanzaba hacia la salida.

Chris apretó los dientes con fuerza y procedió a retirarse.

▂▂▂▂▂

El segundo intento de acercamiento llegó más pronto de lo esperado. Había pasado apenas una semana, pero Chris se disponía a aprovechar la oportunidad: el equipo escolar de Robin había ganado un torneo de fútbol y a ella la habían premiado como la mejor jugadora. Y no hay nada mejor que el éxito para ablandar el alma de un deportista.

La interceptó a la salida del recreo mientras ella guardaba su medalla en la mochila después de habérsela presumido a todo el curso. Chris carraspeó para advertirle de su presencia y no asustarla. Robin elevó la vista tan solo un momento antes de volver a enfocarse en sus cosas.

—Felicitaciones por tu prem…

—Aléjate, Peeters. No necesito tus disculpas ni tus felicitaciones.

Robin cerró la mochila con tanta brusquedad que el cierre casi se quedó en su mano. Otra vez, y como si le gustara el calor del pecho de Chris, le dio un pequeño empujón para liberarse el paso.

—¿Aún no me perdonarás? —insistió Chris—. Ya te dije que lo sentía.

—No hasta que admitas que el director te lo ha pedido.

—Ya han pasado más de seis meses. Si hubiera hecho un trato con él, ya estaría fuera de la escuela.

Imagino que el rostro de Chris debió iluminarse después de semejante pelotazo al ángulo. Pero Robin atajaba mejor que Iker Casillas y pateaba como Kyllian Mbappé.

—No te perdonaré. Puedo vivir con tu rencor en mi corazón —repuso ella, cortante—. Después de todo, ni siquiera eres importante en mi vida.

Sin embargo, el destino pronto le demostraría lo contrario. O, mejor dicho, su profesora de Literatura, junto con un trabajo práctico acerca de los nueve círculos del infierno de Dante, de La divina comedia. La razón puede resumirse en cuatro palabras: grupos de trabajo aleatorios.

Odio los putos grupos aleatorios y odio el puto pretexto de hacernos trabajar con personas que no conocemos. Uno se esfuerza tanto en pasar desapercibido y, de pronto, debes dirigirle la palabra a un desconocido.

Pero Robin la pasó peor que yo.

—Miller y Peeters —anunció la profesora—. Les toca el Limbo.

—Mierda —susurró Robin, más por compartir grupo con Chris que por el círculo escogido.

El Limbo es el primer círculo y el más aburrido. Allí no residen los pecadores: solo los no bautizados, los niños que murieron en el vientre de sus madres o las personas que nacieron antes que Jesús y que, por ende, no pudieron conocer su mensaje. Nada demasiado interesante si lo comparas con los demás círculos.

—Profesora, pido cambio de grupo —exigió Robin con un tono que no daba lugar para contemplaciones.

Sin embargo, la profesora fue más fuerte. Primero cambió el tono de la conversación y luego liquidó el asunto con una de esas frases de mierda que los maestros suelen usar.

—Será una buena oportunidad para conocerse mejor. Es momento de dejar las diferencias de lado. Quién sabe qué puede ocurrir.

Robin detestaba las historias clásicas; Chris las amaba. De hecho, antes de que desapareciera, me contaba las historias originales de los hermanos Grimm las noches en que no podía dormirme. Yo amaba esas versiones —las verdaderas versiones— y no esas historias edulcoradas que Disney inventó luego. La realidad no es fuegos artificiales, bailes en un castillo o príncipes salvadores. La realidad es miedo, dolor y sacrificio.

Chris le transmitió su entusiasmo por los clásicos y la relación pronto pasó de un "no quiero verte más en mi puta vida" a un "quizá me guste escucharte hablar sobre el infierno de Dante, pero aún me caes como el culo". Era paradójico: la tierra había separado sus almas; el infierno las había unido.

A la profesora debió gustarle la pareja que hacían, porque conservó los grupos para un trabajo práctico sobre un capítulo del Quijote a elección. Sé que sonará controversial, pero la maestra quería que bully y víctima compartieran un poco más de tiempo.

Robin y Chris rechazaron las escenas de los molinos de viento y la del capítulo inicial por estar demasiado trilladas y, en un sorprendente mutuo acuerdo, le pidieron a la profesora la de la cueva de Montesinos. Ella, extrañada pero también orgullosa de la iniciativa de sus estudiantes, aceptó.

Su amistad comenzó ese día, inmersa entre dos libros que la mayoría de los estudiantes odiaba. Quién diría que el Quijote, la pesadilla adolescente, podría lograr grandes cosas incluso cuatrocientos años después.

El tiempo pasó y, en 2016, esa misma profesora interrumpió un apasionado beso en los baños porque no quería que las cosas se salieran de control. Robin y Chris abandonaron los sanitarios con la cabeza gacha, aunque también con ganas de más. Chris temía ganarse una nueva amonestación, pero la profesora solo les pidió que no se besuquearan dentro de la escuela y se fue.

Así nació esa extraña pareja que construyó sus cimientos sobre un amor extraño, sobre un amor que había desafiado al odio.

▂▂▂▂▂

La tercera vez que Chris intentó pedirle disculpas, estaba en casa de Robin. No habían necesitado ningún pretexto escolar para verse: solo eran ganas de pasar el rato. Los padres de Robin solo habían mirado a la pareja con asombro y les habían dejado libre la habitación. Nada de sexo, les pidieron.

Robin había terminado de acariciarle a su torso trabajado por la natación y las hormonas ya se habían tranquilizado cuando Chris decidió hablar. Se separó de ella unos centímetros para dejarle claro que iba en serio y le dijo:

—Hace mucho dije que no tenías oportunidades en el amor, que nadie saldría con una inmigrante. Ahora solo quiero ser Nadie para poder estar contigo. He cometido muchos errores en mi vida: tú has sido mi mejor acierto.

▂▂▂▂▂

Chris y Robin se tenían mucho amor, pero también guardaban muchos secretos. Ahora solo me interesan esos secretos, esos silencios, esas últimas conversaciones. No eran inocentes —nunca lo fueron—: más bien trataban de tapar el sol con la mano. Y, mientras se quemaban, se rodeaban de las peores compañías.

Nora, Robin, Noah y Chris. Los cuatro merecen un círculo propio dentro de la obra de Dante.

Nora miente.
Robin miente.
Noah miente (y se comporta como un puto resentido).
Chris miente.
Todos mienten.

Sin embargo, ese extraño complot me da esperanzas, esperanzas de que esto solo sea un turbio plan infantil o un gran acto de rebeldía adolescente. Porque, si no lo es, alguien podría salir herido. O alguien podría morir.

Nora podría morir. 
Robin podría morir.
Noah podría morir.
Chris podría morir.
Todos podrían morir.

Aún recuerdo el avión de papel que Chris me envió aquella noche. Recuerdo el trazo firme, la letra te ondulada, la esvástica que le daba un toque dramático. Recuerdo aquella frase.

«Ten cuidado. Alguien que intentó matarte en el pasado volverá a intentarlo».

Si Chris ha sido mi ángel de la guarda y Chris ya no está, ¿entonces qué les queda a ellos?

▂▂▂▂▂

Uyyy, acabamos de conocer la historia de amor entre Chris y Robin. Lo malo son las nuevas circunstancias en las que la descubrimos :(

¿Creen que Robin o que Chris oculta más secretos? ¿Creen que pueden llegar a morir? 👀

La cosa se viene intensa🔥🔥

Mientras tanto, ya tengo mi nueva historia en el horno. Espérenla, que se está cocinando😏

¡Hasta el próximo sábado!

xoxo,

Gonza.za <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro