🌼 Capítulo 21 🌼
Paso un día en "normalidad" después de que ambos tuvieron su noche de felicidad pero Hinata no podía ver a los ojos a Miwa ni al abuelo... ¿Que tal y sí los escucharon y eran tan buenas personas como para no hablar sobre eso para no incomodarlos?
Sí era así, los Kageyama merecían un altar... Aunque pensándolo bien, Tobio cuando dormía parecía que podría pasar un tornado, la tercera guerra mundial o la sexta guerra ninja y no lo moverían de la cama un milímetro... Esperanzado de que todos los Kageyama fueran así, se relajó un poco.
En fin, regresando al presente. Se encontraban haciendo la lista de compras para esa noche ya que por fin era la noche de año nuevo.
Para fortuna de ambos (nótese el sarcasmo), el abuelo había invitado a la familia de Akane y a ella para que celebrarán juntos aquella noche ya que era una tradición entre esas dos familias hacer una cena en conjunto.
Kageyama estaba que quería saltar sobre Akane y no necesariamente por felicidad de verla, si no que, no había dejado de estar prácticamente encima del pelinaranja quien algo -bastante- incómodo le sonreía.
Habían pretendido aparentar que simplemente eran amigos delante de la gente ya que Kageyama obtuvo un miedo al ser juzgado... Recién descubrió su sexualidad y bueno no era fácil de asimilar. Shoyou lo entendía perfectamente así que no le obligaba a nada que pudiera parecer comprometedor entre ambos.
Pero maldición, cuando vio que Akane dejaba un sonoro beso en un cachete de Hinata muy cerca de sus labios, explotó por dentro.
— Hinata, ¿Puedes venir un momento? — preguntó tratando de sonar tranquilo pero su voz de ultratumba lo delató completamente asustando hasta al perro de la vecina que lo saco a pasear.
— S-sí, Akane-san... ¿Podría levantarse por favor? — preguntó amablemente el pelinaranja.
La castaña hizo un tierno pucherito en sus labios y abrazó al pelinaranja con fuerza subiendo a su regazo.
Okey...
Grave error.
Kageyama caminó rápidamente y con la fuerza pero delicadeza suficiente al tratarse de una mujer, la bajó del regazo del pelinaranja y tomó su mano para jalarlo fuera de la casa escuchando la escandalosa risa de la castaña.
— ¿Kag-Kageyama? — preguntó con ansiedad el de iris color marrón al sentir que el llamado apretaba más su agarre de su mano llevándolo hasta el patio trasero de la casa donde la hierva le llegaba casi pasando su cabeza. — O-oye, ¿A donde me llevas?
Más tardó en respirar que cuando su cuerpo fue apoyado sobre algo parecido a una pared, iba a reclamar el repentino choque en su espalda pero al sentir los delgados pero demandantes labios del pelinegro reclamándole cómo suyo, no pudo o no quiso hacer más que tratar de seguir el ritmo de aquel beso.
El pelinaranja soltó un jadeo ahogado al sentir la falta de aire en su sistema. Golpeó el pecho del pelinegro pidiendo alejarse un momento, fue tan solo un momento pero pudo respirar lo suficiente como para corresponder aquel beso que nuevamente fue plantado sobre sus labios, abriendo su boca permitiendo que sus lenguas se encontrarán provocando que el pelinaranja soltara pequeños gemidos para después soltar uno más fuerte al sentir la fría mano del pelinegro colarse entre su ropa abrigadora.
Su cuerpo se estremeció al sentir el tacto del contrario sobre su abdomen para después subir a su pecho y pellizcar uno de sus pezones provocando que tapara su boca con ambas manos para que aquella melodía no fuera escuchada por terceros que estaban bastante cerca de ellos y lo sabían por qué escuchaban las risas de todos.
Cuando dieron fin a su beso, Tobio presenció el rostro de su sol siendo más perfecto de lo que ya era:
Sus ojos que lentamente se abrieron dejando ver un precioso brillo en ellos, su pequeña y respingada nariz rojita tal vez por el frío y sus mejillas sonrojadas por el momento. Sus labios entre abiertos inhalando y exhalando rápida y pausadamente intentando calmar su respiración y palpitaciones de su corazón.
El pelinegro no se podía sentir más feliz de escuchar la ligera risita del pelinaranja abrazándole por la cintura debido a su altura dejando su cabeza recargada en su pecho donde seguramente escuchaba su corazón palpitando a mil por segundo.
Realmente estaba enamorado de él.
— Eres un celoso de primera, Tobio — susurró el pelinaranja sin dejar de abrazar al pelinegro
El llamado soltó un sonido parecido a un gruñido acompañado de un chasquido de lengua.
— Claro que lo voy a ser cuando veo que alguien está literalmente encima de MÍ chico. — comentó remarcando la palabra "Mí"
— ¿T-tu Chico? — preguntó el pelinaranja sonrojandose al escuchar por primera vez aquellas dos palabras juntas siendo dirigidas a él, sintiendo un monton de fuegos artificiales y explosiones viajando por todo su cuerpo. — ¿Puedes decirlo de nuevo?
— No me hagas repetirlo idiota. — Tobio se sonrojó y desviando la mirada apretó más el abrazo que le impartía al más bajo.
— Dilo una vez más... ¿Sí? — rogó haciendo pucheritos con sus labios y con sus ojos brillando. — Solo una más...
— No.
El grito de Miwa llamándoles les sacó de su pequeña burbuja, Tobio estuvo a punto de gritar que irían en un momento cuando vio algo caer en su nariz.
Inevitablemente hizo bizcos provocando la risa del contrario quien inmediatamente se quedó en silencio volteando a ver hacia el cielo.
— ¡Esta nevando! — inevitablemente gritó al presenciar aquel fenómeno del clima que apesar de que lo veía cada año no le era posible no emocionarse cómo niño pequeño corriendo hasta su pequeña hermanita quien se asustó al momento que sintió que era alzada en brazos pero al reconocer la risa de se hermano comenzó a reír también.
Tobio miró la escena de ambos pelinaranjas sonreír y reír con tanta naturalidad que rogaba que el día que tuvieran que regresar a Japón sonriera cómo en ese momento y jamás tuviera que sufrir una vez más.
Y es capaz de mover cielo, mar y tierra con tal de ver a su pequeña pelusa ser realmente feliz aunque aquello no fuera nada fácil...
El aroma de la cena ser cocinada en el horno se había adueñado de toda la casa, abriendo el apetito de todos rogando que aquellas horas necesarias para cocer el pavo, el lomo de cerdo y más platillos tanto orientales cómo occidentales estuvieran listos para ser devorados por aquellos estomagos que trataban de ignorar el delicioso olor del sazón de Miwa y Akane.
Tobio y el abuelo habían terminado de vestirse y peinarse lo suficiente como para que fuera la tradición de vestir formales en esas fechas. Shoyou seguía aún en la habitación del pelinegro intentando decidir que ponerse.
Tenía dos opciones, una constaba en prendas en blanco, gris y negro y otra con colores altamente vivos pero en cuanto vio que Natsu escogía la primera opción acepto sin reprochar y más por qué ya no tenía tiempo.
¡Y hasta habían llegado los Yamamoto! Y lo supo en cuanto escuchó los tacones de seguramente Akane.
Mientras se vestía no pudo evitar pensar en el por qué Akane le abrazaba tanto aún cuando Tobio estaba cerca. ¿Le gustaba? No, imposible...
¿O si?
Incontables veces le decía que era muy tierno, guapo y todo tipo de halagos provocando que se pusiera nervioso y hasta sonrojado por ser alabado de aquel modo.
El toque de la puerta le sacó un susto, haciendo que su delineado se fuera chueco.
Suspiró aceptando que debería borrar aquella línea que ahora parecía un zigzag mal hecho.
— Adelante — dijo antes de buscar otra toallita húmeda entre su cosmetiquera.
La puerta fue abierta dejando ver a una pequeña niña vistiendo un vestido negro con brillos plateados incrustados a la tela.
Natsu sonreía con naturalidad esperando el halago de su hermano al verla vestida así lo cual no tardó en aparecer.
La sonrisa de Shoyou fue tan grande que sus mejillas le dolieron y sus ojos se achicaron mientras un ligero sonrojo se implementaba a su gesto.
— Te ves preciosa pequeña... — dijo el pelinaranja cargando a su hermanita sentandola en su regazo.
La pequeña sonrió con una alegría literalmente palpable dejando ver el mismo rostro de su madre al abrazarle cuando era pequeño.
Un sentimiento de nostalgia le quiso atacar, parpadeo muchas veces tratando de que las lágrimas que se agrupaban en sus ojos no salieran, su hermanita tomo entre sus pequeñas manos el rostro de Shoyou y dejó un pegajoso, húmedo pero tierno besito en su nariz causando una risa en el mayor.
— Me dijo ojitos bonitos que no te dijera que está impaciente por verte.
El pelinaranja soltó una risa más alta y abrazo una última a Natsu antes de bajarla de sus piernas y dejar un tierno beso en la frente de la pequeña.
— te ves muy bonita pero con esos cabellos no vas a estar... Siéntate aquí. — el pelinaranja se levantó permitiendo que la pequeña tomara asiento frente al espejo.
Al ver qué el cabellito de la pequeña era lo suficientemente largo, se le vinieron a la mente mil y un peinados para esa ondulada y pelinaranja cabellera.
Optó por dividir su cabello en dos y hacer unas trenzas francesas para después hacer unos chonguitos despeinados en cuanto la trenza alcanzo el final de la cabecita de la pequeña.
Dejó fuera unos pequeños chinitos a propósito para hacerla ver más tierna de lo que ya se veía y no dudo en tomar unas cuantas fotos las cuales se irían directamente al álbum de la pequeña junto con alguna frase para recordar el día junto con la fecha.
Natsu salió corriendo de la habitación con una gran sonrisa esperando a que todos le dijeran lo bonita que se ve, lo cual no tardó en suceder provocando una sonrisa sincera en el pelinaranja que seguía dentro de la habitación a punto de cerrar la puerta.
Shoyou siguió con su tarea de terminar su maquillaje con el que se esmeró tanto quedando totalmente precioso, sus facciones se realzaron más y el rubor que fue repartido sobre su rostro, en especial el de la nariz le hacía ver más joven de lo que ya era.
Totalmente feliz con su resultado, salió de la habitación tarareando Hallelujah de Pentatonix ya se escuchaba en las bocinas de la casa.
Cuando iba bajando las escaleras que daban a la sala no pudo evitar quedarse quieto en cuanto escuchó que Tobio y Akane hablaban así que agudizó su oído tratando de escuchar de que hablaba su novio con su ex.
— ¿Vas decirles hoy? — escuchó la voz de la fémina.
— No lo sé... Quiero hacerlo pero...
— Tienes miedo... — no se escuchó nada por un tiempo y pensó en tal vez bajar las escaleras hasta que se volvió a escuchar la voz de Akane — Tobi, yo estoy contigo ¿Sí?
— Lo sé, gracias Kane.
— Ven aquí, dame un abrazo — no se volvió a escuchar nada — Ay eres tan tierno cuando te sonrojas.
Su cerebro no pensó en nada más, únicamente en ¿De que hablaron?... ¿Y sí planeaba regresar con ella? ¿Solo fue un simple juego? De cualquier modo es lo que todos hacían con él, se lo cogían y adiós, no te conozco más.
— Tal vez si debí quedarme en casa... — susurro para él mismo.
Antes de que pasara algo más, decidió bajar las escaleras fingiendo una sonrisa como siempre aunque bajó haciendo ruido, prácticamente a zancadas para que le escucharan.
Miwa fue la primera en verlo quien sonrió de oreja a oreja y no tardó en dejar una la bandeja que traía en sus manos para correr al pelinaranja y tomarlo por las manos.
— ¡Shoyou! ¡Debes enseñarme a delinearme así! — la pelinegra le giró de manera que diera una vuelta completa.
Al momento que le dio la espalda a Miwa vio a Tobio viéndole directamente con sus ojos abiertos, su boca ligeramente abierta y un tierno sonrojo en sus mejillas.
A su lado estaba Akane quien le sonreía con ternura acunando su rostro entre sus manos.
Aquello le causó un poco de vergüenza dejando un sonrojo en su rostro lo que causó que la castaña corriera al pelinaranja para girarlo y que la viera a ella.
— ¡Shoyo, cásate conmigo!
El sonrojo del pelinaranja creció y solo trataba de evitar la mirada de la chica que prácticamente estaba a centímetros de su rostro.
— Akane, estás incomodando al chico — escuchó una voz más lo que le hizo ver más allá de la chica viendo tres personas más.
La castaña a regañadientes dejó en paz al de ojos marrones quién les sonrió a los tres chicos que estaban sentados en el sofá.
— Te presento — escuchó a Tobio hablarle demasiado cerca, el pelinegro le tomó de la cintura y le empujó levemente para que avanzará hasta los tres que se pusieron de pie. — Él es Hinata Shoyou... — presentó Tobio a Hinata
— ¡Hola! ¡Mi nombre es Haiba Lev!
— Es mitad ruso y mitad Japonés — completo el pelinegro al ver a Hinata quien dio un paso atrás al ver la altura de aquel peligris.
El nombre se le hizo conocido pero decidió quedarse callado en cuanto escucho al siguiente.
— Yo soy Yamamoto Taketora, hermano de la tonta que te pidió matrimonio
— ¡Oye! ¡Tu eres el idiota! — reprochó la castaña haciendo que ella y si hermano comenzarán a discutir.
— Ignoralos... Y por último, él es Tenma Udai.
El nombrado le dedico una gran sonrisa al pelinaranja provocando que esté se sonrojara y le sonriera con timidez.
— Bien, ya que se conocen... Cenamos por qué me estoy muriendo del hambre — el abuelo entró a la conversación fingiendo estar sufriendo lo que causó una risa en todos los presentes que rápidamente fueron al comedor donde todo el banquete les esperaba abriendo el apetito hasta de Natsu quien se había quedado dormida en las piernas del abuelo.
Todos tomaron asiento, Tobio esperó a que Hinata se sentará para obviamente sentarse a su lado así que en cuanto vio la silla libre no dudo en sentarse.
Aún quedando una silla libre al lado del pelinaranja no tardó en ser ocupada por la castaña quien le sonrió como si le estuviera diciendo "tu puedes" o "yo estoy contigo"... Algo confundido le correspondió la sonrisa.
— Kane, deja al chico ya. Vente a sentar acá.— habló Taketora llamando a su hermana quien con un puchero acepto dejando el lugar libre.
Rápidamente el lugar fue ocupado por alguien más, el aroma de la loción le hizo voltear y vio a Tenma sentado a su lado quien inmediatamente le sonrió.
Kageyama notó aquella sonrisa que le dedicaba al pelinaranja y no dudo en jalar la silla de este último para que estuviera más cerca de él.
Hinata se sobresaltó por el movimiento pero no reprochó, más bien se sintió bien ya que podía estar más cerca de Tobio.
— Bien, empecemos con la cena — anuncio Miwa tomando la primera pieza de pavo que tuvo a su alcance para ponerlo en el plato del abuelo.
Todos comenzaron a comer compartiendo anécdotas donde no dudaban en contarle en contexto a Hinata para se sintiera a gusto y sonriera o riera cuando ellos lo hicieran.
Preguntaron algunas cosas para conocer un poco más al pelinaranja dónde la mayoría de las veces contestaba naturalmente Tobio.
— ¿Natsu es tu hija?
— N-
— No, es su hermana.
— ¿Cuántos años tienes?
— Ve-
— Veintitrés.
Entre muchas más preguntas dejando al pelinaranja con la palabra en la boca.
Akane reía bajito al ver el rostro de todos sorprendidos al ver cómo Tobio contestaba todo acertado como en cualquier examen de matemáticas que le pusieran enfrente.
Después de eso, todo fue felicidad en cuanto hicieron la cuenta regresiva para dar inicio a un nuevo año. Se abrazaron, unos chocaron puños y otros casi llorando por el momento de estar agradecidos de vivir el inicio del año.
Tobio se notaba relativamente nervioso, lo cual fue notado por Akane quien rápidamente le sonrió y alzó sus pulgares cómo apoyo.
— Yo... — habló lo suficientemente fuerte como para que fuera escuchado llamando la atención de todos haciendo que se pusiera nervioso — Quiero decir algo...
Tocaron a la puerta dejando ver a Romero quien saludo a todos y en cuanto terminó, voltearon nuevamente a ver a Kageyama quien estaba a punto de desmayarse por los nervios que traía en su cuerpo entero.
A tientas encontró la mano de Hinata bajó la mesa y entrelazo sus manos sintiendo más seguridad.
— Hi... Shoyou y yo, estamos saliendo...
Silencio, absoluto silencio.
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