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LA CENA

Capitulo 3

Andy

Bajo a la cocina para desayunar, ya que el olor a panqueques y café está impregnado en todo el lugar. Aún me siento adormilada, ya que estuve hasta la madrugada desempacando mis cosas y arreglando lo que será mi nueva habitación.

Cuando termino de bajar las escaleras, veo a mis padres y a mi hermano en la mesa desayunando. Arrastrando los pies con pesadez y llego hasta la mesa.

—Buenos días. —digo sin ánimo.

—Buen día, Cariño. —me responde mi madre alegremente mientras se lleva la taza de café a los labios. —¿Estas bien? No tienes buen aspecto.

Suelto un suspiro.

—Solo estoy somnolienta.

Mi hermano mayor suelta una risita divertida y le pego con mi pie por debajo de la mesa. Papá lo nota y menea la cabeza negativamente, divertido. 

De pronto suena el timbre de la puerta. Nos sorprendemos al instante ya que somos nuevos por aquí y nadie nos conoce. Que raro. ¿Quien será?.

—Yo voy. —dice Papa y se levanta de su asiento. Me dispongo a desayunar un poco de fruta y nada más, no tengo mucho apetito. Mamá termina su panqueque y se levanta para irse a la cocina quedando solo mi hermano y yo en la mesa. Pero Corey solo se dispone a mirar su celular ignorándome por completo. Al cabo de unos minutos, Papá entra de nuevo a la casa. Cuando levanto la mirada para verlo, tiene una sonrisa entusiasmada en el rostro. Frunzo el ceño confundida.

¿Por que papá está tan feliz?

Aunque eso no es raro viniendo de él, Papá suele ser demasiado extrovertido para mí gusto. Personalidad que, obviamente a mi falta.

—¡Familia!. —Levanta la voz haciendo que Corey despegue la mirada de su teléfono y lo mire.

—¿Qué sucede, Alexander? ¿Por qué tanto alboroto?. —dice Mamá acercándose a él.

Lo mismo iba a preguntar yo.

—¿A qué no adivinan quien estaba allá afuera?.

Corey me mira y yo me encojo de hombros.

—¿Quien?. —Pregunta Mamá, curiosa.

—No me digas que era uno de esos vendedores ambulantes.

Papa niega con su cabeza sin dejar de reír.

—No.  —niega inmediatamente y luego añade: —Era mi jefe.

—¡¿Qué?!. —suelta mi madre desconcertada y yo sigo confundida, porque la presencia de ese hombre no es para tanto. Si, es el nuevo jefe de mi padre y eso, pero esa no es una razón para estar tan feliz. ¿O si?.

—Si. —Continúa mi padre alegremente.

—¿Y esa mansión de al lado? Es donde vive. —anuncia Papa y mamá solo parpadea impresionada.

—¿Entonces tu jefe es nuestro vecino?. —pregunta mi hermano tan sorprendido como yo.

—Si. ¿No es increíble?. 

No

—¡Oh, por dios!. —Exclama mi madre.

—¿Y por qué no lo hiciste pasar? Eres un maleducado, Alexander. —Lo regaña mi madre cual niño pequeño.

—Lo invité, pero dijo que tenia prisa.

—¿Entonces que quería? ¿Solo saludar?.

—Si. Y me dijo que estábamos invitados a una cena en su casa esta noche para darnos la bienvenida.

—¿De verdad?. —dice Mamá sorprendida. Y la comprendo porque, el señor Richard Owen (creo que así dijo papá que era su nombre) es un hombre muy importante para estar haciéndonos una cena de Bienvenida. Tampoco me lo puedo creer. Y ni hablar de Corey que parece encantado por la invitación. En cambio yo...no tanto.
Lo que me recuerda que tengo que encontrarme de nuevo con el chico del balcón y quiero evitarlo a toda costa.

—Tenemos que ir esta noche. —anuncia papa.

—Yo no iré...—Les digo y todas las miradas se posan sobre mi.

—Como siempre mi hermanita de aburrida. —bufa Corey y yo pongo los ojos en blanco ante las palabras de mi hermano.

—Cariño, tienes que ir. No podemos hacerle el feo a ese señor después de todo lo que ha hecho por nosotros. Además, solo será unas horas. —Mamá intenta convencerme.

—Andy, entendemos que no te guste relacionarte con la gente por tu condición. —dice mi padre. —Pero esto es importante. Hazlo por mi, ¿Vale?. —odio cuando mi padre se pone en plan dulce porque siempre me convence con sus palabras.

Suelto un suspiro de resignación.

—Esta bien, Papá. Solo por esta vez iré. —accedo y mi padre esboza una gran sonrisa de agradecimiento. Mientras que yo solo quiero desaparecer de la Tierra antes de ir a la casa de los vecinos.

Ojalá pudiera hacerlo.

💗💗💗

La noche llega más rápido de lo que me gustaría. Mis padres lucen emocionados por la dichosa cena. Y ni hablar de Corey, es el más emocionado de todos. Como si ir a la casa de una familia adinerada fuera algo de otro mundo.

Mamá luce fantástica en su vestido negro, al igual que papá quien lleva un hermoso traje azul con corbata.

Demasiados elegantes para una simple cena de bienvenida.

Y yo, como siempre, ando fuera de lugar. A veces siento que no pertenezco a esta familia.

Al final decidí ponerme lo más sencillo que tenia en mi closet; pantalones anchos, una sudadera de lana, vans y mi gorro de lana, hacía mucho frío allá afuera. Por último me coloqué mis guantes. Si, mi manera de vestir no era la adecuada pero poco me importaba, la verdad. Estando todos listos nos dirigimos a la salida. Mientras caminamos por la acera, mis manos no dejan de temblar. Suelto un suspiro y me digo a mi misma que todo irá bien.
Nos detenemos frente a la gran mansión de los vecinos.

— Andy, por favor, se amable. — pongo los ojos en blanco ante las palabras de mi padre.

— Esta bien. — accedo de mala gana.

— Y tu, Corey, te comportarás.

— Si, Papá. Ya vamonos, muero de hambre.

Mamá lo reprende diciéndole que no coma como un cerdo frente a los vecinos y mi hermano suelta una risita divertida. Papá se limita a menear la cabeza negativamente sonriendo.

Si, mi hermano es un caso perdido.

— ¿Estas lista, Cariño?. — me pregunta papá, a mi lado.

Me encojo de hombros.

— Eso creo. — respondo. Pero la verdad es que no estoy lista para recibir más miradas raras.

— Todo estará bien, Cariño. Ya verás. — apenas y pude sonreírle.

Eso espero.

La puerta de la mansión Owen se abrió y una mujer de unos cuarenta años nos recibió, vestía de forma elegante y nos miraba sonriente. Parecía agradable.

— Bienvenidos. — nos saluda la mujer. — El Señor Owen los espera.

— Muchas gracias. — dijo Papá a la mujer y nos hizo pasar a la casa. Quedé sorprendida estando dentro. Si nuestra casa era de por sí enorme, está era el doble de tamaño. Todo el lugar es lujoso; el piso de mármol brillaba bajo mis pies, las lámparas que colgaban del techo parecían hechas de oro reluciente, los cuadros en las paredes parecían diseñados por artistas famosos y ni hablar de la enorme escalera de cristal que llevaba a los pisos superiores.

Estas personas sin duda alguna son extravagantes.

Corey no dejaba de mirar a su alrededor impresionado al igual que yo.

— ¿Crees que caguen oro?. — Me pregunta mi hermano en un susurro y yo tenso los labios para no reírme de su estúpida pregunta.

— Seguro que si.

De repente dos personas bajan por las escaleras de cristal. Un hombre mayor vistiendo un elegante traje de diseñador. Su cabello es negro, al igual que sus ojos. Y caminando a su lado, viene una mujer joven bastante hermosa a mi parecer. Tiene el cabello negro en un moño alto, ojos azules y ataviada en un hermoso vestido rojo que resalta su figura delgada. Parece una súper modelo. El hombre nos sonríe al llegar a nuestro lado.

— Familia Baker, un placer tenerlos en mi humilde morada.

¿Humilde?

Quise reírme, pero me mantuve firme.

— Señor, gracias por la invitación. — dijo mi padre, con sinceridad.

— Puedes llamarme Richard, aun no estamos en la empresa, Alexander.

Papá asintió.

— Ah...ella es mi esposa, Clarisse. — mamá saluda a ambos sin dejar de sonreír. — Y ellos son Corey y Andy, mis hijos.

— Oh, un gusto conocerlos, Chicos. — dijo el hombre y como pude le sonreí.

— El gusto es nuestro, Señor Owen. — Dijo mi hermano y yo lo codee levemente.

— Ella es Gabriella, mi prometida. — La mujer nos sonrió pero al contrario que el señor Owen ni siquiera tuvo la elegancia de extender su mano como saludo.

— Encantada. — dijo, fingiendo una sonrisa. Es obvio que no somos de su agrado. Ella tampoco es del mío. — Pasen adelante. La Cena ya está lista.

Mamá toma del brazo a papá y se dirigen al comedor. Corey y yo caminamos detrás de ellos.

— Andy, creo que me he enamorado.

— Eres un idiota, Corey. Mejor cállate. Recuerda que es la prometida del jefe de papá. Además, es muy mayor para ti.

Mi hermano soltó un bufido.

Tomamos asiento en una enorme mesa de cristal. Mamá y papá quedaron sentados frente a los Owen y mi hermano y yo justo al lado de nuestros padres. Frente a nosotros hay dos sillas vacías. Seguramente hay mas invitados.

De pronto se escuchan voces, y una risa femenina. Cuando bajaron las escaleras fue que los vi. Una chica de cabello negro caminaba sonriente mientras hablaba con un chico, al que reconocí perfectamente.

No puede ser.

Es él.

Cuando llegaron a la mesa la chica dejó de sonreír y él me observó, percatandose de mi presencia. Pero la mirada sólo duró unos segundos ya que la apartó inmediatamente y siguió su camino hasta sentarse en la silla frente a mí y la chica a su lado.

Me tensé.

— Hola. — me saluda la chica con una sonrisa, mientras que yo la miro de forma extraña. — Soy Karen.

— Eh...yo...

— Mucho gusto, Soy Corey y ella es Andy, mi hermana. — Intervino, Corey. No se me da bien hablar con extraños.

Corey parecía encantado hablando con la chica. Me limite a ignorarlos, y mirar hacia otro lado.

— Él es Shane. — Le escuché decir a ella. — Es mi hermanastro.

— ¿Qué tal?. — Dijo él susodicho. Así que su nombre es Shane. Bueno, a quien le importa.

Todos conversan, menos Shane y yo, hasta que la mujer que anteriormente nos dio la bienvenida, sirve la cena junto a otra mujer más. La mesa se llena de diferentes platos y el olor es fascinante. Degustamos la comida en silencio, hasta que llega el postre: pastel de chocolate. Cuando lo pruebo quedo encantada con el sabor tan maravilloso.

— Delicioso, ¿No crees?. — me pregunta el tal Shane y yo no se que decirle. En primer lugar, no quiero que me dirija la palabra y en segundo lugar, el no me agrada en absoluto. Al final decido ignorar su pregunta y el se ríe.

Imbécil

Los minutos pasan y yo ya quiero irme a mi habitación. El idiota frente a mí no deja de mirarme y me hace sentir terriblemente incómoda.

— Y ustedes, chicos, ¿irán al instituto?.— Nos pregunta el Señor Owen y mi hermano es quien responde.

— Por supuesto.

— El instituto Atlantic es uno de los mejores. Podrían inscribírse allí, con gusto haré todo el papeleo.

— Es una idea genial. — Dice Mamá y papá la apoya. No pueden hablar en serio, ¿Verdad?. No volveré al instituto. Si antes me sentía incómoda, ahora me siento peor.

Me levanto de la silla de un salto haciendo que todas las miradas posen sobre mi.

— Necesito ir al baño. — digo avergonzada.

— Cariño, ¿Te sientes bien?. — me pregunta, Mamá y yo asiento.

— Esta arriba en la segunda puerta a la derecha. — dice el señor Owen y me retiro de la mesa pidiendo disculpas. Subo las escaleras rápidamente hasta llegar a la puerta del baño. Entro y
cierro con llave.

Suspiro, tratando de no entrar en pánico. Inhalo y Exhalo una y otra vez hasta que me doy cuenta de que no estoy en el baño. Sino que he entrado a una de las habitaciones. Me altero haciendo que mi corazón se acelere. Me meteré en problemas si alguien se entera que estaba aquí. Así que doy media vuelta para salir apresuradamente del lugar, pero cuando abro la puerta para huir, me tropiezo con un cuerpo y pierdo la movilidad. Pero antes de que caiga al suelo alguien me sostiene de la cintura evitando mi caída.

Me sobresalto, con el pulso acelerado. Cuando levanto la mirada veo unos ojos marrones mirándome fijamente, una boca rosada y unos rasgos demasiado perfectos para mi autoestima. Ni siquiera soy consciente de sus manos en mi cintura, me le quedo viendo y no se por qué lo hago pero no aparto la mirada de su rostro. Paso saliva sintiéndome avergonzada.

— Eres más interesante de lo que pensé, Andy.

💗💗💗

Ahhhhhhhh
Espero que les haya gustado el
Capitulo ❤️
Gracias por la paciencia
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Las quiero 💫

Att: Patrixia Gómez