A mi lado
El Encanto había sido salvado, y Mirabel ya no se sentía como un cero a la izquierda al lado de su familia; la que alguna vez fue la Madrigal a la que siempre le recalcaban el hecho de no haber tenido un don, ahora era llamada entre todos como la futura matriarca. Para ella eso solo fue un título, pues siempre se consideró igual de especial que cualquier miembro de su familia; ella amaba a su familia, como comúnmente sucede, tenía a sus preferidos. Pero lo que no sospechaba era que cierto primo despertaría en ella nuevo sentimiento
-¿Volverás a salir con Natalia?- pregunto Isabela apenas vio cómo su primo bajaba las escaleras bañado, cambiado y hasta perfumado
-Si... Hoy nos veremos en la fuente, quizás platiquemos un poco-
-Me da gusto que convivas con esa joven, mijo, podría ser un buen prospecto para ti-. Como Dolores ya había contraído matrimonio con Mariano, a Pepa le emocionaba la idea de que su hijo mayor comenzara a salir con una joven linda
-Bueno... Nos vemos en unas horas-
Tan pronto el joven salió de casita, cierta castaña con lentes verdes subió corriendo las escaleras, sin alzar la mirada; provocando que toda su familia la mirara de forma extraña. Alrededor de 2 horas pasaron desde ese hecho, en ningún momento, Mirabel salió de su habitación, por más que su familia trato de convencerla o de entrar para platicar con ella -¿Puedes escuchar algo, Dolores?-
-Por más que intenta callarlo, está llorando... Sé que es por alguien, pero no logro escuchar su nombre-
-Ya volví... ¿Sucede algo?- pregunto Camilo en cuanto entro a la cocina, quizás en busca de una arepa; claro que la idea se esfumo al ver como sus padres, tíos y primas estaban sentados en la mesa, mirándose los unos a los otros
-Es Mirabel-
-¿Qué sucedió con Mirabel?-. comenzaba a sonar muy preocupado, tal vez incluso más que Julieta y Agustín
-Después de que te fuiste, se encerró en su habitación, no ha querido salir y Dolores dice que no ha parado de llorar-
-Yo iré con ella-
-Camilo, dudo mucho que a ti te haga caso, no lo hizo ni siquiera con Toñito-
-Confíen en mí, sé que ella querrá hablar conmigo, pero primero...-. De un cajón de la cocina saco unas orejeras, las cuales se las dio a Dolores –Conozco a Mirabel, y sé que, si desea contarme lo que le sucede, no querrá que ustedes lo sepan también, en especial tú, Dolores-
-Lo sé, lo entiendo-
En cuanto se cercioro de que se las había puesto bien, subió las escaleras, se dirigió a la habitación de su prima y toco la puerta –Váyanse-. A pesar de que lo había susurrado, logro entenderla, volvió a tocar –Por favor, no quiero ver a nadie-
-Soy Camilo-. La habitación quedo en silencio, pensó que simplemente se había callado, pero en realidad fue porque a los pocos segundos, la puerta se abrió. Al entrar, la vio sentada en su cama, entrelazando sus manos y con la mirada agachada -¿Qué sucede, Mirabel? Todos allá abajo están preocupados-
-No sucede nada-
-Te conozco, creo que hasta más de lo que tú te conoces, y jamás te pondrías así por nada. Por favor, dímelo, confía en mi-
-Si lo hago, nada volverá a ser lo mismo, Camilo... Prefiero callarlo, que todo siga normal-
-Eso mismo sucedió después de que no recibiste tu don, sufriste en silencio por muchos años, y no permitiré que eso vuelva a pasar. Por favor, Mirabel, dímelo... ¿Acaso es por culpa mía?-
-¡¡N-No!!- se apresuró a responder, el castaño no pudo evitar sentir que algo se removió en su pecho al ver sus lágrimas, tomo su rostro y (Con la mayor delicadeza del mundo) limpio sus mejillas –Por favor, vete-
-Por lo que más quieras, Mirabel, dime que es lo que sucede... Su supone que somos familia, que deberíamos tenernos confianza, ¿Por qué te aíslas de todos y te encierras en tus problemas? Eso no es lo que hacen las familias-. Poco a poco, el tono en la voz de Camilo comenzaba a subir, mostrándose cada vez más molesto ante la actitud de su prima; tanto que no noto como ella se apoyaba en su escritorio con las manos cerradas en un puño -¡¡Joder, ya dime que sucede!!-
-¡¡Estoy enamorada de ti!! ¡¿Ya estas contento?!- le grito completamente furioso mirándolo directo a los ojos, haciéndole ver que lo que acababa de decir no era más que la verdad -¡¡Te he amado desde hace años!! C-Creí que solo era cosa de niños y con el tiempo se pasaría... ¡¡Pero me estoy muriendo de celos por verte con esa muchacha!! ¡¡Creí que podría callarlo, pero ya no puedo más!!-. mordiendo su labio, dejando caer las lágrimas por sus mejillas, cayo sentada en su silla tapando su rostro con sus manos –D-Debes creer que soy una loca... ¿Cierto?-
-Mirabel-
-Por favor, olvídalo... Olvida todo lo que dije, Camilo, yo me iré lo más lejos posible y tu podrás ser feliz con Natalia-
-No podría... Menos sabiendo que soy correspondido-. Aquella respuesta hizo que las lágrimas se cortaran inmediatamente, sintió un peso sobre sus manos, y vio que eran las de Camilo que se entrelazaban con las suyas. Alzo la mirada para encontrarse con los ojos verdes de su primo –Por mucho tiempo me aleje de ti creyendo que tu jamás podrías verme de esa forma, ahora que sé que tú y yo sentimos lo mismo, no te dejare ir de mi lado-
-P-Pero Natalia...-
-Ella es solo una buena amiga, iba con ella solo para platicarle mis penas por estar enamorado de alguien que creía imposible. Jamás podría pensar en otra joven, solo tú eres la dueña de mis pensamientos, de mis suspiros, y sobre todo, de mi corazón- dijo antes de acariciar tiernamente su mejilla, comenzando a acercarse lentamente hacia su rostro
-Esto está mal... ¿Cierto?- susurro a pocos centímetros de sus labios
-Muy mal-. Finalmente, sus labios se unieron en un pequeño beso, que a los pocos segundos se convirtió en uno más apasionado; no en un sentido sexual, sino... Amoroso. Por fin habían podido hacer lo que tanto ansiaban. Solo se separaron al sentir que el aire faltaba en sus pulmones, sus bocas seguían unidas por un delgado hilo de saliva, al igual que sus miradas
-¿Qué pasara si algún día nos descubren?-
-Esperaremos hasta tu cumpleaños para decírselos, si no lo aceptan, nos iremos tu y yo de aquí-
-Seremos una extraña pareja- dijo con una sonrisa, una que no Camilo no podía decir con certeza si era por preocupación o por felicidad
-La más rara de todas, pero también la única-
Quedaban unas cuantas semanas para el cumpleaños No. 18 de Mirabel, durante todo ese tiempo, ambos supieron disimular muy bien ante todos que las cosas seguían tan normales como siempre. A veces aprovechaban que nadie los veía para esconderse entre los pasillos de Casita para robarse uno que otro beso, ¿Algún problema allí? Quizás no, quitando el hecho de que, entre más días pasaban, la tensión sexual aumentaba. Ya no eran solo besos en los labios, sino que estos habían comenzado a ubicarse en otros lugares como el cuello y las orejas de Mirabel; y las manos ya no se tocaban debajo de la mesa, las muy canijas ahora se dedicaban a explorar cualquier rastro de piel: Espalda, cintura o incluso las piernas
El tan anhelado día llego, la joven no sabía si se sentía nerviosa por la fiesta o porque era más que inevitable la revelación de su relación con Camilo ante toda la familia. Cada miembro de la familia se había repartido una actividad para que todo estuviera listo en la noche. Julieta, con ayuda de Antonio y Agustín, preparo un festín; Luisa y Camilo se acomodar las sillas y mesas, Isabela y Dolores se encargaron de la decoración. El primer regalo que Mirabel recibió fue de Camilo, aunque no se lo entrego en persona (Sino que lo vio apenas despertó los ojos), supo que era de él. Era una cajita, y dentro estaba una cadena de oro, con una figura de mariposa hecha de una piedra color azul. ¿Cómo había logrado crear esa obra tan hermosa? Quizás no lo sabría, pero con solo verla, pudo sentir miles de mariposas revoloteando en su estómago
Se ducho, se vistió con un vestido de color dorado con encaje que su abuela le había mandado hacer con la mejor costurera del pueblo, su cabello (Que ahora llegaba más debajo de los hombros) lo había dejado suelto. El vestido y el collar combinaban perfectamente, y con el maquillaje que su prima y hermana le habían aplicado la hacían lucir como una diosa. Sabía que, al abrir la puerta, todos estarían allí esperándola, tomo una gran bocanada de aire y salió de su habitación; todo el lugar fue inundado por el sonido de los fuegos artificiales y los aplausos del pueblo
Los miro con a todos con una sonrisa, agradecida por su muestra de afecto; con la mirada busco a Camilo, apenas lo encontró, pudo sentir que su corazón quería salírsele del pecho. Estaba vestido con una camisa de color negro y pantalones blancos, lucia completamente diferente, pero no por ello menos atractivo. Bajo las escaleras y los primeros abrazos que recibió fueron los de la abuela, sus hermanas y sus padres –Quedaste preciosa... ¿Y ese collar? ¿Algún admirador?-
-Para nada, abuela, fue un regalo de Camilo-
No supo cómo interpretar la expresión de la abuela, la sonrisa no abandono su rostro, pero ya no lucia como cuando bajo al salón principal. En el jardín ya estaban colocadas las mesas con la comida encima, así que todo el pueblo se dirigió allí para cenar. No faltaron los muchachos que trataban de llamar la atención de Mirabel, pero ella solo les agradecía sus palabras lindas y se retiraba tratando de no ver como si estuviera huyendo. Como solía ser tradición, a las jóvenes que cumplían la mayoría de edad se les permitía bailar con otro joven una canción lenta, algo similar a lo que se veía en las bodas. Un joven de nombre Emiliano quiso ser el primero en bailar con la joven, pero cierto primo se le adelanto
Con un ligero sonrojo en las mejillas, tomo la mano de Camilo y ambos caminaron hasta el centro del jardín (El cual estaba adornado con un sinfín de flores hechas por Isabela). La mano que tenía libre el castaño se situó en la cintura de su prima, sujetándola suavemente, mientras que ella lo abrazo por el hombro; la canción comenzó, sus pies se movieron al compás de la melodía. En ningún momento despegaron su mirada, olvidándose de todo lo que estaba alrededor suyo, una vuelta y la canción termino, seguida de los aplausos del pueblo. Por supuesto que Mirabel bailo con otros jóvenes, y aunque no dejo de sonreír, sabía que ninguno de ellos despertaría la sensación que Camilo logro
La fiesta culmino antes de la 1 de la mañana, cada habitante se despidió de Mirabel y el resto de la familia antes de retirarse. Una vez más, la joven le agradeció a sus padres, tíos, primos y abuela que le organizaran una maravillosa velada; se retiró a su habitación alegando estar agotada –Fuiste la sensación de la noche, mariposita-. Fue lo primero que escucho apenas cerró la puerta, miro atrás, y vio que era Camilo, quien había entrado por su ventana
-Hay que agradecer que cuando la casita se reconstruyo, las habitaciones se hicieron insonoras, o todos ya habrían descubierto lo nuestro-
-Eso quizás nos habría ahorrado tiempo-. Ella se quedó en su lugar completamente inmóvil mientras que él se acercaba a paso lento –Sentía que la sangre me hervía al verte bailar con todos esos idiotas-
-Creo que ya puedes entenderme un poco cuando salías con Natalia, aunque tú no tienes que preocuparte de nada... Esta joven ha estado locamente enamorada de ti desde que éramos niños, y nadie hará cambiar mis sentimientos por ti-
*Advertencia: Escena +18, si no les gusta este tipo de situaciones, adelantense hasta el siguiente anuncio
-Lo sé, por eso te amo-. Con una sonrisa, la beso abrazándola por la cintura, sus dedos se afirmaron a la tela, como si quisiera que esta se deshiciera. Mirabel le correspondió, quizás por primera vez desde que habían confesado su amor, movió sus manos para colocarlas en sus hombros. Ese habría sido el perfecto final en su baile, si no fuera por el hecho de ser primos. Nuevamente sus labios se enfocaron en su cuello, lamieron, succionaron hasta dejar una marca rojiza
-C-Camilo, todos lo verán-
-Mejor así, cada uno de esos idiotas sabrá que tu solo eres mía, y de nadie más- dijo mientras colaba sus manos por su espalda, tomando entre sus dedos el cierre del vestido. Mientras con una mano lo bajaba, la otra se encargaba de tocar cada centímetro de piel que quedaba al descubierto. Besos sus hombros cuando estos quedaron libres del tirante, amaba lo tersa que era su piel, tan suave y tentadora para marcarla. Y él estaba más que dispuesto a hacer dicha labor
Mirabel solo podía cerrar los ojos, dejándose llevar por aquella sensación, ambos deseaban estar cómodos, y lo más cercano a ellos era la cama. Sin interrumpir su labor, caminaron lentamente hasta que las piernas de la joven chocaron con la base; con un simple movimiento, el vestido se deslizo hasta el suelo, dejándola solamente en ropa interior. Trato de cubrirse, pero Camilo fue más rápido y sujeto sus manos mientras volvía a besarla. Esto la llenó de confianza, sabía que el jamás la lastimaría, y (Tratando de seguirle el paso) comenzó a desabotonar su camisa. Una vez que todos los botones fueron sueltos, paso sus manos por su abdomen, pecho y hombros, deshaciéndose de aquella prenda
Cuando eran niños, claro que lo había llegado a ver sin ropa, cuando tía Pepa lo bañaba. Pero todo era ahora diferente, ya no eran niños, eran un par de adultos que sabían perfectamente lo que estaba a punto de pasar. Quería saber que se sentiría el contacto con su piel, así que lo abrazo, fue maravilloso; era cálido, suave, había adquirido músculos, no como los de Luisa, pero sabía que él podría protegerla de todo aquel que tratara de lastimarla. Nuevamente se besaron, con cuidado, Camilo la deposito en su cama y solo se levantó para admirarla de cuerpo completo; era curioso que debajo de la ropa holgada que ella solía usar, había una figura bastante sensual. Le hervía la sangre el pensar que, si nunca le hubiera confesado sus sentimientos, otro estaría gozando de aquella vista
Se deshizo en jadeos cuando sus labios se posaron de nuevo en su cuello, bajo por su clavícula y una de sus manos se encargó de dejar al descubierto sus senos. Ni muy grandes ni muy chicos, eran perfectos, cabían en una sola mano; tuvo que tomarlos para saberlo. La curiosidad le gano, y mientras sus labios tomaban uno de sus pechos y lo lamia como si de un bebe se tratase, su mano se encargó de estimular al otro, provocando que Mirabel lo sujetara por sus rizos, para evitar que se moviera de ahí. Camilo sonrió orgulloso de si mismo por lograr que SU mujer se deshiciera de aquella forma. Cuando sintió que sus pezones había quedado duros, dejo su pecho y bajo por su vientre hasta que se topó con el elástico de su ropa interior -¿Cuándo comenzaste a usar esto?- pregunto curioso antes de estirar un poco el elástico y soltarlo, causando un ligero picor
-I-Isabela me regalo unos cuantos para usarlos con el vestido... ¿N-No te gusta?-
-Gustar es poco, mariposita, pero creo que esto tendrá que irse... Por un largo rato-. Lentamente los bajo por sus piernas, ahora quedaba completamente expuesta, solo para él; noto el nerviosismo en su mirada, así que la calmo besándola nuevamente en sus labios. No pudo evitar sonreír un poco al sentir como sus manos desabrochaban su cinturón y bajaba el cierre, la ayudo quitándose los pantalones junto con la ropa interior. Por más que lo intento, Mirabel termino mirando hacia sus vientres –Mi prima resulto toda una pervertida-
-C-Cierra la boca- murmuro desviando la mirada hacia cualquier lado de la habitación, sus mejillas ahora sí que parecían un par de tomates maduros
-Sabes que es lo que sigue ahora... ¿Estas segura de que lo quieres?-
-He esperado por mucho tiempo este momento, Camilo, solo quiero ser tuya, tuya y de nadie más-. Sujetando sus mejillas, lo beso, afirmando su respuesta; abrió sus piernas para acoger la cintura del castaño, ambos gimieron contra sus labios al sentir sus intimidades rozarse. Él sabía que podría dolerle, pero no lo admitiría para no preocuparlo, sujeto sus manos entrelazando sus dedos; comenzó a penetrarla, con cuidado, vio como ella cerraba sus ojos con fuerza, así que beso su cuello susurrando palabras cariñosas. Llego hasta la barrera, el himen que (Al romperse) afirmaría que Mirabel era solo suya, que había tenido el privilegio de ser el primer y único hombre en su vida. Lágrimas de su amada recorrieron sus mejillas, las limpio con suavidad antes de besarla en sus labios, solo así pudo distraerla del dolor y la incomodidad. Se mantuvieron quietos por varios segundos, en los que ella acariciaba su espalda sin despegarse de sus labios –Camilo... ¿Puedes...?-
Asintió con la cabeza, salió de ella con lentitud y lo volvió a meter; no dejaba de ser incomodo, pero el dolor había sido sustituido por otra sensación, una que recorría todo su cuerpo e incluso la hacía apretar los dedos de sus pies. Al ver que ya no le dolía, siguió moviéndose, cada vez más rápido; en cierto punto, sus piernas se sujetaron alrededor de sus caderas, incitándolo a moverse más rápido y fuerte. La habitación fue inundada por el sonido de sus pieles chocando, de los jadeos salidos por el ojiverde y los gemidos de la morena. Tratando de apaciguar el placer que amenazaba con desbordarse, rasguño su espalda, dejando marcas que el día de mañana se verían en todo su esplendor –M-Mira, voy a...-. Trato de salir de su interior, pero ella reafirmo el agarre de sus piernas
-D-Dentro... Hazlo dentro, por favor-
Una, dos, tres, bastaron 4 embestidas más antes de que liberara su semilla en el interior de Mirabel mientras los 2 gemían el nombre contrario; sus brazos temblaron y termino cayendo sobre su cuerpo. Ambos rieron levemente, aliviados de por fin haberlo hecho, haber unido sus cuerpos; porque sus almas ya estaban unidas desde hace años. Con cuidado salió de ella y la abrazo por la cintura mientras los cubría a ambos con la sabana, ambos cuerpos se amoldaban perfectamente, tratando de recuperar el aliento –Te amo, mariposa- susurro besando su frente
*Fin del +18
-Yo también te amo, camaleón-. Se rio ante el apodo que tanto usaba su familia con él, no tardaron mucho en caer en los brazos de Morfeo. Casita decidió despertarlos a la mañana siguiente abriendo las ventanas, dejando que los rayos del Sol les pegaran directamente a la cara. Se cubrieron con la sabana tallando sus ojos antes de abrirlo, concordando con la mirada del otro –Buenos días-
-Muy buenos- murmuro con una sonrisa antes de besarla, siendo correspondido mientras descubrían sus cabezas –Anoche fue maravilloso-
-No creo que mis padres, a mis tíos o a la abuela opinen lo mismo si nos vieran así-
-Si ellos no están de acuerdo, siempre cabe la posibilidad de escaparnos-
-¡¡Camilo!!-
-Mira, no me importa nada, no me importa nadie más que tu... Lo que más anhelo es pasar el resto de mi vida a tu lado, y si los demás desean impedirlo, soy capaz de robarte e irnos a vivir lo más lejos posible-
-¿En serio llegarías a tanto?-
-Por ti daría mi vida, sin dudarlo-
-...Bésame-. Lo hizo, porque vio que aun con su declaración, ella tenía miedo de cómo podría reaccionar su familia. Todo parecía indicar que lo sucedido la noche anterior se repetiría, pero...
-¿Dónde están Camilo y Mirabel?- pregunto la abuela Alma apenas llego a la mesa, notando la ausencia de sus nietos
-Mirabel debe seguir dormida, mama, ayer quedo muy agotada de la fiesta. Pero de Camilo si me extraña, ya hubiera venido corriendo por las arepas-
-Iré a buscarlo, dejare que Mirabel descanse un poco más-. La abuela subió las escaleras, dirigiéndose a la habitación de su nieto; abrió la puerta, pero supo que ni siquiera había dormido ahí, pues la cama seguía tendida, y la posibilidad de que se hubiera despertado más temprano era mínima. Al recordar que Mirabel tampoco se encontraba en la mesa, supuso que quizás estaba con ella, así que camino a la habitación de la morena. No se molestó en tocar, abrió la puerta... Se quedó sin palabras, no podía creer que lo sus ojos estaban viendo... Sus nietos en la misma cama, completamente desnudos, abrazados mientras se besaban -¡¿Qué está pasando aquí?!-
Ambos se separaron, mirándolo con los ojos bien abiertos, llenos de miedo y sorpresa –A-Abuelo...
-¡¿Qué estaban haciendo?! ¡¡Son primos, por Dios!!-. Sus gritos podían escucharse fuera de Casita, llamaron la atención de los demás integrantes, quienes subieron hasta el segundo piso. Julieta, Pepa y sus esposos solo miraban atónitos como sus hijos trataban de cubrirse con la sabana mientras la abuela seguía gritándoles; ignoraron por completo cualquier palabra salida de su boca, solo trataban de encontrar cualquier respuesta diferente a lo que pensaban. Alma se acercó a ellos, específicamente a Mirabel, ya había alzado la mano en alto, pero entre ambas se interpuso el joven
-Antes que le pongas una mano encima, pasas sobre mí-
-C-Camilo-
-¡¡Es tu prima, Camilo!!-
-¡¡No me importa!! ¡¡Ella es la mujer a quien amo, con quien quiero pasar el resto de mi vida!!-. Todos se sorprendieron, sus primas se mostraron (Además de sorprendidas) en cierto modo admiradas por la firmeza en que Camilo decía esas palabras. Quizás otro en su lugar se habrían echado atrás, pedido perdón y jurado alejarse; pero el no, sabían que el lucharía por Mirabel –Natalia es solo una amiga, con quien podía confesarle mis sentimientos... Tratamos de evitarlo, pero fue imposible, nos amamos. Sé que esto está mal, tienen todo el derecho de juzgarnos, pero nada ni nadie nos separara-
-Esto es inaceptable, no lo apruebo- afirmo Alma, consiguiendo que ahora fuera Mirabel quien la mirara
-Lo aceptamos, abuela, pero no me separaré de Camilo... Nos iremos de aquí cuanto antes-
-Mirabel, no puedes...-. Trato de hablar Julieta, pero fue interrumpida por su hija menor
-Si puedo... Lo que jamás podría es tener una vida sin Camilo, lo amo con toda mi alma, y ni siquiera volviendo a nacer esto se evitaría-
-Están cometiendo un grave error-. Alma salió de la habitación, seguida por sus hijos y yernos; sus primos los miraron unos segundos y se alejaron, fue hasta ese momento que Mirabel pudo soltar las primeras lágrimas, obteniendo un fuerte abrazo
-Todo estará bien, Mirabel, te lo juro-
-Sabíamos que lo tomarían así... ¿Qué haremos ahora?-
-Lo que tu dijiste. Irnos, tu y yo... No soportaría que me alejaran de ti, me moriría sin tu presencia, iniciaremos una nueva vida juntos-. Con su pulgar limpio las lágrimas antes de besarla, eso logro reconfortarla un poco; se levantaron de la cama y se vistieron, en unas bolsas guardaron algunas ropas y otras cosas que podrían servirle -¿Estas lista?-
-Estoy aterrada-
-Lo sé, también yo lo estoy-. Tomo sus manos y beso sus palmas antes de tomar las bolsas. Ambos salieron de lo que ya no sería la habitación de Mirabel, mientras bajaban las escaleras, tocaron los barandales a modo de despedida. Llegaron hasta la puerta principal, al mirar atrás, ahí estaban todos. Sus primos y hermanos, sus tíos y papas, y la abuela, todos los miraban expectantes
-No les guardamos ningún rencor... Los amamos-. Casita les abrió la puerta y, sin soltarse de las manos, abandonaron el hogar que alguna vez fue suyo... No les importo el cómo los miraba el pueblo, solo avanzaron... Hacia su nuevo futuro, su propio Encanto
Aqui un nuevo two-shot, pronto escribire el epilogo. Voten si quieren bendiciones, ya saben que si quieren que los etiquete en la siguiente parte, solo deben escribir en comentarios que les parecio esta nueva historia o solo denle una estrellita
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro