El timbre de la casa sonaba una y otra vez...

El pelinegro ya estaba cansado de eso, salió de la habitación y bajo con las escaleras con el ceño fruncido.

-¡Estoy muerto y no puedo abrir!–Gritó sin saber quién estaba del otro lado.

-¡Abre cara de rata que no tengo toda la vida para esperarte!–Gritaron de vuelta golpeando está ves la puerta.

-Te odio ¿lo sabes Jin?–Abrio la puerta y miro a su hermano serio.

-Obvio que lo sé.. ahora quítate–Empujó a su hermano y entró como si nada.

Jungkook suspiro pesado y cuando hiba a cerrar un grito lo detuvo..

-¡No cierres y ayúdame!.

Jungkook lo miró y rodo los ojos, le quitó las bolsas a Namjoon y entraron a la casa.

-¿Que hacen aquí?–Pregunto en tono hostil. -¿No deben estar en la compañía trabajando?–Pregunto sentándose en el sofá.

-Tu deberías estar siendo un buen esposo pero no lo haces y no decimos nada–Respondió Jin de la misma forma.

Jungkook bufó y miro hacia el otro lado viendo el lindo jardín que con esfuerzo su esposo había hecho florecer.

-¿Que vas a hacer?–Pregunto Namjoon sacando al pelinegro de sus pensamientos.

-¿Con que?–Jungkook miro el rostro frustrado de su hermano.

-Pues con Jimin idiota, ¿de que más vamos a hablar?–Soltó Jin con obviedad.

-Por una vez en tu vida SeokJin habla sin insultarme... en verdad te lo agradecería, no estoy en mi mejor momento.

Jungkook suspiro pesado y pensó que su hermano cambiaría pero...

Se equivoco.

Jin solto una estruendosa risa haciendo que los presentes lo miraran confundido.

-¿Estas bien amor?–Le preguntó Nam.

Jin se incorporó en el sofá y respiro profundo.

-Estoy mejor que nunca–Respondió tranquilo. -Por fin habrá justicia divina, el gran y perfecto Jeon Jungkook sufre y no me importa si sonaré cruel pero me alegra tanto verlo asi–Jin se levantó y respiro profundo y soltó el aire suave. -Por fin derramara cada lágrima que Jimin derramó por cada uno de sus abusos.

Jin le dio un beso a Namjoon y fue a la cosina cantando y riendo.

-Odio que tenga razón–Confesó Jungkook pesadamente.

-Dímelo a mi Kook–Namjoon sonrió. -Estoy con él 24/7.

Jungkook suspiro y recordó como Jimin aveces le pedía tiempo con él...

-¿Lo extrañas?–Le preguntó Namjoon.

-¿A quien?–He hizo el que no sabía.

-No te hagas el idiota...

-El nació así Joonnie–Dijo Jin con burla regresando. -¿Amor que quieres comer hoy?–Se sentó en las piernas de su esposo.

-Lo que hagas será grandioso, comeré todo lo hagas–Nam le sonrió.

Jin le dio un rápido beso en los labios y se levantó.

-Lo sé cariño.

Jin volvió a la cosina para hacerle algo de comer a los dos únicos hombres que adora con su alma... ni siquiera su padre entra en esa corta lista.

-No me respondiste Kook, ¿extrañas a Jimin?–Namjoon se sentó a su lado.

Jungkook suspiro pesado y miró a Namjoon.

-¿Sonaría tonto de mi parte decir que siento casi lo mismo que sentí cuando tenía 17 años y golpee a su hermano y él no me habló por dos días?–Preguntó Jungkook.

-No tonto... un poco dramático si... casi te mueres por que pensaste que Jimin había roto contigo.

Jungkook se levantó y respiro profundo para subir a la habitación.

-No te duermas o Jin te sacará de la cama a arrastras–Le avisó Namjoon.

Jungkook asintió y subió las escaleras.

Entró a la habitación y vio un colchón blanco con almohadas rosadas, adornos azules y morados.

Se acercó a la ventana y suspiró, ¿enserio Jimin se arriesgó tanto a lanzarse por esta ventana sólo por dejarme? se preguntó Jungkook frustrado.

¿Cuando se fue todo por el drenaje?... ¿por que nos equivocamos de esta manera?.. preguntó el pelinegro y se sentó en la cama.

-¿En donde estás Jimin?–Preguntó tomando la fotografía enmarcada de la mesa.

Las pantuflas de conejo, las de mariposa, las de cerdito, las de oso, las de pollito estaban ordenadas haciendo notar que no habían sido utilizadas.

El aroma a flores seguía presente.

Jungkook puso los codos sobre las piernas y en sus manos puso su cara dejando que unas lágrimas silenciosas salieran.

No hiba a reconocer que estaba sufriendo como el demonio... que sentía morir en ese momento.

La linda sonrisa de Jimin ya no iluminaba la casa, ya no se escucha su linda voz y esos recuerdos lo atormentaba.

Seco rápidamente aquella agua salada de su rostro y tomó la almohada de Jimin para olerla y embriagarse del dulce aroma a flores.

Abrió un cajón de la mesita de noche y saco todas esas cosas, unas eran fotos, su libro de poemas que tenía hace más de 5 años, cajas con pastillas y unos papeles sin sentido.

Pero lo que llamó su curiosidad fue una cajita azul oscuro con un listonsito amarillo.. abrió la caja y había unas hojas verde menta de papel dobladas... las abrió una por una y cada una dejando ver el inicio de cada una.

"Carta 1"

"Carta 2"

"Carta 3"

"Carta 4"

Y así seguía hasta la número 13.