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🌼 Capítulo 11 🌼

Sakusa y Kageyama terminaron de pagar y caminaron hacia donde estaban Atsumu y Hinata platicando.
Sin evitarlo escucharon la conversación:

Iré a Miyagi... ¿Puedes cuidar a Natsu?

El rubio volteó a ver al pelinaranja y apesar de no ver su expresión, estaban seguros que no estaba feliz.

— ¿Ya tienes el dinero? — preguntó Miya recargandose en un pilar

Su respuesta no se escuchó pero por la negación que hizo con la cabeza quedó más que claro.

— No irás.

¿Disculpa? No te estoy pidiendo permiso, si no puedes hablaré con alguien más.

— Shoyou no es eso... — suspiró mientras pasaba una de sus manos por su cabello — Puedo cuidar a Natsu... Pero no quiero que vayas.

Debo ir... No quiero que me quiten a Natsu.

"¿Le quitarán a Natsu? ¿Se que habla?" Pensó el de ojos azules al escuchar como Sakusa suspiraba y soltaba un "Otra vez ese imbécil"

— Si quieres que vaya por ti, me mandas mensaje ¿De acuerdo? No importa la hora... Solamente manténme informado.

La conversación quedó sancada en cuanto se sonrieron con tristeza.

¿De que hablan? — preguntó Kageyama sintiéndose intrigado y preocupado.

— Eso no me concierne decirlo. — respondió Sakusa caminando hacia el rubio que lo recibió con un abrazo.

Kageyama caminó hasta llegar con los demás. Decidieron irse a casa una vez terminaron sus compras y está vez convencieron a Sakusa de irse en metro ya que saldría más barato.

Atsumu y Sakusa se bajaron unas estaciones antes ya que debían ir por el coche del primero a casa de Osamu.

Los dos restantes siguieron en el metro en silencio, no era incómodo pero por la cantidad de personas que habían en el vagón, seguramente tendrían que gritar para escucharse hablar.

En la siguiente parada, subieron más personas lo que terminó por empujar al pelinegro haciendo que pusiera una de sus manos en la puerta, acorralando a Hinata.

Lo siento... Están empujando mucho — dijo con simpleza aunque su corazón estuviera hecho un desastre.

No hay problema — respondió el pelinaranja cuando inevitablemente sus mejillas se tornaron rosadas.

Su conversación se encontró terminada en cuanto escucharon a una chicas con uniforme de escuela decir :

— ¡Le está haciendo un Kabe-don! — ambos se sonrojaron violentamente y solo desviaron su mirada ganando un gritito de emoción de las chicas.

Y para terminarla de amolar, varias personas voltearon a verlos con curiosidad, algunas hacían comentarios ofensivos al tratarse de dos hombres mientras que otros sonreían o solo le restaban importancia.

Dos estaciones más, pudieron salir del vagón y sientieron el aire fresco entrar hacia sus pulmones.

En el corto trayecto que les restaba para llegar a casa, ambos iban en silencio. Kageyama de por sí no era muy bueno sacando temas de conversación y Hinata parecía que estuviera pensando demasiado con la cabeza gacha.

Kageyama... — habló el pelinaranja.

¿Que sucede? — preguntó sacando la llave del departamento.

En la noche, Atsumu cuidara de Natsu...no es que no confíe en ti pero es algo así como -

Está bien, no te preocupes... — interrumpió al de baja estatura antes de que entrara en crisis. — ¿A dónde irás?

Aquella pregunta hizo sobresaltar al ojimarrón y apesar de su pequeño temblor que tenía en su cuerpo, sonrió ampliamente.

A Miyagi, debo atender unos asuntos... Nada importante — respondió restandole importancia.

Kageyama al ver cómo le sonreía y cantaba una extraña y desconocida canción mientras se dirigía al baño... Le dejo pensando... ¿Cuántas sonrisas ha fingido?

Le tenía intrigado el saber... ¿A qué dinero se refería? ¿Por qué le iban a quitar a Natsu si no iba? ¿Por qué se cambió de ropa por una más abrigada?

Hinata bajó con una sudadera que le quedaba gigante, un pantalón holgado y unos tenis; cuando hace apenas unos minutos vestía: un overol negro que le quedaba entallado y una playera verde militar que cuando alzaba sus brazos, se lograba apreciar su abdomen.

Aparte por la poca humedad en su cabello se lograba ver qué se echó agua en el rostro, algo no andaba bien y lo sabía. Pero no quería preguntarle para no incomodar, si algún día le contasé lo que sucede, será decisión del pelinaranja.

Kageyama... ¿Por qué te quedaste en la entrada? — preguntó con un poco de confusión

M-me quedé pensando...

¿En quien? — preguntó divertido mientras guardaba la poca comida enlatada que compraron.

Kageyama suspiró y de dirigió a la cocina para guardar la comida que debía ir en el refrigerador.

En qué en un mes es mi cumpleaños — mintió.

¿¡Enserio!? — preguntó con alegría el de baja altura.

Kageyama sonrió orgulloso de sí mismo al ver una genuina sonrisa del chico frente a él que no dejaba de parlotear sobre su cumpleaños. "Yo provoque que sonriera así" pensó.

El 22 de Diciembre... — respondió una de veinte preguntas que le hizo el contrario.

A pocos días de Navidad... Pasarás esas fechas con tu familia ¿No?

Esa es la idea, aunque no acostumbro festejar mi cumpleaños.

El pelinaranja hizo un puchero con sus labios y se cruzó de brazos.

¿Cómo es posible eso? Pero si aún no te vas con tu familia... ¡Te hare una fiesta!

Kageyama soltó una risita mientras negaba con su cabeza — No es necesario... Solo es una fecha para recordarme que me estoy haciendo viejo.

Hinata soltó una carcajada al ver el rostro de aflicción del pelinegro al decir que se estaba haciendo viejo.

Oye, no te rías... — reprendio el ojiazul con un sonrojo en sus mejillas.

Entre más arrugada la pasa, es más dulce la fruta... — comentó Hinata sin pensarlo mucho antes de estallar en rojo — E-es lo que dicen ¿No?

¿Supongo?... ¿Y tú? ¿Te irás con tu familia para navidad? — preguntó preocupadamente, rogando que no haya echo una pregunta indiscreta y al ver la mirada del pelinaranja que se volvió oscura, se dio cuenta que no debió de preguntar — Lo siento, no tienes que responder si no quieres.

Hinata volteó a verlo para después desviar su mirada hacia la puerta — No tengo muy buena relación con mi familia... Y mis padres... Ellos... — soltó un suspiro — Ellos fallecieron hace unos años, mi papá falleció cuando yo tenía seis y mi mamá cuando yo tenía diez y siete.

Entonces Natsu no es hija de tu papá... — comentó en murmuro pero aún así se logró escuchar.

Exactamente, Natsu es hija de otro hombre. — el habla de Hinata tembló al mencionar esa frase.

Siguieron en silencio unos segundos hasta que Kageyama tuvo una idea, no sabía si sería algo repentino o incómodo pero quería hacer algo por aquel chico que no dejaba de ver la puerta.

¿Y si vas conmigo a pasar navidad y año nuevo?

¿Que?

Solo somos mi abuelo y mi hermana, mis padres también murieron así que él es mi figura de autoridad, no creo que le importe que vayan dos personas más...

— ¿Que?... O sea muchas gracias por la invitación, pero... ¿No incomodariamos? Es decir, tu abuelo y tú hermana no nos conocen... Seríamos desconocidos.

Kageyama despeinó el cabello de Hinata y negó con una sonrisa en sus labios

Ambos son excelentes personas, te van a caer mejor que yo... En especial mi abuelo.

¿Lo puedo pensar? — preguntó con una ligera sonrisa.

Claro que sí... Me haría muy feliz que fueras.

El celular de Kageyama sonó anunciando una llamada de su hermana y como estaba ocupado con sus manos las cuales inconscientemente estaban jugando con el cabello de una persona de cabello naranja frente a él, puso el alta voz.

En la llamada:

¿Hola? — contestó.

— Hola feo... Oye, pensé de la nada en tu cara con esa fea sonrisa que tienes y eso solo indica que se te ocurrió algo... ¿Que es?

¿Eres una bruja? Bueno, pareces una pero...

— Oye, tu eres el feo yo no... Yo soy bellísima.

Miwa... Somos mellizos, tenemos la misma cara.

— Cierto... Entonces los dos somos guapos, me niego a ser fea.

Hinata soltó una risita lo suficientemente alta como para que se escuchará a través de la línea.

— ¿Estás con alguien? ¿Es Akane? ... Ah no, que te puso el cuerno.

Kageyama suspiró y por fin soltó los cabellos de Hinata.

Su nombre es Shoyou y es un amigo... Oye ¿Te importa si va con nosotros para navidad?

— Claro que no, todos son bienvenidos... Shoyou-kun, eres libre de venir ¿De acuerdo?

Muchas gracias señorita Miwa... Aún no está decidido pero gracias por la invitación.

— Hermano idiota, más te vale traerlo, su tono de voz es muy lindo... Quiero conocerlo.

De acuerdo, lo voy a convencer... Oye debo irme, y la idea que se me ocurrió fue esa, planeaba llamarlos más tarde pero ya que tú hablaste, me ahorraste el crédito.

— Grosero... Bueno, nos vemos pronto idiota... ¡Nos vemos Shoyou-kun! Espero verte en navidad.

sí, gracias...

Bueno, adiós Miwa.

— Bye Bye Tobi.

Fin de la llamada.

Después de la llamada, aprovecharon el tiempo para hacer la comida ya que Kageyama debía ir por Natsu en menos de diez minutos.

⚠️En esta parte del capítulo se tocará un tema sensible con media alta descripción, se recomienda leer con discreción ⚠️

Debo ir por Natsu, vengo en un rato — dijo Kageyama antes de salir por la puerta.

Suspiré una vez más en el día mientras recargaba mi cabeza en el refrigerador, quería llorar... Quería hacerme bolita en el suelo y entumecerme para jamás dejar de ser una bolita.

No soy feliz.

Por mi mente paso la cantidad de dinero que me faltaba: 100,000 ¥... Pude haberselo pedido a Atsumu o en su defecto a Kageyama pero no es su responsabilidad... Ni siquiera la mía.

El sonido del horno anunciando que ya estaba lista la comida me sacó de mis pensamientos de tirarme por la ventana.
Con cuidado saqué el pollo y verifiqué que estuviera perfectamente cocido.

Sonreí con ligereza al ver qué todo estaba en orden, únicamente faltaba que llegaran de la escuela.

Me subí a mi habitación y saqué una mochila donde eche una muda de ropa limpia, una barra de jabón nueva, medicinas y las pastillas para dormir se veían tentadoras... Pero simplemente deje el frasco... No podría suicidarme y dejarle el cargo a Natsu.

Al escuchar la puerta abrirse, me volteé a ver en el espejo y sonreí como todos los días, como todos me conocían.

— ¡Estamos en casa! — la cantarina voz de mi hermanita me hizo sonreír con un poco más de naturalidad.

Bajé las escaleras y abracé a Natsu con fuerza... Las iba a necesitar en un rato.

Los tres nos sentamos a la mesa y comenzamos a comer escuchando las pláticas de Natsu y su emoción por qué las vacaciones terminarán ya para poder irse de paseo con las niñas de su club. Yo sonreí sinceramente al ver sus ojitos brillar con intensidad al decir que era una gran bloqueadora central.

Pasamos la tarde viendo películas hasta que llegó Atsumu y se unió a nosotros.
Se burlo de Kageyama al verlo llorar por qué los protagonistas no pudieron estar juntos.

Es divertido pasar tiempo con él, aprendí a llevarme y bromear con él... Varias sonrisas y risas son sinceras gracias a él.

No puedo evitar que mi corazón dé mil vueltas por mi pecho al ver sus sutiles sonrisas o sus risas casi impredecibles pero es suficiente para que me guste un poquito más cada día.

La alarma de mi celular me sacó de mis pensamientos, Atsumu me volteó a ver con molestia y tristeza pero no le quedaba más que decirme "Suerte" o "cuídate"

Subí rápidamente a mi habitación por mi mochila la cual trae dentro lo que llevo para pasar uno de los peores días de mi vida... Ya perdí la cuenta de cuántos peores días tengo.

Al bajar las escaleras vi que los tres estaban riendo mientras veían una película... Quisiera pasar un día completo viendo películas y riendo, pero no creo que pase en al menos otros cuatro años. Tal vez en ese tiempo ya haya pagado todo.

Me voy, regreso en la mañana... Nos vemos. — dije con una sonrisa para tranquilizar a Natsu y Kageyama.

Natsu corrió a mí, me agaché para quedar más o menos a su altura y me abrazó fuertemente — Que te vaya bien hermanito — dijo mientras acariciaba mi cabello.

Yo también espero que me vaya bien... O al menos no tan mal.

Con cuidado Hinata — habló Kageyama dedicándome una sutil sonrisa.

Le sonreí de vuelta.

— Shoyou... — el habla de Atsumu era triste... Se acercó a mi y me abrazó con fuerza — Solo... Cuídate y mándame tu ubicación en cuanto llegues allá.

Asentí con la cabeza ya que sentía que sí hablaba, solamente me pondría a llorar.

Sonreí después de respirar profundamente y salí del departamento. Tomé un taxi para que me llevará a Miyagi, no me importó que fuera bastante dinero el que me iban a cobrar... Solo quería que el camino fuera más largo y lento.

Observaba el lugar por la ventana, pase por la casa donde viví de niño, la cual ahora está abandonada y sin quererlo una lagrima traicionera bajó por mi mejilla. No quería llorar, no cuando un desconocido va conduciendo.

Pensé demasiado en lo que va a pasar... Pude verlo a pesar de que no estaba justo frente a mi, pude sentirlo... Pude sentir el asco y el dolor que debería pasar en unos minutos...

Si tan solo mi mamá no se hubiera casado con él.

Si tan solo él no hubiera apostado tanto dinero.

Si tan solo él... No hubiera nos hubiera usado como empeño a su esposa y a mi.

— Ya llegamos joven — habló el taxista sacándome de mis pensamientos...

Ah, sí... Muchas gracias señor. — pague lo correspondiente y salí del vehículo viendo frente a mi aquel lugar.

Rápidamente mande mi ubicación a Atsumu y al no recibir respuesta, caminé hacia la puerta tocando el código que debía sonar.

Abrieron la puerta y entre...

Un escalofrío recorrió mi cuerpo e inconscientemente me abracé a mi mismo buscando tal vez seguridad... La cual no encontré.

Mi vida no es nada fácil... Ya no quiero vivir así.

— Que bueno que llegaste, lindo...

Otra vez ese asqueroso llamado. Sonreí con falsedad. No quiero que me golpee por no sonreír.

Buenas noches... Lamento la demora. — dije con un tono aniñado.

Chasqueo los dedos y de dos puertas salieron dos hombres de cada una... Las lágrimas se estancaron haciendo mi visión borrosa.

Cerre los ojos... No quería ver, no quería sentir.

Me quiero ir de aquí.

Los ahora cinco hombres se acercaron a mí, sentí sus manos pasar por mi cuerpo.

Por favor detenganse.

Quería gritar pero una mano en mi boca me lo impidió... De nada valía hacerlo, nadie ha venido en mi auxilio... ¿Que me garantiza que ahora sí vendrían?

Fueron quitando mis ropas poco a poco... Pasando sus lenguas por cada espacio de piel que lograban apreciar.

No supe en qué momento estaba en una cama sintiendo como me penetraban sin preservativo y sin lubricante.

Duele... Por favor basta.

En algún punto deje de sentir... Hombre por hombre fueron pasando, dejando marcas por todos lados... Rasguños y mordidas en mi abdomen.
Hasta que fue turno de Él.

Agarró mi rostro obligándome a verlo a los ojos, su sonrisa me causo náuseas pero no podía vomitar, no quiero que me golpee.

Trazó un camino de asquerosos besos desde mi cuello hasta mi entre pierna. Odio mi cuerpo por reaccionar.

— Que lindo eres Shoyou...

G-gracias. — le respondí en murmuro.

Finalmente entro en mí, no tuve reacción alguna pero para terminar con todo esto fingí que lo disfrutaba... Años de fingirlo, ya no es tan difícil el mentir.

Agarró mis muslos y abrió más mis piernas...  Solté un pequeño gritó de dolor, al sentir el ángulo en el que se encontraban mis piernas... Sentí que me podía romper en cualquier segundo.

Por fin terminó y como los anteriores, dentro de mí.
Solo quiero morir y terminar con todo esto..

Por favor... Alguien ayúdeme.

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