Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 49- fin parte 2


Muevo mis manos en el aire, volviéndome invisible ante todo ojos humanos. Camino en dirección al mismo lugar donde será la boda o, mejor dicho, donde se está llevando a cabo la boda, una que voy a detener. Mi mente se alinea con mi ira, esa que recorre mi cuerpo. Antes de que me percate ya estoy a unos metros del altar, el sitio está llenos de guardias y la decoración sigue siendo igual de triste que la primera vez, la cantidad de invitados es menor, la novia luce el mismo traje y ella está sujetando las manos de Axel quien tiene el semblante serio.

"Cariño, ¿te he dicho que se te ve un culo de infarto con ese pantalón?" le pregunto. Sé que me escucho, ya que su rostro se mueve del de ella y recae sobre el sitio donde estoy yo. Vuelve su atención a ella.

"Sigues viva, pervertida" en su rostro se dibuja una sonrisa.

"No es tan fácil librarse de mí" le informo.

Busco a Lilith con la mirada, hasta que la encuentro en la primera fila en conjunto con el padre de mi chico.

—¿Hay alguien que se niegue a la unión de esta pareja? —pregunta el padre.

Aceleró mis pasos hasta quedar en el centro del público y me hago visible ante todos.

—Yo —le informo.

Las miradas recaen sobre mí. siempre soñe con irrumpir en una boda. los guardias se aproximan apuntándome con sus armas, Lilith y el señor se levantan de sus puestos.

—Siga, padre —le solicita el padre de Axel.

El padre obedece su orden, ignorando mi presencia.

—Axel, ¿Aceptas a Kati como tu futura esposa, para amarla cuidarla, protegerla hasta que la muerte los separe? —le pregunta.

Observó la escena atenta a lo siguiente que va a pasar.

—No —es lo que responde Axel, mientras suelta las manos de ella.

Axel se acercó, su mirada fija en la mía. Los murmullos a nuestro alrededor crecían, una marea de indignación que parecía cernirse sobre nosotros. Ignorándolos, llevó sus manos a mi rostro y unió nuestros labios en un beso corto, pero intenso. Sentí su lengua rozar la mía, un gesto desafiante y provocativo. Al separarnos, pude ver a la novia secándose las lágrimas con las manos temblorosas. Por un fugaz instante, sentí un pinchazo de culpa. Pero al instante, esa sensación se disipó, reemplazada por una fría determinación.

—Ya basta de tus espectáculos —me regaña Lilith.

—¿De qué espectáculo me hablas? —cuestiono.

—Tú lo buscaste —me amenaza.

El aire se vuelve denso en el momento en que Angel entra arrastrado por dos guardías. Oscuras ojeras se marcan bajo sus ojos. Sin embargo, su sonrisa sigue intacta. Podrian romper su cuerpo, pero no su espiritu. Él rompe las cadenas de sus manos al transformarse en lobo, ocasionando una ovacion de gritos de terror por parte de los presente. Personas corriendo, guardias muriendo.

Cuando encontre al doc le pedi que aflojara las cadenas de Angel y al parecer lo hizo bien. Mi amigo gruñe en direccion a todos los presentes. La sangre baña sus patas al igual que sus facciones felinas.

Hasta que todos los presentes desaparecen, dejando a LIlith, algunos guardias, el padre de Axel y nosotros presentes en está maravillosa boda.

—¿Cómo dijiste? ¿Tú lo buscaste? Tienes razón, lo busque y libere —me burló de ella.

Pero una sonrisa arrogante asoma en el rostro de ella y vuelve a chasquear los dedos.

—Talvez con él sí, pero no con tu padre —sus palabras son como un atizador caliente.

Esa imagen quedaria grabada en mi retina de por vida, como una fotografia fija. el cuerpo inerte de mi padre, manchado de sangre y rodeado de guardias impasibles. Mis ojos amenazan con escapar de mi cuerpo buscando una respuesta que nunca llegará. La piel, antes llena de vida, ahora era pálida y fría. Un nudo se forma en mi garganta, amenazando con ahogarme.

—Murió por tu culpa —espetó Lilith, su voz llena de veneno.

Las palabras la golpearon como una bofetada. Niego con la cabeza, gritar que no es cierto, pero su voz se perdió en un sollozo ahogado. Ángel, con una frialdad que la heló, arrastró el cuerpo hasta dejarlo a sus pies. Se inclinó, sus dedos temblorosos explorando el cuello de su padre. Buscó el pulso, pero solo encontró marcas rojas violáceas, como huellas de una mano que había estrangulado la vida.

Un sollozo escapó de sus labios, desgarrando mi alma. Tengo que cerrar mis ojos con fuerza, intentando contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Pero es inútil. Las imágenes de mi padre, sonriente y lleno de vida, se mezclaban con la horrible realidad de su muerte. La ira, el dolor y la desesperación se arremolinaban dentro de mi, creando una tormenta que amenazaba con consumirme por completo.

Algo frío se arrastró por su espalda, como una serpiente invisible. Era el miedo, el miedo a lo que le esperaba. A lo que podrían hacerle a ella. A lo que ya le habían hecho. Abrió los ojos, encontrándose con la mirada fría y calculadora de Ángel. En ese instante, lo entendi, mi vida había cambiado para siempre. Nunca más volvere a ser la misma, ellos tampoco.

Las lágrimas se mezclan con mi sudor que brotaba de mi frente. El dolor físico era insoportable, pero el emocional era aún peor. ¿Cómo podía seguir viviendo sin él? Recordaba sus ojos llenos de orgullo cuando me había graduado, su voz animándome a seguir adelante. Y ahora, estaba aquí, arrodillada junto a su cuerpo sin vida. La culpa amenaza con consumirme, pero también me impulsa a buscar justicia. No permitiría que se llevaran con ellos la esperanza que mi padre había depositado en mí.

—Tú lo hiciste, entre más tiempo estés viva, más personas que amas moriran —las palabras de Lilith son frias, vacias, sin pizca de emocion o remordimiento alguno.

Limpio mis lágrimas y siento el odio recorrer mi cuerpo, me levanto aun cuando mis piernas tiemblan amenazando con dejarme caer, Axel me sujeta impidiendo que eso pase. Un calor profundo se adueña de mi cuerpo, mientras dibujo una sonrisa sádica en mi rostro.

—Te mataré y arrancaré tu cabeza aun estando viva, la pondré en una estaca y la colocaré justo en la entrada de este maldito campamento —no es una amenaza es una promesa.

El aire se torna cargado de una electricidad que amenaza con destruir todo. Lilith palidece momentaneamente, pero permanece firme.

Ella es como yo, prefiere morir antes de rendirse.

Un silbido agudo rasgó la quietud del bosque, resonando entre los árboles como un lamento ancestral. La tierra tembló levemente, y de las sombras surgieron tres criaturas colosales. Eran lobos, pero de una especie desconocida. Su pelaje era oscuro como la noche, y sus ojos brillaban con una inteligencia fría y despiadada. Eran más grandes que cualquier lobo que hubiera visto, tan altos como un hombre y con músculos que parecían acero. Sus cuerpos se movían con una gracia letal, desplazándose entre los árboles con la facilidad de fantasmas.

"¿estas lista" le pregunto a ella.

"Si" es su unica respuesta. Es cuando la siento, es tan breve, pero alli está ella. Me giro levemente hasta quedar frente a Angel.

—Mantente al margen, no puedes morir —le ordeno y este solo gruñe en respuesta.

Su mirada me suplica que no lo haga, sé que cree que puedo morir, lo veo en sus ojos, pero no lo voy a hacer. Me separo de él, alejándome. Levantó mi mano moviéndola de forma lenta hasta que el mango de un cuchillo se posa en mi mano. Observó a los animales y el primero se me viene encima.

La adrenalina me inundaba como una marea, cada músculo de mi cuerpo vibraba con anticipación. Levanté el cuchillo, la hoja reluciente bajo la luz de la luna. El lobo, con ojos ámbar que brillaban de odio, se abalanzó. En un movimiento rápido, lo elevé por los aires, su cuerpo describiendo un arco perfecto antes de estrellarse contra el suelo con un ruido sordo. El gruñido que escapó de su garganta era un sonido gutural y primitivo, una melodía de dolor que resuena en el bosque.

Repito el mismo procedimiento elevándolo y tirándolo con más fuerza que la vez anterior. La sangre me salpica, siento como mis pies dejan de tocar la tierra elevándome en el aire y desciendo con fuerza, rapidez. Clavándole el cuchillo, moviendo lo aun dentro de su cuerpo hasta contemplar cómo se desangra. Me giro repentinamente para ver que sigan con vida, Ángel está atacando a los guardias, mientras Axel les hace algo en su mente, sin dejar de luchar. Elevó mi mano formando un puño quitándole las armas y arrojándolas lejos, haciéndoles más fácil la tarea.

El lobo, enfurecido, se abalanzó sobre ella. Sus colmillos, afilados como navajas, buscaban su garganta. Ella giró sobre sí misma, esquivando el ataque por milímetros. La hoja del cuchillo se hundió en el costado del animal, desgarrando carne y hueso. Un aullido desgarrador llenó el aire mientras la sangre caliente brotaba a borbotones, tiñendo de rojo la hierba. La protagonista sintió una oleada de adrenalina que la recorrió de pies a cabeza. Con un grito salvaje, clavó el cuchillo una y otra vez, hasta que el cuerpo del lobo quedó inerte. La sangre le cubría las manos, el rostro, la ropa. Era cálida, pegajosa y dulcemente metálica. Se inclinó sobre el cadáver, respirando profundamente el olor a muerte. Una sonrisa salvaje se dibujó en sus labios.

Fijo mi mirada sobre la mujer rubia teñida, que tiembla, mientras su rostro palidece. Camino erguida, segura, ella sigue retrocediendo. Elevó mi mano en el aire para sujetarla y la estrelló con fuerza contra un árbol, repito el procedimiento varias veces, escuchando sus chillidos de dolor. Que ahora son música para mis oídos. Acortó la distancia colocando mi mano en su cuello cortando su suministro de aire. Ella jadea y jadea.

—Te lo dije, yo no amenazo, solo aviso —le recuerdo.

Ella palidece y suelto un poco su agarre, pero con mi mano restante voy pasando el cuchillo por su cuello sin cortar, todavía. Ella tiembla negando con la cabeza. Intenta hablar. El cuchillo se hundía en su carne tibia, un sordo placer me recorría. Recordaba su risa, su tacto, cómo me había hecho sentir...y cómo me había traicionado. La ira era un fuego que me consumía, purificándome. Con cada gota de sangre que caía sobre mis manos, sentía que me liberaba de una prisión.

Pero un golpe sordo atrae mi atención, giro mi rostro, hasta encontrar el lugar de donde provenia. Sasha cae al suelo, mientras el padre de Axel se aleja contemplando el rojo manchar sus manos. Dejo caer el cuerpo al suelo. El rojo carmesí se extendía como una mancha en el blanco inmaculado del vestido de Sasha. La viscosidad de la sangre, caliente y pegajosa, me recordó a la suavidad de su piel cuando la besaba. Un escalofrío me recorrió al recordar la última vez que la había visto sonreír, su risa cristalina llenando la habitación. Ahora, su rostro estaba pálido, sus ojos vidriosos, y la vida se escapaba de ella. ¿Por qué, Sasha? ¿Por qué tuviste que involucrarte? Mi corazón se desgarraba con cada latido. La había perdonado, pero ¿podría perdonarme a mí mismo? La sangre mancillaba mis manos, una marca indeleble de mi culpa.

—¿Por qué te metiste? —le preguntó sintiendo cómo mi voz se quiebra.

—Porque iba a matarte y no iba a permitir eso —murmura, mientras pequeños hilos de sangre escapan de su boca.

Levantó mi mano pasándola por mis ojos para calmar las lágrimas y el temblor que recorre mi cuerpo. Niego con la cabeza volviendo a hacer presión en su herida, sin embargo, ella es muy terca y quita mi mano de su herida.

—Donde se metió la bala es muy poco probable que se logre sacar y me estoy desangrando, mi tipo de sangre es extraño. Moriré de todas formas, déjame hacerlo en el bosque —me suplica.

Pero niego con la cabeza, mis ojos pican, mi nariz me duele, mi mano tiembla y no quiero que muera, es complicado salvar a alguien que está dispuesto a morir.

—Perdón —susurra con un tono poco audible—, yo si me encariñe contigo, eres mi mejor amiga y ese idiota también —me susurra.

—Y tú eres la mía —le respondo.

La había juzgado, la había alejado, y ahora era demasiado tarde. Abrázala con fuerza, sintiendo la frialdad de su cuerpo. En ese momento, comprendí que la vida era frágil, que todo podía acabar en un instante. El sonido de un disparo resonó en la distancia, seguido de otro y otro. El corazón me latía con fuerza en el pecho. ¿Sería este el final? El padre de Axel apuntaba con el arma, su rostro distorsionado por la ira. Mis dedos se cerraron en un puño, pero no me moví. ¿Qué sentido tenía seguir luchando? Mis manos temblaban mientras miraba el arma apuntada hacia mí. Podría tomarla, podría acabar con él, pero ¿qué lograría? más muerte de personas que aprecio.

—Eres un monstruo y ellos deben morir —sentencia.

Cierro mis ojos esperando mi final, entonces me encontraré con mi familia y amigos. Si embargo, nunca llega, lo que sí se escucha es un rápido crujir. Abro mis ojos lentamente hasta que mi mirada cae sobre la de Axel que suelta el cuello de su padre, mientras este cae sin vida al suelo. El miedo está plagado en su mirada. Lo mato. Por mi culpa lo mato. Cierro mis ojos mientras en mi mente se repite las palabras del Señor. "Eres un monstruo y ellos deben morir" ¿qué tal si lo soy? Impulse a un hijo a que asesinara a su padre. Niego sintiéndome lo peor que existe.

—Perdón. Perdón —es lo único que artículo.

Siento mi cuerpo temblar y sus brazos envolverme, transmitiendo ese calor que es capaz de prometer que todo estará bien. El dolor se adueña de mi cuerpo y todo se va escuchando más lejano, hasta que dejó de estar aquí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro