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🌼 Capítulo 24 🌼

El camino a casa jamás se me había hecho tan tedioso y largo, ambos íbamos en la parte trasera de un taxi por qué Atsumu no quiso llevar a dos "gatos en celo" a su casa así que estaba rogando que el conductor se saltara los altos pero seguramente no quería ir a la policía.

De pronto sentí una de las manos de Tobio viajar a mi muslo izquierdo para apretar el mismo haciendo que me sobresalatara en mi lugar para después acariciar de manera necesitada la pared interior de mi pierna... Cerca, muy cerca de mi entrepierna.

¡Maldición! ¿Podría conducir más rápido?

No podía pedir lo mismo dos veces después de cinco minutos de camino.

Entiendo que el hombre hacia lo imposible por avanzar pero curiosamente a alguien se le había ocurrido chocar cerca del bar y aquí nos tenían esperando a que los autos avanzarán.

Por lo rápido que salimos del bar, no tuve oportunidad de cambiarme así que su mano se paseaba libremente sobre mi piel desnuda sintiendo una corriente eléctrica viajando hasta lo más profundo de mi ser en cuanto sentí como -tal vez- sin darse cuenta sus dedos rozaron en la tela que cubría mi masculinidad, haciendo que mi respiración se hiciera cada vez más y más pesada.

— Por fin salimos del tráfico, lamento la demora — habló el conductor recordándome que seguiamos en el taxi.

Entiendo, no se preocupe... — habló Tobio acercándose un poco más a mí — puede demorar lo que usted guste.

La mano de mi novio acariciaba de arriba a abajo mi entrepierna. Yo solo podía morder mis labios y apretar con fuerza la manga de la sudadera de él intentando inútilmente que alejara su mano. Obviamente no funcionaba así.

Pude respirar cuando por fin alejó su mano de mi cuerpo. ¿La razón?, Por qué le había llegado un mensaje.

Intenté ignorarlo pero la pequeña risita que salió de sus labios me hizo estirar mi cuello para alcanzar a ver quién había sido el remitente del mensaje.

"Tsumu idiota"

Decía el contacto, así que rápidamente dirigí mi vista a la lista de mensajes, llegando al final de la conversación

Me sonroje ferozmente al leer el mensaje y agradecí que fuera de noche así no se lograba ver el rojo de mis mejillas.

No me percate en qué momento llegamos a casa, hasta que escuché que Tobio agradecía el viaje y pagaba lo correspondiente al conductor.

Bajamos rápidamente del coche en total silencio hasta llegar a nuestro departamento donde poco tardamos en cerrar la puerta cuando de un brinco me colgué del cuello de Tobio para comenzar a besarnos de manera desesperada.

El respirar paso a segundo plano cuando nuestras lenguas se encontraron entre ellas.

Sus manos tomaron con fuerza mis glúteos donde se tomó la libertad de apretar con fuerza su agarre sacándome un gritó que fácilmente fue escuchado por el vecino de enfrente o de al lado...

Ya después tendremos oportunidad se disculparnos por el ruido.

Sin querer visitar a San Pedro antes de tiempo, nos obligamos a separarnos para tomar aire y sonreír en complicidad.

Aún sentía mis labios calientes, húmedos y con el cosquilleo de sus besos de hace unos segundos.

Sin bajarme, caminó hasta las escaleras para subir a mi habitación donde después de cerrar la puerta detrás de él y me dejó sutilmente en la cama.

Nuestra ropa fue desapareciendo poco a poco siendo aventada a alguna esquina de la habitación. Escuchamos algo caerse pero poco nos importó que había sido.

Comenzó a recorrer con sus labios completamente mi torso, dejando castos besos sobre mi cuello, clavículas, bajando hasta mi pecho donde saboreo cada uno de mis pezones provocando que arqueara mi espalda y un gemido saliera de mis labios.

Poco tardó para seguir con su camino de besos hasta mi estómago, más específicamente a la altura del vientre donde dejó unos cuantos besos húmedos en la zona acompañados de succiones donde seguramente las marcas quedarían ahí por unos días.

Bajo mis manos apretaba las sábanas, mordía mis labios tratando que mi voz no saliera y es que a pesar de que ya me había escuchado incontables veces, sentía vergüenza de los sonidos indecentes que salían de mi garganta.

Nuevamente sentí sus labios y dientes en mi cuello presionado para dejar nuevas marcas en aquella zona.

Ladee mi cabeza lo mejor que pude para darle más espacio por dónde pudiera saciar su sed.

Para cuando abrí mis ojos, pude ver cómo el se encontraba totalmente desnudo frente a mí y yo me encontraba en las mismas condiciones... Su tacto era tan delicado que no me percate del momento en que quede totalmente a su merced.

Sin esperar un poco más, abrí mis piernas lo suficiente como para que él estuviera cómodo pero sus manos empujando más mis piernas, aumentaron el calor que sentía en aquella habitación.

De algún lado, tomó el lubricante de sabor cítricos y tal vez como curiosidad humedeció sus dedos con la sustancia y los metió a su boca, viéndome directamente con esos ojos azules que me mareaban de tan solo mirarlos.

Puso otro poco del líquido en sus manos para después dirigirlos a mi entrada estremeciendome por el contacto tan conocido para mí pero eso no evitaba que me sintiera como colegiala en su primera vez cuando uno de sus dedos entraba en mí para comenzar a mover su mano de adelante para atrás fingiendo embestidas.

El largo de su dedo medio era perfecto para pegar en mi próstata sacándome un gemido bastante vergonzoso para mi.

Calló mi boca con la suya embistiendome con su lengua sin dejarme tan siquiera respirar.

Ingresó un segundo dedo para hacer movimientos de tijeras tratando de expandir un poco más mi interior. 

Oh Tobio... — apreté más las sábanas bajo mis manos al sentir un tercer dedo — Dios, más... Más rápido.

De la nada paro de mover su mano y abrí los ojos encontrándome con su mirada molesta lo que me hizo excitarme de una gran manera liberando más líquido preseminal que salía de mi cuerpo.

Solo Tobio, no menciones a nadie más aparte de mí.

Me causo ternura el que estuviera celoso de que yo mencioné a Dios en medio de mi orgasmo que seguramente tendría pronto. Pero sería algo inexperto y vergonzoso el venirme sin siquiera tenerlo a él dentro de mí así que solo sonreí y atraje su cuerpo al mío abrazándolo por el cuello pasando mis manos por sus hombros y su espalda alta.

Los movimientos de su mano haciéndose presentes nuevamente en mi interior me hizo suspirar, disfrutando de su tacto.

Definitivamente Tobio era diferente, no sentía asco o miedo cada vez que sus manos me recorrían por completo.

Definitivamente yo estoy enamorado de él... "Te amo", quise decir pero un cuarto dedo entrando en mi sintiendo sus nudillos chocar con mis glúteos impidió que saliera palabra entendible.

Enterré mis uñas en su espalda escuchando un gruñido de su parte pero aquello pareció gustarle ya que mordió mis labios con fuerza hasta que sentí el sabor metálico en mi boca.

Cuando quise reprochar, saco sus dedos de mi interior para después verme directamente a los ojos devorandome con la mirada y evidentemente yo no pondría oposición alguna.

Abre tus piernas, cariño — le escuché decir casi como una orden... ¿Y quién soy yo para no obedecerle? Abriré las piernas cada vez que me lo ordene.

Tarde más en abrir mis piernas cuando de una fuerte estocada entró por completo en mí, por la intrusión sentí que me faltaba el aire, mi voz no salió y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Vaya, había sentido tantas veces como incontables personas habían entrado así en mí pero nada se comparaba a cuando él pelinegro que esperaba pacientemente a que yo le indicará que podría moverse pero es que el desgarro que sentí se combinado entre el dolor y el placer no podía sentirlo con nadie más que no fuera él.

Espere unos segundos a acostumbrarme cuando inconcientemente mis caderas comenzaron a moverse buscando más cercanía entre nosotros.

Él entendió automáticamente que podría moverse y no tardó en alejarse un poco para volver a entrar con la misma fuerza.

Mi visión se hizo borrosa por el placer, seguramente lágrimas caían por mis mejillas, mis labios entre abiertos liberaban sonidos que me daban vergüenza... Pero lo más importante era el sonido acuoso que se escuchaba cada vez que nuestros cuerpos chocaban inundando la habitación de nuestras voces, el choque de nuestras pieles, el ligero rechinar de mi cama y el olor a sexo que inevitablemente se presentaría.

Sus manos estaban aferradas a mis caderas para ser más certero entre sus movimientos y yo no podía hacer más que soltar maldiciones y gemir su nombre entrecortadamente.

Sentí como su masculinidad palpitaba en mi interior lo que indicaba que él está a cerca y yo ya estaba en mi límite. Intentando aguantarme el no venirme antes que él pero el que estuviera golpeando constantemente en mi próstata no me hacía más fácil la tarea.

¡Ah! Tobio, v-voy a... ¡Mhg!

Córrete para mí, bebé.

No espere una palabra más cuando mi espalda formó un arco perfecto y finalmente me libere de aquella presión, manchando mi abdomen y pecho juntando al cuerpo de Tobio en el camino.

Kageyama soltó un gruñido y sentí como mi interior era llenado por su esencia haciéndome sentir totalmente lleno.

Trate de recuperar mi respiración pero poco tarde en respirar cuando salió de mi y me giró de modo que mi pecho pegará en la cama, levantando mi cadera.

Instintivamente me apoye en mis codos, arqueando mi espalda dándole así una mejor vista o eso es lo que yo creía... Aunque lo confirme en cuanto vi su sonrisa al recorrer mi espalda con su mirada y sus calidas manos.

Estás temblando — dijo acariciando mis piernas para después dejar sus manos en mis glúteos acariciándome con gran descaro.

E-es obvio — "acabo de tener el mejor orgasmo de mi vida" quise acompletar pero solo salió un gritó de mi boca en cuanto sentí su palma azotar una de mis nalgas.

Su sonrisa de triunfo no tuvo comparación y para complacerle más, alce más mis caderas meneandolas un poco para invitarle pegarme del mismo modo.

Soltó una risita ronca y lamió su mano izquierda para después nalguearme en mi otro glúteo.

Apreté aún más las sábanas bajo mis manos, mis lágrimas salieron por obvias razones y es que si me había dolido pero al sentir su lengua pasarse libremente por la zona enrojecida solo solté un gemido al tener su lengua embistiendo mi entrada.

Olvide por completo el dolor y solo me concentre en disfrutar.

El nuevo orgasmo llegó a mi más rápido de lo que creí pero eso no evitaba que no fuera tan bueno como cada uno de ellos que tenía cuando era Tobio.

Manches nuevamente las sábanas y sentí mis piernas fallar.

Realmente no me percate del momento en que cerré mis ojos y caí en los brazos de morfeo.

Un molesto rayo de luz me hizo fruncir el ceño, y abrir poco a poco mis ojos intentando que se acostumbraran a la luz del sol colándose en la ventana.

El olor a suavizante llegó a mi nariz y pude observar que las cobijas habían sido cambiadas.

El recuerdo de lo que ocurrió a noche llegó a mi mente y únicamente sonreí como tonto antes de intentar levantarme un poco aunque el dolor en mi espalda baja lo impidió olímpicamente.

Me queje por el dolor así que solo estire mi mano para alcanzar mi celular y comenzar el...

¿¡Son las tres de la tarde!? — grite prácticamente.

Poco después escuché la puerta ser abierta de golpe y libere mi vista hacia la persona que había sido, sonriendo nuevamente al ver a Tobio entrar con su típica cajita de leche totalmente concentrado el ella... ¿Es normal que sienta celos de una caja de leche? 

¿Por qué no me despertaste? — pregunté levantándome lentamente, descubriendo que vestía únicamente un boxer y una playera que claramente no era mía por el que uno de mis hombros se descubrió por lo grande que era.

Te veías tan cómodo durmiendo que no quise despertarte. — pareció algo hacer clic en su mente y dejó la cajita de leche a un lado para después dirigirse al cuarto de baño.

Lo mire algo confundido pero sus labios estampandose con los míos, no me dejó formular alguna palabra.

Vuelvo enseguida — dijo antes de caminar al cuarto de baño y poco tarde en escuchar la llave del agua ser abierta.

Mis piernas temblaban por el dolor que sentía en mi cuerpo pero eso no impidió que me levantará de la cama y caminé hasta la puerta del cuarto.

Entre mi mano tomé el picaporte pero antes de girar el mismo, la puerta fue abierta dejando ver a Tobio quien tenía sus mangas de la camisa arremangadas con las manos ligeramente mojadas.

¿Que haces? — pregunté tratando ver hacia adentro del baño.

Mi cuerpo se estremeció ante el tacto de él bajo la playera que vestía, llevando sus manos hasta mi espalda alta donde acaricio aún con sus manos húmedas.

Sus manos bajaron hasta el borde mi ropa y tiro de ella para arriba con delicadeza, para desnudar mi torso.

No despegaba su vista de mi pecho haciendo que me avergonzara e instintivamente tratara de cubrir mi cuerpo con mis manos.
El tacto en mis muñecas impidió mi actuar dejando mis manos a cada costado de mi cuerpo.

Nuevamente sus manos pasearon libremente por mi cuerpo, desde mis clavículas hasta mi cadera donde aún cubría la tela del boxer negro que vestía.

Sus ojos se posaron sobre los míos y sin despegar nuestras miradas él comenzó a desabrochar botón por botón de su pulcra camisa blanca, dejando a toda mi vista su buen trabajado cuerpo. Mis manos, temblando llegaron a sus antebrazos para después subir lentamente, acariciando cada uno de sus músculos y venas que lograban marcarse en sus brazos, hasta sus hombros donde mis manos pasaron a sus pectorales para después pasar a su abdomen, sintiendo cada relieve y su tórax subiendo y bajando debido a la respiración que ejercía inconcientemente su mente.

Sus manos pasaron a acariciar 360° mis caderas hasta llegar al elástico del boxer que estaba matándome por ser quitado de una bendita vez.

Alce mis pies, uno por uno para poder liberar la prenda que en algún momento estaban en el suelo.

Mis manos se dirigieron al cuello de Tobio para atraerlo a mí y besar sus labios nuevamente, sintiendo ambas respiraciones chocar. Sus manos llegaron a mi cintura causando la tan conocida corriente eléctrica pidiendo más, más contacto, más cerca.

Eres totalmente hermoso, Shoyo — dijo muy cerca de mi boca provocando una tonta sonrisa en mis labios.

¿Realmente lo crees? — me separé para que viera un pucherito que forme con mis labios — ¿No estás jugando conmigo?

Su rostro se volvió un poema, su ceño volvió a ser el mismo fruncido de siempre y su agarre a mi cintura bajo a mis glúteos donde acaricio constantemente en círculos o tal vez de arriba a abajo.

Por supuesto que sí — me giró completamente hasta que mi vista se pegará en el gran espejo que tenía en mi baño — Solo mírate... — posó su barbilla en mi hombro y me abrazó por la cintura

Todo rastro de sonrisa se había borrado de mi rostro en cuanto vi mi cuerpo. Únicamente veía una que otra cicatriz en mis brazos debido a las cortadas que llegaba ha hacerme, tontas pecas casi invisibles en todo el lago de mis hombros y pecho, las marcas rojas de anoche repartidos en todo mi cuerpo y ya... Yo no veía tal belleza que él decía.

Negué con la cabeza y sonreí tristemente. Quise alejarme para vestirme con algo que cubra perfectamente mi cuerpo pero sus manos en mi cadera lo impidieron.

Mírate

No Tobio, no me hagas eso... Solo déjame ir.

Un beso en mi cuello dijo más que mil palabras contanto que no me dejaría ir hasta que me viera.

Sus pulgares limpiando mis mejillas me indicaron que yo lloraba así que solo alce mi mirada tratando de ser valiente y verme tal y como el me lo pedía.

Eres bello — sonreí por sus palabras — Mira como tu sonrisa me hace sonreír a mí... Tus dedos viéndose adorables en tus manos... Tus uñas adornadas por el color más fasticioso del mundo — mire mis uñas por medio del espejo, viendo el color rosado y rei un poco por su comentario — Tu piel parece de porcelana y me da miedo romperla... Tus pecas que aunque son consideradas una imperfección solo te hacen ver mucho mejor de lo podría imaginar... Shoyo — llamó mi atención y dirigió mi vista a sus ojos por medio del espejo. — Brilla, Sueña y ríe... Te lo mereces, cariño.

Sonreí aún con más fuerza y me gire para abrazarlo y esconder mi rostro entre su pecho.

Tobio... — las palabras salen solas.

¿Mmh? — respondió correspondiendo mi abrazo.

Sentí mi corazón latir con fuerza y escuchaba el suyo latir tranquilamente aunque lo siguiente que salió de mi boca hizo que su corazón palpitara rápidamente.

Tobio, te amo.

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