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🌼 Capítulo 3 🌼

La noche anterior fue agotadora y su cuerpo lo sabe... La cabeza le dolía debido a la música y su cadera le mataba gracias a un castaño que no dejo de cogerle durante altas horas de la madrugada. ¡Maldición hasta estaba rengueando!

Aunque debía admitir que le pagó más de la cuenta y aparte la propina había sido demasiado buena, tuvo que dar parte de su paga al bar y aún así le quedó dinero como para comprarle muchas cosas a Natsu y ropa que había visto en un aparador para el mismo.

Abrió la puerta de su nuevo departamento donde su hermanita lo esperaba riendo con el  "invitado" que se invita solo.

¡Estoy en casa! — alzó la voz y enseguida unos pasos rápidos y cortos corriendo se aproximan acompañado de otro caminando.

— ¡Nii-san! — proclama la pequeña pelinaranja saltando a los brazos de su hermano quien hace un esfuerzo sobrehumano para no llorar o reír de su propio dolor.

¿Como estás, Natsu? ¿Me extrañaste? — pregunta abrazando con fuerza a su pequeña hermanita.

— Sí... Mucho.

Yo también te extrañe... — Hinata voltea a la sala donde logra ver qué habían estado dibujando — ¿Por qué no me enseñas lo que hiciste? — pregunta bajando a la pequeña quien sale corriendo a su habitación con la excusa de que allá tenía más dibujos y quería mostrárselos.

Hinata camina lentamente hasta el sofá más cercano y se deja caer en el mismo soltando un suspiro cansado acompañado de un jadeo de dolor que lo hace reincorporarse de inmediato.

— Vaya... No sabía que te habías postulado para actuar como Jesús en "Pasión de Cristo" — dice burlándose del pelinaranja quien lo mira con reproche.

Cállate... Tsumu — susurra Hinata debido al cansancio que traía desde que al castaño se le ocurrió terminar. — Está vez fue más rudo... Mi trasero está matándome, tal vez debería decirle a Aone que ya no lo deje pasar, cada vez es peor el dolor... ¡Ahh Pero la paga es buena! — se escuchó la risa del mayor — No te burles.

— Perdón, perdón... Oye hoy llevaré a Natsu al parque si no te molesta. — se sentó a un lado — para que descanses, te prepare algo de almorzar y hay unas pastillas detrás del espejo del baño.

Hinata volteó a verlo y le sonrió agradeciendo la atención pero eso no impidió que se estirara para alcanzar su mochila donde saco un sobre y se lo estiró a Atsumu.

— Sho... Ya sabes que no-

Por favor, acepta el dinero... No puedo dejar que pagues la renta del departamento — bajo un poco la mirada con pena — Haces demasiado por nosotros... Al menos deja que pague una vez cada dos meses.

Atsumu suspiro resignado y acepto el dinero — Con una condición — dijo llamando la atención del pelinaranja quien volteó a verlo — Será una vez cada tres meses y solo me darás la mitad.

Tsumu... Por favor-

— Shoyou... Déjame cuidarte, se lo prometí a tu mamá, deja que tome el papel de hermano mayor.

Hinata sonrió con un ligero sonrojo en sus mejillas pero enseguida su gesto decía "¿Es enserio?"

Pues vaya hermanos que somos... ya nos hemos cogido más veces de las que podemos contar.

— Detalles... — ambos comenzaron a reír con gran naturalidad.

La pequeña pelinaranja llegó a la sala con un gran estuche con diferentes dibujos, algunos de animales, paisajes, de personas que conocía y hasta de personajes de anime... de quién más habían dibujos era de "Midoriya Izuku (Deku)", "Keigo Takami (Hawks)" y de "Uzui Tengen" quienes según Natsu eran los mejores personajes que jamás habían existido, aparte de que estaban guapos y Hinata no se lo negaba para nada.

Atsumu no tardó en irse con la pequeña al parque con la excusa de que irían a cazar Pokémon con una aplicación que tenía el teñido y con ello ganó la aprobación de la niña para irse a jugar.

Hinata al ser el único que quedaba en su nuevo departamento que anteriormente era de Atsumu quien se lo "regaló" desde que se tuvo que regresar a Tokyo.

Suspiró con alto cansancio y a petición del rugido de su estómago calentó la comida que había dejado Atsumu en el microondas. Mientras se calentaba la comida, fue hasta el baño dónde agarró alguna pastilla para el dolor y una pomada que pondría en las mil y una marcas que habían en su cuerpo.

Maldito Oikawa, lo marcaba como sí fuera suyo hasta que pareciera un dálmata con tantas marcas en su cuerpo...

Posiblemente le terminaría de pedir ayuda a Atsumu con su espalda ya que seguramente ahí es donde habrían más.

Aunque viendo el lado positivo no iría a trabajar al bar en una semana gracias al castaño quien lo dejo marcado hasta por dónde no se imaginaba que se podrían hacer marcas.

Entró a la cocina con la pastilla en la mano y no tardó en buscar agua fría para tomar la pastilla.
Cuando escuchó el pitido del microondas saco la comida y sació su hambre en un dos por tres, lo más seguro es que Osamu fue quien cocino ya que esos Onigirirs sabían exquisito. Y Atsumu no tenía mucha experiencia culinaria de la que pudiera presumir.

Con los pies arrastrando se fue hasta su habitación, se quitó la ropa y entró al baño para darse una buena ducha caliente para relajarse y que mínimo durmiera 12 horas seguidas.
Mientras estuvo en el baño ¡Ni una sola vez! Volteó a verse al espejo seguramente esas marcas no se quitarían en días por ello también su descanso... No podía ir así al trabajo.

Se puso la pijama más cómoda que encontró, la cual constaba de un pantalón afelpado color rosa y una sudadera que era diez tallas más grandes que él para que estuviera totalmente cómodo.

No tardó mucho tiempo en que se tiró a la cama y se quedó perdidamente dormido.

El ruido del timbre que no había dejado de sonar desde hace quien sabe cuánto y quién sabe quién era quien fregaba a las 5:00 de la tarde en su sueño rejuvenecedor.

Sabía que no era Atsumu por qué él tiene llave Y aparte no le había dado su dirección a nadie , bueno solo a Ushijima quién era el que le hacía el favor de cuidar a Natsu en las noches que debía irse a trabajar al bar.

El timbre dejó de sonar y agradeció al primer santo que se le vino a la mente para volver a cobijarse y seguir durmiendo... Escuchó que la puerta había sido abierta junto con voces, identificó tres: Atsumu, Osamu y Natsu. Pero había un cuarto y a él después de que le dolió la cabeza de pensar no identificó su voz.

Pasos se acercaron a su habitación y había solo una personita que entraba sin tocar.

— Nii-san... ¿Estás despierto? — habló la pequeña Natsu en un tono bajito acercándose al bulto de almohadas y cobijas donde solo se lograba apreciar un mechón de color naranja entre tanto revoltijo de cosas.

A lo mejor ignoraría a su hermanita o le diría que después veían la película de "El Castillo Ambulante", optó por la segunda.

Natsu, mañana vemos la película ¿Sí?, Ahora solo quiero dormir.

— No es eso, Atsumu-nii dijo que te hablara por qué tenía que hablar contigo.

El chico asomó uno de sus ojos para ver a su hermanita quien le sonrió mostrando toda su dentadura de leche.

Con toda la pereza del mundo se levantó de la cama y aún sin importarle quien era el "invitado" en su departamento-no-suyo. No se quitó la pijama y para que no se viera tan demacrado agarró sus lentes que utiliza para leer.

Natsu observaba todo lo que hacia su hermanito mayor en completo silencio, cuando salieron del cuarto y bajaban las escaleras Natsu dijo algo que casi hizo que Hinata se regresará corriendo a su habitación para mínimo cambiarse de ropa pero ya era demasiado tarde por qué ya estaba frente al chico que Natsu identifico como "El chico de los ojos bonitos"

— Shoo... Necesitamos hablar. — dijo Atsumu con una sonrisa tranquila para evitar que el pelinaranja se espantara o alterará a su hermanita quien seguía agarrando su mano.

Buenas tardes... — dijo Hinata haciendo una reverencia hacia el pelinegro quien solo asintió con la cabeza y dijo un casi inaudible.

Buenas.

Osamu llegó poco tiempo después y se llevó a Natsu a jugar a su habitación mientras los "adultos" hablaban.

Estuvieron viéndose las caras por unos minutos hasta que Hinata rompió el silencio carraspeando la garganta y se removió en su asiento un tanto incómodo.

¿D-de que querías hablar? — dijo en un tono firme aunque por dentro estaba rogando que se lo tragara la tierra y jamás lo escupiera de vuelta.

Lo primero que se le vino a la mente fue Yachi o mejor conocida en el bar como "Yaya"... A lo mejor hizo algo que no le gustó y estaba molesto o tal vez le robó algo aunque eso era totalmente imposible, no la conocía desde hace mucho tiempo ya que ella se unió al equipo hace dos años pero sabía que no sería capaz de hacer algo así. Ella es una chica totalmente honesta y jamás hubo quejas aunque sí el pelinegro las tuviera, debería ir directamente al bar "Nekoma" para levantar una queja con el administrador... ¿Que hacía ahí? ¿Y por qué debían hablar con él?

— Shoyou, ¿estás escuchando? — Atsumu agitó su mano frente a los ojos del pelinaranja quien no había escuchado en lo absoluto lo que habían dicho.

Desvió su mirada y eso negó la pregunta que había hecho Atsumu quien suspiró acostumbrado al hecho de que el pelinaranja se perdía totalmente en un limbo del cual casi nadie podía sacarlo desde hace cuatro años; el día de nacimiento de Natsu.

— Te estaba preguntando sí no te molesta que esté imbécil viva aquí.

¿Que? — fue lo primero que salió de su boca

— Te resumo la historia... — Suspiro Atsumu — Como sabes, su exnovia lo convirtió en venado y así... Pero el muy I-DIO-TA, puso a nombre de esa mujer el departamento y ahora no lo puede reclamar como suyo... Más aparte ella no quiere pasar el contrato a su nombre. Por lo que ahora ¡Esta sin casa!

Que idiota — pronunció cuando termino de escuchar la historia narrada pero enseguida se tapo la boca — L-lo siento.

El pelinegro miro a Hinata con el ceño fruncido quien bajo la mirada avergonzado... Pero no estaba molesto por qué le haya llamado idiota, estaba enojado con él mismo. ¿Cómo pudo ser tan Idiota y poner el nombre de esa mujer en el contrato del departamento?

Por mi no hay problema... Después de todo tu eres quien paga la renta, no puedo negar ninguna decisión tuya. — Habló el pelinaranja quien quitándose las pantuflas recogió sus piernas abrazandolas y moviendo sus pies al compás del Tik tak del reloj.

Kageyama observo los movimientos de Shoyou "Tiene unos lindos pies" pensó al ver cómo sus deditos de movían de arriba a abajo y las uñas que estaban pintadas de blanco y perfectamente recortadas los hacían ver tan delicados y perfectos.

Tal vez le pediría ayuda para modelar algunas pulseras para los pies.

— Shoo... Es tu casa, puedes decir un "No" y lo entenderemos.

Tsumu... Esta bien enserio, de todos modos queda una habitación disponible aunque si él quiere puedo dejarle la principal-

¡No! — gritó el pelinegro llamando la atención de los otros dos — D-digo, no es necesario... Esa habitación está perfecta.

Kageyama era totalmente capaz de comprarse dos o tres departamentos para el mismo, hasta el penthouse. Pero desde que Atsumu mencionó entre sus mil y una murmuración que podría pedirle ayuda a "Sho-chan" para que fueran Rommates, cerró la boca y esperó a que Atsumu le propusiera eso ya que aunque le costaba un poco -muchisimo- admitirlo sintió interés por ese chico pelinaranja, era amigo de Atsumu y jamás lo había conocido y eso termino por aumentar su curiosidad, quería conocerlo pero no sabía por qué y ahí estaba él, firmando un tipo de acuerdo para dividirse los gastos del departamento y hacer menos difícil el asunto.

Bien, Kageyama-san... Bienvenido. — con una sonrisa sincera el pelinaranja estiró su mano hasta el mencionado quien observo atentamente las manos del pelinaranja las cuales también eran perfectas.

Solo Kageyama o Tobio, como prefieras, pero deja atrás los honoríficos por favor. — respondió el gesto, estrechando sus manos sintiendo lo delicadas que eran.

De acuerdo... Será un placer vivir contigo Kageyama.

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