Capítulo 44- Mentiras
A lo lejos, las siluetas de mi padre y Lilith se recortaban contra la penumbra que otorgaban los arboles. Sus voces, entrecortadas por la distancia, llegaban a mis oídos como cuchilladas. El tono de Lilith era agudo, casi histérico; el de mi padre, grave y autoritario. Me aferré con fuerza al brazo de mi acompañante, sintiendo cómo su corazón palpitaba al mismo ritmo que el mío. Nos acercamos con cautela, agachados, rogando que el crujido de una rama no nos delatara. Alcanzamos los arbustos que bordeaban la cabaña, lo suficientemente cerca para escuchar cada palabra, pero lo bastante lejos para permanecer ocultos..
—No puedes hacer eso —le reclama Lilith.
—Claro que puedo, soy su padre —sentencia mi progenitor.
—No, claro que no eres su padre y lo sabes. Ella debe seguir aquí, por lo menos hasta que todo termine y sepamos como manejarla —ordena ella.
¿Qué el no es mi que? esas palabras son como cachetadas fuertes que impactan contra la parte más sensible que poseo. Entonces ¿no soy su hija? ¿quienes son mis padres? ¿por eso mi supuesta madre nunca me quiso? ¿por que mis verdaderos padres nunca me buscaron? ¿acaso se quisieron deshacer de mí?
—No importa si no la engendre, sigue siéndolo, la críe, la vi caminar, correr, es mi hija —sentencia mi supuesto padre.
La traición era un puñal envenenado que me había atravesado el corazón. El dolor era tan intenso que me arrodillé, buscando alivio en el frío suelo. Mi visión se nubló, y por un momento creí que me desmayaría. ¿Cómo podía haber sido tan ingenua? ¿Cómo había podido confiar tanto en alguien que me había fallado de esta manera? La confianza, una vez un tesoro preciado, se había convertido en cenizas en mis manos.
Todos podrian mentirme, pero él no.
—Sabes a lo que me refiero...
—No me importa nada de eso, ahora yo iré a buscarla y me la llevaré, no dejaré que sigas lastimándola de esta forma —sentencia mi...
—No, no lo harás. —le informa cruzándose de brazos— guardias, llévenselo.
Mi cabeza palpita aun más con cada palabra que escucho por parte de ellos dos. Un grupo de guardias emerge de la cabaña de Lilith. Vestidos de negro, prometiendo en un susurro inaudible, destrucción. Me agradaría, de no ser por la forma en que sujetan a mi padre. Lo lanzan al suelo con tal fuerza que temo por alguna fractura en sus huesos. Los golpes a sus costados siguen, mientras mi visión se tiñe en el proceso.
Sus ojos se encuentran con los mios y niega. Viejo testarudo. Puede morir, él lo sabe, a pesar de eso, se niega a recibir ayuda. Una breve risa brota de mis labios, casi inaudible. Angel sujeta mi hombro, volteo a verlo. Deberia haber confusión en sus ojos, algun mensaje en que crea que estoy desquiciada. En su lugar me encuentro con empatia, una que me asque en el proceso, pero tambien agradezco.
—Te lo dije, ella debe quedarse, la hemos estudiado desde que pudimos y necesitamos seguir haciéndolo. Cada persona fue puesta en su vida con un propósito —la voz de Lilith altera mi sistema nervioso.
"Dejame salir, te puedo ayudar y lo sabes" susurra esas voz en mi cabeza.
Vuelvo a reir con cierta amargura filtrandose por mis labios. Esa mujer, esta desquiciada. Todo lo que pase en está vida, en esta breve etapa, fue por su culpa, cada golpe de Madison, cada accion de mi ex pareja. Todos fueron actores que hicieron muy bien su papel.
"Te ayudare" promete y me tiento en cada segundo que pasa...
"No te hagas la de rogar, imagina a todos ellos corriendo, podrias oler su miedo a kilometros de aqui ¿no te gustaria eso?" ella si que sabe como tentarme.
—Ok —le respondo—, pero quiero estar consciente.
«Aceptó»
Tan rapido como esas palabras escapan de mis labios. Cierro mis ojos, sintiendo el frio surgir desde la punta de mi pie hasta el ultimo de mis cabellos. La ira se adueña de mi cuerpo. En ese segundo, casi imperceptible, la siento a ella. Abrazando mi cuerpo. No necesito verla, para saberlo. Ella está. Conmigo.
Me levanto de mi escondite. Ahora ellos tendran que esconderse. sin embargo, una mano impide que yo avance. No tengo que verlo, para saber quien es.
—No me detengas —le informo.
—No lo haré —me dice con obviedad—, pero no te dejaré ir sola —me informa.
Y ante mis ojos se transforma más rápido que otras veces, dejándome ver su pelaje. Gruñe en mi dirección y una sonrisa se asoma en mi rostro. Sus patas, su pelaje, me provocan ganas de acariciarlo, es como un gatito gigante «concéntrate» me recuerda esa voz. Me giro sobre mis talones, entendiendo que tengo la atención de los presentes. Los guardias se detienen apuntándome con sus armas. Levantó mis manos en el aire en son de paz, mientras en mi rostro se dibuja una sonrisa de satisfacción al oler su miedo impregnando el aire.
—¿Por qué tanto miedo? —interrogo.
Muchos puntos rojos me señalan por todo mi cuerpo y a mi gatito. Muevo mi mano izquierda en el aire, sintiendo como ella hace algo extraño y lo siguiente que ocurre es que las armas salen volando de sus manos y terminan lejos de su alcance.
—Diviértete gatito —le digo en voz alta a mi amigo.
Un escalofrío eléctrico recorrió mi cuerpo, electrizándome desde la punta de los dedos hasta la raíz del cabello. La adrenalina pulsaba en mis venas, dándome una fuerza sobrehumana. Ángel, con una ferocidad que nunca antes había visto en él, se abalanzó sobre los hombres, sus dientes brillando a la luz de la luna. Mis piernas, antes pesadas como plomo, se movieron por sí solas, impulsándome hacia Lilith. La sorpresa pintó su rostro, sus ojos se agrandaron al ver mi transformación. Levanté la mano, concentrando toda mi energía en un único punto. La tierra retumbó bajo mis pies, y una onda expansiva derribó a los guardias, esparciéndolos como muñecos de trapo.
Levantó mi mano en dirección a Lilith, contemplando como lo desconocido confabula a mi favor. Mientras una fuerza invisible aprieta su cuello, levantandola en el aire, sus pies se agitan en busca de tierra firme y lo unico que consigue es asfixiarse más. Un nuevo color inunda su rostro, uno violeta, que combina con su color de piel. Avanco hasta que esa mano invisible es sustituida por la mía. La estrello con fuerza contra la pared, ocasionando que todo a nuestro alredeod tiemble. Sus manos en un acto desesperado rasguñan la piel de mi brazo. Lejos de molestarme, me motivan más.
—No soy un juguete suyo, con el que se puede divertir —le advierto.
—No lo eres, pero nadie sabe lo que eres —susurra jadeando por el aire.
—Amenazo a mi padre —aflojo mi agarre y lo vuelvo a afianzar, llevándola contra la madera—, plantó a personas a mi alrededor, experimento conmigo, me intento matar tantas veces y ahora estamos aquí. Observando cómo los roles se intercambian —susurro viendo cómo las lágrimas abandonas su rostro.
Es una pena que ella este llorando, mancha mi obra de arte.
—Pero para que vea que no soy igual que usted... —la suelto, viendo como su cuerpo cae al suelo.
Ella jadea por aire, mientras se mantiene como si fuera a gatear a algún lado. Me giro sobre mis talones, encontrando a alguien al lado de una pila de cuerpos inertes.
—Vámonos gatito —le informó— y usted —señaló a mi padre— váyase antes de que algo peor pueda sucederle.
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