Un toque a la puerta me descoloca, mi piel se eriza y mi pulso se dispara. «¿Qué está pasando?» le preguntó a ella. Pero no tengo respuestas por su parte, un sabor amargo se adueña de mi garganta. Axel me observa en silencio con su semblante serio, deberia seguirlo o quizas ocultarme.

Pero no lo hago y en su lugar, permanezco sentada sin importarme lo que ocurra próximamente. Él abre la puerta lentamente. mi piel se eriza en respuesta, el aire se torna denso, no necesito mirar para saber quien llego. Lilith.

—¿Que hacen aqui? —cuestiona Axel impidiendoles entrar.

Cierro mis ojos, dejando que un frio placentero inunde mi cuerpo. Al abrirlos, me dirijo detras de Axel. Lilith está aqui acompañada por un grupo de guardias al igual que él padre de Axel.

La rubia pone una mueca de sorpresa al escuchar las palabras de Axel. Mientras su padre parece querer golpear a su hijo con sus ojos.

—Venimos a hablar, a limar asperidades —le responde su padre.

Es sorprendente el que no digan nada o no miren en mi dirección en este momento.

—No estoy disponible, en otro momento será —la voz de Axel es fuerte, autoritaria. Los músculos de su espalda se tensan.

—Es que no queremos hablar contigo —le informa Lilith— es con tu pequeño demonio, digo Elizabeth —se corrige.

¿Demonio? Hay mejores formas de llamarme y esa es una muy poco original.

—No está —miente.

—Oh, bueno, entonces esa chica que está sentada en tu sillón debe ser otra. La misma con la que has pasado los días anteriores y con la que repetidas veces te has besado —Lilith es astuta.

¿Entonces no me ven? ¿Creen que estoy en el sillón? esto si que es asombroso. Me giro y observo mi cuerpo completamente quieto, es asombroso e inquietante.

–¿Qué quieren? —cuestiono regresando a mi cuerpo.

La puerta se abre de par en par, dejandome contemplar nuevamente a los invitados.

—Pensábamos qué tenías curiosidad de saber de dónde venías —intenta comprarme.

—No —respondo sin ánimos.

El rostro se Lilith se contrae en molestia, ella creyó que yo caería tan fácil.

—¿Acaso no quieres saber quiénes son tus padres? —pregunta sorprendida— ¿o por qué estás aquí? —vuelvo a negar con la cabeza.

Se cruza de brazos y está molesta, su rostro se contrae en una mueca de disgusto.

–Déjame pasar o te prometo que uno de mis hombres le meterá un tiro a tu amiguito Ángel –amenaza.

Ella se hace presente en mi cuerpo, elevó mi mano haciendo un puño con mi mano y lo siguiente que se escucha son los gritos de los soldados. El rostro se Lilith palidece.

–No me gustan las amenazas, son para idiotas desesperados que no saben que hacer –le explico.

—Lo que ella quiso decir es que queremos hablar contigo, en paz —el rostro del padre de Axel, se torna con miedo. Es falso como el de ella.

Ambos se sientan frente a mí.

—Hablen —ordeno.

—Cuenta una leyenda antigua, que existe un reino que está unido a la tierra. Donde gobierna un rey, el cual tuvo tres hijas. Cada una tiene diferentes poderes, pero solo conozco que la primogenita, la primera en nacer, es aquella que tiene más poderes. —la emocion en su voz es palpable.

Tres hijas, un reino, poderes. A este punto de mi vida, nada suena tan descabellado como quiero creer. Pero esos dos puntos si que lo son.

—Lo unico que tienen es el hecho de que me abandonaron en la puerta de mis padres —confirmo.

—En los hospitales, tu ADN causo revuelo y fue cuando supe que la leyenda podia ser real —se detiene, nunca antes habia escuchado a alguien hablar con tanto asombro y fascinacion.

—Podria ser una mutación genetica —informo cruzandome de brazos.

Fui al colegio, no fue en vano.

—Tu crecimiento fue diferente al resto, tu cabello cambiaba de color y hasta quemaste un edificio —declara Lilith.

¿Qué yo hice qué? Esta señora está desesperada por seguir experimentando conmigo. Eso es imposible, no he quemado nada que yo recuerde. "¿esto es imposible, verdad?" cuestiono preguntando a ella.

"Todo es posible, no siempre estas presente" me responde ella.

—Lo hiciste —asegura el padre de Axel—, yo tuve que hipnotizar, para que olvidaras muchas cosas y pudieras seguir con una vida medianamente normal.

¿Para que estan hablando conmigo? ¿con que proposito? ¿como les conviene que yo conozca todas estas cosas?

—¿Para que me trajo? pudo haber quitado la hipnosis sin problema —afirmo.

Ambos se observan entre sí. como si compartieran un secreto que no debo descubrir y poco a poco se les esta escapando de las manos.

—No fue posible —es lo unico que declara mi ex suegro.

—¿Por que, no? —interrogo.

—Simplemente no podiamos, algo impedia que entraramos en tu mente —se mueve inquieto.

—Reitero ¿por que estoy aqui? —interrogo nuevamente.

—Tus poderes podian florecer aqui y eso sucedio —asegura Lilith.

Asiento no muy convencida al respecto sobre sus argumentos tan debiles.

—Me alegro de que su experimento funcionara, pero creo que deben retirarse —aseguro invitandolos a que se levanten.

—¿No lo entiendes? verdad —asegura—, pense que eras más lista, temo que no eres más que un cascaron vacio y huevo —finaliza mi ex suegro.

—No soy moneda de oro, para agradarles a todos —le respondo al señor—, ademas que no comparta sus mismos ideales no me hace hueca o vacia.

—Dañas todo a tu paso —asegura él—, por tu culpa mi hijo no contrajo matrimonio como teniamos previsto —me señala, mientras su rostro comienza a tornarse rojo—, le motivas a llevarme la contraria, lo manipulas a tu antojo. Solo que ese idiota no se percata de tu manipulacion.

—¿Manipulacion? —cuestiono sintiendo mi rostro calentarse—, usted es un padre de mierda, que solo se beneficia de su hijo.

Un ejemplo muy claro es esa boca. Una vena resalta en su rostro palpitando con fuerza. Si le quiere dar un infarto, por mi bien.

—Un buen padre, no utiliza a su hijo como un bien material —le aclaro—, busca lo mejor para él. Ningun hijo debe sentir la necesidad de fingir o actuar como alguien que no es, solo para que su padre sea feliz —aclaro—, por personas como usted, es que hay hijos que se sienten insuficientes y cometen el error de buscar lo que debieron recibir de sus padres, en relaciones toxicas, dañinas y fallidas.

Una realidad muy cruel en la cual vivimos actualmente. Los psicologos y psiquiatras siempre se llenan por el mismo motivo que desencadena otros sintomas.

—A veces los hijos imitan a sus padres en busca de la mas minima aprobacion. Palabras que nunca fueron pronunciadas y en su lugar, tenemos adultos carentes de todo —señalo todo lo alrededor—, aprobación, afecto, sentirse validados.

La duda impregna su rostro, al igual que la falta de credibilidad que tiene hacia mi.

—Al crecer, esos hijos luchan y se arrastran, aceptando la mas minima muestra de afecto, aun cuando esa puede ser nociva para ellos —culmino, sintiendo el aire abandonar mis pulmones.

—Todos tenemos definiciones diferentes, de lo que es correcto —es su unica respuesta.

Con sus palabras algo extraño sucede, mi cuerpo se siente pesado, al igual que mis parpados. Respirar se vuelve algo dificultoso.

—Desde antes de conocerlo, quise decirle algo —me detengo, porque mi boca no coopera—, ¡Jodase usted, su trabajo, su estupido campamento y esa loca que está a su lado! —le grito.

Me giro, la impotencia se adueña de mi cuerpo, pero este sigue sin responder. Mis párpados se vuelven mucho más pesados. La puerta se abre de par en par mostrando a un grupo de guardias armados. Cuando intento mover mi mano para quitarles las armas, mi cuerpo decide dejar de funcionar y caigo contra la madera. El golpe debería despertarme, pero no lo hace. Todo se va escuchando cada vez más lejano.

—Cuando tienes un caballo salvaje, debes domarlo —es lo ultimo que logro escuchar de Lilith.

Todo se torna oscuro...