
Capítulo 1: el nuevo
A las siete menos cuarto sonó la alarma. Ese era el horario en que me levantaba para ir al instituto.
Primer día de clases y un nuevo año por comenzar. Lo mismo de siempre: sacar como se pueda los pies de la cama, usar las piernas para ir al baño, tomar una ducha, desayunar, lavarse los dientes y arreglar el cabello lo mejor que este tenga ganas de lucir.
Todos los años son iguales, siempre me decía que ese sería diferente, pero siempre terminaban siendo una copia del anterior. Por décima vez –más o menos, no llevaba la cuenta– repetiría lo mismo: "este año será diferente, este será EL año". Ojalá por una vez se cumpliera, pensé.
Tomé la calle número diez y me encaminé hacia mi instituto. Me esperaban mis tres amigas, todas en las esquinas de esta calle. Yo soy la que más lejos vive del colegio, así que debo pasar a buscarlas y ellas me esperan allí pacientemente.
Todavía nos sobraban anécdotas que contar sobre nuestras vacaciones, así que anduvimos todo el camino hablando sobre eso. Finalmente llegamos al instituto. Nuestros compañeros de clase estaban más que emocionados de verse las caras otra vez y, por qué no, nosotras también estábamos contentas de verlos a ellos y que nos cuenten sus aventuras o sus aburridos días como sedentarios profesionales.
Entramos a clase con todos hablando al mismo tiempo. Nos ubicamos en nuestros asientos y continuamos nuestra charla mientras esperábamos a que llegue el primer profesor de la semana. Finalmente llegó y se presentó como profesor Valdés.
En ese instante apareció el último alumno de la clase. Era nuevo ese año porque nunca antes lo había visto, además de que no sonrió amigablemente a nadie. Saludó con un "hola" al profesor y buscó con una mirada rápida, pareciese desesperada, algún sitio en el que sentarse. Entonces levanté mi mano y le ofrecí el asiento a mi lado para que fuera mi compañero de banco. Y él, agradecido, lo tomó. Se sentó y me dio oficialmente las gracias.
—De nada —respondí—. Soy Lucía.
—Matthew.
Parecía tímido porque apenas me miraba cuando hablaba y, casi instintivamente, volteó a escuchar al profesor. Su rostro simétrico, nariz respingada y cabello rubio oscuro. De facciones bastante comunes, pero bonitas.
No sé muy bien por qué hice lo que hice, no soy una persona cerrada pero tampoco tomo la iniciativa tan fácilmente y menos al punto de invitar a alguien nuevo a que se siente a mi lado por voluntad propia. Repito, no sé qué pasó, tal vez sólo sentí que debía hacerlo, que le ahorraba un problema al nuevo.
El profesor Valdés explicó sus métodos de estudio y sus reglas en la materia según él, pero yo le presté apenas mínima atención. Estaba ocupada con el misterioso chico de actitud asustada a mi lado. Pensaba en él y a ratos volteaba a observarlo por un milisegundo. Seguro él se dio cuenta, no quise ponerlo más nervioso de lo que ya parecía, pero es que me inspiraba demasiada curiosidad para lo que normalmente acostumbro.
Fernanda y Clara me hicieron gestos inquisitivos con sus cejas cuando me di la vuelta para observarlas de casualidad. Las miré raro, ¿acaso ellas también vieron algo más en Matthew? Lara no pareció dar ninguna opinión a la distancia, pero claro, estaba entretenida con Renata. No tengo nada contra Renata, no temo que nos saque a Lara de nuestro lado porque eso es una chiquilinada; lo que de verdad temo, o más bien todas tememos, es que lleve a nuestra amiga por mal camino. Desde que ellas empezaron a hablar seguido, Lara ha estado más distante de nosotras y todavía no averiguamos por qué. Ojalá pronto nos diga, pero es que es tan cerrada con sus cosas...
El profesor finalmente se resignó a dar la clase y comenzó con algunos cálculos de Álgebra. Los copié y, cuando terminé, observé a Matthew. Tenía que hablarle, decirle algo, él comenzó a hacer su tarea, pero sintió mi mirada sobre su espalda y dejó de hacerlo. Se volteó y me miró de manera fugaz, sin fijar del todo sus ojos en los míos. Tengo que decir algo ¡y tiene que ser ya!, pensé.
—Sos nuevo en este colegio. —Fue una afirmación y la estupidez más grande que pude decir, era más que obvio que acababa de entrar al instituto. Él asintió.
—¿Sos nuevo en la ciudad? —Hice un reintento y esa vez resultó.
—Nuevo en el barrio, pero siempre he sido de acá. Vengo de Chapadmalal, pero nos mudamos a Los Acantilados porque a mi madre le queda más cerca de su trabajo—dijo en un tono de voz muy bajo.
—¿Vivís muy lejos del instituto?
—Mas de 10 cuadras, supongo —encorvó los hombros—. Frente al mar.
—Bonita zona —Al decir esto me sonrió. De pronto me di cuenta de mi falta de respeto—. Bueno, yo ya hice mis preguntas, ahora te toca.
—Está bien —Indeciso, bajó la mirada al suelo, pensando—. ¿Desde hace mucho tiempo que venís a este colegio?
—En realidad sólo desde primer año, en secundaria.
Matthew asintió.
—Sigue preguntando, vamos. —Lo animé, lo cual le sacó otra sonrisa. La sonrisa en las personas es preciosa, algo muy bello que nos diferencia de los animales.
—¿Dónde es tu casa?
—También un poco lejos, por ésta misma calle hacia el sur.
Entonces me llegó un mensaje al móvil. Decía:
—Te vi. No sabía que venís a este instituto, de hecho, no tenía ni idea de a qué instituto ibas. Nos vemos luego.
Era Cody, un chico al que conocí en el verano y del que me hice muy amiga. Seguimos en contacto. ¿Cómo es que yo no lo vi?, me pregunté. Estaba súper ansiosa por saludarlo.
Lara seguía hablando con Renata y me di la vuelta para hablar con Clari y Fer.
—Ya comenzó otra vez.
Ellas suspiraron y asintieron al verlas.
—De verdad me preocupa la manera en que le obedece casi sin peros, ¿o es una exageración mía? —me dijo Clara.
—Créanme, no es una exageración para nada. —Entonces recordé algo—. Ah, chicas ¿No les parece si nos reunimos a tomar algo una tarde en mi casa o en donde quieran?
—¡Perfecto! ¿Llevo películas? ¿De qué género? ¡Hablen, niñas, hablen! ¡Rápido que tengo que seleccionar una lista! —respondió Clari muy emocionada, como siempre.
Entonces se me ocurrió una idea. Me volteé hacia el chico misterioso.
—Matthew... ¿te gustaría venir una tarde a ver pelis a mi casa con Fernanda, Clara y Lara? —Las señalé con mi mano y él me miró, extrañado.
Luego las miró a ellas y Fer le sonrió mientras que Clari extendió su mano para hacer un saludo amistoso. Así que Matt sonrió de vuelta y las saludó.
—Soy Matthew.
—¡Eso ya se sabe! Escuchamos tu nombre cuando hablabas con Lucía —comentó Clari. Fer la codeó a lo que Clara reaccionó con una pequeña risita de vergüenza—. Oh, disculpá. No pretendía escuchar, sucedió de casualidad.
—No hay problemas. —Hizo una pausa mientras observaba sus manos—. ¿En serio estoy invitado? —prosiguió, como si quisiera asegurarse de que era cierto.
—¡Claro! ¿Por qué no lo estarías?
Matt seguía observando sus manos, frotándolas entre sí.
—No sé. Quizás yo podría... no ser de su agrado.
—Pero ¿qué tonterías son esas? —comentó Clari en broma.
Matt se veía más incómodo de lo que antes parecía estar. Así que decidí hablar bastante menos eufórica.
—¿Por qué no nos caerías bien, cuando aún no te conocimos? Vení a mi casa este sábado, veremos muchas películas y nos conoceremos. En ese entonces decidiremos si sos de nuestro agrado o no —dije a modo de broma también.
—Le avisaré a Lari.
Fer la llamó a gritos porque no prestaba ni la mínima atención a lo que sucedía a su alrededor más que a la conversación con Renata, que parecía ser tan entretenida como para que Fernanda tenga que gritar unas cuantas veces hasta que reaccionó a su nombre.
—Está bien. Si, claro. Por supuesto. No hay problema, ese día estoy —fueron las respuestas sucesivas y atolondradas de Lara.
***
Más tarde busqué a Cody y lo encontré en la distancia, me hizo un gesto con la cabeza. Ya me había visto y la sonrisa me llegaba hasta los ojos mientras caminaba hacia él. También se acercó, cada vez a paso más rápido al igual que yo. Nos abrazamos y cuando nos separamos me plantó un beso en los labios, así sin más. Lo admito, hubo algo en el verano, pero no pensé que quería continuarlo. Me sorprendió, pero igualmente me recuperé de la sorpresa rápidamente y también lo besé.
Cuando volví con las chicas, me preguntaron si él era quien creían que era. En eso llegó Lara, quien me miró con una sonrisa traviesa.
—Luci, picarona. ¿Es Cody?
—El mismo.
Y Matt no entendía nada, lo que era obvio porque acabábamos de conocernos. Supongo que intentaba integrarse y socializar, aunque no se le daba bien, porque de la manera más inocente posible me preguntó:
—¿Puedo saber quién es Cody?
—Ese chico con el que estuve hablando es Cody. Lo conocí el verano pasado, pero no sabía que este año estaría en el instituto.
—¿Y quién es este? —preguntó Lara señalando a Matt con un gesto de su cabeza.
—No tuve oportunidad de presentarlos en clase porque... bueno, no estabas. —Fue una indirecta para mi amiga captada inmediatamente y respondida por ella con un rodeo de ojos—. Lara, Matthew; Matt, ella es Lara.
—Hola —masculló Matt tímidamente.
—Hola, Matthew —saludó Lara con una mirada fría. La observé, seriamente, hasta que notó mi mirada en su rostro y dirigió la suya hacia la mía también. Captó el significado.
—¿Qué? —respondió con las cejas arqueadas. Como si no supiera que esa actitud suya no dejaría una buena impresión en Matt... ni en nadie. A veces parece arrogante y despectiva, pero juro que no es así, sólo es su forma de hablar.
***
Camino a nuestras casas, cuando Matthew se quedó atrás, puesto que le gustaba bastante estar solo o eso parecía, Fer se acercó hacia mí y me dijo entre susurros que por qué lo había invitado.
—Es nuevo en la escuela y, además, en la ciudad.
—¿Y eso qué? —respondió ella en tono, al parecer, obvio.
—¿Cómo que qué? Está solo porque no conoce a nadie y es horrible no tener a nadie con quien hablar cuando sos nuevo en algún lugar.
—Yo estoy de acuerdo con Fer —dijo Lara.
—No les des importancia, Luci. Ya sabes cómo son este par de inconformes con la vida —me recordó Clari.
—Es verdad. —Le sonreí—. ¿Saben qué, chicas? Sólo lo conoceremos y listo. Si no les cae muy bien no es necesario que le dirijan la palabra, no están obligadas.
—No es que me desagrade, es que es un poco raro. Sólo eso —dijo Fer, mirando por sobre su hombro donde a lo lejos caminaba Matt.
—A mí me da igual lo raro, es sólo que... siempre somos nosotras —Lara se encogió de hombros.
—Simplemente les pido que lo conozcan y yo haré lo mismo. —Me volteé para llamar a Matthew, cuya cabeza iba gacha mirando fijamente el pavimento—. ¿Por qué no venís a caminar junto con nosotras?
Mientras apretaba el paso y Clari lo esperaba, Lara y Fernanda me miraron con un gesto que podría traducirse como: "¿es necesario hacer esto?", a lo que yo respondí asintiendo enérgicamente.
********
Llegó el día en el que vendrían todos a mi casa a pasar una linda tarde. Fer me llamó por teléfono:
—No voy a ir.
—¿Qué? ¿Por qué no querés venir? ¿Es por Matt?
—No, Luci. No es que no quiera ir, es que no puedo.
—¿Te pasó algo?
—No me siento del todo bien, solamente es eso.
—Si no querés venir porque no te agrada Matt, me lo podés decir. No te garantizo que me lo tome bien, pero por favor no me mientas.
—¡NO! No me siento bien hoy y punto. Disfruten ustedes.
Me despedí de ella, deseándole que se mejore. Pero como no quiso decirme qué le pasaba, llamé a Lara.
—¿Hola? —respondió al cuarto tono.
—Soy yo. Acabo de hablar con Fer y me dijo que no puede venir porque se siente mal. ¿Tenés alguna idea de qué le pasa?
—No, la verdad no sé nada. ¡Oh, casi me olvido! Debo avisarte que no voy a poder ir tampoco. No te enojes.
Me subió calor a la cara y en todo el cuerpo. Estaba hecha una furia.
—¿Pero es broma? Ya van dos que no vienen y sé que no te agrada Matt. Si es por él...
—No, Luci, no es por Matthew. Renata me invitó al cine ayer y voy a ir. Lo siento mucho.
—¡Ah, sí, ella te invita a un lugar un día antes y vas como si no hubiera un mañana, pero tus amigas te invitan a pasar una tarde juntas con UNA SEMANA DE ANTICIPACIÓN y eso no vale nada!
—Perdón, en serio. —Parecía una disculpa real, aunque en seguida llegó la excusa—. Pero ella me invitó a ver una película que estoy esperando hace muchísimo tiempo. No podía rechazarla.
—Quiero que recuerdes que esto ya pasó antes. El año anterior, más de una vez. ¿Por qué tenemos que ver cómo nos cambiás por alguien como ella?
—¿Alguien como ella? ¡Dejá de ser tan obsesiva, cómo si tuviera que estar todo el tiempo con ustedes, cómo si sólo ustedes existieran!
—Ya sabés que no es por mí ni por nosotras, y también sabés lo que opino de Renata.
No lo pude evitar. No pude evitar estar hecha una furia. Lara pensaba que yo estaba celosa, pero no era así. Sí estaba muy segura de que Renata no era una buena influencia, en especial por la gente con la que se relacionaba. Lo poco que sabíamos de ellos era lo suficientemente malo como para preocuparnos. El problema era que sentía que Lara no encajaba en ese lugar, pero ahí estaba ella.
Tenía miedo por ella, la quiero mucho. Me asustaba perderla, sé que también a Clara y a Fernanda les inquietaba eso. Sí, hay que reconocer que tenía miedo de perderla como amiga y de que nunca más nos hablara —aunque eso es una exageración—, pero más inquietud nos daba que se convierta en otra persona que ella no quisiera ser. Porque estaba segura de que no se daba cuenta de que las relaciones buenas o malas te transforman.
Por lo tanto, en mi casa sólo quedamos Clari, Matt y yo.
Holis!!! Antes que nada: gracias por darle una oportunidad a mi historia. La escribí con mucho amor y me llevó algunos años decidir compartirla en esta plataforma.
Espero que, si es de tu agrado, sigas leyendo y te vea pronto en los comentarios de cada capítulo. Me encanta leerlos y sentir que estamos cerquita. <3<3<3
Les dejo un banner hecho por mí por si quieren seguirme en mis redes y que nos veamos por allá también :D
Como digo en las reseñas de mis otras redes: #StayPositive!
Besos, y nos seguimos leyendo en los próximos capítulos.
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