🌼 Capítulo 19 🌼
Bien... Tal vez Kageyama actuó mal.
Tal vez su reacción no fue la mejor.
Tal vez por eso ahora Hinata se sentía celoso e inseguro ante los sentimientos del pelinegro y entró en un tipo de transe que no podía salir.
¿La razón?
En cuanto Miwa terminó de decir que Akane le esperaba, se levantó corriendo de la cama sin importarle que se mareo en el proceso pero al momento que paso al lado de Hinata (sin querer cabe recalcar) tiró el álbum al suelo donde se abrió en una foto donde estaba Kageyama adolescente agarrado de la mano de una niña muy sonriente.
También sin querer, empujó a Natsu quien corrió detrás de Miwa ya que quería que siguieran jugando.
— ¿Shoyou? ¿Todo bien? — preguntó el abuelo al ver qué el pelinaranja no reaccionaba.
— ¿Eh?... Ah sí... Solo necesito ir al baño un segundo.
— Claro, adelante. — permitió el abuelo dejando que el pelinaranja caminara hacia el baño que se encontraba dentro de la habitación.
Escuchó que Miwa había comentado algo pero su cerebro no entendió las palabras así que no le puso atención.
Solo cerró la puerta detrás de él aún con su corazón palpitando rápidamente, ¿Se habrá emocionado por qué estaba ahí para verlo? ¿No era de Japón? ¿Que hacía en Korea?
Respiró profundamente y solo pudo acercarse al lavabo y juntar sus manos donde estancó agua para después dirigir el líquido a su rostro empapando su piel.
Sus pestañas se juntaron debido a la humedad y pequeñas gotas caían sobre sus mejillas.
Unos cabellos quedaron pegados en su frente pero no le importó así que inhalando profundamente una vez más obligó a sus músculos a sonreír como todos los días.
Estuvo a punto de salir del sanitario pero antes de tocar la manija de la puerta, escuchó a una chica reír.
— N-no te rías — ahora fue la voz de Tobio.
— Eres adorable Tobio — nuevamente la chica llamada Akane.
Otra risa de la chica.
Solo negó con la cabeza y con un poco de enojo abrió la puerta donde pudo ver a Natsu sentada en el suelo quien al verlo sonrió y con su manita le invitó a sentarse a su lado.
Shoyou con una sonrisa un poco más natural, aceptó tal invitación de su hermanita y se sentó a su lado observando la fresca mañana.
— ¿Quién es la muchacha con la que plática ojitos bonitos? — preguntó inocente Natsu
— Ella era su novia. — contestó automáticamente.
— ¿No eras tú su novia? — preguntó la pequeña algo confundida.
— ¿¡Que!? ¡Claro que no!... — negó rotundamente en voz y con la cabeza — Y en todo caso yo sería su novio, no su novia... Soy un hombre Natsu.
— Mmm... No entiendo... Ambos se gustan pero no están juntos.
Shoyo rió amargamente y tomó en sus manos el álbum de fotos que había seguido en el suelo.
Ambos hermanos empezaron a ver las fotos donde pudieron ver al pelinegro en diferentes etapas de su vida, siempre con el mismo ceño fruncido pero eso no le quitaba el atractivo que sobrepasaba entre las demás personas que habían.
También vieron que Miwa era más alta que él pero ahora era totalmente al revés.
Escucharon pasos acercarse a la habitación así que cerraron el álbum y lo escondieron detrás de ellos como si estuvieran viendo algo ilegal.
Al abrir la puerta vieron a Kageyama con un gesto tranquilo.
— Dice el abuelo que vayamos a desayunar — comentó Kageyama antes de cargar a Natsu quien se acercó corriendo al pelinegro.
— Me empujaste hace ratito y me pegue aquí — dijo la pequeña con un pucherito un sus labios, señalando su bracito.
El pelinegro sonrió con naturalidad y sobó el brazo de la niña para después hacerle cosquillas provocando una carcajada en Natsu.
— ¿Me perdonas? Es que debía salir rápido. — dijo Tobio abrazando con más fuerza a Natsu.
— ¿Quién es ella? — preguntó la pelinaranja.
— ... Una vieja conocida.— respondió.
— Shoyou-nii dijo que era tu novia.
El pelinegro volteó a ver a Shoyou quien alzó los hombros y se levantó del suelo suspirando.
— Bueno sí... Pero ya no, ya no me gusta ella. — Dijo con simpleza para Natsu pero con seguridad para Shoyou.
— Exacto, por qué ahora te gusta mi hermanito. — afirmó.
El pelinegro se sonrojó a niveles inimaginables y solo asintió con la cabeza dejando a la pequeña satisfecha.
El pelinaranja no vio la respuesta ya que tenía la mirada abajo esperando a que Tobio dejara de estar estorbando en la puerta por qué ya había escuchado a Miwa hablarles para que se apuraran.
Sin decir una sola palabra más, caminaron los tres salieron de la habitación hasta el comedor donde el abuelo les esperaba leyendo el periódico.
— Siéntense... Adelante. — dijo el abuelo dirigiendo su vista hacia ellos quienes le obedecieron.
Inconscientemente ambos chicos se sentaron lado a lado dejando que Natsu se sentará al lado de Miwa quien entró poco tiempo después acompañada de una chica que en cuanto vio a Shoyou sonrió burlonamente volteando a ver al pelinegro, provocando que esté se sonrojara.
Ella se sentó frente a Shoyou, a un lado de Natsu quien no le quitaba la mirada de encima.
— ¿Cómo te llamas? — preguntó Natsu señalando a la chica.
— ¡Natsu! No señales a la gente y menos a personas que no conoces — regaño el pelinaranja a su hermanita.
— No hay problema — la chica habló y enseguida le reconoció la voz provocando que bufara molesto frunciendo sus labios. — Mi nombre es Akane Yamamoto... Mucho gusto. — dijo con una sonrisa.
Miwa se levantó con la excusa de servir la comida.
— Te ayudo — dijo Shoyou enseguida, levantándose de la silla donde estaba sentado
— Gracias, Shoo — dijo la pelinegra sonriendole al pelinaranja.
Tobio no quitó la vista al pelinaranja hasta que desapareció de su vista por haber entrado a la cocina... Más específicamente veía sus blanquecinas piernas caminando seguro hasta ese lugar de la casa.
Todo tipo de pensamientos llegaron a su mente pero la voz de su abuelo impidió que tuviera una erección.
— ¿Que te trae a Korea, Akane? Años de no verte.
— Vengo por el caso de To-
— Me habías dicho que necesitabas un libro que no tenías para tus estudios ¿No? — interrumpió Tobio a Akane quien entendió la situación así que solo asintió con la cabeza mostrando una sonrisa inocente en su rostro.
— Me alegra que sigas el camino de tu padre... ¿Cómo está Taketora?
— Bien, bueno ocurrieron unas cosas en su matrimonio y ahora están separados pero no divorciados así que... Bueno, están tratando de intentarlo nuevamente.
Miwa y Shoyou salieron de la cocina. Ella con una sonrisa y él con un sonrojo impresionante. Ambos llevaban unas bandejas donde llevaban los respectivos platos para cada quien.
Los cinco sentados a la mesa, agradecieron la comida y comenzaron con el desayuno.
Los primeros minutos comieron en silencio. Y nadie sabía cómo romper ese incomodo momento... Ni siquiera el abuelo sabía cómo hacerlo.
— ... Esto... Shoyou ¿No? — preguntó Akane viendo al pelinaranja quien le dirigió la mirada.
— Sí — contestó.
— ¿De dónde conoces a Tobio? — preguntó la castaña.
— De la florería donde trabajo.
— Ohh... ¿Tobio en una florería? ¿Que hacía ahí? — preguntó Akane prestando atención.
El pelinaranja recordó ese día y no pudo evitar sonreír — Iba por un ramo de flores para proponer matrimonio y como no sabía cuáles señaló el cempasúchil... Y.... — su cerebrito hizo clic y se cayó inmediatamente. — Lo siento.
— N-no hay problema... — dijo Akane algo nerviosa — entonces ¿Sabes quién soy yo?
— Sí — respondió Tobio salvando a la pelucita naranja de un colapso.
Nuevamente silencio y esta vez hasta Natsu sentía el ambiente pesado sin entender del todo.
Akane se fue una hora después con la excusa de tener que estudiar y para colmo mandaron a Shoyou y Tobio a acompañarla hasta el hotel donde se hospedaba.
La castaña iba del brazo con Shoyou quien se sentía un tanto incómodo al sentir como alguien le perforaba su nuca con la mirada. Y no se atrevía a quitar el brazo de Akane por qué recuerda que su mamá le decía que tenía que hacer sentir a la chica segura.
Y haciendo memoria... Estaba en Korea, tal vez podría darse una vuelta a ese lugar.
Suspiró una última vez escuchando la plática que dirigía Akane en todo momento.
— Es aquí. — la escucharon decir.
Ella soltó su brazo para ponerse frente a ellos quienes le miraban esperando a que dijera algo más.
— Gracias por acompañarme... No era necesario.
Ambos negaron con la cabeza y le sonrieron ligeramente.
— Bueno... Nos vemos luego. — se despidió de ambos.
El viento sopló fuertemente provocando que su falda se alzará dejando ver aún más sus piernas. Escuchó que Tobio tragó fuertemente y casi podía verle sonrojarse... O tal vez solo se estaba haciendo ideas.
Después de despedirse una última vez, Tobio y Shoyou dieron inicio a su camino de regreso a casa en silencio.
No tenían muchas ganas de hablar y después de un tiempo, el pelinaranja descubrió que lo que sentía al fin de cuentas eran celos e inseguridad pero por un momento se olvidó de lo segundo... Y vaya que estaba celoso.
Celoso de que la viera, de que riera con ella y que se haya sonrojado así.
Bufó una última vez y si se supiera el camino ya se hubiera adelantado pero tenía que seguir al pelinegro quien no le quitaba la vista de encima y como si tuviera un tercer ojo no se estrellaba con los postes o no lo atropellaban.
— Vas a hacerme un hoyo si sigues viéndome así — rompió el silencio Hinata.
— Te agarró del brazo. — dijo el pelinegro.
— Eh sí, ¿Que tiene?
— No me gusta que te haya agarrado.
Hinata rodó los ojos y se mantuvo cayado durante el camino restante hacia la casa donde al llegar pudieron ver a Natsu y Miwa intentando hacer un muñeco de nieve que parecía no tener forma de un muñeco.
El pelinaranja trató de correr para alcanzar a su hermana pero el pelinegro lo jaló del brazo.
— Hablaremos en la noche.
— No tengo nada que hablar contigo — comentó el más bajo de altura safandose del agarre del pelinegro.
Natsu gritó de emoción cuando vio a su hermano yendo a sus brazos corriendo lo más rápido que sus cortas piernitas le permitían.
Y con ello siguieron su día unos con risas sinceras y dos de ellos no tan sinceros que digamos. Pero trataron de aparentar.
Lograron que el abuelo y Miwa no preguntarán por su actitud al interactuar de ambos y aunque era más que obvia la tensión decidieron no meter sus narices en donde tal vez no les hablaron.
Comieron y cenaron en "armonía" así que al final del día cuando ya estaban a punto de irse a dormir, el pelinaranja insistió en dormir en el sillón.
Obviamente fue negado totalmente por el abuelo.
Con resignación tuvo que aceptar y en cuanto estuvo frente a la puerta corrediza del pelinegro la abrió sin tocar antes y tal vez fue una mala decisión... O tal vez no del todo.
Tobio estaba subiendo su playera dejando ver su abdomen y espalda, al estar de lado no era del todo apreciable pero aún así se lograba ver el tonificado cuerpo del chico.
Shoyou no pudo evitar sonrojarse y estuvo a punto de cerrar la puerta y salir corriendo de la casa pero al sentir la mano de Tobio prácticamente obligándole a entrar.
— ¡Oye! ¡Que te-
— Shh... — el pelinegro puso su dedo índice sobre los labios del pelinaranja — puedes despertar al abuelo... Y no quieres eso ¿O sí?
Algo resignado y molesto negó con la cabeza y sin darse cuenta cerró los ojos ante las ligeras caricias que sentía sobre sus labios dejando disfrutar aquellos casi inexistentes roces.
— ¿Por qué estás molesto? — preguntó con suavidad el pelinegro.
— ¿Enserio no lo sabes? — respondió preguntando con obviedad.
— Si lo supiera, no te preguntaría ¿No crees?
Hinata volvió a rodar los ojos y se cruzó de brazos.
— Tiene que ver con Akane ¿No?
— Si lo sabes. ¿Para que lo preguntaste?
— No tengo nada con ella... ¿Te recuerdo que me engañó?
— Ajá... Supongamos que te creo.
— Enserio, no tengo nada con ella... Quién me interesa ahora eres tú. — volvió a rodar los ojos lo que provocó que Tobio lo obligará a pegarse a la pared chocando en el proceso causando ruido
— Está bien, como tú digas. — respondió de manera automática.
— ¿Que sucedió? — escucharon la voz del abuelo.
— Nada, solo se me cayó el celular — respondió Kageyama sin dejar de ver a los ojos a Hinata quien tenía la mirada totalmente puesta en él.
Tobio poso una de sus manos a un costado de Shoyou para acercarse a su rostro un poco más causando que el corazón del pelinaranja se acelerará al paso de los segundos.
— ¿Qué? Ya te di la razón ¿Me dejas pasar? — comentó el pelinaranja tratando de no sonar nervioso.
— Vuelves a poner los ojos en blanco y te daré una buena razón para hacerlo... Y como pudiste escuchar, las paredes son de papel, así que... — Tobio se acercó aun más al rostro de Hinata rozando sus labios con los contrarios — Así que te recomiendo que no hagas mucho ruido. — susurró antes de besarlo.
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Nota:
¿Que dicen? ¿Quieren detalles? 🥴
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