🌼 Capítulo 23 🌼
El regreso a Japón fue tal vez mejor de lo que pensaba el pelinegro, es decir, a Shoyou se le veía más feliz que de costumbre y si de por sí no se quedaba callado, durante el vuelo no dejó de hablar sobre bastantes cosas. Pero él simplemente sonreía a todo lo que salía de los labios de su novio.
— Sabes Tobio, me gustaría estudiar alguna licenciatura... Por obvias razones no pude ni siquiera terminar la preparatoria pero me gustaría tal vez crecer un poco y tener un trabajo en el que gane mejor.
— Puedo ayudarte con eso.
— No, como crees. Es demasiado dinero entre colegiaturas, materiales y demás cosas...
— Míralo como una inversión ¿De acuerdo?, Yo te ayudo con el dinero y tú me ayudas con tu esfuerzo y resultados ¿Te parece?
El pelinaranja sonrió y negó con la cabeza para después apoyarse en el hombro del más alto.
— No quiero ser una carga para ti. — habló bajito
— Y no lo eres, por eso quiero ayudarte con eso... Míralo como un préstamo. Deja que te ayude ¿Sí? — la última frase llevaba una profundidad, únicamente que el pelinaranja no tenía idea de por qué lo decía así.
Hinata asintió con la cabeza y entrelazo sus manos para esperar a que el avión aterrizará nuevamente en tierras Japonesas.
La mente de Kageyama se fue a algún lado del universo y es que en tan solo unos días le confirmaban o le negaban el que retirará tal cantidad de su cuenta bancaria.
Nunca había pedido tanto dinero, siempre eran unos 20,000 ¥ como mínimo cuando tenía que invertir en su negocio o cuando quería darse un gustito de cada tres días.
Más a parte tenía que comenzar a organizar su siguiente línea de ropa para primavera-verano. Suspiró sintiendo como todo el peso del mundo se le venía encima y no tenía ni una sola idea lo que podría poner en los aparadores o en el cuerpo de algún modelo.
— ¿Sucede algo? — preguntó el pelinaranja viendo directamente a los ojos a un desorbitado Tobio quien negó con la cabeza.
— Solo cosas del trabajo, no te preocupes.
— Cierto, ¿Por qué no me dijiste que eras el presidente de ~KT~? — el pelinegro lo vio totalmente sorprendido. — ¿Sabes la vergüenza que siento? Es decir, llegué a criticar la ropa en tu presencia y también los precios... Maldición que mal me siento ahora.
— ¿C-como lo...
— ¿Cómo lo sé?, Tu abuelo me dijo — le regaló una sonrisa — ¿Por qué no me lo dijiste tú? ¿No me tienes confianza?
— ¡Claro que te tengo confianza! — habló lo suficientemente alto como para espantar a un bebé y hacerlo llorar — Lo olvide, supongo...
Ambos le restaron importancia a esa conversación aunque realmente Kageyama tenía muy en mente las palabras de su abuelo en pedirle que el pelinaranja trabajará para él.
El tan solo pensarlo le revolvía el estómago y no por que tuviera miedo, si no de la emoción al pensar que tal vez Hinata trabajará con él. No para él, si no con él ya que pediría opinión para todo si es que decía que sí.
El tiempo paso rápidamente así llegado a la última noche del mes de enero. Dónde tenemos a un pelinegro encubierto llegando al bar donde sigue trabajando Hinata.
Shoyou le había pedido incontables veces que no se preocupara por él ya que nunca se había contagiado de alguna enfermedad y aquello lo sabía con certeza ya que hasta eso el bar hacia estudios a las personas antes de que se llevarán a algún trabajador del bar.
Y eso no era el problema, ya que Hinata había asegurado sentir asco al ser tocado por al quien más que no fuera él así que ya no daba servicios especiales a los comensales... el problema que tenía el pelinegro era simple...
Celos.
No podía soportar pensar el que Hinata estuviera bailando frente a otras personas y habían otras tan descaradas que le tocaban como si fuera cualquier cosa.
¡Definitivamente no lo iba a permitir!
Y así llegamos al momento en el que Hinata vestía un diminuto short de color naranja pegado a su cuerpo remarcando sus glúteos y su entrepierna haciéndolo ver jodidamente bien, también vestía un top blanco donde se podía apreciar el nombre del bar "Nekoma".
Estaba más que seguro que tendría una erección de no ser por qué veía como tanto hombres como mujeres se le quedaban viendo al buen y sexi cuerpo de SU novio.
— Hey, deberías de bajarle a tus humos — Habló Atsumu provocando que desviara sus ojos hacia el que le hablaba.
— Es qué, mira como lo ven... Lo están desnundando con la mirada — reclamó a punto de levantarse al ver qué alguien abrazaba al pelinaranja de los hombros.
— Tobio, es su trabajo atraer a las personas, no olvides que aquí lo conociste y por ti aceptó dejar el trabajo especial.
— Te entiendo totalmente — dijo Kuroo con voz fingida — Mi KenKen también está por allá restregandole su bello y precioso culito a alguien desconocido — suspiró con resignación — pero aún así le apoyo.
El rubio rodó los ojos y se sentó erguido en su asiento volteando a ver hacia donde se encontraba Hinata. Agradeció internamente de que Kageyama no estuviera viendo ya que vio el preciso momento en el que un señor beso la mejilla del pelinaranja quien solo pudo sonreír incómodamente.
En el momento que decidió desviar su mirada hacia la chica que bailaba literalmente en su cara, no pudo hacer más que levantarse enojado al ver qué el mismo señor había agarrado de la cintura a Hinata quien inútilmente se despegaba de aquel señor que apestaba a alcohol.
También presenció el momento en el que Kageyama dirigió su vista de nuevo al pelinaranja dónde vio que ese hombre le tomó del trasero para acercarlo a él.
El pelinegro no perdió oportunidad en avanzar rápidamente hacia su novio que era vil mente tocado frente a todas las personas quienes no hacían literalmente nada, estaba seguro que poco faltaba para que se comenzarán a masturbar viendo aquella escena.
Apresuró más su paso, ignorando los llamados de sus amigos en cuanto vio que el hombre intentaba quitarle la máscara al pelinaranja para descubrir su rostro.
Hinata había entrado en pánico al sentir como el antifaz se resbalaba poco a poco por su rostro pero únicamente sintió como fue jalado hacia atrás de alguien.
— Él te dijo que no, ¿No entendiste imbécil? — reconoció automáticamente a quien le pertenecía la voz así que solo se cubrió el rostro con la sudadera que vestía el pelinegro aunque... ¿Que hacía ahí?
— ¿Quién te crees que eres? ¿Sabes dónde estás niño? Un bar donde hay putas que se ofrecen a chupármela con tal de que les de dinero para que traguen. — rió aquel hombre acompañados de los demás de la mesa donde se encontraba — Así que quitate para que pueda disfrutar de aquel agujero que tiene detrás esa puta.
Kageyama sintió su sangre hervir así que no espero ni un solo momento más para dejar un moretón en el rostro de aquel hombre.
Las personas por obvias razones se alteraron y llamaron a Aone quien separó a Tobio de aquel hombre quien no tardó en pronunciarle un golpe en el labio abriéndole el mismo.
Hinata se puso rápidamente su antifaz y jalo a Kageyama hasta el fondo del bar donde lo aventó al sillón de su camerino.
— ¿¡Que estás haciendo aquí!? — le gritó el pelinaranja escuchando como seguramente Yachi le llamaba desde la puerta.
— ¡Proteger a mi novio! ¿A caso hice mal? — aquel movimiento le causó dolor en el labio lo que le hizo quejarse.
Hinata suspiró y se acercó al botiquín donde agarró un poco de pomada y se acercó a Kageyama quien seguía refunfuñando en el sillón.
— Mírame ¿Si? — el pelinegro obedeció y dirigió su vista Shoyou quien le miraba con una media sonrisa — Mira como te dejo el labio... No debiste golpearlo.
Tobio frunció el ceño — Te tocó y te ofendió, es lo menos que podía hacer.
Hinata sonrió con nostalgia y se subió al regazo de Kageyama para esconder su rostro en el hombro del mayor.
— No tienes idea de lo que he vivido aquí... Eso no es nada. — dijo bajito pero aún así fue escuchado por el más alto.
— Trate de soportar el que estuvieras en el bar, pero no esto. Así que ¿Dónde está la oficina de tu jefe?
— ¿Para que quieres hablar con él?
— Para anunciar tu renuncia — aquello hizo que Hinata levantará su rostro totalmente sorprendido — No trabajaras más aquí.
— ¿¡Qué!? ¿¡Y de dónde carajos voy a conseguir dinero para Natsu!?, Te recuerdo que no todos nacimos en cuna de oro y podemos limpiarnos con dólares después de ir al baño.
Hinata intentó levantarse de las piernas de Kageyama pero este le abrazó por la cintura para después bajar sus manos hacia los glúteos del primero sacándole un ligero gemido.
— Trabaja conmigo... Se mi asistente en la empresa.
— ¿Qué?
— ¿Cuánto ganas en el bar?
— depende del día pero ¿Que dijiste?
— te pagaré 50,000 yenes por día, son cinco días a la semana más horas extras ¿Que te parece?
— ¿Qué?
El pelinaranja estalló en risas causando que Kageyama le mirara algo extrañado.
"— O, un Sugar Daddy que me saque de pobre"
Recordó las palabras que le había dado a Noya el primer día que conoció a Tobio... ¿Se podría considerar un Deja vu?
— ¿Que opinas? — preguntó Kageyama algo confundido pero por dentro rogando a todos los santos que dijera que sí...
Por la mente de Hinata llegó a él, el primer día que llegó al bar, el primer hombre con el que estuvo sintiendo asco de su vida queriendo terminar con ella pero al recordar a Natsu no podía permitir que aquel "hombre" le hiciera a su hermanita lo que le estaba haciendo a él. Tenía tanto que agradecerle al bar y eso lo tendría presente de por vida, no se arrepentía de haber llegado ahí ya que había conseguido muy buenas amistades pero quería salir, ya no quería más que personas desconocidas tocaran su cuerpo, ya bastante tenía con el esposo de su mamá y los demás hombres que que abusaban de él así que cuando escuchó aquellas palabras salir de los lastimados labios de su novio solo pudo decir...
— ¡Sí! ¡Claro que sí!, Solo que no sé cómo manejar bien una computadora, y no tengo ropa formal para el trabajo, ¿Que tengo que hacer?, ¡Ven te llevo con mi jefe! ¡Wow! Jamás pensé que este día llegaría. — no se había percatado que había estado llorando hasta que sintió las manos de Kageyama limpiando sus mejillas que seguramente estaban llenas de maquillaje corrido.
— Yams te enseñará todo lo necesario, por la ropa no hay problema, puedes ir como tú gustes a menos de que sea una junta importante y ahora cambiate de ropa por qué no quiero que nadie más te vea así.
Hinata estuvo a punto de obedecer cuando una idea tal vez algo descabellada llegó a su mente.
— ¿Seguro que quieres que me cambié? — habló con un tono de voz sugerente, sentándose nuevamente en las piernas de Tobio quien con su cerebro del tamaño de una nuez no entendió.
— Claro, no quiero que te desnuden con la mirada
Hinata rió un poco y paso sus manos por el cuello del más alto para apegarse a él estando a escasos centímetros de su boca... El pelinaranja relamio sus labios haciendo que el contrario por fin conectará un poco con lo que quería decir.
La canción de All Night comenzó a sonar y poco se lograba escuchar gracias a que tenían la puerta cerrada.
— Se lo que haces, pero ahora me urge sacarte de aquí y llevarte casa para después follarte hasta que olvides tu mismo nombre.
Por la propuesta el pelinaranja sonrió cómplice pero no podía ignorar su erección que poco a poco se iba formando gracias a las traviesas manos de Tobio que inconcientemente comenzaron a masajear sus glúteos por debajo de las telas.
Tomó una de sus manos del pelinegro para dirigirla a su entre pierna donde el contrario comenzó a subir y bajar su mano al ritmo de la canción provocando que Hinata comenzará a respirar erróneamente, su boca entre abierta soltaba un ligero sonido que a los oídos de Tobio era perfecto así que no pudo ignorar la petición que le hacía el más bajo y abrió el botón del short que vestía el contrario para después meter su mano entre la tela de la ropa interior y la del short sacándole un gemido al pelinaranja.
— No hay cámaras aquí ¿Cierto? — preguntó el pelinegro acercando su rostro al de Shoyou quien mantenía los ojos cerrados.
— No que yo sepa... — habló recuperando un poco el aire — pero si las hay... Que disfruten del show.
Cuando terminó de pronunciar aquellas palabras no esperaron más para unir sus bocas en un beso acelerado donde hubieron un par de veces que sus dientes rozaban pero no les importó en cuanto sus lenguas comenzaron a pelear entre ellas para ver quién era el rey de aquella batalla.
La mano de Tobio se fue humedeciendo por el líquido preseminal que comenzó a liberar Shoyou debido a la fricción que generaba la mano de su novio y la tela que comenzaba a estorbar.
Ajenos a lo que sucedía afuera, tuvieron que separarse en cuanto la puerta fue literalmente derrumbada, dejando ver a Aone quien se volteó al ver en qué situación se encontraba Sho-chan y el pelinegro, también estaba Atsumu, Yachi, Kuroo y Kenma quienes los últimos tres hicieron se voltearon igual que Aone.
Atsumu se cruzó de brazos viendo como Hinata trataba de abrochar su short y limpiaba los labios de Tobio ya que se habían embarrado de labial.
— ¿Por que tenían la puerta cerrada con seguro? — preguntó Atsumu entrando a la habitación y antes de que le respondieran volvió a hablar — Más importante, ¿Por qué no me hablaron? Pudimos haberla pasado bien los tres.
El pelinegro hizo un gesto de asco y se levantó del asiento donde estaba para dirigirse a la puerta jalando a Hinata del brazo.
— ¿Donde está la oficina? — Preguntó Tobio son mirarlo a los ojos
— E-en el piso de arriba. — respondió Shoyo del mismo modo en qué le hablaba el pelinegro.
Ambos subieron las escaleras donde al final del pasillo se encontraba la única puerta donde no tardaron en tocar la misma y tener el permiso de entrar.
Un hombre mayor les sonrió a ambos invitándolos a sentarse frente a él.
Dos mujeres estaban a los lados de aquel hombre, una pelinegra y la otra rubia casi blanco.
— Sho-chan... ¿A qué se debe tu agradable visita? — preguntó aquel hombre ofreciendo las bebidas que traían las chicas en sus manos para los recién llegados. — Por favor, acompañenme con una copa
Ambos aceptaron la copa que les era ofrecida.
— Señor Nekomata... Vengo a presentar mi renuncia.
Aquellas palabras sorprendieron a los presentes a excepción de Kageyama quien sonrió orgulloso
— No estás atado a este trabajo y nos favoreció demasiado tu estadía aquí así que no podré objeción ninguna... Aparte que te dije que llamarme señor, está bien que esté viejo pero todos aquí somos familia.
El pelinaranja sonrió y asintió con la cabeza
— Nunca olvidaré lo que hizo por mí, Papá Nekomata... Fueron de los mejores años de mi vida pero gracias a este chico que está a mi lado — Hinata tomó la mano de Kageyama siendo correspondido el gesto — Podré estudiar lo que tanto quise y trabajaré con él... Pero gracias por todo a ustedes también fue que pude salir adelante.
El hombre asintió con una gran sonrisa en su rostro y finalmente firmaron un papel donde se daba la opción de regresar si es que así lo quería...
— Cuida bien a mi pequeño gigante ¿De acuerdo? — habló Nekomata dirigiéndose a Tobio.
— Con mi vida, señor... — respondió el pelinegro.
Hinata cerró un ciclo en su vida pero sin olvidar que en algún momento formó parte de aquella pequeña pero buena familia.
— Ahora sí... De esta no te salvas, cariño — susurro Tobio cerrando la puerta detrás de ellos.
— ¿Sabes algo, Tobio? — el pelinaranja se dio la vuelta para ver directamente de frente al mencionado quien solo hizo un sonido para darle continuidad a su pregunta — Sigamos con esta fiesta en mi habitación toda la noche...
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